Laia siempre había soñado con el amor verdadero y creyó encontrarlo en su mate, un alfa formidable que no dudó en buscarla el mismo día que se presentó su transformación. Sin embargo, las promesas de amor se desvanecieron bajo su indiferencia. Caleb, líder de la manada ShadowMoon, era un alfa prodigio, respetado y temido por los lobos, y hasta los propios cazadores sabían de su existencia. Aunque él reclamó a Laia como su luna, nunca le demostró el afecto que ella esperaba recibir. Tras una traición devastadora, Laia se dio cuenta de que jamás sería amada y abandonó la manada en busca de su identidad y poder interior. Tiempo después, tras reencontrarse con Caleb, él descubrió que Laia no solo había crecido en fuerza y que ya no era la misma mujer inocente que conoció, sino que también guardaba un inesperado secreto acerca de la diosa Luna, un misterio que podría cambiar el destino de los hombres lobo. Además, ella estaba dispuesta a hacerlo sufrir como venganza. Juntos debían unir fuerzas para cumplir una profecía y enfrentar una amenaza mayor que acechaba al mundo entero, mientras Caleb luchaba en su interior por redimirse y reconquistar el corazón de Laia, recibiendo desprecio por parte de ella. ¿Podrá Laia encontrar la verdad detrás de la profecía y la oscuridad que amenaza su mundo? ¿Podrán ambos perdonarse por el daño que se han hecho y darse una segunda oportunidad? Hay dos libros aquí: 1) Un alfa arrepentido: vuelve a mí, mi luna. 2) Una luna rechazada.
Leer más*Un tiempo después*—¡Dorian! El niño se está babeando, ¿puedes limpiarlo? Son los protagonistas de la fiesta —pidió Alanna, pasando un pañal de tela por su boca.Su esposo estaba cargando a uno de los niños, y ella al otro. Ambos habían llegado a la mansión porque Caleb había decidido hacerle una fiesta de cumpleaños a sus dos nietos: Dylan y Lucas.—Oh, el pequeño Dylan siempre se ensucia con todo —resopló el hombre, agotado.Tenía muchas ojeras porque él era el que se despertaba en la madrugada a atender a los pequeños para que Alanna pudiera descansar, ya que en el día ella tenía que cuidarlos la mayor parte del tiempo.—¡Alanna! —La voz de Marta se coló en sus oídos.Ella ya había cumplido sus dieciocho y conseguido su transformación, pero su mate aún no aparecía. Corrió para saludar a los pequeños y a su amiga.—¿Cómo has estado? ¿Y tus padres? —le preguntó Alanna.—Están ayudando a Caleb con los últimos detalles, pero ya varios invitados están en la sala.—¿Y qué tal está Sofía?
Alanna.El día de la boda había llegado, y mi corazón latía con una mezcla de nervios y emoción. Mientras me preparaba, podía escuchar el murmullo de los invitados y el suave susurro del viento entre los árboles.El vestido blanco que llevaba puesto se sentía como una segunda piel.—¿Estás lista, mi niña? —preguntó mi padre, esperándome en la puerta de la cabaña.—¿Alguna vez te viste llevándome al altar? —reí, agarrando su brazo.—Pues, digamos que sí. Sabía que este momento algún día llegaría.—Ay, papá. Muchas gracias por estar siempre presente.—Para eso soy tu padre. Y me tendrás más presente una vez que nazcan los niños, porque su abuelo se encargará de darles diversión —comentó, con orgullo.—Estaré encantada de verlo, papá.—¡Pareces una princesa! —chilló Sofía, ella entró a la cabaña acompañada de Marta y Bryan.Ambas chicas estaban vestidas iguales, ya que eran mis damas de honor ese día. Ayudaron bastante en cuanto a la decoración del lugar.—De verdad eres toda una princes
Alanna.La pasé de maravilla con Dorian cuando me llevó a la playa. Nos quedamos en un hotel y aprendimos mucho sobre la cultura local.Una vez estando de regreso, me reuní con Sofía porque tenía algo importante que decirme en cuanto a su decisión, justo como Dorian me había comentado.—No entiendo por qué le das tantas vueltas al asunto —Negué, riendo—. Si quieres a Bryan, pues ve con él y disfruta de una nueva etapa.—¿No estarás enojada? No podremos vernos seguido como antes... —Arrugó la boca.—De hecho, Dorian me contó que Krista nos acercará a la mansión ShadowMoon para cuando elimine la puerta mágica, no estaremos lejos —recordé.—¿En serio? ¿Significa que podremos vernos como antes? —interrogó, emocionada.—En teoría.—¡Ah! Aunque... No es tanto por eso —Se rascó el cuello con nervios—. Todavía me da un poco de pánico estar cerca de tu hermano... Es increíble, ¿no? En el pasado, no me costaba acercarme y hacerlo con un chico, pero ahora... Parezco una primeriza.Ella sonrió co
Dorian.—¿En verdad crees que le guste? —cuestioné, inseguro.Sofía rodó los ojos.—Dorian, no seas un pendejo y hazme caso. Conozco muy bien a Alanna —Me empujó—. Ella estará encantada de que le pidas matrimonio en la playa y en una puesta de sol.—No la he oído mencionar que la playa es su lugar favorito —murmuré, con la mano en el mentón.—Me ha dicho que solo fue dos veces, pero que si fuera por ella, iría una vez a la semana —Alzó el dedo—. ¡No seas aguafiestas! A ella le encantará con tal de que tú se lo propongas.Suspiré.Estaba planeando proponerle matrimonio a Alanna, ya que habían pasado unas semanas desde que derrotamos a Umbra y quería preparar algo bonito antes de que se le notara la panza.Sofía me acompañaba en la plaza del pueblo, sentada a mi lado en la banca.—Ella regresará hoy... Me aseguraré de llevármela —comenté.Yo había preparado todo, solo necesitaba ese pequeño empujón para armarme de valor y no echarme para atrás. La playa quedaba lejos, pero me aseguré de
Alanna.Los días estaban pasando muy rápido, tanto que ya estaba en la mansión ShadowMoon y mi madre tenía una amplia sonrisa en el rostro en cuanto le di la noticia.—¿Significa que me harás abuela? —cuestionó, acercándose a mí.Estábamos en su habitación, y tenía que admitir que su aspecto era mucho mejor que cuando me fui.Dorian no pudo acompañarme, ya que tenía cosas que hacer en el pueblo. De todas formas, yo solo iba como una visita temporal, ya que decidí quedarme con los SilverMoon.—Deberías estar más contenta por volver a ver a Bryan, ¿no te emociona? —dije, sabiendo que el muchacho estaba detrás de la puerta, esperando mi señal.Mamá abrió los ojos de par en par.—¿B-Bryan está aquí? ¿Está bien? —interrogó, pasando por mi lado.No hizo falta que abriera la puerta, pues mi hermano y mi padre aparecieron juntos y dejaron a la mujer sin habla.Sus piernas flaquearon, logrando que se dejara caer en el duro suelo de cerámica. Cubrió su boca con ambas manos y las lágrimas salier
Bryan.Estaba caminando por los alrededores del pueblo. No conocía a muchas personas, ya que llevaba poco tiempo en ese lugar, pero me aseguraba se saludar a la mayoría.Mi intención era buscar a Sofía, necesitaba tener una conversación profunda con ella después de tanto ajetreo que nos impedía vernos.No imaginé que la diosa me diera la oportunidad de un segundo amor.Pateé una piedra, y ahí la vi a ella, aunque estaba hablando con otra mujer. Supuse que eran amigas.—No hiciste nada para salvar a los que murieron en vano, yo me lastimé y estuve a punto de morir, ¿por qué tienes que ser tan débil? —La mujer la veía con rabia.¿No eran amigas?Fruncí el ceño y me detuve para observar la escena y asegurarme de no cometer un error.—Lorena... Déjame en paz, ¡ya tienes a Jhon! ¿Qué más quieres? —exclamó, con una mano en su pecho—. Todo lo malo se acabó. Ya no tienes que preocuparte, ¿entiendes? ¡Vive tu vida y déjame vivir la mía! —defendió Sofía, con molestia.Era seguro que se llevaban
Alanna.Había pasado un día y me desperté sobresaltada porque había soñado que seguía peleando con Umbra.Restregué mis ojos y miré el techo de la habitación, era el área médica del pueblo, que quedaba al lado de la cabaña de Krista.—Alanna, has despertado —La voz de mi padre me tranquilizó.Él estaba en la camilla de al lado, con una amplia sonrisa y renovado, aunque había un par de vendas en su pierna. En mi caso, yo tenía una férula.—Padre, ¿estás bien? Mamá debe de estar preocupada... —Me senté.—Créeme, estará feliz cuando regrese junto a Bryan —expresó.—¿Y cómo hará si encontró a su mate?—Me la llevaré conmigo —habló mi hermano, atravesando unas sábanas que hacían de pared—. ¿Por qué?Abrí los ojos con sorpresa.—¡¿Te vas a llevar a Sofía?? —cuestioné, impresionada.No pensaba que fuera a hacer eso. Creí que él iba a quedarse en la manada, pero me equivoqué. Significaba que tendríamos que separarnos, ¿no? Porque como Dorian era el alfa, yo debía quedarme con él.Mi mente esta
Alanna.—¿Dices que el artefacto lo consideró no apto? —pregunté.No me cabía en la cabeza que Umbra hubiera desaparecido así de fácil... Tanto sufrimiento, tanta lucha para que al final el Corazón de la Tierra lo destruyera por su cuenta.—Sí, y ahora me toca a mí agarrar el artefacto para llevarlo con nosotros al pueblo... —respondió Dorian, levantándose con dificultad.—Puede ser peligroso, ¿y si te sucede lo mismo que a él? —Arrugué la frente.Traté de ponerme de pie, pero no pude al sentir una punzada en mi tobillo fracturado. Había olvidado ese detalle.Me sentí inútil por eso.—No lo sabré hasta que lo intente —Tragó saliva—. Puede que sepa que yo tengo la sangre de los SilverMoon y no me haga daño.—¡Es difícil que lo sepa! ¡¿Y si no quiere ser tomado a la fuerza?! —exclamé, exaltada por no poder levantarme.Sobé mi tobillo al ver que estaba lleno de sangre. A parte de eso, tenía varios moretones en todo mi cuerpo por el impacto de mi propio poder.—No pienso usarlo, Alanna. S
Dorian.Mis patas peludas estaban haciendo fuercitas con las manos demoníacas y oscuras de Umbra, quien no dejaba de reírse con malicia.Mi mandíbula estaba tensa porque si lo soltaba, podía salir volando hacia atrás, y mi prioridad era mandarlo a volar a él lejos con mi fuerza.—Te recuerdo que tengo más poder que antes, querido Dorian —se burló—. Tengo que admitir que me has sorprendido, a pesar de que tienes menos edad que yo. Yo he vivido décadas, ¿en serio crees que podrás derrotarme?—El problema es que eres un villano que habla mucho y hace poco, por eso sé que puedo derrotarte —sentencié, con una sonrisa de lado.Yo estaba transformado en un licántropo, y pronto otro de los míos se abalanzó sobre Umbra y pude lanzarlo lejos del círculo con una ráfaga de viento que creé.—¿Jhon? —cuestioné, frunciendo el ceño.—Tenía que ayudarte al verte en esa situación, ¿está mal? —Limpió sus manos.—Gracias, pero hay que evitar que se mantenga en este círculo. Sabes que el artefacto está de