| 𝐆𝐀𝐍𝐀𝐃𝐎𝐑 𝐃𝐄𝐋 𝐂𝐎𝐍𝐂𝐔𝐑𝐒𝐎/ 𝐔𝐍 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐎 𝐂𝐎𝐌𝐈𝐄𝐍𝐙𝐎

Después de que Leonardo terminó su presentación, el jurado se retiró a deliberar. Me sentí ansiosa, preguntándome quién sería el ganador.

Valeria me tomó la mano y me sonrió.

—No importa lo que pase, Sofía, tú ya has ganado —me dijo.

Sonreí, agradecida por su apoyo. Pero dentro de mí, sabía que quería ganar.

Quería saber que mi esfuerzo y dedicación habían valido la pena.

Finalmente, el jurado regresó y el presidente del concurso se acercó al micrófono.

—Y el ganador del concurso es... —hizo una pausa dramática— Leonardo.

Me sentí un golpe en el estómago. No podía creerlo. Leonardo se levantó de su asiento, sonriendo, y se acercó al escenario para recibir su premio.

Me levanté de mi asiento, tratando de sonreír y parecer feliz por él. Pero dentro de mí, sentía una mezcla de emociones: decepción, frustración y una sensación de que no había sido suficiente.

Valeria me apretó la mano con fuerza.

—Sofía, lo hiciste increíble. No dejes que esto te desanime.

Asentí, aunque las palabras de Valeria no lograban calmar la tormenta de emociones dentro de mí. Observé a Leonardo recibir su trofeo y dar un breve discurso de agradecimiento. Su sonrisa de triunfo me hizo sentir aún más pequeña.

Después de la ceremonia, los participantes y sus amigos se reunieron en el vestíbulo. Leonardo se acercó a mí, sosteniendo su trofeo con orgullo.

—Buen trabajo, Sofía. Fue una competencia reñida —dijo, aunque su tono tenía un matiz de condescendencia.

—Gracias, Leonardo. Felicidades por tu victoria —respondí, esforzándome por mantener la compostura.

Leonardo se alejó, y Valeria me abrazó de nuevo.

—Vamos a casa, Sofía. Necesitas descansar.

Asentí, sintiéndome agotada tanto física como emocionalmente. Mientras salíamos del auditorio, no pude evitar pensar en lo que había salido mal.

" ¿Había sido mi técnica? ¿Mi interpretación? ¿O simplemente no era suficiente?"

Esa noche, mientras me acostaba en mi cama, reflexioné sobre el concurso. Sabía que tenía que aprender de esta experiencia, que debía usarla como motivación para mejorar. Pero en ese momento, solo podía sentir la amargura de la derrota.

Pasaron días desde el concurso, y aún sentía el sabor amargo de la derrota. Pero sabía que no podía dejar que eso me detuviera. Tenía que seguir adelante, aprender de mis errores y mejorar.

Comencé a practicar de nuevo, enfocándome en mis debilidades y trabajando en nuevas piezas. Valeria me acompañaba en mis prácticas, ofreciéndome consejos y apoyo.

Un día, mientras practicaba, recibí un mensaje de mi profesor de música. Me preguntaba si estaba interesada en participar en un proyecto musical con un grupo de estudiantes de la universidad. Me explicó que sería una oportunidad para trabajar en equipo y crear algo nuevo y emocionante.

Me sentí intrigada y emocionada. Era justo lo que necesitaba para sacudirme la derrota y enfocarme en algo nuevo.

—¡Valeria! ¡Tengo noticias! —le dije, mostrándole el mensaje en mi teléfono.

Valeria se acercó y leyó el mensaje. Sonrió.

—¡Es perfecto! ¡Tienes que hacerlo!

Asentí, sintiendo una sensación de emoción y esperanza. Era un nuevo comienzo, una oportunidad para demostrar lo que podía hacer.

Me reuní con el grupo de estudiantes en la universidad. Eran todos muy amables y talentosos. Nuestro profesor nos explicó que íbamos a trabajar en una pieza musical original, que combinaría diferentes estilos y géneros.

Comenzamos a brainstorming ideas y a discutir sobre la dirección que queríamos tomar. Me sentí emocionada de estar trabajando en equipo y de poder contribuir con mis propias ideas.

Mientras trabajábamos, me di cuenta de que estaba aprendiendo mucho de los demás. Estaba siendo expuesta a nuevos estilos y técnicas que no había considerado antes.

Después de algunas horas de trabajo, teníamos una idea clara de lo que queríamos hacer. Era una pieza que combinaba elementos de música clásica, jazz y rock. Me sentí emocionada de ver cómo iba a quedar.

Al final de la reunión, nuestro profesor nos dio una fecha límite para tener la pieza lista. Era en un mes. Me sentí un poco nerviosa, pero sabía que podía hacerlo.

Mientras salía de la universidad, me sentí con una sensación de propósito. Estaba haciendo algo que me gustaba, y estaba aprendiendo y creciendo en el proceso.

Las siguientes semanas fueron un torbellino de ensayos y prácticas. Trabajamos duro para asegurarnos de que la pieza estuviera perfecta. Me sentí desafiada, pero también emocionada de ver cómo iba tomando forma.

Mientras trabajábamos, me di cuenta de que estaba formando una conexión especial con los demás miembros del grupo. Éramos todos tan diferentes, pero compartíamos una pasión por la música que nos unía.

Finalmente, llegó el día del concierto. Estábamos todos nerviosos, pero también emocionados. Subimos al escenario y comenzamos a tocar.

La música fluyó a través de nosotros, y el público se dejó llevar por la emoción. Me sentí como si estuviera en un estado de trance, completamente enfocada en la música.

Cuando terminamos, el público estalló en aplausos. Me sentí una sensación de orgullo y logro. Habíamos creado algo especial, algo que nos unía a todos.

Recibí felicitaciones de todos lados. Me sentí emocionada y orgullosa de lo que habíamos logrado. Pero entonces, vi a Leonardo en la multitud. Me sonrió, pero pude ver una sombra de envidia en sus ojos.

—¿Qué tal si nos vemos en el próximo concurso? —me dijo, con un tono que parecía más una amenaza que una sugerencia.

Levanté la ceja y la barbilla, con aires de superioridad.

—Oh, estoy temblando de miedo —le respondí, con una sonrisa sarcástica.

Leonardo se rió.

—No deberías tomarlo a la ligera, Sofía. Te he ganado dos veces seguidas. ¿Estás lista para enfrentarme de nuevo?

Sentí un golpe en el estómago. ¿Cómo se atrevía a recordarme mis derrotas? Me enfurecí, pero traté de mantener la calma.

—Claro que estoy lista —le dije, con una sonrisa confiada—. Y esta vez, no vas a ganar.

Leonardo sonrió de nuevo, con una confianza que me hizo dudar.

—Ya veremos —me dijo, y se alejó.

Me quedé allí, sintiendo una mezcla de emociones. "¿Podía realmente ganarle a Leonardo? ¿O estaba solo soñando?"

Sentí la tensión en el aire mientras Leonardo se alejaba. Mi corazón latía con fuerza, y las dudas comenzaron a invadir mi mente. ¿Podría realmente vencerlo esta vez? Sabía que tenía el talento y la dedicación, pero sus palabras resonaban en mi cabeza.

Decidí que no podía dejar que sus comentarios me afectaran. Me dirigí a mi profesor, el señor Martínez, quien siempre había sido una fuente de apoyo y sabiduría.

—Profesor, necesito hablar con usted —le dije, tratando de mantener la compostura.

Él me miró con preocupación y asintió.

—Claro, Sofía. ¿Qué sucede?

Le conté todo lo que había pasado con Leonardo, desde sus comentarios hasta mis propias inseguridades. El profesor Martínez escuchó atentamente, y cuando terminé, me dio una sonrisa tranquilizadora.

—Sofía, entiendo cómo te sientes. Leonardo puede ser un competidor formidable, pero no debes permitir que sus palabras te desanimen. Tienes un talento increíble y has trabajado muy duro para llegar hasta aquí. Confía en ti misma y en tus habilidades. Este concurso es una oportunidad para demostrar todo lo que has aprendido y lo que puedes lograr.

Sus palabras me dieron una nueva perspectiva. Sabía que tenía que concentrarme en mi música y en mi preparación. Leonardo podía ser un obstáculo, pero no iba a permitir que me detuviera.

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