Ella tiene una vida casi perfecta, y cuando me refiero a casi, es porque la perfección no existe, pero, si existirá su vida fuera el significado adecuado. Trabaja en una editorial, algo que le encanta. Ama los libros, tanto leer como escribir. Es una chica inteligente y muy agradable. Está a punto de comprometerse con su novio de dos años y medio, sin embargo, alguien de su pasado, alguien muy importante aparecerá en su camino justo en su compromiso. ¿Qué pasará? ¿Su vida seguirá siendo tan tranquila? ¿Podrá mantener su relación por sobre todas las cosas? Dylan Jones... El encantador Dylan, perdición de cada mujer que se cruza en su camino. Ahí donde la locura, la intensidad, la belleza y el placer, sobre todo el placer, alcanzan su más alto nivel. Él no va por la vida con rodeos, no tiene que pintarte un mundo de colores para llevarte a su cama, basta solo con que te mire y sonría. ¿Mujeriego? ¡Mucho!. ¿Enamorarse? ¡Eso nunca!. Su pasado le golpeó tan fuerte, que ahora, nadie es capaz de llegar a su corazón. Pero, hay una frase que dice: “el que no quiere caldo, le dan tres tazas” y vuelve a reencontrarse con esa persona.
Leer másLlego con la botella en la mano a la tumba de Gael. Llevaba cerca de dos meses sin venir. —Hermano.—Cojo un buche de la botella y echo un poco sobre su tumba—. Pensé que no volvería a sentir en lo que quedaba de mi jodida vida. —La he vuelto a ver —expreso al viento—. Si vieras lo preciosa que está. —Te echo de menos ¿sabes? —me doy otro buche.Él sonido de mi móvil me hace prestarle atención.—Dime —contesto de mala manera.—Hola guapo —expresa alguien de otro lado de la línea. No tengo idea de quién demonios es—. Soy Alana.¿Alana, Alana? Trato de recordar ese nombre. Me toma algunos minutos. Es la hija de algún empresario, aquella que se acercó a mí en la fiesta Society Harmony.—Quería invitarte a una fiesta que se hará en la playa China Beach —dice—. Tal vez te guste…—Tal vez sí… —le digo. No sé porque iría a una fiestas de adolescentes, pero, tampoco tengo otro plan.—¿En serio? —expresa contenta—. Está bien. Nos vemos ahí.Cuelgo sin decir alguna palabra más.—Nadie volver
—Ya voy —grita Andrea quien se dirige a la puerta.—Esto es una invasión o qué —se queja Andrea. Automáticamente nosotras vamos a la puerta.¡No puede ser!¿Por qué demonios ahora me lo tengo que encontrar en todas partes?Afuera estaban, Dylan, Aiden, Liam y un chico que no había visto.—Creen que puede haber fiesta sin nosotros —comenta Liam.—Esto era "solo de chicas" —dice Andrea—, para la próxima me las llevo a un bar, dónde ustedes no sabrán. — ¿Cómo que no has dejado de ir a fiestas? —dice el chico que no conozco—, después vamos a hablar sobre eso.Andrea lo fulmina con la mirada.—Perdón cariño —expresa divertida—, ni aunque lo desees con todas tus fuerzas.—Nos van a dejar pasar o qué —se queja Aiden—. Dejen sus peleas matrimoniales para otro momento.—Solo los dejo pasar si ellas lo desean. —No pienso responder, por mi si se van.¿A quién engañas? —Nos lo estás poniendo muy fácil —se ríe Liam—. A ver mi pelirroja bella, di cuánto deseas tenerme ahí contigo.Eileen lo mira
Tenerlo tan cerca y sentir su respiración hace que pierda el control de la situación. Otra vez caigo en su estúpido juego, sin medir consecuencias. Una mano me agarra de la nuca, la otra me acaricia el trasero. Estoy completamente entregada a él hasta que alguien carraspea. Me separo rápidamente de él y me encuentro con los chicos frente a nosotros, Aiden, Liam, Keira y Eileen. Eileen hace una seña para que mirara hacia atrás. Bruno venía en nuestra dirección. —Cariño —expresa acercándose a mí y tomándome por la cintura. Los chicos nos han tapado, no ha visto nada—, vámonos ya a casa.—A veces me quedaba con él en su casa, tampoco es como que no me haya acostado con él hasta el matrimonio, estamos en pleno siglo XXI. Sin embargo hoy no me apetece, aunque negarme sería darle el gusto a Dylan, que me ha tomado como entretenimiento y hacer dudar a Bruno.—¿A tu casa amor? —pregunto. En el fondo es para molestar a Dylan, me choca ver que no haya una mujer que le corra un metro.—Si prec
Se abren las puertas de Crazy Life. Uno de los hoteles de la cadena Jones, de mi propiedad. De solo escuchar el nombre puedes deducir el ambiente.Aunque no todos los hoteles que me pertenecen son así, este es el único hotel para mayores de veintiuno, aquí eres libre, con letras mayúsculas, aquí puedes ser tú. Cómo mencioné antes tengo otros, aquellos son para el disfrute de la familia o para todo público. Los empleados se colocan en una línea, inclinándose hacia delante para infundir respeto mientras camino por el medio. Me gusta que sea así.—Señor —me alcanza Spencer, mi mano derecha en el trabajo —, están esperándolos. Aquí en este hotel radica mi dirección, algo así como mi oficina. Desde aquí velo todo, eso no quiere decir que me aparezca en cualquier hotel de mi propiedad o cualquier restaurante de imprevisto y pobre del que no esté haciendo bien su trabajo. Todos mis empleados saben que no me tiembla la mano a la hora de despedirlos cuando no hacen lo que deben. Abro las pu
Que estoy haciendo dios. Justo hoy, celebro mi compromiso. Llevo dos años y medio de relación, jamás he traicionado a Bruno. Pero es él, es Dylan, la persona que más he querido en mi vida. He pasado años sin verlo.Me marché sin despedirme, cuando más me necesitaba. Estoy haciendo lo incorrecto, aun así no me detengo, no lo detengo.¡Mañana mi vida será como antes, aunque hoy necesito recordar viejos tiempos! Los besos son cada vez más intensos. Sus manos descienden hasta mis caderas y las aprieta con fuerza. Suspiro. Todo ahora se multiplica por mil. Me mueve hasta lograr que me siente a horcajadas sobre él. Puedo notar su erección. Mi cuerpo responde a cada uno de sus movimientos. No logro pensar correctamente. Besa apasionadamente mi cuello y va descendiendo hasta llegar encima de mis pechos. El deseo recorre cada parte de mi cuerpo. Aún sigue estremeciéndome con cada caricia. A pesar de que la última vez que estuvimos éramos mucho más chico, Dylan me hizo conocer y experimenta
Entro a toda velocidad a casa. El reloj marcaba las siete y media. —Joder —me quejo mientras corro por las escaleras.En media hora celebro mi compromiso. Bruno me pedirá matrimonio oficialmente delante de todas las personas que conocemos.Voy deshaciéndome de mi ropa y dejándola en cada rincón por el que camino.—¿En serio eres mujer? —resopla mi mejor amiga—. Tienes poco menos de media hora para arreglarte. —Tiempo suficiente —respondo llegando a mi habitación. —Media hora nunca será suficiente para que una mujer se arregle —bufa recogiendo el reguero que he dejado.Voy directo a la ducha y a toda velocidad me baño. Tengo muy poco tiempo. Al terminar me envuelvo en una toalla y voy en busca de la secadora. —Mejor dame. —Me quita la secadora de mis manos—. Cada vez te queda menos tiempo. Se preguntarán por qué estoy tan calmada en un día tan importante como este. Sencillo. Me encanta leer y escribir, y si utilizo dos horas en arreglarme, menos tiempo tengo para hacer lo que me g