Corrimos, aunque no sabíamos a dónde íbamos, hace mucho que no andábamos por estas calles y no me iba a ir a meter a mi casa, ella tampoco recordaba la dirección de la suya.
Escuchamos otro estruendo, habían forzado la cerradura de la puerta con un disparo, ¿Por qué no se pueden dar vencidos? ¿Qué hice yo para merecer esto? Nada, no hice nada, pero la ambición de mi tía va más allá de los límites legales que le dejó mi padre, por eso hace todo esto, conmigo muerta tendrá todo para ella sola.
— ¿¡Dónde carajos estás!? — preguntó un hombre. Se escuchaba bastante enojado, seguro perdería todo el dinero que le ofreció aquella mujer que se hizo llamar, alguna vez, mi familia.
— Me ves cara de adivino, imbécil. ¡Tenemos que encontrarla como dé lugar! — apareció el acompañante. De pronto, se me ocurrió un lugar donde escondernos, la casa de Julián podría ser nuestra salvación.
— Ann, mírame. — le dije cuando me di cuenta de que estaba tirada en el suelo, a punto de entrar en una crisis de pánico. — Sé dónde podemos escondernos, pero queda muy lejos de aquí, tenemos que hacer un esfuerzo muy grande para que no nos vean. — mencioné.
— Es—est—está bi—en. — dijo ella tartamudeando, nunca la había visto así, se supone que ella es la mujer que tiene la sangre lo suficientemente fría para la calma en momentos como este, ¿No?
Caminamos por un callejón que daba a la próxima calle, en todo momento nos mantuvimos en las sombras de los faros, ocultas en la mayor oscuridad posible, esos matones a sueldo aún se encontraron cerca, buscándome.
A lo lejos divisé una moto, hace algunos años tuve una, no me acuerdo mucho de cómo manejarla, pero es obvio que a pie no llegaremos nunca, era la única salida para salir de esta encrucijada.
— Allí está nuestra salida. — mencioné. — Pero tenemos que cruzar la calle. — agregué sabiendo lo que eso significaba.
— Nos expondremos a la luz de los faros, pueden vernos. — respondió mi amiga. Asentí y puse una mano en su hombro.
— Tranquila, no te quieren a ti, concluye a matarme a mí. — mencioné para tranquilizarla, aunque no podía garantizar completamente que estaba a salvo, después de todo, sería un testigo potencial.
Cruzamos la calle corriendo, un nuevo disparo se escuchó, la noche estaba completamente en silencio provocando que aquel ruido se escuchara en eco por las calles de este lugar.
— ¡Súbete rápido! — mencioné a mi amiga, de verdad ejerció que salir de este lugar.
Traté de encender la llave, pero la m*****a cosa no quería encender, no entendía que pasaba, pero lo volvía a intentar una y otra vez, ¿Por qué está pasando esta m****a? ¿Por qué ahora?
— ¡Aquí está la muchacha! — gritó uno de los hombres llamando al otro, luego un disparo que dio contra un contenedor de basura frente a donde nos encontrábamos, los hombres se acercaban rápidamente y nosotras seguíamos en aquel mismo lugar deplorable ya punto de morir debido a una injusticia.
La motocicleta encendió y salimos de aquel lugar antes de que nos asesinaran, parecía de película, aunque no era así, otro disparo se escuchó, miré por el espejo retrovisor y era un auto, en el asiento del copiloto venía uno de los hombres, disparando, traté de acelerar, pero lamentablemente, si lo hacía, podía perder el control de la moto.
— Trataré de perderlos, ¿Vale? — mencioné casi en un hilo de voz, todo esto me estaba consumiendo por dentro, pero no tenía opciones, no podría detenerme en este momento o sería nuestro fin. — Saldremos de esto, Anastasia. Te lo juro. — mencioné nuevamente.
La noche seguía avanzando a paso lento, pero ya gracias a dios, había perdido a aquellos delincuentes, podíamos viajar calmadas hasta llegar a la casa de Julián, quien espero, nos dé una mano.
Bajamos de la motocicleta, Ann iba detrás de mí, todo parecía en perfecto orden, la casa era tal cual la recordaba, solo que ahora, se encontró un poco, apagada, recordaba muy bien a la madre de Julián, era una mujer muy alegre, siempre tratados de que su casa se viera igual de llamativa.
— ¿Qué sucede? — preguntó mi amiga detrás de mí, encogí mis hombros.
— Nada, solo algunos recuerdos. — respondí a su pregunta lo más sinceramente posible. — ¡Julián! — grité. — ¡Julián abre la puerta, por favor! Unos hombres nos están buscando. — grité nuevamente, pero parecía que nadie abría, una luz se encendió dentro de la enorme casa provocando un hilo de esperanza en mi corazón. — Julián por favor, ábrenos la puerta. — Volví a mencionar.
Detrás de nosotros una nueva luz se encendió, era aquel auto, nos ha estado siguiendo todo este tiempo, acechando, esperando a que nos detuviéramos, que eran inteligentes.
— ¡Julián, no hay tiempo, ábrenos de una vez! — grité nuevamente, esperando que él se apiadara de nosotras y abriera la m*****a puerta para darnos refugio. La puerta se abrió, la luz segó un poco mis ojos, escuché un disparo y me tiré al suelo, luego de esos llegaron dos más, lo único que esperaba era que esos dos hombres llegaran pronto a acabarme, a terminar la tarea que mi tía les había encomendado, pero eso no pasó.
— Levántate niña. — apareció un hombre, abrí los ojos, lo primero que apareció en mi campo de visión fue una mano, su mano, me la estaba brindando para poder levantarme del suelo.
— Eso—esos ho—ombres quieren asesinarme. — terminé de decir con mucha dificultad.
— Ya no serán un problema. — dijo. — ¡Antonie! — llamó a alguien del interior de la casa, tenía un acento extraño, pero no logró reconocerlo. Aquel hombre llegó. — Quiero que te encargues de los cuerpos, desaparécelos o tíralos en cualquier esquina, tú sabes perfecto que hacer. — decimos nuevamente.
Miré a la dirección donde los había visto hace algunos minutos y estaban tirados en el piso, con un charco de sangre a su alrededor, por un momento me sentí feliz, ellos por nosotras, y fue ahí que me percaté.
— ¡Anastasia! — grité cuando también la vi en el suelo, emanaba sangre de su boca, busqué por todo su cuerpo y una bala había ingresado por su abdomen, quien sabe que perforó aquel disparo. — ¡Haz algo! — le grité al hombre que me había salvado la vida.
Mi amiga sonrió y luego tomó mi mano, el miedo junto a la vida se iba largando de su cuerpo como si fuera lo más sencillo del mundo, las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, no podía creer que mi amiga, la única que había compartido mis momentos más oscuros se encontraron en este estado, dejándome, ¿Dónde quedaron todos esos sueños que prometimos cumplir juntas?—P—por fi—fin so—so—somos lib—libres. —estaba sonriendo mientras una lágrima caía por su mejilla, ¿Por qué no a mí? Ella no tuvo la culpa de acompañarme—. Bus—bus—ca a m—mi—s her—herm—ma—n—nos. —dijo con su último aliento y su cuerpo cayó desvanecido sobre mis piernas.—¡Haz algo, maldita sea, llama un médico, una ambulancia, algo! —grité molesta, porque solo se había quedado mirándome, no había intentado hacer nada por salvarla, cómo si se hubiera quedado en shock o simplemente sabía el destino de mi amiga, de mi querida Ann.—Eso no pasará, ella ya pasará. —apareció como si no le importaba lo que acababan de ver sus ojos
Nikolay PetrovLa tenía enfrente de mí, no podía creerlo, por mucho que he soñado este día nunca pensé que sería de esta forma, ¿Por qué estaba huyendo? ¿Quiénes eran aquellos hombres que la perseguían? ¿Por qué razón parecía ser que era la primera vez que se enfrentaba a una muerte de aquella índole? ¿Por qué de pronto me siento tan confundido al darle cobijo bajo mi casa?Pero, aún con todas mis preguntas, no podía rechazar el hecho de que aquella mujer es mucho más hermosa y joven de lo que alguna vez imaginé, en primera instancia, supuse que había sido que nunca lo mencionó en algunas de las cartas, pero podía intuir que se trataba de una mujer mayor por la manera en que se expresaba, no solo una adolescente.A mis veinticinco años, aunque para muchos se trataba de estar en plena juventud, no corría con la misma suerte, es más, podía decir que a mis años les recorría una infinidad de hechos desastrosos y sangrientos, muchas muertes, demasiadas violaciones a lo que la gente conside
—El gobierno ruso ha dado orden de captura en diferentes países europeos, aún no tienen cargado su rostro en el sistema, pero no tardarán mucho en obtenerlo, nuestros enemigos se los harán saber en cualquier momento, además seremos notorios si no hacemos parecer que ese dinero de su cuenta ha sido obtenido de buena forma. —mencionó, esta mierda se está descontrolando más de lo que debería, pero no tiene opciones en estos momentos.—¡Mierda y más mierda! Dime, ¿Qué se supone que debo hacer con eso? —mencioné cabreado de tanta miseria en la que me encontré, necesitaba un segundo de paz, pero ni siquiera había dormido una mierda—. Necesito ideas, y rápido. —mencioné nuevamente—. Además, tenemos que acabar con esos bastardos que no han hecho más que morder la mano que les dio de comer, pero ya verán, se toparán con toda mi furia. —agregué nuevamente, me senté en la silla de mi despacho, esperando que la solución llegara por arte de magia, al menos, mientras comenzaba a calmarme un poco.
—¿Qué m****a pasa? —pregunté enojado tirando la caña en la puerta—. ¡Pase de una m*****a vez! —agregué, la puerta se abrió y casi caigo en la estupidez de disparar para asustar a quien fuera que se escondía detrás del muro, casi cometo una locura, casi pierdo a alguien que podría ser de gran ayuda para mí. —Disculpa, no quería interrumpir… mejor vuelvo en otro momento. —mencionó ella sonriendo tímidamente y con intenciones de volver a irse, de alguna estúpida forma ver su sonrisa me tranquilizó, me dio la tranquilidad que muchas veces necesité, pero que hasta ahora no me había dado cuenta de necesitar y no entendía por qué justamente con ella me sentía así. —Tranquila, pasa, llamaré a alguien para que limpie este caos. —mencioné respondiendo a su sonrisa con una igual, aunque creo que la mía no era tan evidente, no estaba acostumbrado a dar muestras de afecto y para mí, una sonrisa lo era. Ella me detuvo antes de que diera un paso poniendo una mano encima de mi pecho. —Descuida, yo
Ivonne WilsonSalí corriendo de allí, no podía creerme lo que había sucedido, ¿Cómo pasó? ¿Cómo dejé tan fácilmente que me besara y por qué siento que lo disfruté más de lo que me gustaría admitir? pero la respuesta era obvia, lo había querido desde el primer momento en que lo insinuó, él tenía razón en todo lo que decía, tiene un poder para atraer a las mujeres, podía notarlo y había sucumbido, le había correspondido a aquel beso de la misma manera en que él me había besado, pero eso no le justificaba todo lo que había hecho antes, ¿Tendría razón en decir que también le deseaba? probablemente sí, pero tenía que alejar aquellos pensamientos de mi mente, sacudí mi cabeza tratando de quitar esos pensamientos de ella, nada podía pasar entre Nikolay y yo, nunca.— Contrólate, Iv, contrólate. — me dije a mi misma, no podía creer que todo esto estuviera pasándome en estos momentos, mi cuerpo y el débil deseo carnal no debe sucumbir ante esa masculinidad que era tan perfectamente completa en
—Así es, Julián fue mi novio antes de que todo este enredo sucediera, pero una vez me encerraron él no volvió a contestar ninguna de las cartas que le envié, es más creo que ni siquiera se molestó en hacerlo, sino que se le hizo más fácil abandonar esta casa. —dije mientras dejaba que una lágrima cayera por mi mejilla, él se acercó y limpió aquella solitaria lágrima provocando que todo mi interior se estremeciera.—En mi opinión, un hombre que hace llorar a una mujer no la merece, y no te lo digo por experiencia, porque no la tengo, pero no deberíamos hacer sufrir a las personas que nos brindan la felicidad y que nos complementan. —mencionó provocando que un escalofrío recorriera mi cuerpo nuevamente.—¿Y qué opinarías de una mujer que aborta al hijo del hombre que ama solo porque él se lo pide? Además, ¿Cómo podrías asegurar que tú no harías llorar a una mujer? Los hombres siempre hacen lo que quieren con nosotras, mi padre estuvo años al lado de mi madre, parecía amarla, pero mira,
Antoine ya había entrado en ese momento, así que había escuchado lo último que había mencionado, su cara pensativa me dejaba muchas cosas que pensar, pero sabía que la idea había sido atrayente para él, tanto como para mí y es que, a ninguno de los dos se nos hubiera ocurrido aquello.—¿Cómo sabes tanto sobre el tema? —pregunté sonriendo curiosamente, casi cómo una burla, no entendía de donde podía tener aquel conocimiento que parecía casi experto, se supone que no se ha especializado en ninguna universidad o al menos hasta eso sabía. Ella se me quedó viendo como si quisiera desafiarme, pero no me interesaba en lo más mínimo.—Mi padre era empresario, aprendí mucho de él antes que falleciera, después de todo, siempre mencionó lo mucho que le gustaría algún día verme manejando todo, claro, una vez se retirase. —mencionó y vi cómo lentamente cada uno de sus ojos fue llenándose de lágrimas.—Comprendo la carga que debió ser para ti pensar en aquello a tu edad, más o menos también seguí
Ivonne WilsonNo sabía en qué momento y qué estaba pensando cuando acepté casarme con el ruso, sin dudas mi vida cambiaría, al igual que la suya, tenía miedo de que intentase que algo más pasase entre nosotros, pero había prometido que no lo haría.—¿Sucede algo? —preguntó el ruso sentándose frente a mí en la gran mesa del comedor.—Solo pensaba, pero no importa, dime cuando estemos listos, y, por cierto, ya han pasado varios días, el tema de los muertos debe haberse calmado ya, quiero ir a ver a mi amiga. —mencioné pensando en que Nikolay probablemente me había mentido en el momento en que me dijo que había comprado una sepultura para ella.—Tienes razón, no he cumplido una de las tantas promesas que te he hecho en tan poco tiempo. Esta misma tarde te llevaré con ella y debes de saber que, efectivamente, la chica cuenta con tres hermanos, ya mandé a mis hombres a investigar sobre su vida… cuando me digas traeré a los niños aquí. —agregó el hombre dejándome boquiabierta, no podía cree