CAPÍTULO 17: LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATOAnthony toma firmemente a Katherine del brazo y la arrastra lejos de Emanuele, sus movimientos rápidos y decididos. La tensión en sus hombros es evidente, pero Katherine, sintiendo el peligro en el aire, guarda silencio. Cuando se detienen en un rincón más apartado, Anthony la sostiene por la mejilla con un toque delicado solo para mantener las apariencias ante las miradas curiosas.Ella lo mira con los ojos abiertos, desconcertada, mientras él la toma por la cintura y la acerca más a su cuerpo, lo suficiente como para que sienta los latidos de su corazón.—No quiero verte cerca de él otra vez ¿Entendiste? —Su voz es un susurro bajo y peligroso.—Pero yo… yo no hice nada. Emanuele solo…—Ni menciones su nombre. —Su tono se endurece aún más—. Si vuelvo a verte coqueteándole, te pondré en un avión de regreso a Boston, sin un centavo.Los ojos de Katherine chispean con furia. No puede creer que este sea el mismo hombre que minutos antes la hizo sent
CAPÍTULO 18: ALGO HA CAMBIADOEl corazón de Katherine palpita tan veloz que casi se siente mareada. Trata de no hacer ningún ruido mientras sube las escaleras y se mete en la habitación de su hija. Lo que acaba de ver la ha dejado impactada, pero sobre todo, asustada.No fue su imaginación, tampoco se ha confundido. La conversación y la sangre en las manos y la ropa de Anthony no son una coincidencia o un malentendido.—Hay algo muy oscuro en él y en esta familia —susurra para sus adentros, colocando una mano sobre su pecho para intentar calmarse—. Tengo que salir de aquí… ¡Dios mío! ¿En qué me metí?Apenas puede controlar el temblor en su cuerpo y sus manos, pero consigue abrir la puerta. La niñera está dormida en una cama y su hija descansa plácidamente en otra. Sin embargo, verla ahí no alivia ni un poco el terror que siente en el pecho.Su mente no para de dar vueltas mientras planea, casi de forma automática, la manera más eficiente de escaparse de allí.—Mi celular… lo dejé en e
CAPÍTULO 19: LA VERDADAnthony había estado observándola desde la noche anterior, su silueta estaba escondida en las sombras mientras Katherine ignoraba completamente su presencia. Sabía que este momento llegaría, aunque había esperado que fuera más tarde. Quizás su hermana había hablado de más, o tal vez Katherine era más perceptiva de lo que él le había dado crédito. No importaba cómo, la verdad finalmente había salido a la luz.Sentado en la penumbra de la sala, Anthony la espera mientras la observa descender las escaleras con pasos sigilosos con Lucy dormida en sus brazos y una maleta colgando de su mano. Cuando llega al pasillo, la voz de él, baja, pero cargada de autoridad, rompe el silencio.—¿A dónde crees que vas, cara mia?Katherine se congela, el corazón se le detiene por un instante. Sus ojos buscan instintivamente alguna salida, pero no se atreve a girarse. Anthony espera, su paciencia es tensa como la cuerda de un violín, hasta que repite la pregunta, esta vez con un mat
CAPÍTULO 20: COQUETEOVolver a la casa Salvatore es para Katherine como una sentencia de prisión. Cada rincón del lugar parece ahora una amenaza silenciosa que la pone en alerta constante. No puede dejar de analizar cada gesto, cada palabra, cada mirada de los Salvatore, viéndolos ahora bajo una luz oscura y aterradora que no puede ignorar.La fachada elegante de la mansión ya no la impresiona; ahora solo la asfixia. La última vez que se sintió tan atrapada fue cuando era una adolescente bajo la sombra de su exsuegra, pero aquello parece un juego de niños comparado con esto. Aquí, el peligro es palpable, latente, y tiene un nombre: Anthony Salvatore.—Sube, deja eso arriba y cámbiate. Tenemos una fiesta al mediodía —ordena Anthony.Katherine asiente automáticamente, sin encontrar la fuerza para contradecirlo. Cada fibra de su ser le grita que no obedezca, que huya, pero su hija brinca a su lado, radiante de emoción.—¡Sí! ¡Me gustan las fiestas! —exclama la niña, ajena al ambiente car
CAPÍTULO 21: DESAFÍOLa risa relajada de Emanuele tiene una cualidad afilada que hace que Katherine sienta un escalofrío recorrerle la espalda.—Yo que tú, no haría eso, cacciatore —advierte, con un destello burlón en los ojos.Anthony mantiene el arma firmemente en su mano y una mirada dura como el acero.—Repite lo que dijiste, si te atreves, y voy a olvidarme de quién eres nieto.Emanuele suelta una carcajada arrogante, inclinándose ligeramente hacia él.—¿Estás seguro de que quieres arriesgar el favor del Nonno solo por ella? Yo que tú, lo pensaría dos veces.Las palabras de Emanuele son como un golpe. Katherine siente que el aire en la sala se espesa, su corazón late desbocado, y una parte de ella —la que odia admitir— desea con fuerza que Anthony ignore la advertencia y actúe en su defensa. Pero lo que ocurre no es lo que esperaba.Anthony relaja la mano, guarda el arma en su cinturón y retrocede un paso con sus ojos clavados en los de Emanuele.—Lo que dije no fue gratuito —aña
CAPÍTULO 22: HUYENDO DE LA VERDADAnthony conduce con una intensidad que parece reflejar su estado de ánimo: tenso, furioso y decidido. La velocidad con la que llega a la casa hace que las llantas del auto chirríen al detenerse. Sin decir una palabra, sale del vehículo y se dirige al interior de la casa.Katherine lo sigue junto a Lucy, pero nunca lo había visto así. La fuerza con la que cierra las puertas, el movimiento rápido y brusco mientras recoge las cosas de ella y de la niña, todo habla de una furia que está tratando de contener. Él no dice nada mientras mete las maletas en el baúl del auto, pero su respiración es audible, entrecortada por la tensión.De vuelta en el auto, Anthony abre la puerta trasera y se gira hacia Lucy, su mirada se suaviza un poco.—Sube al auto, ratoncita —dice con un tono más cálido, aunque apresurado.Lucy lo mira desconcertada, como si no entendiera por qué Anthony, que siempre parece tan seguro, ahora irradia esta mezcla de urgencia y enojo. Aun así
CAPÍTULO 23: DÉJATE LLEVAREl beso pronto se transforma en algo más intenso. Anthony recorre las curvas de Katherine reclamando cada centímetro de su piel. Ella se rinde a sus caricias, no porque él la esté obligando, sino porque la parte oscura y retorcida de sí misma que no quiere aceptar y que ha reprimido toda su vida, anhela volver a sentir esa pasión que él despierta en su interior.Sus dedos se enredan en el cabello negro y sedoso de Anthony, buscando control en medio de la intensidad. Sin embargo, él toma sus manos y las eleva por encima de su cabeza, inmovilizándola con firmeza. Su dominio es innegable, pero sus movimientos no son brutales; son calculados, llenos de posesividad.Con su mano libre, Anthony levanta la blusa de Katherine lentamente, como si deseara prolongar el momento. Sus dedos exploran su piel con una familiaridad que la hace estremecer, arrancándole un jadeo que apenas logra contener. Cuando su toque alcanza un lugar más sensible, un g3mido se escapa de sus l
CAPÍTULO 24: OBSESIÓNDespués de una noche intensa, Katherine yace sobre la cama, desnuda bajo una sábana delgada que apenas oculta su piel pálida iluminada por la tenue luz de la luna. Su respiración es suave, rítmica, ajena a la mirada fija de Anthony, quien se sienta en el borde del colchón con la camisa en la mano y los pensamientos oscuros revolviendo su mente.Su silueta perfecta lo inquieta, lo excit4 más de lo que quiere admitir. Sus ojos recorren cada línea de su cuerpo con una devoción casi obsesiva. Katherine siempre tiene ese efecto sobre él, un poder que no sabe si ella comprende del todo, pero que lo consume cada vez más.Se levanta de la cama con movimientos decididos, colocándose el pantalón y calzándose la camisa negra sobre los hombros sin molestarse en abrocharla. Antes de salir, hace una pausa junto a la puerta de la habitación de Lucy. La niña está profundamente dormida, su pequeña figura se encuentra envuelta en cobijas mientras un ronquido suave llena el aire. A