Ivonne Wilson
Frío, demasiado frío, es lo que se siente en este lúgubre y espantoso interno de niñas en el que me habían obligado a permanecer, no era la época para estar aquí y tampoco estaban las condiciones para que este sitio siguiera habilitado, no entendía cómo lograron hacerlo, solo los jóvenes sin hogar se quedaron en sitios como este y no era para nada mi caso, o al menos seguía pensando.
Recordaba a mis antiguos amigos, todos estaban pasando este invierno con sus familias, ¿Me recordarán? Después de todo hace casi un año que no los veo, de hecho, me alejaron de ellos, ¿Por qué mi vida se volvió tan complicada luego de la muerte de mamá? ¿Por qué mi padre tuvo que buscar a otra mujer tan rápido? ¿Por qué no pudo ser otra mujer? Y sí, a los pocos meses de que mi madre falleciera su lugar fue ocupado por otra mujer, mi tía.
La culpable de mi actual condición, pues, aunque nunca intenté nada en su contra, siempre tratará de ser algo que no era para mí, nunca la aceptaría cómo mi madre, era mi tía y así debería quedar. Mi padre tendría semanas antes de que ingresara a este lugar, sino que estoy seguro de que no me mantendría aquí, o eso quiero creer.
Tengo los dieciocho años que la ley estipula cómo la mayoría de edad, es decir, soy una adulta, pero mi iluso padre, antes de fallar bajo circunstancia un tanto confusas, según la policía, y que luego de las debidas investigaciones la misma ha desechado bajo la corroboración del laboratorio forense, ha estipulado en su testamento que sus bienes, es decir, mi herencia, pasaría a ser mía cuando cumpla los veintiún años, y qué, además, la encargada de mantenerme mientras aquellos sucedieran, era mi tía. La hermana ambiciosa de mi madre, que siempre buscaba la posibilidad de metérsele por los ojos a mi padre, sin importarle que era su propio cuñado y que terminó lográndolo una vez mi madre murió en un accidente, que por muy extraño que parece, fue muy similar al de mi padre.
Solo han pasado cinco años desde aquel suceso que cambió mi vida de maneras inimaginables. Mi tía inició su juego yendo a casa cada día con el pretexto de ayudar a mi padre y de paso a mí, pero mi ingenuo y dolido padre no se dio cuenta de aquello nunca, de hecho, creo que pensó que estando con mi tía podría, de alguna manera, tener más cerca de mi madre, pues se parecían bastante.
La fortuna de mi padre vino a caer en manos de mi tía hace tres años, cuando bajo sus encantos mi padre tuvo que casarse con ella y hacernos creer a todos que ocuparía el lugar de mi madre.
Recuerdo perfectamente aquel día, mi tía pidió que todas las imágenes de mi madre desechadas, claro que solo quedaron las de mi habitación y una que mi padre guardó con recelo en la caja fuerte de su despacho, una que ni alguna vez aquella mujer conocía, yo solo
Mientras ella se da la vida de lujos que siempre quiso, yo me estoy pudriendo en este lugar, cada día más marchita y con menos esperanzas de salir, a menos que ya cumpla los veintiún años y tome posesión de todo lo que me corresponde, ni Aunque tengo un celular con el cual comunicarme con mis antiguos amigos o con mi novio, Julián, solo podía enviar una carta semanal para poder comunicarme con el exterior, y siempre iban dirigidas a él, algún día se cansaría de esta situación y lo comprendía, supongo que, a la larga, también me cansaría de una relación que parece a larga distancia, pero, no es así en realidad.
Sonrió de mi propia mala suerte, pues recuerdo que cuando niña amaba ver la película de Rapunzel, y ahora, cada día que pasa me parezco más a ella, encerrada en un castillo que se cae a pedazos, esperando pacientemente el día de su libertad, aunque no sé si ese día llegaría para mí de la manera en que le pasó a ella, no creo que un príncipe venga a sacarme, esperaba que sí, de verdad lo esperaba.
—Cometiste un gran error casándote con ella, padre. Nunca fue lo que aparentó, no cambió con la muerte de mi madre, siempre ha estado interesada a tu bolsillo y le diste justo lo que quería, el poder de hacer con tu legado lo que quisiese. —susurré a una de las pocas imágenes que me quedaron de él junto a mi madre, es más, creo que es la única, de seguro mi tía terminó con todas en casa. Después de todo, nunca soportó ver la alegría que mi madre contagiaba a todo el que se le acercaba.
—Otra vez hablando sola IV. —dijo la única amiga que tengo en este lugar, Anastasia. Ella por suerte no sabe lo que es vivir en una familia con amor y perderlo todo, para ella este lugar es normal, pues, proviene de una familia disfuncional, es más, creo que su madre está en prisión y por lo que me contó, su padre es un ebrio que varias veces trató de abusar de ella.
La sociedad cada vez es más horrible, y, a veces, las situaciones que vemos en televisión, las que vemos alejadas a nosotros parecen estar más cerca de lo que pensamos, pero nos aislamos en nosotros, en nuestras propias vidas, en lugar de hacer algo de provecho y concientizar a los demás de todo a lo que estamos expuestos y tratar de combatir el mal.
—Sabes que no puedo evitarlo, me da impotencia solo de pensarlo, ella se terminará quedando con todo y la verdad es que ya no me importa, solo quiero que me saque de este lugar y me deje vivir mi vida en paz. —mencioné mientras una lágrima caía por mi mejilla. — Odio este lugar. Lo tenía todo Anne y lo perdí sin más.
—No puedes asegurarlo, la única forma de que eso pase es que te suceda alguna desgracia, y no ha pasado nada. Y todos odiamos este lugar, pero por ahora, es mucho mejor vivir aquí que allá afuera, en las calles y con este frío. —hubo ella sonriendo de lado, sabía que no le grabó aquella etapa de su vida, pues Anne sufrió mucho tiempo en la calle toda pasando clase de peligros y escapándose de muchos hombres que quisieron abusar de ella.
—Por qué aún no tengo la edad que estipuló mi padre en el testamento, no dudaría en que hará algo para perjudicarme, aunque claro, espero que no pasase. —responde. Sabía que estaba mal insinuar aquello sobre mi tía, después de todo somos familia, mi sangre corre por sus venas, pero es que no podía evitarlo, porque todo lo sucedido parecía ser cómo un sucio plan que ella había orquestado, aquellos que solo aparecen en telenovelas o películas.
No es posible que días después de que mi padre dejara claro y estipulado todo sobre su testamento falleciera, ni siquiera estaba enfermo, ¡Pero nadie ve eso! ¡Son todos unos ciegos!
—Por lo menos tienes algo por lo que luchar, en mi caso, estoy mejor aquí dentro que allá fuera. —comenté. Me levanté de mi cama y caminé a la suya. Congeniábamos muy bien, además si no fuera por ella, seguramente no seguiría aquí, las cosas son muy diferentes, si lo comparamos con lo que estaba acostumbrada a vivir, me senté a su lado.
—Sabes que siempre podrás contar conmigo. —respondí a su comentario—. Si algún día logramos salir de aquí no dudes que vendrán conmigo, te ayudaré y brindaré apoyo, todo el que necesites, hasta ver estudiar juntas, sé que ese ha sido uno de tus mayores sueños. — mencioné nuevamente.
—Eres una buena amiga. —dijo ella sonriendo con ilusión en sus ojos—. Y por eso estamos juntas ahora. —añadido—. No dudes que te protegeré de esas tipejas que siempre te molestan. —dijo, no sé qué había hecho sin Anastasia, después de todo, no sé pelear y no tengo idea de cómo defenderme, nunca lo necesité y nunca me llamó la atención la violencia.
—Gracias. —la abracé y sonreí, la puerta de la habitación se abrió, nos llegó a buscar desayunar, gracias a dios se acordaron de nosotras.
—Qué bueno que estén preparados. —mostró mostrando aquella varilla con la que ya algunas veces me habían golpeado, esta estaba roja, manchada con la sangre de chicas, que al igual que yo, no sabían dónde estaban metidas y no tenían la culpa de nada.
Anastasia y yo salimos de la habitación y nos dirigimos a la pobre cocina que se caía a pedazos, es que no entiendo cómo los encargados en inspeccionar estos edificios no lo hacen o no se hacen presentes.
Nuestra vida es deprimente… bueno, la vida de las personas con menos ingresos y menos oportunidades, yo no estoy aquí por necesidad, estoy aquí por obligación, pero gracias a ello me doy cuenta de todo esto.
Creo que me gustaría prepararme para hacer algo por estas personas, tengo los recursos, aunque no sé si algún día llegue a disponer de ellos.
Tres años después.Pronto cumpliría los veintiún años y podría salir de este lugar, esperaba con ansias ese día, salir de aquí, llevarme a mi amiga conmigo y ser felices, recuperar lo que me dejó mi padre y poner a mi tía en su sitio, aunque fuera una vez en mi vida.Es más, faltaba cerca de una semana para ello, mi amiga estaba igual de entusiasmada que yo, y cómo no estarlo, si al salir yo, también lo haría ella, porque me la llevaría conmigo como dé lugar.Había una carta al hombre que es mi novio, en todo este tiempo escrito no he tenido respuestas de él, pero tal vez ahora que saldré de este encierro pueda tener chance de volver a estar con él, solo espero que siga esperándome.Nikolay PetrovMe expulsaron de Rusia, esas malditas ratas de alcantarillas lo lograron, pero no saben con quién mierda se involucran, el que me hace no solo las paga en vida, sino también en muerte, volveré con mucha más fuerza y mucho más poder que antes y verán de qué soy capaz, con mi apellido y mi f
Llegamos donde el «coyote», como le gustó que le dijeran, el traficante de armas más grande del mundo, y qué, de casualidad, mi familia hace los mejores tratos con él. Sonreí cuando entré en su casa, cómo siempre, estaba comiendo solo en su comedor, se caracteriza por ser un amargado de mierda, yo lo soy, pero él me supera.—Te dijo que nadie puede entrar aquí. Menos cuando estoy comiendo. —dijo aquel hombre que estaba sentado, yo era igual a él, eran contadas las personas que se sentaban a comer conmigo, no le daba esa libertad a cualquiera, sin contar el hecho de que Antoine toda una vida ha estado a mi lado y solo un par de veces se ha sentado en la mesa conmigo.—No soy ninguna persona. —mencioné apareciéndome en su campo de visión, uso el mismo carácter endemoniado y es que su padre hacía tratos con el suyo, Aleric por otro lado, no era de la clase de persona que solo le interesan negocios, no le importa con quién está tratando, no cambiará su actitud.—A mí no me importa si eres
Corrimos, aunque no sabíamos a dónde íbamos, hace mucho que no andábamos por estas calles y no me iba a ir a meter a mi casa, ella tampoco recordaba la dirección de la suya.Escuchamos otro estruendo, habían forzado la cerradura de la puerta con un disparo, ¿Por qué no se pueden dar vencidos? ¿Qué hice yo para merecer esto? Nada, no hice nada, pero la ambición de mi tía va más allá de los límites legales que le dejó mi padre, por eso hace todo esto, conmigo muerta tendrá todo para ella sola.— ¿¡Dónde carajos estás!? — preguntó un hombre. Se escuchaba bastante enojado, seguro perdería todo el dinero que le ofreció aquella mujer que se hizo llamar, alguna vez, mi familia.— Me ves cara de adivino, imbécil. ¡Tenemos que encontrarla como dé lugar! — apareció el acompañante. De pronto, se me ocurrió un lugar donde escondernos, la casa de Julián podría ser nuestra salvación.— Ann, mírame. — le dije cuando me di cuenta de que estaba tirada en el suelo, a punto de entrar en una crisis de pá
Mi amiga sonrió y luego tomó mi mano, el miedo junto a la vida se iba largando de su cuerpo como si fuera lo más sencillo del mundo, las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, no podía creer que mi amiga, la única que había compartido mis momentos más oscuros se encontraron en este estado, dejándome, ¿Dónde quedaron todos esos sueños que prometimos cumplir juntas?—P—por fi—fin so—so—somos lib—libres. —estaba sonriendo mientras una lágrima caía por su mejilla, ¿Por qué no a mí? Ella no tuvo la culpa de acompañarme—. Bus—bus—ca a m—mi—s her—herm—ma—n—nos. —dijo con su último aliento y su cuerpo cayó desvanecido sobre mis piernas.—¡Haz algo, maldita sea, llama un médico, una ambulancia, algo! —grité molesta, porque solo se había quedado mirándome, no había intentado hacer nada por salvarla, cómo si se hubiera quedado en shock o simplemente sabía el destino de mi amiga, de mi querida Ann.—Eso no pasará, ella ya pasará. —apareció como si no le importaba lo que acababan de ver sus ojos
Nikolay PetrovLa tenía enfrente de mí, no podía creerlo, por mucho que he soñado este día nunca pensé que sería de esta forma, ¿Por qué estaba huyendo? ¿Quiénes eran aquellos hombres que la perseguían? ¿Por qué razón parecía ser que era la primera vez que se enfrentaba a una muerte de aquella índole? ¿Por qué de pronto me siento tan confundido al darle cobijo bajo mi casa?Pero, aún con todas mis preguntas, no podía rechazar el hecho de que aquella mujer es mucho más hermosa y joven de lo que alguna vez imaginé, en primera instancia, supuse que había sido que nunca lo mencionó en algunas de las cartas, pero podía intuir que se trataba de una mujer mayor por la manera en que se expresaba, no solo una adolescente.A mis veinticinco años, aunque para muchos se trataba de estar en plena juventud, no corría con la misma suerte, es más, podía decir que a mis años les recorría una infinidad de hechos desastrosos y sangrientos, muchas muertes, demasiadas violaciones a lo que la gente conside
—El gobierno ruso ha dado orden de captura en diferentes países europeos, aún no tienen cargado su rostro en el sistema, pero no tardarán mucho en obtenerlo, nuestros enemigos se los harán saber en cualquier momento, además seremos notorios si no hacemos parecer que ese dinero de su cuenta ha sido obtenido de buena forma. —mencionó, esta mierda se está descontrolando más de lo que debería, pero no tiene opciones en estos momentos.—¡Mierda y más mierda! Dime, ¿Qué se supone que debo hacer con eso? —mencioné cabreado de tanta miseria en la que me encontré, necesitaba un segundo de paz, pero ni siquiera había dormido una mierda—. Necesito ideas, y rápido. —mencioné nuevamente—. Además, tenemos que acabar con esos bastardos que no han hecho más que morder la mano que les dio de comer, pero ya verán, se toparán con toda mi furia. —agregué nuevamente, me senté en la silla de mi despacho, esperando que la solución llegara por arte de magia, al menos, mientras comenzaba a calmarme un poco.
—¿Qué m****a pasa? —pregunté enojado tirando la caña en la puerta—. ¡Pase de una m*****a vez! —agregué, la puerta se abrió y casi caigo en la estupidez de disparar para asustar a quien fuera que se escondía detrás del muro, casi cometo una locura, casi pierdo a alguien que podría ser de gran ayuda para mí. —Disculpa, no quería interrumpir… mejor vuelvo en otro momento. —mencionó ella sonriendo tímidamente y con intenciones de volver a irse, de alguna estúpida forma ver su sonrisa me tranquilizó, me dio la tranquilidad que muchas veces necesité, pero que hasta ahora no me había dado cuenta de necesitar y no entendía por qué justamente con ella me sentía así. —Tranquila, pasa, llamaré a alguien para que limpie este caos. —mencioné respondiendo a su sonrisa con una igual, aunque creo que la mía no era tan evidente, no estaba acostumbrado a dar muestras de afecto y para mí, una sonrisa lo era. Ella me detuvo antes de que diera un paso poniendo una mano encima de mi pecho. —Descuida, yo
Ivonne WilsonSalí corriendo de allí, no podía creerme lo que había sucedido, ¿Cómo pasó? ¿Cómo dejé tan fácilmente que me besara y por qué siento que lo disfruté más de lo que me gustaría admitir? pero la respuesta era obvia, lo había querido desde el primer momento en que lo insinuó, él tenía razón en todo lo que decía, tiene un poder para atraer a las mujeres, podía notarlo y había sucumbido, le había correspondido a aquel beso de la misma manera en que él me había besado, pero eso no le justificaba todo lo que había hecho antes, ¿Tendría razón en decir que también le deseaba? probablemente sí, pero tenía que alejar aquellos pensamientos de mi mente, sacudí mi cabeza tratando de quitar esos pensamientos de ella, nada podía pasar entre Nikolay y yo, nunca.— Contrólate, Iv, contrólate. — me dije a mi misma, no podía creer que todo esto estuviera pasándome en estos momentos, mi cuerpo y el débil deseo carnal no debe sucumbir ante esa masculinidad que era tan perfectamente completa en