CAPÍTULO 6: LA FIRMA DEL TRATOLa idea de fingir un romance apasionado con un hombre como Anthony se siente surrealista para Katherine. Por mucho que lo intente, no puede ignorar la tensión que genera su presencia. Su actitud dominante y ese aire de control absoluto la irrita profundamente. Sin embargo, al desviar la mirada hacia su pequeña hija, una ola de determinación la inunda. Ese cheque de un millón de dólares podría cambiarlo todo, brindarle a Lucy la estabilidad que nunca ha tenido.—Muy bien, nos conocimos en Florencia, yo llevaba un vestido rojo vino en una gala benéfica y nos enamoramos a primera vista. Me pediste matrimonio en París, frente a una vista espectacular de la Torre Eiffel, después de que nos reencontramos, y te dije que sí —repite Katherine, palabra por palabra, como si estuviera recitando una lección.Anthony asiente, pero sus ojos reflejan una pizca de insatisfacción.—Puedes pretender olvidar algunos detalles; eso lo hará más creíble. Pero no seas tan mecáni
CAPÍTULO 7: LA NIÑA LO SABEEl viaje de regreso es aún más tenso de lo que Katherine podría haber imaginado. Mientras las luces de la ciudad pasan fugaces por la ventana, su mente no deja de darle vueltas al contrato que acaba de firmar y a la creciente sensación de que ha cometido un error. Pero ya es tarde para echarse atrás.Por un momento, asume que se dirigen a la casa del abuelo de Anthony. Sin embargo, cuando las calles comienzan a resultarle familiares, un presentimiento inquietante se apodera de ella. Reconoce las casas, los edificios… y, de repente, se da cuenta de que están yendo hacia su vecindario.—¿A dónde vamos? —pregunta con un tono alterado, intentando ocultar el temblor en su voz.Anthony, imperturbable, responde con la misma indiferencia que ha mostrado todo el día:—A tu casa.El corazón de Katherine salta en su pecho. Su mente se llena de preguntas. “¿Cómo es posible que sepa dónde vivo?”, piensa.—¿Cómo… cómo sabes eso? —insiste en voz alta, incapaz de contener
CAPÍTULO 8: LA CENA CON EL ABUELOLas mujeres trabajan en Katherine con precisión y gusto, transformándola en una versión sofisticada y radiante de sí misma. El vestido realza su figura, el maquillaje destaca sus rasgos, y el peinado elegante completa el conjunto. Cuando vuelve a encontrarse con Anthony, nota cómo sus ojos se detienen en ella, evaluándola en silencio. Por primera vez no hay un comentario cortante ni una mirada de desprecio. Tampoco un halago, pero su falta de crítica la siente como una pequeña victoria.—Bien, —dice finalmente, extendiéndole la mano para que tome su brazo—. Vamos.Katherine respira hondo y cuelga su mano en el interior de su codo. Lucy, emocionada, toma la mano de su madre, y los tres avanzan hacia la entrada principal como una familia improvisada.Por fuera, la mansión ya parecía excesiva, pero al cruzar el umbral, Katherine siente como si hubiese entrado en un mundo completamente diferente. La opulencia se multiplica: paredes de madera oscura con ve
CAPÍTULO 9: UNA VERDAD A MEDIASEl cuerpo de Katherine se tensa tanto que siente como si estuviera hecha de mármol. Cada músculo de su cuerpo está rígido, y su mente corre a mil por hora buscando desesperadamente una salida. La mirada de Giuseppe es gélida, cortante; como un bisturí que no admite más que la verdad. Su corazón late tan fuerte que parece un tambor resonando en sus oídos, como si aquel viejo cuento del hombre enloquecido por los latidos de un corazón oculto en el suelo se estuviera reproduciendo en carne propia.—¿Ah… qué? —susurra, intentando ganar tiempo, pero su voz apenas es un murmullo torpe—. No, yo… él no… —empieza a negar con movimientos confusos de la cabeza, pero Giuseppe no le da tregua.—Conozco a mi nieto mejor que nadie. —Su voz es baja, pero le hiela la sangre—. Primero, él no es capaz de conquistar a una mujer tan dulce y encantadora como tú. Segundo, sé que jamás has pisado París… y tampoco tu hija.Katherine siente que el suelo bajo sus pies desaparece.
CAPÍTULO 10: YA NO HAY VUELTA ATRÁSLucy desaparece dando saltitos hacia la sala de juegos, su risa infantil se desvanece en la distancia mientras que Katherine siente que su corazón late con tanta fuerza que parece estar buscando una salida de su pecho. La tensión se hace insoportable cuando Anthony se gira hacia ella con paso decidido y una mirada oscura cargada de amenaza.—¿Qué caraj0s le dijiste a mi abuelo? —su voz es un gruñido bajo, el tipo de tono que no admite evasivas.—Yo… lo siento, no tuve opción —logra balbucear Katherine llevándose las manos al pecho como si pudiera protegerse de su intensidad—. Se dio cuenta, fue directo y no…—¡No te…! —Anthony suelta un gruñido de frustración, pasa una mano por su cabello antes de clavarle los ojos otra vez—. ¿Qué le dijiste exactamente?—Él supo de inmediato que todo era una mentira —admite ella con voz temblorosa—. Intenté decirte en el almuerzo que no funcionaría, pero no me dejaste hablar.—¿Así que ahora es mi culpa? —le espeta
CAPÍTULO 11: CONTROL ABSOLUTO“Solo será un mes”.Katherine se repite esas palabras como un mantra: “Solo será un mes”, pero incluso mientras las dice, siente que no puede engañarse del todo. Este acuerdo con Anthony Salvatore ya empieza a parecer mucho más de lo que había imaginado.El sol se filtra tímidamente por las cortinas marcando el inicio de un día que promete ser igual de complicado que los anteriores. Katherine suspira mientras termina de preparar el desayuno. Lucy, a su lado, habla emocionada sobre el día de juegos que le espera. Pero la conversación se interrumpe cuando suena el timbre. Katherine frunce el ceño y se seca las manos en un paño antes de abrir la puerta.Una mujer joven, vestida con ropa casual pero impecable, la saluda con una sonrisa profesional.—Buenos días, soy la niñera que el señor Salvatore contrató. Estoy aquí para cuidar a Lucy mientras usted realiza sus asuntos.Katherine siente un nudo en el estómago. No puede evitar sentir que Anthony sigue contr
CAPÍTULO 12: GIULIAKatherine siente que el corazón amenaza con salirle del pecho cuando la mujer rubia toma a Anthony de los hombros y le planta dos besos ruidosos en las mejillas, como si estuviera marcando territorio.—¿Pensaste que me ibas a dejar aquí? —pregunta la mujer frunciendo los labios en un puchero ensayado.El gesto es medido, pero tiene un aire de intimidad que a Katherine le incomoda. Antes de que pueda procesarlo, la rubia se quita los lentes de sol y deja que resbalen hasta el puente de su nariz, dándole una rápida mirada a la pelirroja. Sin dedicarle más atención, se despoja del abrigo y de su cartera costosa, tendiéndolos hacia ella como si esperara que los cargara.—Oh, caro —dice en un italiano melódico que a Katherine le cuesta procesar—, lleva mis cosas adentro, por favor. Ah, y quisiera un cóctel refrescante, algo ligero, no quiero que se me suba demasiado en el avión, ¿entiendes? —Termina con un guiño amistoso que no hace nada por apaciguar la tensión en el a
PREFACIOLa pequeña Lucy corre por los pasillos del centro comercial con el corazón acelerado, los zapatitos hacen eco en el suelo mientras esquiva a los empleados que preparan todo para la gran inauguración navideña. Sabe que está cometiendo una travesura y que seguramente su madre la regañará, pero su determinación es más fuerte que su miedo. Es la única oportunidad que tiene de hablar con Santa Claus antes de que el evento abra sus puertas al público. Mamá trabaja demasiado y no pueden permitirse pagar la entrada, pero eso no apaga su entusiasmo. Lucy sonríe con ilusión, imaginándose la cara del gran abuelito de rojo y su famosa barba blanca.Con el corazón latiéndole a toda velocidad, Lucy llega al escenario improvisado, que parece salido de un cuento mágico. Las luces parpadean en tonos cálidos, las guirnaldas verdes y doradas caen con elegancia, y un enorme trono dorado ocupa el centro, rodeado de regalos envueltos en papeles brillantes. Por un momento, la pequeña se detiene a c