Me encontraba en el despacho de su abogado, un lugar frío y solemne que esta vez parecía aún más opresivo. Estaba allí para escuchar los detalles del testamento de mi hermana y mi cuñado. Aquellos asuntos legales que tanto había postergado. No podía concebir que ahora, tras perderlos, estuviera en esta situación, pero la reciente amenaza de Adelia y Mauro me dejó claro que necesitaba saberlo todo para proteger a Azad.El abogado, un hombre de rostro severo y mirada compasiva, me miró desde el otro lado del escritorio.—Señor Yilmaz, ¿está listo para conocer los detalles? —preguntó con una voz suave.Asentí, aunque el nudo en su estómago solo aumentaba.—La última voluntad de su hermana fue elaborada de forma muy específica —continuó el abogado, hojeando un documento—. De acuerdo con su testamento, la custodia de Azad recae automáticamente en usted, su hermano mayor. Sin embargo... —hizo una pausa, mirándome directamente a los ojos— hay una condición que debe cumplirse para que se hag
Habían sido días difíciles después del sepelio de los padres de Azad. Aunque su ánimo no era el mejor, trataba de buscar la manera de sacarle una sonrisa y hacerlo sentir un poco mejor cada día.Tras un día largo, finalmente se ha dormido y yace plácidamente en su cama. Yo regreso a la sala para recoger los juguetes que el pequeño había dejado esparcidos.Observo al señor Yilmaz, quien luce pensativo y bastante nervioso, algo poco común en él.—¿Está todo bien, señor Yilmaz? —le pregunto, aun sabiendo que su respuesta podría ser brusca.—Kate, necesito hablar contigo —musita finalmente.Me señala el sofá. Tomo asiento y noto que su nerviosismo crece aún más.¿Qué le sucede?—Hoy fui a ver al abogado de la familia —comienza, y tras una pausa, prosigue—. Me informó sobre los términos de la última voluntad de mi hermana.¿Voluntad?—Sí, la última voluntad de mi hermana... —continúa—. Es que, para obtener la custodia de Azad, yo... debo estar casado."Oh..."—¿Casarse...? —murmuro, asombr
La cena había concluido, pero las miradas inquisitivas seguían pesando sobre mí mientras nos despedíamos en la puerta. La señora Demet me dio un abrazo breve y calculado, lo suficiente para ser cordial, pero no lo bastante como para transmitir calidez.—Confío en que cuidarás bien de Azad y de Dimitri —dijo, su tono más un recordatorio que un deseo.Asentí, incapaz de encontrar las palabras adecuadas. Dimitri tomó mi mano con un gesto protector, y mientras descendíamos las escaleras de piedra hacia el auto, el silencio entre nosotros era denso, como si el peso de la mentira compartida estuviera a punto de aplastarnos. Azad dormía profundamente en el asiento trasero, ajeno al tumulto que nos rodeaba.Al llegar a casa, Dimitri se ofreció a llevar a Azad a su cama. Yo me quedé en la sala, mirando la luz tenue que provenía de una lámpara de mesa. Mis pensamientos se arremolinaron como una tormenta. ¿Habría sido convincente? ¿La familia sospecharía algo? ¿Podría realmente mantener esta fa
El ambiente entre Dimitri y yo se había vuelto extraño después de nuestra conversación de la noche anterior. No habíamos hablado más del tema, pero las palabras seguían resonando en mi mente:"Vamos a tener que vivir como una verdadera pareja."¿Qué significaba exactamente eso?¿Qué implicaba?Intenté no pensar demasiado en ello mientras me ocupaba de Azad y sus necesidades matutinas.Había preparado el desayuno y Azad ya se encontraba en la mesa degustándolo. Me dediqué a recoger cada juguete del suelo hasta que un ruido llamó mi atención.La puerta del despacho se abrió, dejando salir a un Dimitri bastante rojo de coraje y con una cara de pocos amigos.—¿Todo bien? —pregunté con cautela, sabiendo que mi tono no ocultaba mi preocupación.Dimitri me miró, y durante un breve instante, pareció decidir si compartirme lo que estaba pasando. Finalmente, suspiró y sacudió la cabeza.—Adelia y Mauro están moviendo sus piezas. Me han amenazado con buscar pruebas de que este compromiso es... u
Oficialmente, entrábamos en la mejor época del año."Diciembre"Y con ella, toda la emoción de la Navidad. Dimitri se había encargado de enviar decoradores a adornar e iluminar toda la casa, excepto el árbol de Navidad, porque de eso nos encargaríamos Azad y yo.Habíamos salido a buscar el árbol junto a Dimitri, explorando cada rincón en busca del adecuado. Azad lucía emocionado, con una energía casi infantil, mientras inspeccionaba los árboles y los adornos navideños.—Si no fuera por Azad, ya habría mandado a los decoradores a encargarse de todo esto —murmuró Dimitri, mirando a su alrededor con gesto impaciente—. Para mí, todo esto es nuevo.—¿Nunca has decorado un árbol de Navidad tú mismo? —le pregunté, sorprendida.—De hecho, nunca he puesto un solo adorno navideño en mi casa —confesó, encogiéndose de hombros—. No era lo mío, y mucho menos porque siempre estaba sumergido en el trabajo.—Eso cambiará este año —le aseguré con una sonrisa traviesa—. Porque nos encargaremos de contag
La mañana siguiente llegó demasiado rápido, trayendo consigo un aire gélido y una sensación de irrealidad que no podía sacudirme. Mientras me vestía, mi mente seguía atrapada en un torbellino de pensamientos.¿Casarme con Dimitri?Lo había aceptado por Azad, por su bienestar, pero no podía ignorar la mezcla inquietante de emociones en mi interior. No era solo nerviosismo, ni tampoco una emoción positiva. Era algo intermedio, desconocido, como un vacío que amenazaba con devorarme.El vestido que había elegido era sencillo: lana blanca, mangas largas, perfecto para el invierno helado. No había tiempo para extravagancias ni grandes preparativos. Y tal vez eso era lo mejor. Esta no era una boda de ensueño, era un acuerdo frío y calculado para proteger a Azad.—¿Lista? —La voz grave de Dimitri me sacó de mi ensimismamiento.Lo encontré de pie en el umbral, impecablemente vestido con un traje oscuro que acentuaba su figura imponente. Sus ojos, siempre tan intensos, me escudriñaron como si b
—Siento no haber estado cuando me necesitabas amigo. Hace dos días me enteré de la noticia por mi madre y decidí regresar de Japón. —No te preocupes Darío. Con tantas cosas sobre la cabeza se me había olvidado contarte lo que había sucedido aparte no pretendía arruinar tu viaje de negocios. —Los negocios pueden esperar, los amigos y la familia no amigo. —Todo pasó muy deprisa, luego ha caído lo de la custodia de Azad y eso me ha tenido muy ocupado. —Pero no tanto como para casarte —Interviene —. ¿De dónde salió ella? Nunca me hablaste de su existencia. —Kate llegó hace poco como mi chef personal.No pude evitar caer en sus encantos.—¿Por eso decidiste casarte con ella? —Kate es...diferente. Es todo lo que necesitas saber amigo.—Entiendo lo que me dices, ¿pero cómo te casas tan pronto? Puede tratarse de alguien que quiere quedarse con parte de tu fortuna. —Kate y yo nos queremos y queremos a Azad con nosotros. Ella es con la persona que más pasa tiempo y ha desarrollado una bu
La noche había llegado más rápido de lo que había previsto, y con ella, la ansiedad comenzó a escalar por mi cuerpo. Me encontraba frente al espejo, ajustando los últimos detalles de mi vestido azul oscuro, sencillo pero elegante. Aurora estaba a mi lado, ayudándome con mi cabello, mientras mi mente revoloteaba con pensamientos sobre lo que me esperaba en la cena.—Relájate, Kate —dijo Aurora, mientras recogía un mechón de cabello suelto y lo fijaba con un pasador—. No puedes permitir que esta gente te intimide.—No es intimidación —respondí, aunque sabía que no era del todo cierto—. Es... nerviosismo.Aurora me lanzó una mirada incrédula.—¿Nerviosismo por cómo reaccionarán o por algo más?No respondí. En lugar de eso, ajusté los pendientes que Aurora me había prestado y respiré hondo.La casa estaba impecable cuando bajé. Las luces cálidas iluminaban el salón, y una mesa larga estaba decorada con flores blancas y velas que parpadeaban suavemente. Dimitri estaba junto a la chimenea,