CAPÍTULO 12: GIULIAKatherine siente que el corazón amenaza con salirle del pecho cuando la mujer rubia toma a Anthony de los hombros y le planta dos besos ruidosos en las mejillas, como si estuviera marcando territorio.—¿Pensaste que me ibas a dejar aquí? —pregunta la mujer frunciendo los labios en un puchero ensayado.El gesto es medido, pero tiene un aire de intimidad que a Katherine le incomoda. Antes de que pueda procesarlo, la rubia se quita los lentes de sol y deja que resbalen hasta el puente de su nariz, dándole una rápida mirada a la pelirroja. Sin dedicarle más atención, se despoja del abrigo y de su cartera costosa, tendiéndolos hacia ella como si esperara que los cargara.—Oh, caro —dice en un italiano melódico que a Katherine le cuesta procesar—, lleva mis cosas adentro, por favor. Ah, y quisiera un cóctel refrescante, algo ligero, no quiero que se me suba demasiado en el avión, ¿entiendes? —Termina con un guiño amistoso que no hace nada por apaciguar la tensión en el a
CAPÍTULO 13: TOSCANAKatherine nunca había pisado Italia, mucho menos la Toscana. De hecho, su visión del país era tan básica como los clichés de una postal: pizzas, la torre inclinada de Pisa y, por supuesto, Roma. Más allá de eso, su imaginación no llegaba.Pero nada, absolutamente nada, la había preparado para lo que vería al aterrizar en el Galileo Galilei International Airport.El jet se desliza por la pista como una pluma, y cuando finalmente se detiene, Katherine siente un nudo en la garganta al contemplar el paisaje que se extiende ante sus ojos. La terminal, moderna y elegante, parece una anomalía amistosa en medio del lienzo que es la Toscana. A su alrededor, un mosaico de colinas verdes se despliega como una alfombra interminable, cada ondulación cuenta historias que han resistido el paso de los siglos.El sol de la mañana tiñe todo con un brillo dorado, y los viñedos cercanos, perfectamente alineados, se mecen bajo una brisa suave que lleva consigo el aroma de la campiña.
CAPÍTULO 14: FUERA DE CONTRATOAnthony, siempre frío y controlado, siente una tensión inusual en su propia casa. Las miradas inquisitivas de su familia hacia Katherine lo incomodan, especialmente cuando su primo Lorenzo rompe el hielo.—¡Ey, Anthony! No sabía que tenías prometida —dice con una sonrisa astuta.—Prefiero mantener mis asuntos privados —responde Anthony, cortante.Anthony tamborilea los dedos contra su reloj, impaciente, hasta que el crujido de las escaleras lo hace voltear. Katherine aparece, bajando con un vestido floreado que abraza su figura. Su mirada cae inevitablemente al escote, demasiado abierto, demasiado provocativo. La tela se frunce justo donde comienza una piel pálida, tersa, que parece hecha para que la toquen. Las venas azuladas se insinúan bajo la superficie, como si invitaran a recorrerlas con los labios.Un calor incómodo lo recorre, pero el tirón de Lucy en su manga lo arrastra de vuelta al presente.—¡Papá! —le dice la niña dando una vueltecita.—¿Ves
CAPÍTULO 15: ANTICIPACIÓNLa tensión en la habitación es sofocante, densa como una tormenta que está a punto de desatarse. Anthony tiene a Katherine atrapada bajo él, su torso está completamente desnudo y cubierto por el brillo de la luz que entra por la ventana. Solo una delicada tela separa la última barrera entre ellos, pero la forma en que esa tela abraza sus curvas lo lleva al borde de la locura.Su mente le dice que está cruzando un límite que acordaron no romper, pero Anthony Salvatore nunca ha sido un hombre que viva según reglas ajenas, ni siquiera las suyas propias. La visión de Katherine, empapada de vino y con el pecho subiendo y bajando con cada respiración agitada, lo consume. La idea de controlarse se disuelve en el aire pesado de la habitación.Katherine, por su parte, siente que el calor la invade desde dentro. Sus brazos intentan cubrir su piel expuesta, pero el roce de los dedos de Anthony contra su cintura hace que tiemble, no de miedo, sino de algo más profundo, m
CAPÍTULO 16: ERES MÍAElla ya no piensa, solo siente. Cada caricia, cada beso, cada palabra que él murmura contra su piel la lleva más y más lejos, hacia un lugar donde solo existe él, donde la única realidad es la forma en que su cuerpo responde al suyo.Y aunque sabe que está completamente a su merced, no siente miedo. Solo una necesidad arrolladora de perderse en él, de dejar que la consuma por completo.Anthony Salvatore no es un hombre que pida permiso ni que se detenga a cuestionar sus deseos. Él toma lo que quiere, y ahora, en este instante, todo lo que quiere es a Katherine.Sus manos descienden con deliberada lentitud, reclamando cada centímetro de su piel como suyo. La correa que mantiene sus manos atadas sobre la cabeza la obliga a rendirse completamente, a dejarse guiar por él, y eso es justo lo que él desea: que ella entienda que no tiene control, que aquí, en este espacio, todo ocurre bajo sus reglas.Katherine no lucha. No quiere luchar. La intensidad de la mirada de An
CAPÍTULO 17: LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATOAnthony toma firmemente a Katherine del brazo y la arrastra lejos de Emanuele, sus movimientos rápidos y decididos. La tensión en sus hombros es evidente, pero Katherine, sintiendo el peligro en el aire, guarda silencio. Cuando se detienen en un rincón más apartado, Anthony la sostiene por la mejilla con un toque delicado solo para mantener las apariencias ante las miradas curiosas.Ella lo mira con los ojos abiertos, desconcertada, mientras él la toma por la cintura y la acerca más a su cuerpo, lo suficiente como para que sienta los latidos de su corazón.—No quiero verte cerca de él otra vez ¿Entendiste? —Su voz es un susurro bajo y peligroso.—Pero yo… yo no hice nada. Emanuele solo…—Ni menciones su nombre. —Su tono se endurece aún más—. Si vuelvo a verte coqueteándole, te pondré en un avión de regreso a Boston, sin un centavo.Los ojos de Katherine chispean con furia. No puede creer que este sea el mismo hombre que minutos antes la hizo sent
CAPÍTULO 18: ALGO HA CAMBIADOEl corazón de Katherine palpita tan veloz que casi se siente mareada. Trata de no hacer ningún ruido mientras sube las escaleras y se mete en la habitación de su hija. Lo que acaba de ver la ha dejado impactada, pero sobre todo, asustada.No fue su imaginación, tampoco se ha confundido. La conversación y la sangre en las manos y la ropa de Anthony no son una coincidencia o un malentendido.—Hay algo muy oscuro en él y en esta familia —susurra para sus adentros, colocando una mano sobre su pecho para intentar calmarse—. Tengo que salir de aquí… ¡Dios mío! ¿En qué me metí?Apenas puede controlar el temblor en su cuerpo y sus manos, pero consigue abrir la puerta. La niñera está dormida en una cama y su hija descansa plácidamente en otra. Sin embargo, verla ahí no alivia ni un poco el terror que siente en el pecho.Su mente no para de dar vueltas mientras planea, casi de forma automática, la manera más eficiente de escaparse de allí.—Mi celular… lo dejé en e
CAPÍTULO 19: LA VERDADAnthony había estado observándola desde la noche anterior, su silueta estaba escondida en las sombras mientras Katherine ignoraba completamente su presencia. Sabía que este momento llegaría, aunque había esperado que fuera más tarde. Quizás su hermana había hablado de más, o tal vez Katherine era más perceptiva de lo que él le había dado crédito. No importaba cómo, la verdad finalmente había salido a la luz.Sentado en la penumbra de la sala, Anthony la espera mientras la observa descender las escaleras con pasos sigilosos con Lucy dormida en sus brazos y una maleta colgando de su mano. Cuando llega al pasillo, la voz de él, baja, pero cargada de autoridad, rompe el silencio.—¿A dónde crees que vas, cara mia?Katherine se congela, el corazón se le detiene por un instante. Sus ojos buscan instintivamente alguna salida, pero no se atreve a girarse. Anthony espera, su paciencia es tensa como la cuerda de un violín, hasta que repite la pregunta, esta vez con un mat