Nikolay Petrov, heredero de una cuantiosa suma billonaria y del negocio familiar; hijo único; obstinado; entrenado desde pequeño solo para una cosa, a quien se ponga en su camino y cómo hasta ahora había logrado cumplir. Nadie se mete con los Petrov, son la dinastía más poderosa de toda Rusia, pero por algunos conflictos y malas alianzas tendrá que abandonar su país natal y buscar refugio en algún lugar de España, ¿Quién lo diría? Probablemente su padre lo vería como una mancha en el legado familiar y no ayudaría a solucionar los problemas que veían envuelto a su hijo. Por culpa de todos sus errores toda su familia tuvo que abandonar Rusia y conseguir refugios en países vecinos. Ivonne Wilson, una pobre muchacha huérfana que quedó a manos de su tía cuando sus dos padres fallecieron, en distintas circunstancias, algunas sospechosas cómo lo expresó la policía nacional en algún momento, tendrá que sobrellevar una vida que nunca le correspondió y que tampoco pidió, su tía querrá apoderarse de todo lo que alguna vez perteneció a su sobrina y a su madre. Luego de una orden de asesinato en su contra, Ivonne entre un vaivén de sucesos ligados en su búsqueda de libertad, se escapa del horrible lugar donde la tenían atrapada y va a parar a la casa que pertenecía a su novio, pero que ahora, casualmente, pertenece a Nikolay Petrov, el mayor mafioso de Rusia y su mejor opción para sobrevivir. Él le ofrece refugio a cambio de algunos favores que podrían ayudarle a salir de su desastre, pero qué, comenzaría todo este juego en el que el fiel destino nos mete y qué la cruel vida nos destruye, ¿Podrán estos jóvenes amantes salvarse de todos los problemas que cada uno conlleva?
Leer másIvonne Petrova Años después. —Feliz cumpleaños mis pequeños traviesos. —mencioné abrazando a mis mellizos, Elián y Vanessa, ya cumplían sus tres primeros años de vida, nuestro hijo, Lukyan tenía cinco, al igual que Irina y luego venía Esperanza con sus perfectos seis años y luego venían los más grandes, Valentín con doce años y Benjamín con diez, nuestras vidas han sido maravillosas. —¡Que mis hijos sean felices por siempre! ¡Que todos nuestros hijos sean felices toda su vida! —mencionó Nikolay en un brindis. Aleric y Bruno brindaron con él, al igual que Andrew y Antoine, las mujeres nos encontrábamos conversando acerca de los niños. La hija de Aleric había nacido pocos meses luego de los mellizos, por lo que pronto cumpliría tres años también, las hijas de Margarita se encontraban jugando con mis hijas, mientras que mis niños se encontraban jugando futbol con Massimo y Andrew, la novia de mi hermano estaba junto a Katherina, y sí, también es parte de la familia, sobre todo después
Nikolay PetrovDesperté con la imagen de mi hermosa esposa a mi lado, su espalda desnuda, suave, con aquellas marcas que deja el embarazo que la hacían ver aún más bella que antes.«¿Qué habré hecho para que un alma tan pura se haya fijado en alguien cómo yo?» pensé de pronto, una sonrisa se formó en mis labios, mi teléfono no paró de vibrar durante toda la mañana, pero no contesté, en cambio, lo silencié, no quiero que este poco tiempo que tenemos solo para nosotros se arruine por nada.Hoy es una nueva realidad, hoy volvemos con nuestros hijos, con nuestra familia, volvemos al hospital dónde se encuentra la madre de Ivonne y será duro… será duro ver que a pesar de que las cosas parecían mejorar, un nuevo problema vuelve a amenazarlos, esta vez uno al que no podemos buscarle una solución y que es la muerte de una de mis suegras.Dios, ¡Tengo dos suegras! La vida me ha premiado con muchas mujeres, pero nunca he sentido la necesidad de protegerlas y cuidarlas cómo con Ivonne, mis hija
Ivonne PetrovaA pesar de que no era ni el momento para alejarnos de todo, estaba contenta con que haya tomado la iniciativa de organizar esta cita para ambos, eso me hacía sentir importante para él, y claro, que aún le importaba, porque este último tiempo hemos estado un poco distanciados, a pesar de eso, soy capaz de notar siento temor en sus ojos, ¿Qué será lo que está pensando en estos momentos? ¿Será que ya no quiere estar conmigo? No en la manera en que deseo que lo haga.—¿Te sientes bien? —preguntó sonriendo, buscando mis ojos para verlos. Negué con la cabeza—. Podemos hablarlo, Ivonne.—Lo sé… solo es algo sin importancia. —dije sonriendo de lado—. ¿No quieres estar conmigo? —pregunté de pronto, él se levantó de la cama y me observó directamente, por un momento me sentí indefensa y desnuda, sus ojos parecían desnudarme con la mirada, pero no en el sentido erótico y placentero.—¿Qué estás diciendo? —preguntó—. Sabes perfectamente que lo que más quiero en el mundo es pasar el
Nikolay Petrov—¿Por qué vinimos hasta el hospital, Nikolay? —preguntó ella mientras caminaba a mi lado—. El doctor iría a revisarme a la casa. —agregó. Lo que tenía que contarle a Ivonne rompía todos los parámetros conocidos, trataba de buscar las palabras correctas para decírselo, pero no podía hacerlo, ¿Sería mejor que lo descubriese sola? No, no lo creo, pero no había tiempo—Lo sé, hermosa, no es por ti que estamos aquí, sino que alguien quiere verte. — comenté sonriendo de lado, mientras rascaba mi cabeza, confundido, enojado, imposibilitado para hablar porque nunca había pasado una situación similar en mi vida.—Dime, ¿Quién desea verme en un lugar como este? —preguntó sonriendo. Seguimos adelante hasta la sala de cuidados intensivos, allí se encontraba su tía, Camelia—. ¿Es enserio? ¿La trajiste aquí? ¿Viva? —dijo mientras me jalaba del brazo.—Quiero que mires la camilla que está al lado de Camelia, por favor. —dije mientras me percataba de cada movimiento, de cada temblor, d
Ivonne Petrova Horas después. Los hombres habían llegado sin problemas a acabar con todos los enemigos que quedaban, los niños, mujeres y hombres heridos fueron atendidos por el doctor, en primer lugar, Aleric. Por suerte, todos nuestros pequeños estaban a salvo, a excepción de Andrew quien se había quedado para que los demás —¿Se han enterado de cómo le está yendo a Nikolay? —pregunté a los hombres encargados de manejar la comunicación internacional con ellos. —No, lamento decirle que hemos cortado comunicación con ellos hace dos horas, cuando nos atacaron se cortó la línea. —comentó el hombre. —¿Cuánto se demoran en recuperarla? —pregunté mirando atentamente al chico. —No lo sé… —el chico parecía dudar en decirme lo que estaba pasando en realidad—. Nosotros no perdimos la comunicación con ellos, fue al revés, los hackearon o… bueno, no quiero darle malas noticias apresuradas, solo queda esperar. —agregó nuevamente. —¡Trata de hacer lo posible por recuperar el contacto con ello
Ivonne Petrova—¿Cómo se encuentran? —pregunté a Katherina, ella se quedaría en el cuarto de los bebés junto a Andrew, mientras que, Massimo se quedaría con los niños, claro, además de Antoine, Aleric y Alenka se acomodaron como de costumbre en su habitación y yo me quedé sola en el cuarto con un hombre afuera de la puerta, todos los alrededores de la casa quedaron custodiados, Nikolay se fue con menos personas por lo mismo, cosa que me preocupaba.—Están bien, querida, ve a descansar, nosotros nos encargamos de los bebés, te ves demasiado pálida. —comentó ella—. Te hará bien dormir. —agregó.—Bien, entonces nos vemos mañana. —dije. Me fui a mi habitación, pero no pude pegar el ojo, es cómo si presintiera que algo estaba por pasar, tomé el arma en mi mano y salí a caminar por la casa, con el hombre que Nikolay dejó custodiándome.—Señora, esto no está bien, tiene que volver a su cama. —dijo rascándose la cabeza como si estuviésemos rompiendo una de las reglas que nos condenan a muerte
Nikolay Petrov—Entonces todos estén pendientes del radio que llevarán, también estén pendientes de las radiofrecuencias, es una cerrada, a menos de que tengan un experto no podrán escucharnos, y en caso de cualquier ataque, tendremos a un especialista en ello, Iván, te encargas de eso. —dije mientras miraba a uno de los rusos que irían conmigo.—También iré, me necesitas. —dijo Bruno entrando en la habitación.—Ambos sabemos que no lo haces solo por mí. —comenté sonriendo de lado. Las manchas moradas y azules que tenía en el rostro ya se encontraban disipadas, no del todo, pero ya era menos—. Ambos sabemos que lo haces más por Ivonne que por mí, hermano. —agregué sonriendo de lado.—Siempre te hablé con claridad, Nikolay. Y sí, no te niego que llegué a imaginar a Ivonne de otras maneras más íntimas, pero nunca le falté el respeto, ni a ti, y mucho menos a mi mujer o hijos, eso jamás. —comentó—. Si te lo dije fue netamente porque pensé que debías saberlo, pero nunca pensé que llegaría
Ivonne PetrovaLuego de que el padre de Nikolay no haya querido brindarnos su ayuda y que hayamos visitado el muelle hemos logrado volver a Italia con tres hombres más, no era el ejercito que habíamos planeado en un inicio, pero era mejor que nada. Las náuseas del embarazo eran más constantes y se supone que ya deberían cesar, lo que le preocupaba a Nikolay, de hecho, ya me esperaba una cita con el médico apenas llegue a la casa.—¿Cómo te encuentras, Ivonne? —preguntó Nikolay acercándose a mí y sentándose a mi lado, hace algún rato que llevaba conversando con los hombres que iban del otro lado del avión.—Te notas tenso, Nikolay, ven aquí y duerme conmigo. —dije sonriendo de lado—. Puedo acariciar tu cabello hasta que te duermas, sé que eso te relaja.—Será para otra ocasión, ahora mismo vengo a ver cómo te encuentras, después seguiré planeando lo que haremos al llegar. —comentó sonriendo—. Necesito que me digas que estás bien, Ivonne, últimamente te he visto más cansada de lo normal
Nikolay PetrovPor fin nos encontrábamos en el avión privado, gracias a la fachada de la empresa de telecomunicaciones pude comprar una línea de vuelo sin levantar sospechas, por lo que ahora viajábamos en nuestro propio avión privado con destino en el aeropuerto de Moscú, allí nos estaría recogiendo un amigo íntimo de Antoine, de su entera confianza.—Ivonne, estamos llegando. —dije levantando su cabeza. Ella despertó alterada preocupándome, no estábamos para pasar por esto, lo primero en que me fijé fue que llevó su mano al lugar donde habilidosamente guardaba su arma. —Tranquila, hermosa, estás conmigo, todo está bien.—Bien, procura no despertarme de un salto, Nikolay. —dijo ella mirándome con cierta confusión en sus ojos, ¿Qué le estaba pasando? Será que se sentía mal, de pronto tenía nauseas por el embarazo, o sentía algún otro malestar, ¡Dios me iba a volver loco imaginando cuantas posibles cosas podrían estarle pasando en este preciso momento! Entonces decidió volver a hablar—