CAPÍTULO 12: GIULIAKatherine siente que el corazón amenaza con salirle del pecho cuando la mujer rubia toma a Anthony de los hombros y le planta dos besos ruidosos en las mejillas, como si estuviera marcando territorio.—¿Pensaste que me ibas a dejar aquí? —pregunta la mujer frunciendo los labios en un puchero ensayado.El gesto es medido, pero tiene un aire de intimidad que a Katherine le incomoda. Antes de que pueda procesarlo, la rubia se quita los lentes de sol y deja que resbalen hasta el puente de su nariz, dándole una rápida mirada a la pelirroja. Sin dedicarle más atención, se despoja del abrigo y de su cartera costosa, tendiéndolos hacia ella como si esperara que los cargara.—Oh, caro —dice en un italiano melódico que a Katherine le cuesta procesar—, lleva mis cosas adentro, por favor. Ah, y quisiera un cóctel refrescante, algo ligero, no quiero que se me suba demasiado en el avión, ¿entiendes? —Termina con un guiño amistoso que no hace nada por apaciguar la tensión en el a
PREFACIOLa pequeña Lucy corre por los pasillos del centro comercial con el corazón acelerado, los zapatitos hacen eco en el suelo mientras esquiva a los empleados que preparan todo para la gran inauguración navideña. Sabe que está cometiendo una travesura y que seguramente su madre la regañará, pero su determinación es más fuerte que su miedo. Es la única oportunidad que tiene de hablar con Santa Claus antes de que el evento abra sus puertas al público. Mamá trabaja demasiado y no pueden permitirse pagar la entrada, pero eso no apaga su entusiasmo. Lucy sonríe con ilusión, imaginándose la cara del gran abuelito de rojo y su famosa barba blanca.Con el corazón latiéndole a toda velocidad, Lucy llega al escenario improvisado, que parece salido de un cuento mágico. Las luces parpadean en tonos cálidos, las guirnaldas verdes y doradas caen con elegancia, y un enorme trono dorado ocupa el centro, rodeado de regalos envueltos en papeles brillantes. Por un momento, la pequeña se detiene a c
CAPÍTULO 1: LA CONFUSIÓNKatherine camina por los pasillos del centro comercial con la cara roja de angustia y rabia. Sabe que traer a su pequeña de cinco años al trabajo es complicado, pero la niñera le renunció y no tenía a nadie más con quién dejarla. Grita su nombre por el lugar mientras los empleados la miran con curiosidad, pero ella solo puede pensar en que debe encontrarla pronto, antes de que se den cuenta en el supermercado Essencia, que no está.—¡Lucy! —grita— ¡Lucy!Su corazón se acelera de tan solo pensar que le pasó algo malo. Se da media vuelta para regresar y probar suerte en otro lado, pero va tan apresurada que no se da cuenta de que detrás de ella venía caminando alguien. El choque es inevitable. Katherine se va de lleno contra el pecho de este hombre que le dobla en altura.—¡Ah! ¡Fíjate por dónde vas! —protesta, sin embargo, cuando levanta la mirada siente un calor intenso apoderarse de sus mejillas. El hombre es muy guapo, pero la mira con severidad.La vergüenz
CAPÍTULO 2: LA PROPUESTAAnthony Salvatore rara vez había perdido el control, pero esta vez sentía que el suelo se tambaleaba bajo sus pies. Su abuelo no pudo haber elegido peor momento para entrar: justo cuando Katherine con un gesto desesperado se había lanzado hacia él como si compartieran algo más que una estricta relación laboral.El silencio que sigue es denso, como una cuerda a punto de romperse. Anthony sabe que tiene solo unos segundos para actuar. Negarlo todo sería fácil, pero la mirada astuta de su abuelo le deja claro que no es una opción.—Abuelo, deberías tocar antes de entrar —dice con firmeza, sus ojos permanecen clavados en los del anciano, como si tratara de recuperar el control de la situación.—Tienes razón, Anthony. Pude haber interrumpido algo más… personal —responde su abuelo con una sonrisa cargada de malicia.Katherine siente que el aire se escapa de sus pulmones. La forma en que el viejo la mira, como si supiera más de lo que debería, le revuelve el estómago
CAPÍTULO 3: UN OBSTÁCULO ADORABLEKatherine nunca se había sentido tan intimidada y atraída a la vez. En menos de un día ha perdido su empleo y ganado otro, aunque todavía no entiende la magnitud de su decisión… o el precio que tendrá que pagar.Con el corazón acelerado, sale de la oficina y encuentra a Lucy sentada en una de las sillas del pasillo, está concentrada en la Tablet. La pequeña levanta la mirada al verla y esboza una sonrisa traviesa.—Mamá —dice con entusiasmo—, mira, tengo el video. Ese niño tuvo toda la culpa, no tú.Katherine no puede evitar sonreír. Se agacha para quedar a su altura y acaricia suavemente el cabello de su hija.—Gracias, mi amor. Pero no importa, el señor Salvatore ya lo sabe.—¿Entonces no te despidió?Katherine vacila. ¿Cómo explicarle lo que realmente pasó? Lucy no lo entendería. Ni siquiera ella lo entiende del todo.—Bueno, técnicamente… —comienza, pero antes de que pueda continuar, la puerta de la oficina se abre de golpe.Anthony aparece en el
CAPÍTULO 4: UN MOMENTO EN EL PROBADORLa pelirroja camina apresurada detrás de Anthony, esforzándose por mantener el ritmo que él impone con sus largas y seguras zancadas. Su corazón late con fuerza sintiéndose atrapada entre el nerviosismo y la anticipación que la hace marearse. Cada paso la acerca a un destino que no comprende, y el aura dominante de él no hace más que intensificar su inquietud.El centro comercial está lleno de vida. Las luces brillantes y los adornos navideños parecen opuestas a la situación oscura en la que se está metiendo. Katherine observa a las personas ir y venir, inmersas en sus compras, mientras ella lucha por procesar lo que está sucediendo.Anthony se detiene de golpe frente a una tienda de ropa de alta gama. Los grandes ventanales exhiben vestidos que parecen sacados de un sueño: cortes elegantes, telas que brillan bajo la luz, y precios que Katherine ni se atreve a imaginar. Ella ha pasado frente a esa tienda innumerables veces, siempre fantaseando con
CAPÍTULO 5: EL ENSAYOEl magnetismo de Anthony era una mezcla peligrosa de atracción y control, algo que Katherine apenas podía manejar. Tras lo ocurrido en el probador, había hecho todo lo posible por mantener distancia. Sin embargo, estar cerca de él era inevitable, como un imán al que no podía escapar.Cuando salen del centro comercial, Katherine encuentra a su pequeña hija esperando con una enorme sonrisa y una paleta de helado a medio derretir en las manos. A su lado, la niñera asignada mantiene una postura recta y profesional, observándolas con calma.—¡Mamá! —grita Lucy con entusiasmo y corre hacia ella con los brazos abiertos. Katherine la levanta en un abrazo fuerte, sintiendo que su corazón se calma un poco al tenerla cerca.La niña, sin embargo, se queda boquiabierta al notar la transformación de su madre. Con los ojos grandes y brillantes, la recorre de arriba abajo con asombro.—¡Wow, mamá! ¡Te ves hermosa! —exclama con admiración antes de volverse hacia Anthony, quien la
CAPÍTULO 6: LA FIRMA DEL TRATOLa idea de fingir un romance apasionado con un hombre como Anthony se siente surrealista para Katherine. Por mucho que lo intente, no puede ignorar la tensión que genera su presencia. Su actitud dominante y ese aire de control absoluto la irrita profundamente. Sin embargo, al desviar la mirada hacia su pequeña hija, una ola de determinación la inunda. Ese cheque de un millón de dólares podría cambiarlo todo, brindarle a Lucy la estabilidad que nunca ha tenido.—Muy bien, nos conocimos en Florencia, yo llevaba un vestido rojo vino en una gala benéfica y nos enamoramos a primera vista. Me pediste matrimonio en París, frente a una vista espectacular de la Torre Eiffel, después de que nos reencontramos, y te dije que sí —repite Katherine, palabra por palabra, como si estuviera recitando una lección.Anthony asiente, pero sus ojos reflejan una pizca de insatisfacción.—Puedes pretender olvidar algunos detalles; eso lo hará más creíble. Pero no seas tan mecáni