Katherine Cullen es una madre soltera que ha hecho todo por su hija Lucy, una niña traviesa con un único deseo navideño: darle a su mamá un esposo y a ella un papá. Sin saberlo, ese anhelo las lleva al camino de Anthony Salvatore, un mafioso temido que, bajo la fachada de negocios legítimos, lidera una de las familias más poderosas de la ciudad. Cuando un malentendido en su oficina hace que el abuelo de Anthony asuma que Katherine es su prometida, él le propone un trato: fingir ser su novia durante 30 días para cumplir con las exigencias familiares. Lo que empieza como una mentira convenida pronto desata enredos cómicos, peligros inesperados y una conexión que desafía las barreras de sus mundos. Entre luces navideñas y secretos que amenazan con salir a la luz, Tony deberá enfrentarse a su pasado y decidir si está dispuesto a sacrificarlo todo para protegerlas. ¿Podrá esta familia improvisada encontrar un final feliz real antes de que caiga la última campanada del año?
Leer másCAPÍTULO 59: LA TARJETA DE REGALO—Katherine, esto no era lo que tenía planeado para esta mañana —murmura Anthony con una voz ronca mientras traza círculos perezosos sobre su espalda desnuda con la yema de los dedos.Katherine sonríe contra la almohada y gira la cabeza para mirarlo, su cabello desordenado cae alrededor de su rostro.—Oh, es cierto. Dijiste que tenías una sorpresa. ¿Qué era?Anthony se ríe suavemente. Se levanta de la cama con un movimiento fluido y elegante, buscando sus pantalones del suelo. Cuando regresa, sostiene algo en la mano: una tarjeta de crédito negra.—Es para ti —dice con una sonrisa casual y encantadora. Se sienta al borde de la cama mientras se la entrega—. Nos vamos a Toscana el treinta, y quiero que te compres algo bonito para la fiesta de Año Nuevo. Y, por supuesto, algo para Lucy.Katherine se incorpora, sujetando la sábana contra su pecho como si fuera un escudo. Mira la tarjeta, dubitativa, y luego a él.—Anthony… no puedo aceptar esto.—Claro que
CAPÍTULO 58: HAZME OLVIDARFaltan apenas cinco días para que termine el año. El plan es viajar a la Toscana el treinta de diciembre, cumpliendo así el deseo del viejo Giuseppe de reunirlos a todos para recibir el Año Nuevo en la villa familiar. La idea ha llenado la casa de una extraña anticipación, pero en el baño, Katherine está lejos de sentir ese entusiasmo.Cuando abre la puerta, con el cabello húmedo y una toalla apenas cubriendo su cuerpo, da un respingo al encontrar a Anthony apoyado en el umbral, esperándola con una sonrisa juguetona en los labios.—¿Qué… qué haces aquí? —pregunta con un titubeo, sujetando la toalla con fuerza contra su pecho.Anthony, sin apartar la mirada de ella, deja que su sonrisa se ensanche. Su porte relajado se siente totalmente opuesto a la tensión que se acumula en Katherine.—Venía a darte otra sorpresa —responde en tono bajo, con un deje de picardía en su voz—, pero parece que tú te me has adelantado.Katherine siente cómo el calor se acumula en s
CAPÍTULO 57: ESPIAKatherine lleva el vaso de agua a los labios, intentando calmarse. El frío líquido apenas alivia la presión en su pecho cuando su celular abandonado sobre la mesa comienza a vibrar. Al ver el número desconocido, el estómago se le revuelve.Duda antes de contestar, pero sabe que no puede ignorarlo. Con un temblor en los dedos, desliza la pantalla para aceptar la llamada.—¿Diga? —susurra, aunque su voz tiembla más de lo que quisiera.La risa de Emanuele resuena al otro lado de la línea, cargada de burla y malicia.—Parece que estás haciendo bien tu trabajo, piccola —dice con un tono que siempre la pone en alerta.Katherine siente un escalofrío recorrerle la espalda. Mira a su alrededor, como si pudiera encontrar alguna cámara escondida en la penumbra de la cocina. Su voz apenas contiene el pánico.—¿Cómo lo sabes? —espeta, tratando de mantener la calma—. ¿Me estás espiando?Emanuele suelta una carcajada.—Tengo ojos y oídos en todas partes —responde con arrogancia. A
CAPÍTULO 56: EL TATUAJEAnthony carga a Katherine en brazos, sintiendo la fragilidad de su cuerpo contra el suyo. Ella tiembla, no solo por el agotamiento, sino por algo más profundo, algo que no logra comprender del todo. Pero lo que sí sabe es que sus palabras, ese "te amo" que ella le confesó, lo han cambiado para siempre.Nunca pensó que alguien como él, endurecido por años de violencia y mentiras, pudiese experimentar algo tan puro, tan devastadoramente humano como el amor. Ha caído en su propia trampa: en su intento por engañar a su abuelo y mantener la fachada de un hombre familiar, le ha dado exactamente lo que quería. Una familia. Un legado. Pero ahora, por primera vez, Anthony no sabe si esa vida que siempre ha conocido es suficiente para él.“¿Podría dejarlo todo por ella?” piensa mientras sube las escaleras con ella en brazos. La idea lo asusta tanto como lo atrae, pero su mente no tarda en responder: “Eso es una locura. No hay escapatoria para hombres como yo”.Anthony sa
CAPÍTULO 55: ME DESTRUIRÍASEl regreso a casa transcurre en un silencio pesado, roto solo por la respiración tranquila de Lucy, profundamente dormida en el asiento trasero. Katherine la observa, su pequeño rostro aún está húmedo por las lágrimas, y siente que su corazón se desgarra un poco más. Por un instante, Katherine había creído que podía ser feliz. Había sentido el calor de un hogar, el amor de Anthony y la risa de su hija. Pero ahora, ese momento parecía una cruel burla del destino.Anthony maneja con la mirada fija en la carretera, su mandíbula se mantiene apretada, el enojo y la preocupación luchan por dominarlo. Katherine lo observa de reojo, preguntándose cómo decirle la verdad sin que eso los destruya a todos. Pero cada vez que las palabras comienzan a formarse en su mente, el rostro de Emanuele aparece, sus amenazas se repiten como un eco siniestro en su cabeza.Cuando llegan a la mansión, Anthony apaga el motor y desciende rápidamente del auto. Toma a Lucy en brazos con
CAPÍTULO 54: UN DESEO MÁSAnthony no puede apartar la mirada de los ojos desbordados en lágrimas de Katherine. Nota la desesperación en su rostro, pero también algo más… un miedo que no logra comprender.—¿Se ha ido? —repite, incrédulo, con un tono que roza la frustración—, no puede ser.Katherine asiente lentamente, mientras traga con dificultad. No puede decirle lo que realmente teme, no puede ponerlos en peligro.—Fue culpa mía… —dice de pronto, su voz cargada de culpa y angustia—… todo esto es culpa mía —suspira.Anthony frunce el ceño y mira hacia la reja abierta.—Deja de culparte y piensa. Lucy no puede estar lejos. —Su voz es firme, pero no dura—. Tenemos que buscarla antes de que oscurezca por completo.Sin esperar una respuesta, Anthony empieza a caminar hacia la entrada, pero Katherine lo detiene sujetándolo del brazo.—Anthony… —dice con un hilo de voz, deseando poder contarle todo, pero no se atreve.Él la mira por un momento con el ceño todavía fruncido, y luego asiente
CAPÍTULO 53: TU CULPAKatherine entra como una bala a la gran mansión. Ve a su hija jugando en el jardín con el pony que Anthony le regaló, pero no tiene energía para acercarse y hablarle. Sabe que su hija podría quebrar lo poco que le queda de fuerzas. En cambio, se encierra en una habitación, sin saber siquiera si esa es la suya y se lanza en la cama. Su cuerpo se envuelve como un ovillo, Katherine abraza sus piernas queriendo desaparecer sobre sí misma.El llanto incontrolable hace que su respiración suene como espasmos que apenas puede controlar. Es consciente de que si no se controla Anthony lo va a descubrir, y aunque una parte de ella todavía desea decirle lo que ocurrió, hay otra mucho más vulnerable y asustada que tiene mucho miedo.Ya ha visto de lo que es capaz Emanuele, sabe que cumplirá su amenaza si ella abre la boca y no puede poner en riesgo a su hija o a Anthony.De repente escucha un toque en la puerta.—Katherine. Katherine, ¿qué haces ahí encerrada? Por favor, nece
CAPÍTULO 52: OBSTÁCULOSSi por algo se caracteriza Anthony, es por ser altamente perceptivo. El hecho de que Katherine se marchara tan repentinamente de la casa no pasó desapercibido para él. Aunque su primera reacción fue ir tras ella al hospital, el maldit0 destino —o más bien, el insoportable detective Michael Meléndez— se interpuso en su camino.Para Anthony, el destino no es más que un concepto romántico que los ilusos usan para justificar la vida, pero el obstáculo que Michael representa es demasiado tangible para ignorarlo. El detective, con su aire de justicia moralista y su afán por desentrañar secretos, lo citó a la estación de policía. Anthony acudió sin demora, pero no por miedo ni sumisión, sino para demostrarle que no hay nada que pueda intimidarlo.Al entrar en la oficina del detective, un ambiente denso y cargado lo recibe. Los ojos de Meléndez lo escanean de arriba abajo, buscando grietas en la fachada impecable del cacciatore. Pero Anthony no muestra ni una pizca de
CAPÍTULO 51: SOLO ES UNA PESADILLALos gritos de Katherine se ahogan en ese desolado cuarto en el que se encuentra. Sus ojos están empapados de lágrimas y el dolor que le recorrer el cuerpo no se compara con nada que ella haya experimentado antes. Sus muñecas y tobillos le arden de lo mucho que ha intentado desatarse, pero es inútil. El peso de Emanuele encima de ella y los horrores que le está haciendo son imparables, inevitables y lo peor de todo es que son imborrables.Lo único que le queda es cerrar los ojos, suplicar por que Anthony se dé cuenta de que algo anda mal, pero no sucede. Emanuele la usa como si fuese un objeto de su retorcido plac3r y por más que ella grita desesperadamente, él no se detiene hasta saciarse.Una vez que acaba, la deja tirada sobre esa cama. Katherine se enrosca en sí misma, temblando, tratando de ocultar su cuerpo como si eso pudiera protegerla de la humillación. Quiere borrar lo que ha ocurrido, arrancarlo de su memoria. Pero no puede. Lo ocurrido est