En un mundo secretos y ambiciones, Blair es la secretaria y amante Massimo Agosti, un empresario imponente, frío y calculador. Su relación clandestina se ve amenazada cuando Massimo revela su compromiso con Lauren, su novia. Atrapada entre la lealtad a su hermano enfermo y el amor prohibido, Blair se encuentra en un dilema desgarrador. Tras una inesperada y dolorosa revelación, decide desaparecer, dejando a Massimo en una búsqueda desesperada. Tres años después, el destino los encuentra en una reunión de negocios, pero el tiempo ha cambiado las reglas del juego. Blair, acompañada de un rival de Massimo y con tres hijos que son un reflejo de su pasado, guarda secretos que podrían cambiarlo todo. ¿Podrá Massimo recuperar lo que ha perdido, o el pasado permanecerá en la sombra?
Leer másLa sala de conferencias estaba sumida en un caos ensordecedor. Una multitud de reporteros, como aves de rapiña, se abalanzaba sobre Eddie y Blair, sus cámaras parpadeando con la insistencia de un enjambre de luciérnagas. Los flashes iluminaban sus rostros, mientras las preguntas se entrelazaban en un griterío incesante. Eddie, con una sonrisa nerviosa que apenas ocultaba su angustia, trataba de abrirse camino entre todos ellos. Blair, a su lado, sentía un nudo en el estómago que crecía con cada instante. —Eddie, espera… —susurró ella, su voz temblorosa apenas audible entre el tumulto.—Tranquila, todo estará bien —respondió él, aunque su mirada delataba su propia preocupación, al parecer, se le había salido todo de control, solo un poco. De repente, un par de guardias de seguridad se acercaron, firmes y decididos. Con movimientos rápidos y eficientes, comenzaron a despejar la zona. —¡Fuera del camino! —gritó uno de ellos, empujando a un grupo de periodistas que se negaba a ceder.L
—¿Te has vuelto loco? —susurró Blair, sintiendo que el mundo a su alrededor se desvanecía. Eddie, con su cabello rubio, desordenado y una mirada intensa, se acercó a ella con una mezcla de determinación y diversión en sus ojos verdes. Al tiempo que el gran salón de conferencias estaba colmado de reporteros, cámaras y un aire de expectativa palpable. Las luces brillantes iluminaban a Massimo Agosti, un hombre de porte elegante y carisma indiscutible, que se encontraba en el centro de atención. Su voz resonaba en el ambiente mientras respondía a las preguntas de los medios sobre su inminente matrimonio con Lauren Morelli. La multitud de periodistas estaba ansiosa por obtener algún detalle jugoso, un rumor que alimentar, y Massimo, con su aplomo habitual, desmentía cada especulación sobre su supuesta relación con su asistente personal. Sin embargo, en un rincón apartado del salón, Blair observaba la escena con un torbellino de emociones. La luz del lugar reflejaba el brillo de su eleg
Blair salió de la habitación de Dylan con una mezcla de sentimientos en su interior. La luz del pasillo era fría y deslumbrante, contrastando con la atmósfera cálida que había dejado atrás. A medida que sus pasos resonaban en el suelo de mármol, la preocupación se apoderó de ella. Al girar la esquina, se encontró con Massimo, quien colgaba su teléfono con una expresión sumamente grave en el rostro. La tensión era palpable, y ella sintió un escalofrío recorrer su espalda.—¿Estás bien? —preguntó Blair, tratando de descubrir la causa de su seriedad.Massimo la miró con un enfado apenas contenida, sus ojos oscuros como el acero reflejaban una tormenta interna. Había algo en su mirada que hizo que el corazón de Blair se encogiera.—No sé cómo ha sucedido —respondió él, su voz tensa—. Pero la noticia de nuestra relación se está esparciendo por todos los medios. Dicen que estamos juntos… que nos acostamos.El rostro de Blair palideció. El aire en la habitación parecía volverse irrespirable.
Blair se quedó en la habitación, un torbellino de emociones la invadía. Las palabras de Massimo resonaban en su mente como un eco ensordecedor, llenas de una determinación que la dejaba paralizada. «No puedes tomar pastillas hasta que tengas mis hijos en tu vientre. ¡¿Entendido?!», había dicho, como si eso fuera la solución a todo. Ella, sin embargo, no sabía si podía soportar la presión de esa promesa. Se tocó los labios, recordando sus caricias y besos, la forma en que su cuerpo había respondido a él, incluso cuando su mente le gritaba que debía huir.Luego Blair se quedó en la habitación, un torbellino de emociones la invadía. Las palabras de Massimo resonaban en su mente como un eco ensordecedor, llenas de una determinación que la dejaba paralizada. «Voy a embarazarte», había dicho, como si eso fuera la solución a todo. Ella, sin embargo, no sabía si podía soportar la presión de esa promesa. Se tocó los labios, recordando sus caricias y besos, la forma en que su cuerpo había respo
Después de que Lauren se había ido hecha una furia de la habitación, Blair se sintió despojada de su propia voz. La discusión había escalado rápidamente, como una tormenta que arrastra todo a su paso, y ahora, con la puerta cerrada tras Lauren, el silencio era ensordecedor. La rabia de aquella mujer, aún retumbaba en sus oídos, pero había algo más que la llenaba de confusión: las palabras que Massimo le dijo.¿Esto era real? Tal vez había escuchado mal, o al menos eso era lo que pensaba al ver a Massimo, con su presencia magnética, había estado como un faro en la tormenta. La atracción que había desarrollado por él en los últimos meses era innegable, incluso cuando ella intentaba reprimirla. Pero en ese momento, la química entre ellos se había vuelto palpable, y una parte de ella anhelaba rendirse a esa atracción, a ese deseo que había mantenido a raya.El tiempo pareció detenerse cuando Massimo comenzó a quitarse la camisa de nuevo, la mirada la mantenía fija en ella, como si pudiera
En cuanto Blair reconoció aquella voz, sintió que el alma se le caía a los pies, los mareos la seguían atormentando, pero en medio de su aturdimiento, sintiendo cómo el cuerpo de Massimo la abandonaba, dejándole un vacío interno que saboreó con zozobra, pudo darse cuenta de que Lauren Morelli estaba bajo el umbral de la puerta, con un par de ojos llameantes, que los miraba a ambos, de hito en hito.La boca la sentía seca, el corazón le latía frenético a puntos de salirse de su pecho, y pese a que su visión se llegó a nublar en segundos, fue consciente de lo que estaba ocurriendo, ella había echado a perder, todo por la borda. Incorporándose lentamente, quiso escapar, salir corriendo del peligro que significaba ese encuentro. Sin embargo, debido a los efectos de la droga, no pudo hacerlo.Lamentando por dentro, que esto solo la llevaría a la ruina, algo en ella se fracturó, pensando que ahora, estas dos personas que parecían dos gladiadores a punto de la lucha, se convertirían en sus e
—Mira, Massimo, te rechacé una vez, y como resultado, me empujaste por la ventana, así que supongo que estamos empatados en este caso. —Blair respondió fingiendo estar tranquila.No estaba segura de que el sí la quería, pero no iba a quedarse aquí ni un segundo más si él se negaba a reconciliarse. Cada minuto y cada segundo era una tortura. Preferiría declarar que la misión fracasó de antemano porque ella se arrepintió de verlo después de entrar en esta casa.Preferiría abrirle las piernas a Eddie Agosti una vez a cambio de pedirle dinero prestado que engañar al hombre que ella amaba, aunque no lo volvería a ver.El salvajismo en la mirada de Massimo era demasiado palpable, sin embargo, por algún motivo, se detuviera de cualquier movimiento por unos segundos, ella sintió que la tensión en el aire aumentaba.—Creo que será mejor que me vaya de aquí, disculpe señor Agosti.Tan pronto como ella se dio la vuelta, su voz sonó desde atrás.—Quédate, y te perdono.Él siempre fue así, y lo qu
Blair regresó a donde estaba Eddie, quien después de haber escuchado la conversación de Blair, actuó como si no supiera nada, planeando algo en contra de Massimo. —¿Harás lo que se te pide? —insistió Blair en el asunto por el que había asistido. —Sabes, estoy enterado de la mujer que fue el otro día a la oficina —Eddie sonríe con malicia. —Fue todo un escándalo, y es por eso que debes seguir las órdenes, no hagas más grande el problema, por favor. —¿Alguien me está calumniando otra vez, diciendo que soy irresponsable por dejar embarazadas a las mujeres? Maldita sea, antes de conocerte, alguien te dijo cosas malas sobre mí.—La verdad es que es peor que esto. Tu hermano le dio 100.000 dólares para que esa mujer escandalosa guardara silencio.Blair se saltó la parte sobre los rumores de que padecía múltiples ETS, pero aun así frunció el ceño.—Imposible, pague a todas las chicas con las que me acosté en el acto. Es imposible que alguien vaya a la empresa a pedirme dinero.Blair ya n
Blair estaba muerta de nervios, aunque no lo demostró. Con el paso de los segundos estar frente a frente con la prometida de su jefe, hacía que cada fibra de su cuerpo temblara. Lauren detuvo su mirada en ella y la observó de arriba abajo. No le parecía una mujer espectacular, ni siquiera tan hermosa como lo era ella.—Srta. Morelli, yo…—Sé quién eres.—Lauren enarcó una ceja con incredulidad.—Solo que me sorprende lo obsesionado que está Massimo contigo.—¿Acaso no me odias?—Sé que eres una saboteadora potencial de mi matrimonio. Pero como vine a ti y puedes ver que estoy tranquilo, significa que te conozco lo suficiente como para saber lo que realmente necesitas. ¿El dinero, verdad? Y esto Massimo ya no te quería dar.—Lo siento por lo del Sr. Agosti.—No hay nada que disculpar. Solo quiero que me ayudes.—No entiendo lo que quieres decir.—Se niega a tener sexo conmigo y dice tu nombre en sus sueños después de quedarse dormido, ordena que vuelvas con el. —-dio una pausa—. Por lo