La tensión en la sala era evidente. Adelia apretó los labios, su mirada oscilando entre Dimitri y Denis, como si su mente trabajara a toda velocidad para encontrar una forma de retomar el control.—Eso no estaba en los planes —musitó, intentando mantener la compostura.Dimitri la miró con frialdad antes de responder:—El problema, Adelia, es que aquí no se trata de lo que estaba en los planes. Kate es mi esposa y, como tal, tiene tanto derecho a estar aquí como cualquiera de nosotros.Denis sonrió con diversión mientras se acomodaba en su asiento junto a mí.—Bien, ya que todos estamos presentes... —dijo, entrelazando las manos sobre la mesa—. Creo que es hora de discutir lo realmente importante. Quiero que me pongan al día con todo lo relacionado con la compañía antes de tomar cualquier decisión sobre mis acciones.Adelia lo miró con irritación, pero no tuvo más remedio que asentir.—Por supuesto —respondió con una sonrisa tensa—. Aunque, como mencioné antes, había asumido que me dar
Durante el camino, recibí la noticia por parte de Elyf: esta noche habría una cena en casa de la madre de Ferit, y el invitado especial sería Denis.Al llegar a casa, me reciben unos brazos que me encantan y me vuelven loca.—Kate, ¿qué hiciste hoy sin mí?—Pues muchas cosas, pero ninguna divertida —le hago cosquillas en la panza—. Esta noche tenemos una cena en casa de tu abuelita Demet.—La casa de la abuela es muy aburrida... ¿me puedo quedar aquí?—No, tiburoncín —pone puchero—. Debemos ir, porque hay una sorpresa para ti.—¿Una sorpresa? —pregunta emocionado. Asiento con una sonrisa—. ¿Qué es, Kate?—Si te lo digo, ya no sería sorpresa —me cruzo de brazos—. Así que es mejor que dejes tu mochila en tu habitación y empecemos a arreglarnos.⸻El reloj marcaba las siete de la noche. Terminé de alisar la camisa de Azad y acaricié su cabello, dándole los últimos retoques.—Listo, tiburoncín. Es hora de irnos.Tomé su mano y, al salir de la habitación, bajamos las escaleras. Nos encontr
—¡No puedes hablar así, madre! —le grité, con la voz temblando de ira contenida.—¡Claro que puedo! —replicó con frialdad—. Ahora más que nunca estoy segura de que fue un completo error apoyar ese matrimonio. Esa mujer solo busca adueñarse de tu fortuna.Me costaba reconocer a la mujer frente a mí. No era solo dureza, era desprecio. Un juicio cruel e injusto.—¿Has perdido la cabeza? ¡Ni siquiera conoces a Kate para hablar así de ella!—Si ya tienes la custodia de Azad, ¿qué esperas para divorciarte de ella?—No es tan fácil como crees. No puedo hacerlo ahora, podrían quitármelo otra vez.—Entonces, ¿qué es ella para ti? ¿Un trámite?—Tú no sabes nada madre y tampoco te lo diré porque basta con lo que sabemos y sentimos ella y yo. —Sé suficiente. Tiene esa sonrisa manipuladora y el descaro para ocupar un lugar que no le corresponde.—Tú no tienes derecho a decidir quién sí y quién no en mi vida —me crucé de brazos, pero por dentro estaba quebrado —. No me divorciaré de Kate porque de
Aurora había salido a trabajar temprano. La casa estaba en completo silencio, ese tipo de silencio que no reconforta... sino que te obliga a pensar.Había dormido poco y mal. Cada vez que cerraba los ojos, escuchaba la voz de Demet repitiendo esas palabras crueles, pero lo que más dolía no eran sus ofensas. Lo que me destrozaba era el silencio de Dimitri. La forma en que su madre lo humillaba, y él... simplemente se quedaba allí, sin decir nada.Yo temblaba. No de miedo, sino de decepción. No era la primera vez que el mundo me señalaba, pero sí era la primera vez que quien más debía defenderme, me había fallado.Unos golpes suaves en la puerta me sacaron de mi ensimismamiento.No pregunté quién era. Ya lo sabía.Caminé lentamente hasta la puerta. Abrí.Y ahí estaba él..Ojeroso. Con la misma ropa de la noche anterior. La camisa arrugada. Y los ojos... esos ojos que antes me miraban intensamente hoy me buscaban con culpa.—Kate —susurró, como si mi nombre doliera.Me hice a un lado pa
Había sido una semana larga y completamente insoportable.Azad no dejaba de preguntar por Kate. Elyf, para calmarlo un poco, decidió llevárselo unos días a casa de mis tíos, con la esperanza de mantenerlo alejado de todo este problema.A estas alturas, el mundo entero me irritaba. Solo quería de vuelta a la mujer que amaba.—¿Pensando en ella? —La voz de Elyf me sacó de mis pensamientos—. Luces pésimamente mal desde que no está a tu lado.Pasé las manos por mi rostro en señal de frustración y suspiré profundamente.—Necesito recuperar a mi mujer, Elyf. La necesito de vuelta en casa, junto a Azad y a mí.Unos golpes en la puerta nos interrumpieron. Di autorización para que entraran y observé a Susana, que lucía visiblemente nerviosa.—¿Qué pasa, Susana?—Lamento interrumpir, señor. Pero la secretaria de la señorita Elyf la requiere con urgencia... La señora Demet está en su oficina, en una acalorada discusión con la señora Kate.Me levanté de inmediato y salí de mi oficina a toda prisa
Me sentía como si llevara años en esa silla. El sonido monótono del reloj, la luz pálida del pasillo, los susurros apagados de enfermeras y médicos... todo se mezclaba en un zumbido lejano. Pero cuando vi salir a la enfermera con una leve sonrisa, mi cuerpo reaccionó antes que mi mente. —Ha despertado —dijo ella con suavidad—. Puede pasar, pero le pido que la ayuden a mantener la calma. Está muy débil. No lo pensé dos veces. La habitación era tranquila, apenas iluminada por una lámpara suave. El monitor cardíaco marcaba cada latido como una prueba de que aún estaba conmigo. Kate estaba despierta, recostada con los ojos abiertos, fijos en el techo. Su rostro estaba más pálido que de costumbre, pero su respiración era tranquila. Cuando me acerqué, sus ojos se encontraron con los míos y una lágrima resbaló por su mejilla. —Dimitri... Me senté a su lado, tomé su mano con cuidado. —Aquí estoy, nena. Te tengo. —¿Qué pasó? Su voz era débil, como si hablara desde un lugar muy
Pov's Aurora Me quedé en silencio, sentada junto a su cama, observando cómo el rostro de Kate descansaba entre luces tenues y el sonido rítmico del monitor. Dormía profundamente, aunque su respiración no era del todo tranquila. A veces se contraía ligeramente, como si su cuerpo aún luchara contra el recuerdo del impacto. Acaricié su mano. Estaba fría, frágil, y por un momento se sintió como si fuera de cristal. Nunca la había visto así. Kate siempre había sido fuego: decidida, firme, incluso cuando estaba rota por dentro. Pero ahora… ahora parecía tan pequeña. —No te preocupes, Kate —murmuré, sin esperar respuesta—. Todo va a salir bien, te lo prometo. Me levanté para revisar el gotero, luego eché un vistazo rápido al monitor, aunque no entendía mucho de lo que marcaba. No podía quedarme quieta. Algo dentro de mí me decía que si me detenía, si me permitía sentir por completo lo que estaba pasando, me rompería yo también. —Dimitri no tarda —susurré al aire, como si eso me cons
Todo era un murmullo. Un zumbido lejano, como si el mundo se filtrara a través de una pared de agua. No sabía si estaba soñando o si había despertado en un sueño, uno donde todo dolía sin doler, donde respirar era un esfuerzo y abrir los ojos, una batalla.Lo primero que sentí fue la presión en mi mano. Alguien me sostenía. Una calidez familiar, un ancla en medio de la nada. Abrí los ojos con lentitud y el rostro de Aurora se fue dibujando como si emergiera de una neblina espesa.Su voz. Su mano.“Estás a salvo”, dijo. ¿Estaba?Intenté hablar, pero mi voz era un susurro quebrado. “¿Fue un accidente?”Aunque no supe cuánto tiempo había pasado desde la última vez. La luz era distinta, más clara, más cálida, como si el sol se hubiera colado por alguna ventana invisible. Todo seguía igual y todo era distinto. Mi cuerpo dolía menos, o tal vez me había acostumbrado al dolor. Me sentía pesada, pero no rota.Y por un momento, pensé que lo del bebé había sido solo un sueño.Una pesadilla sembr