Había pasado una semana desde nuestro "matrimonio". Dimitri estaba trabajando en su empresa, mientras Azad tenía clases de natación y arte. Con toda la tarde libre, trataba de distraerme cuando el teléfono de la casa sonó. Desde la garita informaban la llegada de Elyf, así que rápidamente autoricé su entrada.—Kate —saludó Elyf, dejando un beso en mi mejilla—. Lamento llegar sin previo aviso.—No te preocupes, siempre eres bienvenida. ¿Qué te trae por aquí?—Hablé con mi primo esta mañana y me comentó que estabas sola en casa, seguramente aburrida. Así que vine a sacarte a tomar un café y almorzar.—¡Claro! Me encantaría.—Perfecto. Busca tu bolso, vamos ya.Sonreí por su entusiasmo, tomé mi bolso y salimos junto con Badu hacia el centro comercial de la ciudad. Elyf me llevó de tienda en tienda, comprando vestidos y accesorios con una alegría contagiosa.En una de las tiendas, mis ojos se fijaron en un hermoso vestido, pero al ver el precio, lo solté rápidamente.—¿Dos mil dólares? —m
Estaba terminando la reunión con los socios cuando Susana, mi secretaria, me informó que Azad había llegado y se encontraba en mi oficina junto a Kate.No era común que vinieran, pero algo en esa idea me alegró el día. Sin embargo, no podía evitar preguntarme si Kate se sentía fuera de lugar aquí. Todo era nuevo para ella: este mundo, mi trabajo, nuestras responsabilidades como pareja.Mientras los socios seguían discutiendo detalles del contrato, mi mente divagaba hacia Kate. Recordé cómo la había encontrado más temprano, su expresión entre confundida y asombrada al verme en mi lugar de trabajo. Tenía que reconocer que verla ahí, como si perteneciera a este espacio, me había llenado de una inexplicable satisfacción.Cuando por fin terminó la reunión, me despedí de los socios y me dirigí a mi oficina con paso firme. Apenas crucé el umbral, noté que el ambiente estaba tenso. Kate estaba sentada en el sofá, con Azad dibujando tranquilo a su lado.—Kate, ¿todo bien? —pregunté, acercándo
Esa noche, después de acostar a Azad, encontré a Kate en la terraza. La brisa fresca de la noche jugaba con su cabello mientras ella miraba las luces de la ciudad desde lo alto. Me apoyé en el marco de la puerta por un momento, observándola. Había algo en ella, una fuerza tranquila que me atraía cada vez más.—¿Puedo acompañarte? —pregunté.Ella giró la cabeza hacia mí, con una pequeña sonrisa.—Claro.Tomé asiento junto a ella, dejando que el silencio nos envolviera por un momento. Había aprendido que con Kate no siempre era necesario llenar los espacios vacíos con palabras; ella valoraba los momentos tranquilos. Sin embargo, esta vez tenía algo que decirle.—Hoy hablé con Luisa.Kate me miró, sorprendida.—¿Sobre lo que pasó esta tarde?Asentí, manteniendo mi mirada fija en la suya.—No voy a permitir que nadie te haga sentir incómoda, Kate. Ni aquí ni en ningún otro lugar. Eres mi esposa, y mereces respeto.Ella se mordió ligeramente el labio, un gesto que siempre hacía cuando esta
El día del juicio había llegado. Me levanté temprano esa mañana, con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Miré a Azad mientras dormía tranquilamente en su cama, ajeno al huracán que estaba a punto de desatarse. Me acerqué a él y dejé un beso suave en su frente.—Todo estará bien, tiburoncín —susurré, como si mis palabras pudieran protegerlo de todo el dolor que otros habían causado.Me preparé con cuidado, eligiendo un atuendo sobrio y elegante. Dimitri estaba listo en el salón, esperándome con su traje perfectamente planchado y una expresión de calma que siempre lograba tranquilizarme, aunque esta vez sabía que también estaba nervioso.—¿Lista? —me preguntó, extendiéndome la mano.—Lo estoy.El trayecto al juzgado fue silencioso. Badu conducía con seriedad, mientras yo intentaba ordenar mis pensamientos. Dimitri me tomó la mano en un gesto tranquilizador, y cuando nuestras miradas se cruzaron, sus ojos me transmitieron una promesa: no estábamos solos en esto.Al llegar, los fl
Era un día sofocante, típico de las vísperas de Nochebuena. Me encontraba revisando cuidadosamente que tuviera todos los ingredientes necesarios para preparar la cena para nosotros.—¿Qué haces aquí? —La voz de Dimitri me sacó de mi concentración, obligándome a alzar la vista.—Revisando que no me falte nada para mañana. ¿Y tú? ¿Por qué llegaste tan temprano? —pregunté, sorprendida.—Hoy es la fiesta de Navidad en la empresa, y terminamos temprano para prepararnos. ¿Estás lista?—¿Lista para qué? —dije, desconcertada.—Para la fiesta, por supuesto —respondió con naturalidad—. Asistiremos esta noche. Mis padres, mis tíos, Elyf y, por supuesto, nosotros. Es importante que estemos allí.—Dimitri, no creo que sea una buena idea... —intenté decir, incómoda.—Kate, escúchame. —Se acercó y tomó mis manos con firmeza, mirándome directamente a los ojos—. No puedo llegar solo. Eres mi esposa, y como tal necesito tu apoyo. Por favor.Sus palabras, aunque firmes, tenían un tono que no podía ignor
El eco de las palabras de Luisa resonaba en mi mente como una tormenta. "Dimitri y yo salimos hace meses", "Hace unas noches cuando la pasamos juntos". Intenté mantener la compostura, pero sentía cómo el enojo y una inesperada inseguridad se mezclaban dentro de mí.—¿Estás segura de que estás bien? —preguntó Elyf, observándome con preocupación.—Sí, no te preocupes. —Forcé una sonrisa que claramente no la convenció del todo.—Kate... —insistió, pero antes de que pudiera continuar, Dimitri apareció, como si intuyera que algo no estaba bien.—¿Todo en orden? —Su mirada se movió entre nosotras, deteniéndose en mí.—Perfectamente —respondí, evitando su mirada y fingiendo que todo estaba bajo control.—Elyf, ¿podrías ayudarme con Azad? Está jugando con unos niños y parece que necesita supervisión. —Dimitri habló con su tono calmado habitual, pero su expresión denotaba que quería quedarse a solas conmigo.Elyf asintió con un encogimiento de hombros y se marchó tras un suave "con permiso". U
Salí del comedor con pasos rápidos, casi tropezando con el umbral de la puerta. Sentía un nudo en la garganta y una presión en el pecho que amenazaba con explotar. El aire fresco del pasillo me golpeó, pero no logró calmar el torbellino en mi mente. Me apoyé contra una pared, cerrando los ojos mientras intentaba regular mi respiración.Los ecos de los pasos de Dimitri me hicieron girar la cabeza. Su voz era urgente, casi desesperada:—Kate, por favor, espera.No quería verlo, no podía enfrentarlo, pero tampoco pude moverme. Cuando llegó a mi lado, tomó mi brazo con suavidad, obligándome a girar hacia él.—Dime qué pasa. —Su tono era firme, pero en sus ojos había confusión y un atisbo de miedo.Lo miré directamente, con una mezcla de rabia y dolor reflejada en mi rostro.—¿Qué pasa? —repetí, dejando escapar una risa amarga—. Dimitri, ¿de verdad necesitas que lo diga en voz alta?Saqué mi móvil y le mostré las fotos que corrían por toda las redes sociales. Su expresión se congeló. Pude
No podía sacarme de la cabeza el dolor en los ojos de Kate mientras se alejaba de mí, dejándome de pie en medio del pasillo como un hombre condenado. Sus palabras seguían resonando en mi mente, cada una como un golpe directo al pecho."Dimitri, esto no se trata de si me mentiste o no... Se trata de que me has puesto en ridículo. Se trata de que estás poniendo en peligro la custodia de Azad."Azad. Esa palabra, ese nombre, fue suficiente para arrancarme del aturdimiento. No podía permitir que esto nos destruyera, que esas fotos falsas arruinaran todo por lo que habíamos luchado. Pero, ¿cómo podía arreglar algo cuando Kate apenas me miraba sin que la rabia y la decepción empañaran su rostro?Me dirigí al despacho, cerrando la puerta detrás de mí con un portazo que resonó por toda la casa. Necesitaba pensar, encontrar una manera de lidiar con esto, pero mi mente estaba llena de imágenes de Kate apartándose de mí, de Azad abrazándola como si temiera perderla.Golpeé el escritorio con el p