CAPÍTULO 23: DÉJATE LLEVAREl beso pronto se transforma en algo más intenso. Anthony recorre las curvas de Katherine reclamando cada centímetro de su piel. Ella se rinde a sus caricias, no porque él la esté obligando, sino porque la parte oscura y retorcida de sí misma que no quiere aceptar y que ha reprimido toda su vida, anhela volver a sentir esa pasión que él despierta en su interior.Sus dedos se enredan en el cabello negro y sedoso de Anthony, buscando control en medio de la intensidad. Sin embargo, él toma sus manos y las eleva por encima de su cabeza, inmovilizándola con firmeza. Su dominio es innegable, pero sus movimientos no son brutales; son calculados, llenos de posesividad.Con su mano libre, Anthony levanta la blusa de Katherine lentamente, como si deseara prolongar el momento. Sus dedos exploran su piel con una familiaridad que la hace estremecer, arrancándole un jadeo que apenas logra contener. Cuando su toque alcanza un lugar más sensible, un g3mido se escapa de sus l
CAPÍTULO 24: OBSESIÓNDespués de una noche intensa, Katherine yace sobre la cama, desnuda bajo una sábana delgada que apenas oculta su piel pálida iluminada por la tenue luz de la luna. Su respiración es suave, rítmica, ajena a la mirada fija de Anthony, quien se sienta en el borde del colchón con la camisa en la mano y los pensamientos oscuros revolviendo su mente.Su silueta perfecta lo inquieta, lo excit4 más de lo que quiere admitir. Sus ojos recorren cada línea de su cuerpo con una devoción casi obsesiva. Katherine siempre tiene ese efecto sobre él, un poder que no sabe si ella comprende del todo, pero que lo consume cada vez más.Se levanta de la cama con movimientos decididos, colocándose el pantalón y calzándose la camisa negra sobre los hombros sin molestarse en abrocharla. Antes de salir, hace una pausa junto a la puerta de la habitación de Lucy. La niña está profundamente dormida, su pequeña figura se encuentra envuelta en cobijas mientras un ronquido suave llena el aire. A
CAPÍTULO 25: EL JUEGO HA EMPEZADOLa tensión en los hombros de Anthony es imposible de ignorar. Lorenzo no tiene que decir una palabra más; su mirada basta para recordarle las implicaciones de ignorar al Nonno. Anthony reprime un suspiro y vuelve la vista al interior de la habitación. Sus ojos se encuentran con los de Katherine, quien abraza a Lucy con fuerza, su mirada llena de un pánico le retuerce el pecho. Es un miedo crudo y visceral, como si temiera que alguien pudiera arrebatarle a su hija en cualquier momento.—Está bien, ya voy —dice Anthony con voz firme, aunque su tono contiene un matiz de resignación. Sin embargo, no se marcha de inmediato. Cierra la puerta tras de sí y da un paso hacia Katherine y Lucy. Por primera vez en mucho tiempo, un miedo desconocido y punzante lo invade.—¿Qué sucede? —pregunta Katherine con unos ojos grandes y llenos de incertidumbre.Anthony toma aire, buscando su compostura habitual. Se inclina ligeramente hacia ellas y habla en un tono bajo y p
CAPÍTULO 26: UN TRATO PARA MANTENER LA MENTIRAAnthony Salvatore nunca ha sido un hombre que retroceda ante un desafío. Su familia siempre lo ha considerado el sucesor natural para liderar la mafia Salvatore, pero ahora, en esa habitación privada del hotel, siente que el peso de ese futuro amenaza con aplastarlo. Su negativa a casarse con Alice Bianchi, la alianza que garantizaría la expansión de los Salvatore ha puesto en jaque la confianza de su abuelo.Lorenzo lo guía hasta la puerta, y Anthony entra sin vacilar, aunque por dentro su pecho arde de tensión. El Nonno está sentado en un sillón, con dos de sus hombres apostados a su lado. No necesita más para imponer respeto; su mirada gélida y su reputación son más letales que cualquier arma.El Nonno sonríe de manera ladeada al verlo, una sonrisa que a cualquiera le helaría la sangre.—Debo decir, muchacho, que tienes agallas. Ya me lo habías demostrado antes, pero esta vez... esta vez es diferente.Anthony mantiene la compostura, pe
Anthony regresa al hotel con Lucy en brazos, fingiendo que está dormida. La pequeña lleva la cabeza apoyada contra su pecho, y aunque su respiración es tranquila, él sabe que no está completamente en el mundo de los sueños. Al entrar a la habitación, percibe algo distinto en el ambiente. La habitación está limpia, las maletas ya están cerradas y listas, pero hay una tensión evidente en ella. Giulia está ayudando a Katherine a guardar las últimas cosas, pero hay algo extraño en la actitud de la pelirroja. No es su presencia lo que la inquieta, es algo más.—Regresaremos a la casa, cara mia —anuncia Anthony con naturalidad. Aunque sus palabras son simples, siente un deseo irracional de cruzar el espacio entre ellos, tomarla entre sus brazos y besarla. Pero se contiene.—¿Ya solucionaste el problema? —pregunta Katherine mientras extiende los brazos para recibir a Lucy. La niña, que estaba fingiendo tan bien como su padre, se despierta de inmediato.—¡Mami! Quiero ir al baño —proclama con
CAPÍTULO 28: QUE ELLA NO SE DÉ CUENTALucy lo observa con una expresión de travesura pura.—¡Lucy! —gruñe Anthony, girándose por completo en su asiento—. ¿Qué estás haciendo aquí?La niña se revuelca de risa, cubriéndose la boca como si tratara de esconder lo obvio.—¡Quería ayudar, papá! Dijiste que ibas a ver a San Nicolás, ¿y cómo vas a hacer eso sin mí?Anthony cierra los ojos, pasa una mano por su rostro y suelta un largo suspiro. Claro, a la pequeña ratoncita no se le escapa nada, y ahora está metida hasta el cuello en un asunto que no debería ni imaginar.—Lucy, esto no es una aventura. No puedes estar aquí. —Su tono es severo, pero ella solo lo mira con esos enormes ojos brillantes, ajena al peligro.—¡Pero sí es una aventura! —insiste, cruzando los brazos con terquedad—. Y además, soy tu ayudante. ¡Andrea dijo que siempre es bueno tener un ayudante!Anthony mira a Alessandro, que ya está afuera del auto, tratando de contener una carcajada mientras se apoya en la puerta del co
CAPÍTULO 29: LA TRADICIÓN DE LA FAMILIAKatherine se ríe de forma genuina junto a Giulia, olvidándose por completo de la tensión que la había acompañado desde que llegó a esa casa. Su risa, ligera y sincera, rompe la incomodidad que solía ponerla tan tensa. Por primera vez se siente casi relajada. Giulia está loca, no hay duda. Pero es una locura que, de alguna forma, resulta contagiosa y hasta fascinante.—Te lo juro, no es tan difícil —dice Giulia con una confianza desbordante, gesticulando de forma exagerada—. Solo necesitas mirar fijamente al blanco y asegurarte de que no te tiemble la mano al disparar.Katherine se estremece al instante. En su mente aparece la imagen de una diana de tiro, pero sabe, en el fondo, que Giulia no está hablando de un objeto inanimado.—Yo… no podría tomar un arma. No sirvo para eso —admite un tanto incómoda.—Eso es lo que dicen todos —responde Giulia con un tono sombrío que deja entrever más de lo que Katherine quisiera escuchar—. Pero cuando la vida
CAPÍTULO 30: CAMBIO DE PLANESLa sala está en silencio ahora. La familia Salvatore se ha retirado, dejando a Katherine y Anthony solos. Lucy está con Giulia, seguramente siendo consentida con galletas y leche para calmar el susto. Pero aquí, en esta sala amplia y elegante, el aire entre ellos es denso, como si el árbol de Navidad y las luces parpadeantes fueran testigos de algo mucho más íntimo que simples decoraciones festivas.Katherine se arrodilla frente a Anthony con el botiquín de primeros auxilios en el suelo. Sus manos, temblorosas al principio, comienzan a limpiarle la herida con delicadeza. Hay sangre, más de la que esperaba, y la camisa blanca de Anthony está arruinada, pero a él no parece importarle.—Eres un tonto —dice ella finalmente, rompiendo el silencio. Su tono es de frustración y preocupación mientras aplica desinfectante en la herida.Anthony la observa, sus ojos oscuros brillan con un destello de diversión.—¿Tonto? ¿Por qué? —pregunta con una sonrisa ladeada.—P