Katherine Cullen es una madre soltera que ha hecho todo por su hija Lucy, una niña traviesa con un único deseo navideño: darle a su mamá un esposo y a ella un papá. Sin saberlo, ese anhelo las lleva al camino de Anthony Salvatore, un mafioso temido que, bajo la fachada de negocios legítimos, lidera una de las familias más poderosas de la ciudad. Cuando un malentendido en su oficina hace que el abuelo de Anthony asuma que Katherine es su prometida, él le propone un trato: fingir ser su novia durante 30 días para cumplir con las exigencias familiares. Lo que empieza como una mentira convenida pronto desata enredos cómicos, peligros inesperados y una conexión que desafía las barreras de sus mundos. Entre luces navideñas y secretos que amenazan con salir a la luz, Tony deberá enfrentarse a su pasado y decidir si está dispuesto a sacrificarlo todo para protegerlas. ¿Podrá esta familia improvisada encontrar un final feliz real antes de que caiga la última campanada del año?
Leer másCAPÍTULO 117: EL HEREDERO SALVATORELa pequeña panza de embarazo de Katherine ya empieza a notarse. La curva de su vientre apenas es visible, pero para Anthony es la cosa más erótica que ha visto en su vida. Cuatro meses de embarazo, cuatro meses de verla transformarse en algo aún más hermoso, en algo suyo, en algo que él creó dentro de ella. Y no podría estar más obsesionado.Esa mañana la encuentra en la cocina, con una taza de té entre sus manos y el cabello desordenado cayendo por su espalda. No lo ha notado aún, y él prefiere disfrutar el momento unos segundos más, devorándola con la mirada, sintiendo cómo el deseo toma el control. Finalmente, se acerca con sigilo y desliza los brazos alrededor de su cintura, atrapándola entre su cuerpo y la encimera.—Buenos días, futura señora de Salvatore —susurra en su oído antes de besar su cuello con lentitud, dejando su lengua rozar apenas la piel sensible.Katherine se estremece al instante, su respiración se entrecorta y un escalofrío de
CAPÍTULO 116: EL NUEVO LIDER/LA HERMANA REGRESAAnthony sale del hospital primero a pesar de que su estado es mucho peor, pero eso a él no le importa y mucho menos pretende quedarse encerrado ahí sabiendo que tiene muchas cosas que solucionar. El dolor en su cuerpo es secundario, el hospital lo hace sentirse encerrado, débil. Y él no puede permitirse ese lujo ahora. Las familias de la organización se han dispersado como ratas en un naufragio. Nadie sabe nada. Nadie ha visto nada. Nadie quiere estar en la mira. Temen los Salvatore los arrastren con Emanuele. Él lo entiende. En este mundo, la lealtad es un bien escaso, y la supervivencia está por encima de todo.Cuando regresa a la mansión, no espera encontrar a la sombra del Nonno esperando por él. El hombre, de cabello gris y expresión impenetrable, se mantiene firme en el centro de la sala, como si hubiera nacido en esa casa y no conociera otro hogar.Anthony detiene el paso y lo observa con dureza.—¿Por qué sigues aquí?El hombre e
CAPÍTULO 115: LA TRAMPA PERFECTA—¡Manos en alto! ¡Nadie se mueva! —grita el detective Meléndez al irrumpir en el almacén con su equipo de policía.La escena ante él es puro caos, el aire huele a pólvora, sangre y desesperación.Su mirada escanea el lugar con rapidez: Emanuele en el suelo, cubierto de sangre y gritando de dolor, paramédicos apresurándose a contener la hemorragia en su entrepierna. Cuatro de sus hombres sometidos y encerrados en una esquina del almacén.Y luego su mirada se detiene en ellos.Anthony Salvatore, sentado en una silla, cubierto de sangre, con el rostro golpeado y los puños aún tensos. Un policía ya está desatándolo. Pero lo que realmente le hiela la sangre es la silueta de Katherine tendida en el suelo.—¡Katherine! —exclama Meléndez, corriendo hacia ella.No entiende nada. Ella debía estar protegida. Se suponía que estaba bajo vigilancia en un lugar seguro, fuera del alcance de cualquier amenaza, pero ahí está. Desmayada, vulnerable.Saca su radio de inmed
CAPÍTULO 114: YO TE PROTEJOAnthony apenas puede ver por su ojo derecho. La sangre caliente resbala por su ceja y gotea hasta su mandíbula. El sabor metálico inunda su boca. Cada músculo de su cuerpo grita de dolor, pero no se permite ceder.Emanuele se pasea frente a él con una sonrisa de satisfacción. El hijo de puta está disfrutando esto.—Vaya, Anthony… mira en lo que has terminado.Su voz destila burla mientras observa su estado deplorable: atado a una silla con las muñecas sujetas por gruesas cuerdas, la camisa rasgada y el rostro hinchado por los golpes.Pero Emanuele no sabe la verdad.Anthony finge estar más jodido de lo que realmente está. La soga que sujeta su brazo derecho está floja, gracias a que, en medio de los golpes, logró aflojar el nudo sin que nadie lo notara. Solo necesita el momento adecuado.—Sabes, me decepciona un poco que Katherine aún no haya llegado. —Emanuele chasquea la lengua, fingiendo pesar—. Creí que la muy idiota saldría corriendo en cuanto supiera
CAPÍTULO 113: LA INDEFENSA PALOMA SE REBELAKatherine mantiene la espalda pegada contra la pared del armario y la pistola firme entre sus manos. No parpadea, ni siquiera respira. Solo espera.Los pasos de los tipos se escuchan en el pasillo. El rechinar de la puerta del dormitorio eriza su piel. Ya están aquí.Uno de los tipos entra primero. Con un arma lista escanea la habitación con la mirada. Katherine no le da tiempo de reaccionar.Aprieta el gatillo. El disparo se escucha suave, ya que el arma tiene silenciador. La bala le da directo en la cabeza.El hombre se desploma de inmediato, su cuerpo golpea el suelo con un ruido sordo. El segundo sujeto apenas tiene tiempo de levantar su arma cuando Katherine vuelve a disparar.El proyectil le atraviesa el brazo y su arma cae al suelo. El tipo grita, llevándose la mano a la herida, pero ella no le da tregua. Dispara otra vez.La bala se incrusta en su pierna. El hombre grita de nuevo, cayendo de rodillas.Katherine jadea, las manos aun l
CAPÍTULO 112: EL PELIGRO ACECHAKatherine siente el pecho oprimido mientras recorre el departamento con la mirada. Todo está en calma, pero la angustia le impide respirar con normalidad. Sus manos tiemblan levemente cuando se acerca al ventanal y mira hacia la oscuridad de la ciudad, como si de alguna manera pudiera verlo a él desde ahí.Sabe que Anthony volverá. Tiene que hacerlo.Pero la impaciencia la devora. Su corazón martillea contra sus costillas cuando su mirada se desliza hasta el arma sobre la mesa. No puede quedarse quieta. No puede esperar sin hacer nada.—Maldición… —murmura entre dientes, llevándose las manos a la cabeza.Su instinto le grita que algo no está bien. Siente una presión en el pecho, como si una sombra se cerniera sobre ella. Aprieta los labios y toma su celular. No debería llamarlo, sería un error, pero necesita oír su voz, asegurarse de que está bien.Justo cuando su dedo está a punto de marcar su número, alguien golpea la puerta.El sobresalto la paraliza
CAPÍTULO 111: PROVOCACIÓNCuando abre los ojos de nuevo, ya no está en el bar de mala muerte, ahora se encuentra en el centro de una habitación donde una silla de metal es el único objeto visible frente a él. Los sicarios lo arrastran dejando una estela de polvo con sus zapatos. La silla parece un trono al revés, diseñado para humillar en lugar de coronar. Lo fuerzan a sentarse, y uno de ellos le propina un golpe en la mandíbula antes de sujetarlo con gruesas cuerdas. Anthony escupe sangre al suelo sin un solo quejido. Está seguro de que no está muy lejos y no duró demasiado tiempo inconsciente.Entonces, una risa corta la tensión.—Miren nada más —la voz de Emanuele es de pura sorna—. El gran Anthony Salvatore, el cacciatore, reducido a esto.El traidor se acerca, con un cigarro encendido entre los dedos y una expresión de triunfo que hace hervir la sangre de Anthony. La luz tenue ilumina su rostro, resaltando una nueva cicatriz en su mejilla, un recordatorio de las veces que ha logr
CAPÍTULO 110: EL CAZADOR CAZADO—¿Cuál es el plan ahora? —pregunta su hermana, girando el rostro hacia Anthony.Él sonríe, una sonrisa fría, afilada como la navaja de un verdugo. Giulia arquea una ceja.—Si me dices “vamos a cazarlo”, voy a reírme de lo cliché que suena.Anthony la mira de reojo, divertido.—No. Vamos a hacer que él me cace a mí.Giulia y Dimitri intercambian una mirada. Dimitri es el primero en reaccionar.—Cacciatore, ¿quieres que te atrape?—Quiero que crea que me atrapa —corrige Anthony con una calma peligrosa—. Emanuele es un maldito cobarde. No se enfrentará a mí de frente, pero si cree que me tiene contra las cuerdas, no dudará en intentar derribarme. Vamos a darle la oportunidad perfecta.Dimitri frunce el ceño.—¿Y cómo planeas hacer eso?Anthony finalmente se detiene frente a un viejo almacén abandonado, uno de sus múltiples escondites. Apaga el motor y se gira en su asiento para mirarlos.—Voy a ir solo a una reunión con los sicarios de las otras familias.
CAPÍTULO 109: HONOR—Está bien —dice al fin mientras su voz se escucha como un filo de acero—. Si esta es la verdad, entonces suplicará no haber nacido.Anthony sonríe con satisfacción. Convencer al Nonno era el primer paso, ahora que está hecho, todo lo demás será pan comido.El Nonno se reclina en la silla de Giuseppe con expresión pétrea. Las fotografías aún yacen sobre la mesa mostrando la traición de su propia sangre; la única cosa que él jamás perdona. Su mandíbula se tensa y sus ojos reflejan la ira de un hombre al que han engañado en su propia casa. Un hombre que no perdona.Levanta la mirada hacia Anthony y Giulia.—Bien —dice, con la calma aterradora de un depredador antes del ataque—. Si mi nieto ha elegido este camino, entonces morirá como un traidor. Y no solo él. Quiero que todo aquel que haya conspirado contra mí pague el precio de su deslealtad.Anthony asiente.—Considéralo hecho, Nonno.El anciano entrecierra los ojos.—Hazlo con precisión. No dejes cabos sueltos. La