A la mañana siguiente, el sol apenas comenzaba a filtrarse por las ventanas de mi despacho, pero yo ya estaba en la oficina. La noche había sido interminable. Entre llamadas a mi abogado y a mi equipo de relaciones públicas, había diseñado un plan para enfrentar esta situación. Sabía que el primer paso era encontrar a Luisa. Necesitaba respuestas, y las necesitaba ahora.Cuando la puerta se abrió, Luisa entró con una expresión de falsa tranquilidad. Estaba impecable como siempre, con su vestido ajustado y su cabello perfectamente peinado. Pero detrás de su sonrisa, podía ver la astucia, el cálculo.—Dimitri —dijo con su tono habitual, fingiendo sorpresa—. Me llamaste temprano. ¿Sucede algo?—Siéntate —ordené con frialdad, señalando la silla frente a mi escritorio.Ella pareció vacilar un momento antes de obedecer. Cerré la puerta detrás de ella y me apoyé en el escritorio, cruzando los brazos.—Quiero que me expliques las fotos que publicaste.Su expresión se endureció por un breve se
Cuando Dimitri tomó mi mano frente a todos esos periodistas, sentí que mi mundo daba un giro inesperado. Su tacto era cálido, firme, y por un momento, olvidé dónde estábamos. Su disculpa pública, la forma en que me miró... Era como si todo lo que había reprimido durante semanas saliera a la superficie de golpe.Y luego, me besó.No fue un beso apresurado ni calculado. Fue un beso sincero, lleno de emociones que no había visto venir. Me quedé sin aire, no solo por la intensidad, sino por lo que ese gesto implicaba: Dimitri estaba rompiendo las reglas de nuestro acuerdo, y yo, para mi sorpresa, no podía estar más de acuerdo con eso.Cuando nos separamos, los flashes de las cámaras y el murmullo de los periodistas me devolvieron a la realidad. Mi rostro seguramente estaba rojo, pero mantuve la cabeza en alto. Dimitri aún sostenía mi mano, como si temiera que me fuera a alejar.—Gracias a todos por venir —dijo él con voz firme, ignorando las preguntas que llovían desde la multitud—. Esto
Los días posteriores a la rueda de prensa fueron un torbellino. La prensa no dejó de hablar del beso, de la declaración de Dimitri y, por supuesto, de las fotografías escandalosas que ahora habían sido desmentidas oficialmente. Pero para mí, lo más abrumador no era el interés de los medios, sino aprender a manejar lo que Dimitri y yo estábamos construyendo.Aquella mañana que Dimitri me propuso asistir juntos a una gala benéfica, mi estómago se llenó de nudos.—Es una buena oportunidad para mostrar que estamos unidos —dijo mientras ajustaba su corbata frente al espejo de nuestro cuarto—. Pero no tienes que hacerlo si no estás lista.—No es eso... —respondí, dudando mientras jugueteaba con el cierre de mi vestido—. Es solo que no sé cómo actuar.Él se giró hacia mí, acercándose para tomar mis manos.—Solo sé tú misma, Kate. No tienes que demostrarle nada a nadie. Estamos en esto juntos.Sus palabras, combinadas con la calidez de su mirada, me dieron la fuerza que necesitaba.Esa noche
Habían sido días bastante productivos y movidos. Azad había empezado el colegio y, por las tardes, asistía a sus entrenamientos.Durante ese tiempo, había retomado mis clases en la universidad. Aunque ahora era el centro de atención por ser la esposa de un gran empresario de la ciudad, mi vida seguía siendo bastante normal.—Si ya eres una chef graduada, con título universitario y esposa de un gran empresario, ¿por qué seguir la carrera de administración?Aurora llevaba días repitiéndome lo mismo sin darme tregua.—¿Tiene algo de malo?—No, pero si fuera tú, estaría todos los días en el centro comercial usando esas tarjetas que te dio tu querido esposo.—No soy de esas. —Miré el reloj en mi muñeca—. Y ya debo irme, o llegaré tarde por Azad.Me despedí de ella y salí rápidamente del campus. Afuera, Badu me ayudó a abordar la camioneta y nos dirigimos a las calles de la ciudad.Después de recoger a Azad, él pidió ir a las oficinas para visitar a Elyf. Así lo hicimos y, al llegar, su sec
A la mañana siguiente, desperté envuelta en sus brazos, con la luz del amanecer filtrándose a través de las cortinas. Dimitri aún dormía, su rostro relajado, como si la tensión del día anterior se hubiese disipado entre mis besos.Con cuidado, me deslicé fuera de la cama y tomé su camisa del suelo para ponérmela. Caminé hasta el baño y me miré en el espejo: mi cabello desordenado y el rubor en mis mejillas eran testigos de la intensidad de la noche.Cuando regresé a la habitación, Dimitri se había sentado en la cama, su mirada fija en mí.—¿Por qué te levantas tan temprano? —preguntó con voz ronca.—Tengo que preparar a Azad para la escuela.Se pasó una mano por el cabello, despeinándolo aún más, y sonrió con ese aire despreocupado que me hacía temblar.—Ven aquí —pidió, extendiendo una mano hacia mí.Negué con la cabeza, divertida.—Si voy, no saldré de la cama en toda la mañana.Dimitri rió, pero antes de que pudiera insistir, su teléfono vibró en la mesita de noche. Su expresión ca
—Señorita Adams, escuché que ya no está impartiendo los cursos de cocina.—Así es, profesor. De hecho, estoy en busca de un empleo urgentemente; necesito mantenerme para poder seguir estudiando.—He hablado con la profesora Claxton y me comentó que eres una chef prometedora. Conozco a alguien que necesita una cocinera con urgencia, ¿te interesaría?—¡Claro! —respondí, sonriendo de emoción—. Sería una excelente oportunidad.El profesor me extendió una tarjeta con dirección y contacto.—Preséntate mañana. Hablaré con mi colega esta tarde para que esté al tanto.—Gracias, profesor, en serio.El profesor me dio una palmada en el hombro antes de marcharse, y yo miré la tarjeta, sintiendo una mezcla de ilusión y nervios. Era la oportunidad que tanto necesitaba. Los últimos meses había estado trabajando en el restaurante de mi profesora Claxton como asistente en los cursos, pero por razones personales, ella tuvo que cancelar las clases, dejándome sin empleo.Guardé la tarjeta y regresé a cas
Aquí tienes una versión mejorada del texto, con detalles adicionales para profundizar en las emociones y dar mayor fluidez a la historia. La reescritura se enfoca en el encuentro de Kate con el señor Yilmaz, las interacciones con su familia y la escena final, aumentando la intensidad de los sentimientos y manteniendo la narrativa envolvente.Texto Mejorado:Había pasado una semana desde que empecé a trabajar en la mansión Yilmaz, y aún no había tenido la oportunidad de conocer al señor Dimitri Yilmaz en persona. Sin embargo, estaba tranquila, ya que había pasado la prueba y finalmente firmado el contrato como chef de planta. Ahora llegaba cada mañana para preparar las comidas del día, incluida la de los empleados, y en las tardes, el pequeño Azad me hacía compañía hasta que su madre o el chofer venían por él.Esta tarde, tras terminar las preparaciones asignadas y limpiar la cocina, me quedé con ganas de explorar la casa, ya que no había tenido la oportunidad de verla en detalle. Con
No había podido dormir en toda la noche. La ansiedad me tenía al borde, revisando las noticias cada pocos minutos con la esperanza de encontrar alguna actualización sobre Azad y su madre. Pero nada. Silencio absoluto.Al amanecer, no pude soportar más la espera. Salí de inmediato rumbo a la casa del señor Yilmaz, buscando algo, cualquier cosa que me diera paz. Al llegar, me encuentro con uno de los guardias de seguridad.—Señorita Kate, tal vez debería tomarse el día. El señor Yilmaz no ha vuelto desde anoche, y no creo que regrese pronto.—¿Sabe algo sobre Azad y su madre? —pregunté, con la voz temblorosa.—No, señorita... Solo rezo para que se recuperen.Tragué saliva, sintiendo cómo mi corazón se contraía. —Voy a preparar algo para nosotros. La angustia me está matando en casa, y aquí al menos puedo hacer algo.Él asintió, comprensivo. Caminé hacia la cocina y comencé a preparar el menú del día con las manos temblorosas, cada corte, cada mezcla, una distracción para mis pensamient