Un Amor Inquebrantable
Un Amor Inquebrantable
Por: made
Destinos Entretejidos 1

El sonido de la lluvia repiqueteaba contra los ventanales de la moderna oficina de Emma Baker. Sentada detrás de su escritorio, revisaba los últimos contratos de su agencia de publicidad. La luz de su computadora iluminaba su rostro de rasgos delicados, sus ojos lila resplandecientes con una intensidad única. A pesar de su éxito profesional, sintió un vacío inexplicable, una sensación de que algo le faltaba.

Su vida había dado un giro inesperado hacía unos meses. Después de la traición de Derek, su expareja, había decidido centrarse en su carrera y en su mayor sueño: ser madre. No necesitaba un hombre para lograrlo, y por eso había optado por la fertilización in vitro. Ahora, su vientre albergaba una nueva vida, una decisión que había tomado con plena convicción, sin saber que aquel embarazo cambiaría su mundo de maneras que jamás imaginó.

Un golpe en la puerta la sacó de sus pensamientos.

—Emma, ​​tienes una llamada importante

—dijo Sofía, su mejor amiga y asistente.

Emma sospechó y tomó el teléfono.

—¿Señora Baker?

—la voz del doctor en la otra línea sonaba tensa

—. Necesitamos que vengamos a la clínica. Hay algo… algo extraño en sus resultados.

Emma frunció el ceño.

— ¿Algo extraño? ¿Mi bebé está bien?

—No se preocupe, pero preferiríamos explicárselo en persona. ¿Puede venir hoy?

El tono del médico la inquietó, pero avanzando.

—Sí, estaré ahí en una hora.

Cuando colgó, su instinto le decía que algo estaba por cambiar.

A kilómetros de distancia, en un bosque denso y apartado, Diego Holman entrenaba con su Beta, Jack. El Alfa de la Manada Luna Negra era un hombre imponente, de mirada intensa y un físico tallado por los años de lucha y liderazgo. Su cabello castaño se pegaba a su frente por el sudor, y sus ojos verdes oscuros brillaban con la intensidad de un depredador.

—Te noto distraído, Diego —comentó Jack, esquivando un golpe—. ¿Es por Marcus?

El nombre de su hermano bastó para soportar su expresión.

—No confío en él. Ha estado demasiado callado últimamente, y eso solo significa problemas.

Jack admitió.

—No estás equivocado. Algunos miembros de la manada han escuchado sobre rumores de movimientos extraños en el pueblo.

Diego apretó los puños. Desde que asumió su rol como Alfa Supremo, su mayor desafío había sido contener la ambición de Marcus. Pero en los últimos meses, algo en el aire se sintió diferente.

De repente, un fuerte latido resonó en su pecho. Un dolor extraño se apoderó de su cuerpo, como si una energía desconocida lo recorriera.

—¿Diego? —Jack lo miró preocupado.

El Alfa respiró hondo.

—Estoy bien… solo fue un instante.

Pero en su interior, algo le decía que no era un simple malestar.

Que en algún lugar, algo había cambiado.

Y su destino estaba a punto de entrelazarse con el de una mujer que nunca había visto antes.

Emma salió de la clínica con el corazón acelerado.

Los análisis lo confirmaban: su embarazo no era normal.

La muestra de semen no pertenece al donante que ella había elegido.

Su hijo... era de alguien más.

Y ahora, debía averiguar quién era el padre de su bebé.

Porque algo dentro de ella le decía que aquel hombre… no era humano.

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