Los días posteriores a la rueda de prensa fueron un torbellino. La prensa no dejó de hablar del beso, de la declaración de Dimitri y, por supuesto, de las fotografías escandalosas que ahora habían sido desmentidas oficialmente. Pero para mí, lo más abrumador no era el interés de los medios, sino aprender a manejar lo que Dimitri y yo estábamos construyendo.Aquella mañana que Dimitri me propuso asistir juntos a una gala benéfica, mi estómago se llenó de nudos.—Es una buena oportunidad para mostrar que estamos unidos —dijo mientras ajustaba su corbata frente al espejo de nuestro cuarto—. Pero no tienes que hacerlo si no estás lista.—No es eso... —respondí, dudando mientras jugueteaba con el cierre de mi vestido—. Es solo que no sé cómo actuar.Él se giró hacia mí, acercándose para tomar mis manos.—Solo sé tú misma, Kate. No tienes que demostrarle nada a nadie. Estamos en esto juntos.Sus palabras, combinadas con la calidez de su mirada, me dieron la fuerza que necesitaba.Esa noche
Habían sido días bastante productivos y movidos. Azad había empezado el colegio y, por las tardes, asistía a sus entrenamientos.Durante ese tiempo, había retomado mis clases en la universidad. Aunque ahora era el centro de atención por ser la esposa de un gran empresario de la ciudad, mi vida seguía siendo bastante normal.—Si ya eres una chef graduada, con título universitario y esposa de un gran empresario, ¿por qué seguir la carrera de administración?Aurora llevaba días repitiéndome lo mismo sin darme tregua.—¿Tiene algo de malo?—No, pero si fuera tú, estaría todos los días en el centro comercial usando esas tarjetas que te dio tu querido esposo.—No soy de esas. —Miré el reloj en mi muñeca—. Y ya debo irme, o llegaré tarde por Azad.Me despedí de ella y salí rápidamente del campus. Afuera, Badu me ayudó a abordar la camioneta y nos dirigimos a las calles de la ciudad.Después de recoger a Azad, él pidió ir a las oficinas para visitar a Elyf. Así lo hicimos y, al llegar, su sec
A la mañana siguiente, desperté envuelta en sus brazos, con la luz del amanecer filtrándose a través de las cortinas. Dimitri aún dormía, su rostro relajado, como si la tensión del día anterior se hubiese disipado entre mis besos.Con cuidado, me deslicé fuera de la cama y tomé su camisa del suelo para ponérmela. Caminé hasta el baño y me miré en el espejo: mi cabello desordenado y el rubor en mis mejillas eran testigos de la intensidad de la noche.Cuando regresé a la habitación, Dimitri se había sentado en la cama, su mirada fija en mí.—¿Por qué te levantas tan temprano? —preguntó con voz ronca.—Tengo que preparar a Azad para la escuela.Se pasó una mano por el cabello, despeinándolo aún más, y sonrió con ese aire despreocupado que me hacía temblar.—Ven aquí —pidió, extendiendo una mano hacia mí.Negué con la cabeza, divertida.—Si voy, no saldré de la cama en toda la mañana.Dimitri rió, pero antes de que pudiera insistir, su teléfono vibró en la mesita de noche. Su expresión ca
—Señorita Adams, escuché que ya no está impartiendo los cursos de cocina.—Así es, profesor. De hecho, estoy en busca de un empleo urgentemente; necesito mantenerme para poder seguir estudiando.—He hablado con la profesora Claxton y me comentó que eres una chef prometedora. Conozco a alguien que necesita una cocinera con urgencia, ¿te interesaría?—¡Claro! —respondí, sonriendo de emoción—. Sería una excelente oportunidad.El profesor me extendió una tarjeta con dirección y contacto.—Preséntate mañana. Hablaré con mi colega esta tarde para que esté al tanto.—Gracias, profesor, en serio.El profesor me dio una palmada en el hombro antes de marcharse, y yo miré la tarjeta, sintiendo una mezcla de ilusión y nervios. Era la oportunidad que tanto necesitaba. Los últimos meses había estado trabajando en el restaurante de mi profesora Claxton como asistente en los cursos, pero por razones personales, ella tuvo que cancelar las clases, dejándome sin empleo.Guardé la tarjeta y regresé a cas
Aquí tienes una versión mejorada del texto, con detalles adicionales para profundizar en las emociones y dar mayor fluidez a la historia. La reescritura se enfoca en el encuentro de Kate con el señor Yilmaz, las interacciones con su familia y la escena final, aumentando la intensidad de los sentimientos y manteniendo la narrativa envolvente.Texto Mejorado:Había pasado una semana desde que empecé a trabajar en la mansión Yilmaz, y aún no había tenido la oportunidad de conocer al señor Dimitri Yilmaz en persona. Sin embargo, estaba tranquila, ya que había pasado la prueba y finalmente firmado el contrato como chef de planta. Ahora llegaba cada mañana para preparar las comidas del día, incluida la de los empleados, y en las tardes, el pequeño Azad me hacía compañía hasta que su madre o el chofer venían por él.Esta tarde, tras terminar las preparaciones asignadas y limpiar la cocina, me quedé con ganas de explorar la casa, ya que no había tenido la oportunidad de verla en detalle. Con
No había podido dormir en toda la noche. La ansiedad me tenía al borde, revisando las noticias cada pocos minutos con la esperanza de encontrar alguna actualización sobre Azad y su madre. Pero nada. Silencio absoluto.Al amanecer, no pude soportar más la espera. Salí de inmediato rumbo a la casa del señor Yilmaz, buscando algo, cualquier cosa que me diera paz. Al llegar, me encuentro con uno de los guardias de seguridad.—Señorita Kate, tal vez debería tomarse el día. El señor Yilmaz no ha vuelto desde anoche, y no creo que regrese pronto.—¿Sabe algo sobre Azad y su madre? —pregunté, con la voz temblorosa.—No, señorita... Solo rezo para que se recuperen.Tragué saliva, sintiendo cómo mi corazón se contraía. —Voy a preparar algo para nosotros. La angustia me está matando en casa, y aquí al menos puedo hacer algo.Él asintió, comprensivo. Caminé hacia la cocina y comencé a preparar el menú del día con las manos temblorosas, cada corte, cada mezcla, una distracción para mis pensamient
Había sido una semana extenuante, llena de angustia y pequeños triunfos para el pequeño Azad. Los médicos, tras días de incertidumbre, finalmente le dieron el alta, y él no dudó en pedir ir a la casa de su tío. Quería estar conmigo, no permitía que me separara de él ni un instante. La psicóloga decía que me veía como su ancla, su refugio en medio de la tormenta, por la conexión profunda que habíamos formado desde aquel día trágico.Luego de bañarlo y leerle un cuento, lo llevé a la cama. Me quedé a su lado hasta que, poco a poco, su respiración se volvió tranquila y se durmió profundamente. Con cuidado, me levanté, bajé las escaleras y fui a la cocina a buscar un vaso de agua, intentando ahogar la tristeza que me asfixiaba cada vez que pensaba en el dolor que este niño cargaba.—Señorita Adams...Di un respingo y dejé escapar un pequeño jadeo al escuchar esa voz. Me giré y vi al señor Yilmaz observándome en silencio, como si hubiera estado ahí mucho tiempo.—No quería asustarla —dijo
Me encontraba en el despacho de su abogado, un lugar frío y solemne que esta vez parecía aún más opresivo. Estaba allí para escuchar los detalles del testamento de mi hermana y mi cuñado. Aquellos asuntos legales que tanto había postergado. No podía concebir que ahora, tras perderlos, estuviera en esta situación, pero la reciente amenaza de Adelia y Mauro me dejó claro que necesitaba saberlo todo para proteger a Azad.El abogado, un hombre de rostro severo y mirada compasiva, me miró desde el otro lado del escritorio.—Señor Yilmaz, ¿está listo para conocer los detalles? —preguntó con una voz suave.Asentí, aunque el nudo en su estómago solo aumentaba.—La última voluntad de su hermana fue elaborada de forma muy específica —continuó el abogado, hojeando un documento—. De acuerdo con su testamento, la custodia de Azad recae automáticamente en usted, su hermano mayor. Sin embargo... —hizo una pausa, mirándome directamente a los ojos— hay una condición que debe cumplirse para que se hag