Los días pasaron con rapidez y la presión aumentaba con cada hora que los separaba del juicio. Brooke se despertó temprano esa mañana, sintiendo un nudo en el estómago. Aunque trataba de mantenerse firme, la realidad de lo que estaba por enfrentar la golpeaba con fuerza. Enzo estaba a su lado, observándola en silencio mientras ella miraba el techo con la mirada perdida. —¿En qué piensas? —preguntó, acariciando suavemente su brazo. Brooke suspiró. —En lo que tengo que decir en el juicio. Él se incorporó sobre un codo y la miró con seriedad. —No tienes que hacerlo si no quieres. Brooke sonrió con tristeza. —¿Otra vez con eso? Enzo pasó una mano por su rostro, frustrado. —No quiero que pases por esto. Sé que eres fuerte, pero… después de todo lo que sufriste, después de todo lo que sufrimos, no quiero que revivas ese infierno. Brooke tomó su mano y la entrelazó con la suya. —Pero necesito hacerlo, Enzo. No solo por mí, sino también por Alessia y por nuestra hija. Quiero asegu
Luego del juramento, el abogado le pidió a Brooke hablar con la claridad de que había jurado con mano en biblia.—Señora Lombardi, por favor, cuéntenos lo sucedido con el mayor detalle posible. Recuerde que usted está bajo juramento.Brooke respiró hondo y comenzó.—Fui secuestrada por orden de Alessandra. Sabía que estaba embarazada y lo usó en mi contra, a eso súmale que previó al secuestro tuve un accidente. Estaba realmente mal. Desde el principio, su objetivo fue doblegarme, hacerme sentir indefensa para que no pudiera pelear. No me permitió moverme mucho, pero Alessia fue quien más sufrió. No le daban comida, apenas agua, todo para que no tuviera fuerzas.Se escucharon murmullos en la sala. Alessandra sonrió con burla, pero Brooke la ignoró.—Nunca nos golpearon, pero cuando intentábamos resistir, nos amenazaban constantemente con hacernos algo peor si no obedecíamos. Alessandra nos veía como piezas de su juego. Disfrutaba vernos sufrir.El fiscal asintió.—¿Puede describir el m
El juicio de Gabriel.El segundo día del juicio comenzó con una atmósfera cargada de tensión. La sala del tribunal estaba nuevamente abarrotada, pero esta vez, el ambiente era diferente.Gabriel fue escoltado hasta el estrado. No llevaba la misma arrogancia de Alessandra ni la actitud despreocupada de Vincenzo. Se veía derrotado. Sus ojos reflejaban cansancio y arrepentimiento.Brooke lo observó en silencio. Recordaba al hombre que alguna vez conoció, el que la había engañado con su encanto falso y sus promesas vacías. Pero ahora, frente a ella, no había rastro de aquel hombre seguro de sí mismo.El juez inició la sesión, y el fiscal se puso de pie.—Señor Gabriel Santoro, usted está aquí acusado de complicidad en el secuestro y retención ilegal de Brooke Lombardi y Alessia D'dario. ¿Cómo se declara?Gabriel tragó saliva antes de responder.—Culpable.Se escucharon murmullos en la sala. Brooke no estaba sorprendida, pero aun así, escuchar la confesión la hizo sentir una extraña mezcla
Los días siguientes al juicio fueron extraños. Brooke aún sentía la adrenalina en su cuerpo, pero al mismo tiempo, una calma que no había experimentado en meses. Alessandra y Gabriel estaban fuera de sus vidas, y aunque el daño que causaron nunca se borraría, al menos ya no tenían poder sobre ellos.La noticia del juicio había recorrido Italia y el mundo entero. Los periódicos publicaban titulares sobre la caída de Alessandra y los crímenes cometidos. Pero lo que más llamaba la atención de la prensa era Brooke y Enzo: la pareja que había sobrevivido al infierno.Brooke intentó mantenerse al margen de toda la atención mediática, pero no era fácil. Los reporteros todavía rondaban la mansión Lombardi, esperando alguna declaración.—Esto es agotador —murmuró, mirando por la ventana cómo un grupo de periodistas se amontonaba en la entrada.—Ya se cansarán —respondió Enzo desde el sofá, sin levantar la vista del informe que revisaba.Brooke se giró hacia él, arqueando una ceja.—¿Eso crees?
El sonido del agua golpeando suavemente contra la orilla del Sena creaba una melodía tranquila mientras Brooke y Enzo continuaban su paseo. París tenía algo mágico, algo que hacía que cada momento pareciera sacado de una historia de ensueño.Brooke se aferró un poco más al brazo de Enzo mientras caminaban, disfrutando de la tranquilidad de la ciudad al atardecer.—Nunca imaginé que terminaría aquí —dijo en voz baja, observando el reflejo de las luces en el agua.—¿Aquí, en París? —preguntó Enzo, mirándola de reojo.—No solo en París. Contigo.Enzo se detuvo y la miró con intensidad.—¿Te arrepientes?Brooke negó rápidamente con la cabeza.—No. Nunca.Él sonrió con alivio y la atrajo hacia sí, besándola suavemente.—Entonces no pienses en cómo llegamos aquí, solo en lo que viene ahora.Brooke suspiró contra sus labios.—¿Y qué viene ahora?—Nuestra vida juntos. Sin miedos, sin sombras del pasado. Solo tú, yo… y nuestra hija.El solo hecho de que lo dijera en voz alta hizo que los ojos
Capítulo: Bienvenida al mundo.El sol apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas cuando Brooke despertó con una punzada en el abdomen. Al principio pensó que era una molestia pasajera, algo común en el último trimestre del embarazo, pero cuando la sensación se repitió con más intensidad, supo que algo estaba pasando.Se sentó lentamente en la cama, colocando una mano sobre su vientre, sintiendo cómo su bebé se movía.—Tranquila, pequeña —murmuró con voz ronca, acariciando su barriga.Pero la pequeña no parecía querer tranquilizarse. Otra contracción la obligó a cerrar los ojos y apretar los dientes.—Mierda…A su lado, Enzo dormía plácidamente, completamente ajeno a lo que estaba ocurriendo. Brooke lo miró con una mezcla de amor y frustración. Lo zarandeó con suavidad.—Enzo…Él gruñó, hundiendo la cabeza en la almohada.—Cinco minutos más, amor…Otra contracción la hizo soltar un jadeo y ahora sí, lo sacudió con más fuerza.—¡Enzo, despierta!Él abrió los ojos de golpe, su cuerpo
Capítulo Final: Nuestro Para SiempreEl sol dorado se filtraba entre las hojas de los árboles, bañando el campo de flores silvestres con una luz cálida y resplandeciente. La brisa ligera movía los pétalos con suavidad, llevando consigo el dulce aroma de lavanda y jazmín que llenaba el aire. En el centro de aquel paisaje de ensueño, una niña de rizos oscuros y ojos vivaces corría descalza sobre la hierba fresca, soltando risitas de pura alegría.—¡Papá, atrápame! —gritó la pequeña, con su vestido blanco ondeando como una mariposa en movimiento.—¡Voy por ti, principessa! —respondió Enzo, fingiendo que la alcanzaba con movimientos exagerados, mientras ella gritaba divertida y huía entre las flores.Brooke, sentada en una manta extendida sobre el césped, los observaba con una sonrisa radiante, apoyando la cabeza en su mano mientras el viento jugueteaba con su cabello. Se sentía tan ligera, tan llena de amor, que casi parecía que flotaba en aquel rincón idílico de su casa en París, su ref
Capítulo Extra: Una Navidad MágicaLa casa en París estaba envuelta en luces cálidas y el aroma a canela y galletas recién horneadas. Afuera, la nieve cubría los jardines con una manta blanca, mientras en el interior, la chimenea crepitaba suavemente, brindando una calidez reconfortante.—¡Papá, mamá, miren! —gritó Isabella con emoción, sosteniendo un regalo envuelto en papel rojo con un moño dorado.Brooke, con su vientre enorme de ocho meses, sonrió mientras la observaba con ternura. Isabella tenía apenas tres años, pero su entusiasmo por la Navidad era contagioso. Llevaba un pijama rojo con renos y un gorrito de Santa Claus, y su carita reflejaba pura felicidad.Enzo se acercó y la levantó en brazos con facilidad.—¿Y quién te dejó este regalo, piccola? —preguntó con una sonrisa.—¡Papá Noel, obviamente! —respondió Isabella, poniendo los ojos en blanco, como si su padre estuviera preguntando algo demasiado obvio.Brooke soltó una carcajada desde el sofá, donde estaba cómodamente re