Misael es el hombre menos agradable que alguien podría conocer. Un carácter de los mil demonios y un odio profundo por la humanidad. Es fiel a sus amigos, pero no soporta a la gente débil ni las mentiras. Adicto a su trabajo como dueño de una de las mejores empresas de seguridad de Europa. Emili Charllote es la princesa rebelde de Escocia. Amigable y nerviosa. Su abuela la envía a Noruega para que aprenda a vivir con lo que ella tanto anhela. Ser una plebeya. Dos polos opuestos a los que les toca convivir en la misma casa por una petición del hermano de Misael. La diferencia es que, Misael no sabe quién es Emili y ella tampoco está dispuesta a contarle las verdaderas razones de su salida de Escocia.
Leer másPalacio Real de Holyrood.Edimburgo, Escocia.Meses después...23 de octubre de 2025Hoy es un día crucial para la realeza escocesa. Después de casi setenta años, mi abuela ha decidido abdicar. Su sucesora será mi madre y, aunque ha estado muy nerviosa en estos últimos meses, espero que esté preparada para lo que se viene. En el palacio se encuentran los reyes y futuros monarcas de todos los países. La atmósfera es densa, solemne.Han sido meses caóticos para mí, sin un solo respiro. Misael y yo apenas hemos tenido tiempo para vernos, pero nuestro amor sigue en pie. Le confesé que no estaba embarazada y, aunque fue un golpe duro, no se desanimó. Seguimos juntos… y le prometí que hoy sabría toda la verdad.Hoy es el día en que, por fin, puedo ser libre.Sé que no debería expresarme así, pero no quiero ser parte de la realeza mientras mi abuela y mi madre sigan en el trono. No me permiten renunciar, por eso estoy aquí. Dejé atrás los principios reales para abrazar unos más humanos, más
Palacio Real.Edimburgo – Escocia.27 de diciembre de 20XX.La noche anterior a mi partida fue un suspiro eterno, una despedida silenciosa entre caricias y promesas que no podíamos garantizar. Le pedí una última noche juntos. No quería un adiós frío ni palabras que se llevara el viento. Quería que, si ese era el final, al menos quedara grabado en la piel.Misael me miró con los ojos brillantes, como si supiera que estábamos cruzando una línea invisible. No dijo nada, solo me abrazó, como si pudiera detener el tiempo con la fuerza de sus brazos. Cada roce fue un intento desesperado de retenernos, de fundirnos en uno solo antes de que la distancia se impusiera.No fue solo deseo. Fue amor en su forma más pura y más triste. Su frente tocó la mía y nos quedamos así, respirando el mismo aire, escuchando nuestros latidos acelerados. Sus manos recorrieron mi espalda con una dulzura reverente, como si me memorizara, como si no quisiera olvidar ni un centímetro de mí. Y yo hice lo mismo. Lo be
MisaelTenía demasiadas emociones encontradas. Primero, no esperaba que sus cicatrices fueran producto de un accidente. Segundo, no esperaba que su abuela quisiera matarla por eso y tercero, aunque lo deseara… no lo esperaba. Que la mujer que amas te diga que puede que seas padre no tiene comparación alguna.Me siento ridículamente feliz y el hombre más afortunado de la tierra. Eso es en caso de que Emili esté embarazada. Esta vez haré las cosas bien.—Aunque no está confirmado todavía, puede que tengas un hermanito —le cuento a la lápida de mi hijo—. Serás el hermano mayor, Mark —pongo unas flores de colores olorosas en un jarrón—. Encárgate de cuidarlo mientras es un angelito y, cuando llegue a la tierra, me encargo yo.Me levanto de la grama y siento mi corazón partirse. Siempre me pasa esto cuando me toca marcharme de aquí.—Como desearía que estuvieses aquí —suspiro y veo al cielo—. Te amo, campeón.Empecé a salir del cementerio. Pasaría por Emili después de su clase para irnos a
Palacio Dalkeith. Dalkeith, Escocia. En la actualidad.Todo está revuelto en el palacio desde que el maldito ruso tuvo la osadía de enviar una amenaza directa a la reina. Iluso. Cree que por mostrarle un vídeo donde la bastarda es golpeada va a someterla. Qué estupidez. El último que intentó chantajearla terminó con una rama incrustada en el pecho y su cuerpo desperdigado por un barranco tras una explosión. Si mi padre tan solo no se hubiera enamorado del asqueroso rey… Si Emili no me hubiera robado su amor… Si el rey no hubiese amado a mi padre con esa ceguera enfermiza, todo sería distinto. La reina aún no sabe que soy pariente de Cameron. Qué ironía. La muy desgraciada me contó emocionada cómo disfrutaba hacerlos sufrir. Mi padre la enfrentó… y esa tarde murió. La explosión fue rápida, pero no suficiente para borrar el eco de su grito. Desde ese día, lo juré. Me vengaría de Emili. Le robaría todo lo que me fue arrebatado. Todo es su culpa. Se hacía la amable, fingía humil
Edimburgo, Escocia.18 de diciembre de 20XX.Hoy cumplo catorce años. No sé si eso es algo bueno o malo. Supongo que depende del cristal con que se mire. A pesar de que mi vida no ha sido perfecta, tengo dos razones que me hacen sonreír aunque llueva por dentro: mi abuelo y mi hermano. Ellos son mi refugio. Mi hogar. Mis pilares cuando el mundo parece quebrarse. Aunque mi abuela me odie y mi madre sea más reina que mamá, tengo el cariño de mis padres, o eso quiero creer. A su manera... ellos me aman.Esta mañana, en lugar de abrazos, recibí una nota. Decía que llegarían tarde. Lo habían olvidado. Otra reunión diplomática, esta vez con el rey de España. Como si mi cumpleaños pudiera posponerse.—Cameron, creo que mi niña no quiere ir por su regalo —la voz de mi abuelo retumbó desde la puerta como un rayo de sol rompiendo la tristeza—. Mejor vamos por la pizza y el helado nosotros.—¡Tato! —corrí hacia él sin pensarlo, saltando a sus brazos—. ¡No me dejes por irte con Cameron!—Su altez
Cuando por fin había reunido el valor para hablar con Misael, cuando por fin había respirado profundo y armado un pequeño discurso mental... el destino volvió a jugar en mi contra.Tocaron la puerta. Urgente. Llamados de emergencia. La ciudad nos necesitaba. O, mejor dicho, los necesitaba a ellos. Misael y Liam salían esa misma noche rumbo a Emiratos Árabes. El príncipe había solicitado a los mejores, y ellos, como soldados experimentados, partieron sin dudarlo.La oportunidad se esfumó como arena entre mis dedos. Y con cada día que pasa, la pesadez en mi pecho crece. Me cuesta respirar. Me cuesta sonreír. Me cuesta fingir que no estoy rota por dentro.Ser princesa se ha convertido en mi maldición.—¿Hasta cuándo vas a guardar el secreto, Em? —pregunta Edward, con esa mezcla de preocupación y autoridad que solo él puede manejar. Estamos almorzando sushi en un restaurante japonés del centro, pero ni el sabor del atún fresco logra calmar el torbellino que llevo por dentro.—Alaric tomó
Al principio, veo duda en los ojos de mi vikingo, como si temiera lastimarme. Me acerco, tomo su rostro entre mis manos y beso sus apetitosos labios. Abro la boca, buscando atrapar la suya. Parpadea varias veces, como si saliera de un trance. Detiene el beso y me observa con intensidad. Su cálida lengua roza mis labios, provocándome a abrirlos poco a poco. Sonríe de forma traviesa y atrapa mi labio inferior, succionándolo. Le abro paso, dejando que su lengua se enrede con la mía. Me besa con profundidad, pegándome a su cuerpo.Se detiene de golpe, con el ceño fruncido.—¿Estás segura? —pregunta en un susurro.Obvio que lo estoy. Si no, ya lo habría detenido.—¿Tienes miedo tú? —respondo, alzando una ceja.Me toma por las mejillas y vuelve a besarme con desesperación. Sus manos bajan por mi cuerpo hasta llegar a mis nalgas, las aprieta mientras empuja su pelvis contra la mía. Gimo al sentir su erección. Paso mis manos por su cabello, acercándolo aún más. Su distancia me quema.Sus dedo
Recibir la invitación no hizo más que hacerme notar que mi vida de libertad estaba por terminar. No sé si me dejarán regresar a casa después de la coronación de mi madre, pero no perderé la esperanza... Supongo que eso es lo último que se pierde.Busqué en internet cómo está la situación en Escocia y cómo se está tomando mi madre todo esto. Al parecer, está nerviosa por tener que dirigir el rumbo de una nación, pero sé que lo hará bien. Intenté llamarla, pero solo respondía de forma distante, como si estuviera obligada a hacerlo:"Ahora no, estoy con mamá.""Llama después.""Estoy con tu padre.""Sí, tengo nervios."Mi padre tuvo un accidente hace unos años que lo dejó paralítico. Entró en una depresión profunda y perdió el habla. Ha estado con los mejores especialistas, pero ninguno ha logrado ayudarlo a mejorar.Estoy en la cuenta regresiva, pero no sé cómo decirle la verdad a mis amigos. No quiero que se enteren el día de la coronación de mi madre.«Desearía tener una máquina del t
Aunque sabía que Rachel trabajaba aquí, no esperaba encontrarla esta noche, y mucho menos que pidiera hablar conmigo. Bajo la mirada atenta de los chicos, tomé asiento con ella en una mesa cercana al pequeño escenario del salón.—No tengo toda la noche para ti —crucé las piernas con desdén, clavando una mirada fría en ella—. Así que apúrate. Lo último que quiero es estar contigo.—No tienes por qué hablarme así —replicó. La miré incrédula—. Estoy aquí porque quiero arreglar las cosas contigo. Me debes una disculpa y lo sabes.Parpadeé varias veces, procesando sus palabras.—¿Estás hablando en serio? —asintió con esa soberbia tan suya—. Debes tener un problema en la cabeza. ¿Exactamente por qué debería disculparme?—Me traicionaste. Preferiste a una extraña antes que a mí —su expresión era neutra, casi vacía—. Apoyaste a Liam para que se alejara de mí y defendiste a esa imbécil de chica. Me heriste más de lo que tú estás herida.—Oh... —empecé a reír. Se volvió loca y no me avisó—. Tie