—¡Bell!—, ella despierta con un suspiro, tuvo un sueño muy extraño que no podía considerar o pesadilla o una visión, pero ya era casi la hora, despertó muy temprano para el otro día en el instituto, se levanta olvidando que debe hacer su cama, el portátil esta siempre encendido y las hojas de los ensayos que debe entregar hoy están desordenados, Bell se dirige al baño de su habitación y toma una ducha fría ignorando que el día estaba helado, su piel estaba caliente y se refrescaba cuando el agua caía de la ducha por su piel blanca y suave, en su mente seguía dándole vueltas sobre esa persona, ese profesor, pero lo ignora y decide que este día será divertido y pacífico, sale de la ducha y se viste con ropa de otoño, hace un lindo día frío de otoño en la ciudad, mientras seca su cabello recoge sus cosas, pero dejando atrás el baño y su cama sin organizar, toma las carpetas de sus ensayos y baja por la escaleras, la familia se había ido temprano.
Bell, observa que quedan tres hot cakes y los toma, tiene mucha hambre, los unta con miel y mantequilla, se da prisa en terminar de desayunar, sale de su casa sin antes lavarse los dientes por segunda vez, es una chica que cuida mucho su aseo personal, cierra la puerta y va camino a su instituto, queda cerca así que disfruta del paisaje de los arboles otoñales de la estación, el sonido de los pájaros le hacen sentir estar en paz consigo misma, al cruzar la primera cuadra, ve al profesor con quien se cruzó anteriormente en la biblioteca, sale de su hogar y se dirige al garaje, Bell se queda mirando pensando que tiene un auto, pero saca una motocicleta, una de cilindraje 115cc, es bastante grande, el profesor viste de traje negro como si fuese agente secreto, se coloca su casco y sale a toda prisa a otro sitio, no toma dirección al instituto, Bell, arruga la frente preguntándose que hace, y como es que alguien tan joven puede dar clases, Bell sacude su cabeza un poco y sigue su camino al instituto.Faltando una cuadra para llegar, una vecina de edad avanzada pero de rostro tierno le saluda, la vecina está abriendo su floristería, esta vez tiene flores llamativas, de seguro aprovecha que está iniciando el otoño para venderlas, en invierno no está abierto su local, Bell es amante de las flores.—Hace poco vi a ese chico, siempre tiene prisa, pero me da temor esa motocicleta —, dice la vecina con tranquilidad, —¿Quieres llevar una flor, querida?—
—Le agradezco, pero tengo prisa —, Bell le responde de forma evasiva, pero la vecina insiste y le obsequia un lirio blanco, una simple flor sin arreglos, Bell la observa y detalla su sencillez de la flor, pero su belleza interior la hace una de las flores más cotizadas de la floristería, Bell agradece la flor y la coloca en su mochila para que resalte, y continúa su camino.En el campus, muchos van por un café o té, y los acompañan con rosquillas o algo para acompañar su bebida caliente, Bell sigue de la largo a la enorme pero elegante entrada al instituto, es un lugar muy lindo con un estilo muy británico, el lugar tiene más de 600 años pero sigue en pie con el apoyo de organizaciones benéficas, a Bell le agrada el lugar pero no mucho a los que hacen vida allí, aunque es alguien muy sociable y espera conocer a más personas en esta nueva etapa de su vida, ahora se dirige al auditoria principal para las palabras de bienvenida de la Decano, es una mujer que irradia seguridad, pero en su mirada demuestra orgullo por la institución, es una mujer con algunos rasgos asiáticos, y daría su vida por el instituto, se dice que ha hecho cosas horribles por seguir adelante con la institución y sus empresas, es una mujer rica pero también tiene sus misterios. Todos se dirigen al auditorio principal, un hermoso auditorio con un estilo teatral, con capacidad de casi mil espectadores, tomo asiento en la filas cercanas, no toma mucho tiempo en que los demás estudiantes del campus tomen sus lugares, con sus amigos, parejas y la mayoría chicos y chicas solitarios, en esta ciudad muchos viven sus vidas a sus maneras sin decirle nada a nadie, es algo misterioso.
La Decano se presenta saludan a todos como si fuese la alcaldesa de la ciudad, y a decir verdad, es más poderosa que el alcalde de esta ciudad, detrás le acompañan asesores, dos guardias de seguridad similar al servicio secreto y demás personas, a su lado le sigue un chico joven, su asistente, hay rumores de ambos, que tiene una relación prohibido, otros dicen que es su hijo, aquí las personas les encantan los rumores. La Decano se acomoda en el atril y ajusta el micro, otros profesores comienzan a llegar y la Decano da su breve discurso.
—Es un orgullo para mi volver a iniciar otro ciclo de estudio para los nuevos, les doy la bienvenida al Instituto de la ciudad, más que una casa de estudio, somos una familia, muchos vienen con sus sueños, aquí los moldeamos, pero también muchos vienen con sus problemas y sus desilusiones, más que enseñar, les damos guía para su formación y crecimiento, los mejores del país se forman aquí, y seguimos adelante, aunque seamos pequeños, seremos los mejores del país. —esta mujer es más una candidata a la presidencia que una Decano de una institución, —Como primer día, tomaran su clase y sus identificaciones par acceso a las demás instalaciones que nos ofrece nuestro elegante instituto, espero que sus sueños y metas se vean cristalizadas aquí. —Muy pocos escuchan con atención, de seguro son esos chicos que son enfocados en lo que hacen, pero los que le prestan atención, les gusta como habla ella, pero empiezan a notar que se ve como alguien muy aterradora, como si quisiera controlar a los demás.
El discurso es breve y Bell se dirige a su clase asignada por el día de hoy, la Decano ordenó clases por el día y en la tarde tendrán la oportunidad de conocer mejor el instituto, ella va camino a su salón de clases, de frente camina hacia el pasillo esa persona que había visto antes en la motocicleta, solo pasa a su lado sin decir nada, su cabello es negro y grueso, tiene un maletín y su casco de su motocicleta, su traje negro es muy elegante y va muy bien arreglado, su mirada es firme y fría, pero no miró a Bell, paso por su lado como si no existiera, volteó a verlo y entró en una de las oficinas, se preguntó cuál era su principal rol en el instituto, no le quedó de otra más que ignorar todo aquello y entró a su primera clase de orientación, de seguro será algo para conocer mejor el lugar, el instituto es muy elegante y recatado, pero que misterios se esconden en sus paredes y en los que hacen vida aquí.
Dentro de la aulas de la institución, Bell estaba tranquila sentada en su asiento, las últimas clases las había anotado en sus cuadernos correspondientes, pero sintió curiosidad de buscar en la biblioteca, libros relacionados a la psicología. Le parecía extraño que el tema no fuera tocado en ninguno de los salones. Ni siquiera los profesores les daban permiso o le permitían siquiera enseñar esa área.Bell junto con una compañera —y ahora amiga— que también se hacía esa pregunta, aprovecharon de ir —durante la hora libre— directamente a la biblioteca. Apenas llegaron, entraron y procedieron a observar todos los estantes que se veían entre un pasillo y otro. Curiosamente, Bell se sintió motivada a entrar. Su compañera le siguió el paso, le sorprendía la gran cantidad de libros que habían, todos organizados desde la "A
Los dos almorzaban, a veces el profesor M, miraba su comida y comía de a pocos bocados, era un hombre con mucho decoro a la hora de comer, Bell lo veía y detallaba su mirada, sus ojos, su cabello y su barba, su ropa aún estaba intacta, mantenía la cordura incluso luego de bajar de su motocicleta, un vehículo de alta cilindrada puede ser difícil de usar, pero para Bell fue una experiencia magnifica.—¿Que áreas quieres abarcar si tomas la psicología? —Bell se puso a pensar y contestó rápidamente.—Tal vez, ayudar a niños, jóvenes, personas jóvenes, que necesitan ayuda para mejorar su salud mental. —lo menciona la joven, sin quitar los ojos de su profesor.—¿Sabías que, las enfermedades mentales se han multiplicado exponencialmente estos últimos años?, ser psicóloga te convierte en una doctora
Bell salió de su casa esa tarde, miró la hora que en su teléfono dictaba y cuando ya estaba por irse a la casa del profesor a recibir la tutoría de psicología, su amiga pasó por allí y la vió. Notando un peculiar cambio en su amiga. Aunque, era mínimo, no dijo nada.Sólo pareció notar, un ligero cambio en la manera de vestir, pero, seguro fue porque no conocía los exóticos gustos de vestimenta de su amiga de descendencia asiática.—Hola. —sonrió su amiga. —¿Qué ha pasado contigo en éstas últimas semanas? —preguntó preocupada, su compañera y amiga.—Oh, no te lo he comentado ¿cierto? —su amiga negó. —Pues... he decidido dejar la universidad, no puedo aprender allí el área de psicología, y para mí es fundamental aprende
El profesor M se queda un rato atrás con la mirada en sus zapatos, como si tratase de adentrar esas sombras de su mente, pero al ver a Bell tímida e indefensa, su mirada cambia, se acerca lentamente hacia ella, con su mirada cautivadora del Profesor la toma de la mejilla, ella tímida y un poco asustada tiembla pero luego cierra los ojos y siente su cálida mano, Bell sigue asustada y tiembla pero al sentir su mano en su mejilla y su dedo pulgar acariciando ésta, la mirada del Profesor se clava en los ojos de ella, él se acerca a la joven a pasos lentos y suaves para besarla, sus labios se tocan suavemente, ambos sienten el calor del beso, Bell le sigue pero se siente aturdida y cegada, no se explica que está sucediendo pero por alguna razón no puede detenerse, no abre sus ojos, solo deja que el deseo que va fluyendo le siga suavemente su beso. El profesor se separa de ella y clava su afilada visión en los ojos de ella, Bell abre los ojos lentamente para mirarle. &
Bell luego de haberse sentido mal por haber recordado que había abandonado la universidad, miró su reflejo en el espejo. Se quedó sentada sobre aquella silla de terciopelo, mirándose a sí misma con una expresión ligeramente neutral, sus labios no estaban en su típico tono natural. Sus mejillas estaban rojas, sus ojos estaban algo rojos, había llorado toda esa noche anterior, su profesor lejos de consolarla sólo le dijo una que otra palabra alentadora.Esa noche ni se molestó en abrazarla, sólo la consoló poniendo sus manos sobre sus hombros. Haciéndole un masaje para quitarle supuestamente el "estrés" que ella, en teoría, comenzó a presentar y besando su cuello, Bell no quería ceder, pero aquellos ojos de deseo de su profesor la hacían ir en otra dirección, sentir su tacto, su piel chocar ahora con la suya comenzó a hacerla temblar.
—Bell, Bell, Bell... —Bell despierta a mitad de la noche, esa voz la estaba llamando de nuevo, Bell se coloca la mano en su pecho para calmar su agitada respiración. No pudo recordar su sueño, solo veía una mujer con vestido rojo y una voz extraña en su mente, no dio importancia y se dirigió al baño de su habitación, se lavó el rostro y se miró al espejo, mirando su rostro recuerda lo que hizo con su profesor, como si destellos de esos recuerdos le vinieran a la mente, Bell se acerca al espejo para mirarse bien, al enfocar su vista nota sus labios más rojos que antes, se toca sus labios y revisa que no tiene nada malo, en definitiva solo estaban algo rojos. —Profesor... —susurra Bell, cierra los ojos y lo recuerda de manera involuntaria Bell se pinta los labios de un rojo carmesí. No sabe por qué lo hace, pero quería sentirse hermosa esa noche, aunque estaba despeinada, las cosas le recordaban a él, nunca había sen
Querida señorita Bell: Es de mi agrado informarle que en la mansión de los Wallter, le invitamos a que venga vestida formal con un hermoso vestido a nuestra primera fiesta. Le aseguramos que todo estará y saldrá bien, cuidaremos de su seguridad y despreocupese de la cantidad moderada que ingiera usted de alcohol. Usted es nuestra invitada y la trataremos bien como a una. Esperemos su llegada, y si quiere traer a un acompañante. Con todo gusto, lo recibiremos con los brazos abiertos a él y a usted. Atentamente; el misterioso rey del baile. —¿Un baile aquí en nuestra ciudad? —preguntó la madre de Bell sorprendida después de haber leído la carta. —Es maravilloso, querida. ¿No te gustaría ir? —le muestra la carta.—Mmmm... —Bell miró la carta con algo de timidez. —¿Y si mejor no voy? —dejó la hoja sobre su mesa de noche y se tapó con sus dos manos el
El profesor llevó a Bell a mirar y conocer la mansión de los Wallter, en la sala principal se podía oír a todos los invitados tomar los tragos y bailando, muchos sonríen y comparten y hablan de cualquier tema trivial, el profesor M se asegura de que nadie les siga, toma a Bell y le muerta el vestíbulo y los ornamentos de la mansión, Bell se queda asombrada mientras el profesor M le guía por cada lugar, es como si el profesor conociera todo el recinto, como si ha estado allí antes, puede notar que han remodelado un poco el lugar.Al ir caminando se acerca a un pasillo transitado, ambos se esconden detrás de la armadura ornamental, esa zona es de las despensas y la cocina, muchas sirvientas y camareros sirven a la fiesta, toda la velada es muy elegante, el olor de los vino y de los bocadillos son de primera calidad y estilo gourmet, ambos siguen ocultos, una vez que el camarero pasa con la bandeja de vi