El multimillonario CEO Enzo Lombardi siempre ha tenido el control su vida... hasta que su abuelo fallece, dejándole una condición inesperada: casarse para heredar su imperio. Ninguna mujer de la alta sociedad lo conmueve, pero en un viaje para distraerse a una isla paradisíaca, conoce a Brooke Seller, la mejor amiga de la hermana de su socio. Ella es sencilla, humilde y ajena a su mundo de lujo, pero hay algo en ella que lo atrae. Enzo ve en Brooke la solución perfecta a su problema. Sin embargo, lo que comenzó como una estrategia se convierte en una batalla por su corazón cuando Brooke descubre la verdad: su matrimonio solo fue una jugada para que él obtuviera su fortuna. Ahora, Enzo debe luchar para convencerla de que lo que siente por ella es real... antes de perderla para siempre.
Leer más[Narra Brooke].El reloj avanzaba lentamente, y mi ánimo no mejoraba. Después de intentar distraerme con búsquedas en internet sobre cunas y ropa para el bebé, me di por vencida. Nada lograba sacarme de este vacío. La soledad en esta casa, por más lujosa que fuera, me asfixiaba.Pasé horas reorganizando la cocina, limpiando y buscando algo que hacer, pero mi mente siempre regresaba al mismo lugar: la sensación de estar atrapada. Solté un suspiro, me pasé las manos por el cabello y decidí salir al jardín.El aire fresco y el crujir de las hojas bajo mis pies me ayudaron un poco. Caminé hacia el borde del bosque que rodeaba la propiedad. Era una vista preciosa, pero siempre me ponía en alerta; esa conexión con los terrenos de cacería de los vecinos me parecía inquietante.No pensaba en nada, solo estaba ahí respirando el aire frío que empezaba a aparecer. Ya pronto sería invierno y aquí no nevaba, pero sí llovía mucho.El viento sopló, y en su murmullo escuché algo que me hizo detenerme
[Narra Enzo].Decir que estaba orgulloso de mi mujer, era poco. Parece que por fin estaba olvidando lo que había hecho y empezaba a aceptarme nuevamente como lo que soy; su esposo.Mi misión, era tenerla a salvo. A ella y a nuestro futuro. Si mis cuentas no me fallan, ya debe estar por cumplir tres meses de embarazo, porque cuando nos enteramos ya tenía poco más de un mes y ha pasado tiempo.Saberla tan dispuesta a luchar por nosotros, me hace pensar que me sigue amando y que no solo está conmigo por todo esto sino porque aún me ama tanto como la amo a ella.—¿Será niño o niña? —pregunto a nadie, estaba solo en mi oficina.Si era niño, heredaría mi fortuna y la que yo heredé de mi abuelo. Si era niña, también, pero me temo que jamás estaría preparado para su vida. Es decir, algún día sería mujer adulta y muy hermosa como su madre.¿Y si algún día me presenta a un chico? No, eso jamás pasará.—Señor, permiso. —la voz de Luca me distrae, afortunadamente.Mis pensamientos me estaban ator
[Narra Brooke]La tarde había transcurrido con calma, o al menos eso aparentábamos. Enzo llevaba horas en su despacho, encerrado con Vittorio y algunos documentos que no quería compartir conmigo. Yo, por mi parte, me distraía ordenando las cosas del bebé, aunque en mi mente no podía evitar repasar cada detalle de nuestras últimas discusiones.Cuando finalmente salió de su oficina, lo hizo con el ceño fruncido. Su sola presencia llenaba el ambiente de tensión, y aunque intenté ignorarlo, sabía que algo lo carcomía.—¿Estás molesto? —pregunté, rompiendo el silencio mientras lo veía servirse un whisky en la sala.—No. —Respondió seco, pero su tono decía lo contrario.—Enzo, dime qué pasa. —Me acerqué con cautela, cruzando los brazos frente a mí.Se tomó un largo sorbo antes de girarse hacia mí.—Gabriel.Sentí cómo el peso de su nombre caía sobre nosotros como una bomba.—¿Qué hizo ahora? —pregunté, manteniendo la voz neutral.—No "hizo" nada, Brooke. Ese es el problema. Está demasiado c
[Narra Brooke].Estaba en casa, Matthew y Sophie estaban aquí, Enzo les había pedido que vinieran para ponerlos al tanto de todo. Estábamos en la sala todos reunidos, con Vittorio y Luca, el asistente de Enzo. Habían varios hombres de traje a nuestro alrededor y estaban armados.—¿Y cuál es la intención de ella? Viene así de repente y es a causar problemas. —Matthew sonaba indignado, me miraba con culpa pero yo aún me sentía resentida con él.Se supone que era mi hermano. Algún día se me pasará. Bueno, siento que ya todo está bien pero quiero hacerlo sufrir un poco más. Estoy siendo una hipócrita porque con Enzo ya todo está perdonado, aunque él fue más insistente.—Y ese medicucho, sabía que no era de fiar. —agregó Matthew, mirando esta vez a Enzo.—La primera vez que lo investigué, fue cuando lo ví cerca de Brooke. —menciona Enzo y de inmediato lo miro. —No me culpes, la amenaza de Alessandra ya me había llegado y cualquiera que se te acercara, era sospechoso para mí.—Y más si es h
[Narra Alessandra].—¿Aún no te dan ninguna novedad? —me preguntó mi amiga, Camila.—Ya te dije que no, ni siquiera Vincenzo me contesta el teléfono. Enloqueceré. —caminaba de un lado a otro mientras revisaba mi teléfono. —Debo hacer algo mientras ellos se dignan a aparecer.—¿Y qué podrías hacer? Sola no te puedes acercar a Enzo, te lastimará.No, él jamás me haría daño. Él me ama.—Algo tengo que hacer.De pronto recordé las fotos que Vincenzo me había enviado hace días atrás, donde se podía apreciar a Brooke con un hombre. Parecían muy conocidos.—¿Dónde guardaste las fotos que te di? —pregunté.—En el cajón de tu habitación.Me dirijo ahí rápidamente y busco donde me dijo, ahí las encuentro. Paso foto tras foto hasta dar con la que busco. Ahí están, Brooke y ese hombre, quizá él la conozca o pueda llegar a ella por medio de él. Tengo que averiguar.Tomo mi teléfono y llamo a una de las personas que están encargadas de vigilar a Brooke. A los segundos me contesta.—Señorita Alessan
[Narra Brooke].El día siguiente fue un caos desde el primer momento. Me desperté con el sonido insistente del teléfono de Enzo vibrando en la mesa de noche. Él se levantó de inmediato, con el ceño fruncido mientras respondía la llamada. —¿Qué pasó? —preguntó, su tono cortante, aunque controlado. No pude evitar escuchar la conversación porque tenía su teléfono en altavoz para poder vestirse. Al parecer, uno de sus negocios había sido saboteado, otra vez. Otro golpe inesperado, otro ataque que seguramente al pondría al límite.—Voy para allá. —fue lo último que dijo antes de colgar y comenzar a vestirse apresuradamente. —¿Todo bien? —pregunté, aunque ya sabía la respuesta. Pero pretendía que recién me despertaba.—Nada de qué preocuparse, amor. Cuando regrese te cuento todo.Pero sus palabras no lograron calmarme. Su expresión decía lo contrario. —¿Puedo ir contigo?No ansiaba quedarme sola aquí. Me sentía segura, pero quería estar con él en este momento.—No, amor. Tú quédate
[Narra Brooke].Habían pasado un par de semanas y ya tenía que ir a revisión, por el hecho de que tuve una entrada de emergencia. Solo de rutina.—¿Seguro que quieres ir? Está bien si no puedes. —le decía a Enzo mientras me ponía mi botín.—Que sí, quiero saber cómo está mi pequeño tesoro. —se acercó a mí luego de ponerse su costoso reloj y me besó la frente.No sabía si preferir que fuese conmigo o que se fuera a su empresa a solucionar sus problemas. Ayer salió una noticia que lo involucraba de forma negativa, también que lo habían visto conmigo y entonces eso ha generado confusión. Mientras salíamos de la casa, no podía evitar sentirme inquieta. La rutina de la revisión médica era algo que debería tranquilizarme, pero la presencia de Enzo solo añadía un peso más a mis pensamientos. Él había insistido en acompañarme, y aunque en el fondo me hacía sentir más segura, también sabía que su mente estaba dividida entre mí y los problemas que enfrentaba en su mundo.El camino al consultor
[Narra Enzo].El peso de la noche se sentía más opresivo de lo habitual mientras miraba a través de las ventanas blindadas de la nueva casa. Afuera, la oscuridad se extendía como un manto pesado, interrumpida solo por las luces de los focos de seguridad que vigilaban cada rincón del terreno. Dentro, todo estaba en silencio. Brooke había logrado conciliar el sueño, pero yo... yo no podía permitirme ese lujo.Aún podía escuchar los ecos de los gritos, los pasos apresurados, y la mirada aterrada de Brooke mientras la protegía durante el ataque. Esa imagen me atormentaba más de lo que quería admitir. Había fallado. La seguridad del restaurante, mis hombres, mi plan... todo había sido vulnerado. Y lo peor es que ella había estado en medio de todo eso.Caminé hacia la barra en la sala y serví un vaso de whisky, esperando que el líquido ámbar calmara los pensamientos que me carcomían por dentro. La verdad era clara: los Rossi no solo querían enviarme un mensaje, querían que supiera que podía
—He adquirido una propiedad a las afueras de la ciudad, para que estemos más tranquilos. —me dice en tanto vamos de camino.Ya se me hacía extraño que estuviésemos tomando un rumbo distinto. Pero no le quiero discutir nada, sé que lo hace por nuestro bien.—¿Y qué pasará con el apartamento?—Luego pensaré en eso, mi prioridad ahora es mantenerte a salvo. Sophie ya está con Matthew, dijo que se encontraba muy nerviosa para quedarse sola en su casa.Asentí, por lo menos eso me dejaba más tranquila.El trayecto hacia la nueva casa fue silencioso, cargado de tensión. Enzo manejaba con una mano en el volante y la otra descansando sobre mi muslo, como si necesitara tocarme para recordar que estoy bien, que seguía con él. Pero sus nudillos apretados contra el volante delataban la tensión de su interior, pero no sabía qué hacer para aminorar aquello.Yo, por mi parte, miraba por la ventana, intentando procesar lo ocurrido. Mi corazón aún latía con fuerza, y cada vez que cerraba los ojos, la e