CAPÍTULO 9: UNA VERDAD A MEDIASEl cuerpo de Katherine se tensa tanto que siente como si estuviera hecha de mármol. Cada músculo de su cuerpo está rígido, y su mente corre a mil por hora buscando desesperadamente una salida. La mirada de Giuseppe es gélida, cortante; como un bisturí que no admite más que la verdad. Su corazón late tan fuerte que parece un tambor resonando en sus oídos, como si aquel viejo cuento del hombre enloquecido por los latidos de un corazón oculto en el suelo se estuviera reproduciendo en carne propia.—¿Ah… qué? —susurra, intentando ganar tiempo, pero su voz apenas es un murmullo torpe—. No, yo… él no… —empieza a negar con movimientos confusos de la cabeza, pero Giuseppe no le da tregua.—Conozco a mi nieto mejor que nadie. —Su voz es baja, pero le hiela la sangre—. Primero, él no es capaz de conquistar a una mujer tan dulce y encantadora como tú. Segundo, sé que jamás has pisado París… y tampoco tu hija.Katherine siente que el suelo bajo sus pies desaparece.
CAPÍTULO 10: YA NO HAY VUELTA ATRÁSLucy desaparece dando saltitos hacia la sala de juegos, su risa infantil se desvanece en la distancia mientras que Katherine siente que su corazón late con tanta fuerza que parece estar buscando una salida de su pecho. La tensión se hace insoportable cuando Anthony se gira hacia ella con paso decidido y una mirada oscura cargada de amenaza.—¿Qué caraj0s le dijiste a mi abuelo? —su voz es un gruñido bajo, el tipo de tono que no admite evasivas.—Yo… lo siento, no tuve opción —logra balbucear Katherine llevándose las manos al pecho como si pudiera protegerse de su intensidad—. Se dio cuenta, fue directo y no…—¡No te…! —Anthony suelta un gruñido de frustración, pasa una mano por su cabello antes de clavarle los ojos otra vez—. ¿Qué le dijiste exactamente?—Él supo de inmediato que todo era una mentira —admite ella con voz temblorosa—. Intenté decirte en el almuerzo que no funcionaría, pero no me dejaste hablar.—¿Así que ahora es mi culpa? —le espeta
CAPÍTULO 11: CONTROL ABSOLUTO“Solo será un mes”.Katherine se repite esas palabras como un mantra: “Solo será un mes”, pero incluso mientras las dice, siente que no puede engañarse del todo. Este acuerdo con Anthony Salvatore ya empieza a parecer mucho más de lo que había imaginado.El sol se filtra tímidamente por las cortinas marcando el inicio de un día que promete ser igual de complicado que los anteriores. Katherine suspira mientras termina de preparar el desayuno. Lucy, a su lado, habla emocionada sobre el día de juegos que le espera. Pero la conversación se interrumpe cuando suena el timbre. Katherine frunce el ceño y se seca las manos en un paño antes de abrir la puerta.Una mujer joven, vestida con ropa casual pero impecable, la saluda con una sonrisa profesional.—Buenos días, soy la niñera que el señor Salvatore contrató. Estoy aquí para cuidar a Lucy mientras usted realiza sus asuntos.Katherine siente un nudo en el estómago. No puede evitar sentir que Anthony sigue contr
CAPÍTULO 12: GIULIAKatherine siente que el corazón amenaza con salirle del pecho cuando la mujer rubia toma a Anthony de los hombros y le planta dos besos ruidosos en las mejillas, como si estuviera marcando territorio.—¿Pensaste que me ibas a dejar aquí? —pregunta la mujer frunciendo los labios en un puchero ensayado.El gesto es medido, pero tiene un aire de intimidad que a Katherine le incomoda. Antes de que pueda procesarlo, la rubia se quita los lentes de sol y deja que resbalen hasta el puente de su nariz, dándole una rápida mirada a la pelirroja. Sin dedicarle más atención, se despoja del abrigo y de su cartera costosa, tendiéndolos hacia ella como si esperara que los cargara.—Oh, caro —dice en un italiano melódico que a Katherine le cuesta procesar—, lleva mis cosas adentro, por favor. Ah, y quisiera un cóctel refrescante, algo ligero, no quiero que se me suba demasiado en el avión, ¿entiendes? —Termina con un guiño amistoso que no hace nada por apaciguar la tensión en el a
PREFACIOLa pequeña Lucy corre por los pasillos del centro comercial con el corazón acelerado, los zapatitos hacen eco en el suelo mientras esquiva a los empleados que preparan todo para la gran inauguración navideña. Sabe que está cometiendo una travesura y que seguramente su madre la regañará, pero su determinación es más fuerte que su miedo. Es la única oportunidad que tiene de hablar con Santa Claus antes de que el evento abra sus puertas al público. Mamá trabaja demasiado y no pueden permitirse pagar la entrada, pero eso no apaga su entusiasmo. Lucy sonríe con ilusión, imaginándose la cara del gran abuelito de rojo y su famosa barba blanca.Con el corazón latiéndole a toda velocidad, Lucy llega al escenario improvisado, que parece salido de un cuento mágico. Las luces parpadean en tonos cálidos, las guirnaldas verdes y doradas caen con elegancia, y un enorme trono dorado ocupa el centro, rodeado de regalos envueltos en papeles brillantes. Por un momento, la pequeña se detiene a c
CAPÍTULO 1: LA CONFUSIÓNKatherine camina por los pasillos del centro comercial con la cara roja de angustia y rabia. Sabe que traer a su pequeña de cinco años al trabajo es complicado, pero la niñera le renunció y no tenía a nadie más con quién dejarla. Grita su nombre por el lugar mientras los empleados la miran con curiosidad, pero ella solo puede pensar en que debe encontrarla pronto, antes de que se den cuenta en el supermercado Essencia, que no está.—¡Lucy! —grita— ¡Lucy!Su corazón se acelera de tan solo pensar que le pasó algo malo. Se da media vuelta para regresar y probar suerte en otro lado, pero va tan apresurada que no se da cuenta de que detrás de ella venía caminando alguien. El choque es inevitable. Katherine se va de lleno contra el pecho de este hombre que le dobla en altura.—¡Ah! ¡Fíjate por dónde vas! —protesta, sin embargo, cuando levanta la mirada siente un calor intenso apoderarse de sus mejillas. El hombre es muy guapo, pero la mira con severidad.La vergüenz
CAPÍTULO 2: LA PROPUESTAAnthony Salvatore rara vez había perdido el control, pero esta vez sentía que el suelo se tambaleaba bajo sus pies. Su abuelo no pudo haber elegido peor momento para entrar: justo cuando Katherine con un gesto desesperado se había lanzado hacia él como si compartieran algo más que una estricta relación laboral.El silencio que sigue es denso, como una cuerda a punto de romperse. Anthony sabe que tiene solo unos segundos para actuar. Negarlo todo sería fácil, pero la mirada astuta de su abuelo le deja claro que no es una opción.—Abuelo, deberías tocar antes de entrar —dice con firmeza, sus ojos permanecen clavados en los del anciano, como si tratara de recuperar el control de la situación.—Tienes razón, Anthony. Pude haber interrumpido algo más… personal —responde su abuelo con una sonrisa cargada de malicia.Katherine siente que el aire se escapa de sus pulmones. La forma en que el viejo la mira, como si supiera más de lo que debería, le revuelve el estómago
CAPÍTULO 3: UN OBSTÁCULO ADORABLEKatherine nunca se había sentido tan intimidada y atraída a la vez. En menos de un día ha perdido su empleo y ganado otro, aunque todavía no entiende la magnitud de su decisión… o el precio que tendrá que pagar.Con el corazón acelerado, sale de la oficina y encuentra a Lucy sentada en una de las sillas del pasillo, está concentrada en la Tablet. La pequeña levanta la mirada al verla y esboza una sonrisa traviesa.—Mamá —dice con entusiasmo—, mira, tengo el video. Ese niño tuvo toda la culpa, no tú.Katherine no puede evitar sonreír. Se agacha para quedar a su altura y acaricia suavemente el cabello de su hija.—Gracias, mi amor. Pero no importa, el señor Salvatore ya lo sabe.—¿Entonces no te despidió?Katherine vacila. ¿Cómo explicarle lo que realmente pasó? Lucy no lo entendería. Ni siquiera ella lo entiende del todo.—Bueno, técnicamente… —comienza, pero antes de que pueda continuar, la puerta de la oficina se abre de golpe.Anthony aparece en el