Kate Adams necesita un trabajo de medio tiempo para cubrir el alquiler y otras cuentas, cuando su profesor de literatura le consigue una excelente oportunidad como chef para Dimitri Yilmaz, un hombre obsesionado con la perfección y acostumbrado a la soledad. Todo cambia cuando un trágico accidente cobra la vida de la hermana de Dimitri, dejando a su único sobrino sin padres. Según la voluntad de su hermana, la custodia del niño se le otorga a Dimitri bajo una condición inesperada: debe casarse. Desesperado por no perder a su sobrino, Dimitri le propone a Kate un contrato matrimonial. ¿Podrán ambos enfrentarse a esta inusual unión y superar las barreras de sus propias vidas solitarias?
Leer másA la mañana siguiente, desperté envuelta en sus brazos, con la luz del amanecer filtrándose a través de las cortinas. Dimitri aún dormía, su rostro relajado, como si la tensión del día anterior se hubiese disipado entre mis besos.Con cuidado, me deslicé fuera de la cama y tomé su camisa del suelo para ponérmela. Caminé hasta el baño y me miré en el espejo: mi cabello desordenado y el rubor en mis mejillas eran testigos de la intensidad de la noche.Cuando regresé a la habitación, Dimitri se había sentado en la cama, su mirada fija en mí.—¿Por qué te levantas tan temprano? —preguntó con voz ronca.—Tengo que preparar a Azad para la escuela.Se pasó una mano por el cabello, despeinándolo aún más, y sonrió con ese aire despreocupado que me hacía temblar.—Ven aquí —pidió, extendiendo una mano hacia mí.Negué con la cabeza, divertida.—Si voy, no saldré de la cama en toda la mañana.Dimitri rió, pero antes de que pudiera insistir, su teléfono vibró en la mesita de noche. Su expresión ca
Habían sido días bastante productivos y movidos. Azad había empezado el colegio y, por las tardes, asistía a sus entrenamientos.Durante ese tiempo, había retomado mis clases en la universidad. Aunque ahora era el centro de atención por ser la esposa de un gran empresario de la ciudad, mi vida seguía siendo bastante normal.—Si ya eres una chef graduada, con título universitario y esposa de un gran empresario, ¿por qué seguir la carrera de administración?Aurora llevaba días repitiéndome lo mismo sin darme tregua.—¿Tiene algo de malo?—No, pero si fuera tú, estaría todos los días en el centro comercial usando esas tarjetas que te dio tu querido esposo.—No soy de esas. —Miré el reloj en mi muñeca—. Y ya debo irme, o llegaré tarde por Azad.Me despedí de ella y salí rápidamente del campus. Afuera, Badu me ayudó a abordar la camioneta y nos dirigimos a las calles de la ciudad.Después de recoger a Azad, él pidió ir a las oficinas para visitar a Elyf. Así lo hicimos y, al llegar, su sec
Los días posteriores a la rueda de prensa fueron un torbellino. La prensa no dejó de hablar del beso, de la declaración de Dimitri y, por supuesto, de las fotografías escandalosas que ahora habían sido desmentidas oficialmente. Pero para mí, lo más abrumador no era el interés de los medios, sino aprender a manejar lo que Dimitri y yo estábamos construyendo.Aquella mañana que Dimitri me propuso asistir juntos a una gala benéfica, mi estómago se llenó de nudos.—Es una buena oportunidad para mostrar que estamos unidos —dijo mientras ajustaba su corbata frente al espejo de nuestro cuarto—. Pero no tienes que hacerlo si no estás lista.—No es eso... —respondí, dudando mientras jugueteaba con el cierre de mi vestido—. Es solo que no sé cómo actuar.Él se giró hacia mí, acercándose para tomar mis manos.—Solo sé tú misma, Kate. No tienes que demostrarle nada a nadie. Estamos en esto juntos.Sus palabras, combinadas con la calidez de su mirada, me dieron la fuerza que necesitaba.Esa noche
Cuando Dimitri tomó mi mano frente a todos esos periodistas, sentí que mi mundo daba un giro inesperado. Su tacto era cálido, firme, y por un momento, olvidé dónde estábamos. Su disculpa pública, la forma en que me miró... Era como si todo lo que había reprimido durante semanas saliera a la superficie de golpe.Y luego, me besó.No fue un beso apresurado ni calculado. Fue un beso sincero, lleno de emociones que no había visto venir. Me quedé sin aire, no solo por la intensidad, sino por lo que ese gesto implicaba: Dimitri estaba rompiendo las reglas de nuestro acuerdo, y yo, para mi sorpresa, no podía estar más de acuerdo con eso.Cuando nos separamos, los flashes de las cámaras y el murmullo de los periodistas me devolvieron a la realidad. Mi rostro seguramente estaba rojo, pero mantuve la cabeza en alto. Dimitri aún sostenía mi mano, como si temiera que me fuera a alejar.—Gracias a todos por venir —dijo él con voz firme, ignorando las preguntas que llovían desde la multitud—. Esto
A la mañana siguiente, el sol apenas comenzaba a filtrarse por las ventanas de mi despacho, pero yo ya estaba en la oficina. La noche había sido interminable. Entre llamadas a mi abogado y a mi equipo de relaciones públicas, había diseñado un plan para enfrentar esta situación. Sabía que el primer paso era encontrar a Luisa. Necesitaba respuestas, y las necesitaba ahora.Cuando la puerta se abrió, Luisa entró con una expresión de falsa tranquilidad. Estaba impecable como siempre, con su vestido ajustado y su cabello perfectamente peinado. Pero detrás de su sonrisa, podía ver la astucia, el cálculo.—Dimitri —dijo con su tono habitual, fingiendo sorpresa—. Me llamaste temprano. ¿Sucede algo?—Siéntate —ordené con frialdad, señalando la silla frente a mi escritorio.Ella pareció vacilar un momento antes de obedecer. Cerré la puerta detrás de ella y me apoyé en el escritorio, cruzando los brazos.—Quiero que me expliques las fotos que publicaste.Su expresión se endureció por un breve se
No podía sacarme de la cabeza el dolor en los ojos de Kate mientras se alejaba de mí, dejándome de pie en medio del pasillo como un hombre condenado. Sus palabras seguían resonando en mi mente, cada una como un golpe directo al pecho."Dimitri, esto no se trata de si me mentiste o no... Se trata de que me has puesto en ridículo. Se trata de que estás poniendo en peligro la custodia de Azad."Azad. Esa palabra, ese nombre, fue suficiente para arrancarme del aturdimiento. No podía permitir que esto nos destruyera, que esas fotos falsas arruinaran todo por lo que habíamos luchado. Pero, ¿cómo podía arreglar algo cuando Kate apenas me miraba sin que la rabia y la decepción empañaran su rostro?Me dirigí al despacho, cerrando la puerta detrás de mí con un portazo que resonó por toda la casa. Necesitaba pensar, encontrar una manera de lidiar con esto, pero mi mente estaba llena de imágenes de Kate apartándose de mí, de Azad abrazándola como si temiera perderla.Golpeé el escritorio con el p
Salí del comedor con pasos rápidos, casi tropezando con el umbral de la puerta. Sentía un nudo en la garganta y una presión en el pecho que amenazaba con explotar. El aire fresco del pasillo me golpeó, pero no logró calmar el torbellino en mi mente. Me apoyé contra una pared, cerrando los ojos mientras intentaba regular mi respiración.Los ecos de los pasos de Dimitri me hicieron girar la cabeza. Su voz era urgente, casi desesperada:—Kate, por favor, espera.No quería verlo, no podía enfrentarlo, pero tampoco pude moverme. Cuando llegó a mi lado, tomó mi brazo con suavidad, obligándome a girar hacia él.—Dime qué pasa. —Su tono era firme, pero en sus ojos había confusión y un atisbo de miedo.Lo miré directamente, con una mezcla de rabia y dolor reflejada en mi rostro.—¿Qué pasa? —repetí, dejando escapar una risa amarga—. Dimitri, ¿de verdad necesitas que lo diga en voz alta?Saqué mi móvil y le mostré las fotos que corrían por toda las redes sociales. Su expresión se congeló. Pude
El eco de las palabras de Luisa resonaba en mi mente como una tormenta. "Dimitri y yo salimos hace meses", "Hace unas noches cuando la pasamos juntos". Intenté mantener la compostura, pero sentía cómo el enojo y una inesperada inseguridad se mezclaban dentro de mí.—¿Estás segura de que estás bien? —preguntó Elyf, observándome con preocupación.—Sí, no te preocupes. —Forcé una sonrisa que claramente no la convenció del todo.—Kate... —insistió, pero antes de que pudiera continuar, Dimitri apareció, como si intuyera que algo no estaba bien.—¿Todo en orden? —Su mirada se movió entre nosotras, deteniéndose en mí.—Perfectamente —respondí, evitando su mirada y fingiendo que todo estaba bajo control.—Elyf, ¿podrías ayudarme con Azad? Está jugando con unos niños y parece que necesita supervisión. —Dimitri habló con su tono calmado habitual, pero su expresión denotaba que quería quedarse a solas conmigo.Elyf asintió con un encogimiento de hombros y se marchó tras un suave "con permiso". U
Era un día sofocante, típico de las vísperas de Nochebuena. Me encontraba revisando cuidadosamente que tuviera todos los ingredientes necesarios para preparar la cena para nosotros.—¿Qué haces aquí? —La voz de Dimitri me sacó de mi concentración, obligándome a alzar la vista.—Revisando que no me falte nada para mañana. ¿Y tú? ¿Por qué llegaste tan temprano? —pregunté, sorprendida.—Hoy es la fiesta de Navidad en la empresa, y terminamos temprano para prepararnos. ¿Estás lista?—¿Lista para qué? —dije, desconcertada.—Para la fiesta, por supuesto —respondió con naturalidad—. Asistiremos esta noche. Mis padres, mis tíos, Elyf y, por supuesto, nosotros. Es importante que estemos allí.—Dimitri, no creo que sea una buena idea... —intenté decir, incómoda.—Kate, escúchame. —Se acercó y tomó mis manos con firmeza, mirándome directamente a los ojos—. No puedo llegar solo. Eres mi esposa, y como tal necesito tu apoyo. Por favor.Sus palabras, aunque firmes, tenían un tono que no podía ignor