Un matrimonio conveniente no es más que una tortura para quien no lo desea. El destino de Bianca Rizzo era ser una esposa trofeo, su padre la había logrado comprometer con los hijos de unos millonarios empresarios italianos. Bianca se sentía como si estuviera en una mafia. Al conocer a Nathaniel una semana antes de su boda supo que no la amaría nunca ya que él era frío, tosco y muy apartado de ella. Como su esposa servía como una ficha en la dinastía que los Giordano querían construir pero una vez sirviera a sus propósitos, sabía que su futuro sería incierto. Un momento de dificultad la deja en vilo y decide que ayudará a los Giordano a tener el ansiado heredero y así controlar todas las acciones de la empresa. Un contrato prenupcial le impide tener hijos que no sean de Nathaniel por lo que deberá arreglárselas para quedar embarazada de su esposo y tan rápido como pueda para poder tener la ayuda de sus suegros y salvar a su padre. Un cambio de identidad y un juego de seducción hacen ver a Bianca que lograr sus objetivos serán un verdadero reto, pero está dispuesta a todo con tal de salvar a quienes ama.
Leer másOdiaba los hospitales en extremo. Le daban una mala impresión y le daba muchísimo miedo que el lugar, tan blanco, tan impoluto, fuera el lugar dónde le dieran malas noticias. Bianca. La habían traído herida y muy maltratada. Delgada, débil y con una bala en el abdomen. La cirugía de extracción se le estaba haciendo eterna y solo quería noticias. En cuanto el médico salió con su ropa de cirujano se levantó de golpe de su silla en la sala de espera y se acercó tan rápido como le fue posible. Casi corriendo. -¿Y mi mujer? -Señor Giordano... -Dijo dando un suspiro sabiendo que no podría disfrazar la verdad. -Podrá entrar a verla en media hora. Le recuerdo que no está muy bien, por lo que es recomendable que no tenga emociones fuertes y se le permita descansar. Perdió muchísima sangre, estaba muy mal alimentada y por lo que se pudo ver en sus exámenes con níveles muy altos de estrés. Eso complicó la cirugía. Por eso tardamos más. La tendremos en observación. -Quiero que sea llevaba a
El disparo que había sonado había guiado a los policías hasta la caseta. Bianca comenzó a sentir pánico cuando vio a su suegra desplomarse en el suelo y cayendo en un charco de sangre. Se inclinó a su lado y presionó la herida mientras respiraba agitada e intentaba mantener la compostura. -No, no, no. -Si muero, serás una asesina. ¿Eso es lo que quieres? Muere también conmigo. -La estaba manipulando, pero debía mantenerse con fuerza mental para que la mujer no hiciera con ella lo que quisiera. Escuchò las sirenas y los perros y sonrió. -Te llevarán presa. Compartiremos celda si sobrevivo. -Te aseguro que no. ¡AQUÍ! ¡ESTOY AQUÍ! -Comenzó a gritar con la esperanza de que la escuchara alguien, ya quería que se acabara aquella pesadilla y luego, con suerte, retomar su amor o irse, si tenía suerte, seguiría con Nathaniel y él aceptaría iniciar de nuevo, si no la tenía, tendría que tomar a su hija y marcharse. ¿Le dejaría él conservar a Olivia? Su cabeza estaba haciéndose un lío y eso
—Me iré. Me alejaré de todos los Giordano, lo prometo. No volverás a saber de mí nunca más. –Bianca sabía que Nathaniel la buscaría, pero solo debería ser más lista y esconderse mejor. —No confío en tus palabras, así que solo saldrás muerta de aquí o no saldrás. –Dijo la mujer acercándose a Bianca para quitarle el arma. —Podrás fingir que eres valiente pero no lo eres. Apenas te sostienes. Te quedaste relegada como una esposa de mentira esperando no se porque, te serviste de mentiras para concebir una hija de mi hijo, Eres patética. –Pero Bianca no pudo oír más y disparó mientras sus manos temblaban. Escuchó el ensordecedor sonido de la bala y luego vio la sangre de su suegra y el pánico se apoderó de ella. Soltando el arma lejos de ella salió corriendo buscando abrir por cualquier medio la puerta del sótano. No quería ser una asesina, pero en eso se estaba convirtiendo. Debía huir, debía escapar. ***Los perros de búsqueda peinaban la zona, la policía estaba al tanto y Nathaniel ay
Bianca sabía que dependía de ella salir de aquel embrollo pues nadie vendría a rescatarla, puede que la estuvieran buscando pero su suegra se iba a encargar de que la hallaran muerta. Olivia venía a su mente. No era esposa de Nathaniel pues el matrimonio no se había consumado en el tiempo estipulado y luego de tanto tiempo separados había quedado anulado. A fin de cuentas, no había nada más que su hija para unirlos, y sabía de alguna forma que no sería capaz de volverse a casar con Nathaniel aunque lo amara. Así que planeó su escape. Estaba sola con su suegra aunque ella estuviera armada. Las puertas y ventanas estaban cerradas. El sótano donde estabansolo tenía una salida. Para poder huir debía primero liberarse de las cuerdas que la mantenían sujeta, luego desarmar a su suegra, y rogar que no hubiera llaves que buscar. Tenía que estar atenta. Estaba acostada en aquel colchón en el suelo, sucio y lleno de polvo que le hacía picar la nariz mientras sus manos y piernas estaban atadas. S
Nathaniel estaba más que preocupado por su mujer. Si algo le pasaba a Bianca, él sería el único culpable de su ruina. Él conocía a su madre y la obsesión que tenía con la madre de su esposa, sabía que odiaba a la familia de Bianca. Sabía que a sus ojos ella no era digna de ser una Giordano como él. Tenía un arma en la mano e iba con gran rapidez hasta las casetas del bosque que colindaban con su casa. Podía suponer que ahí estaba su esposa, y tenía sentido pues nadie usaba aquellas chozas de verano que eran solo para pasar el rato y una que otra vacación. Casi todo el año estaban solas, vacías y bajo llaves. —Dios quiera que estés bien, Bianca. –Al acercarse vio que no había nadie, pero claro, eso podía ser engañoso, conocía a su madre y sabía que era capaz de torcer la situación hasta volverla a su favor. Con sigilo se movió viendo por los cristales sucios de las ventanas. No había rastro de forcejeo y menos de que alguien hubiera entrado. Todo parecía tan normal. Y aquello le estab
Sabía que el estrés de su esposo era provocado por su suegra desaparecida. Nathaniel estaba constantemente en alerta y por lo que supo de Gianpiero, Nathaniel fue quien echó a su madre de la casa. -¿Me vas a decir que pasó con tu mamá? -Lo encontró con Livie en su cuarto de bebé y se cruzó de brazos. -Nathaniel, merezco saber que pasó. -Lo sé, Bianca. -Dejó a Olivia dormida en la cuna y miró a su esposa. -Pero no te lo puedo decir, es así de simple. Mi mamá causó tus accidentes y por su culpa casi perdemos a nuestra hija. ¿Puedes aceptar mis decisiones?-Nathaniel, pasamos de ser unos extraños que están casados a ser unos esposos que se respetan y quieren, pero necesito que confíes en mí. -Nathaniel miró a su esposa, decidida, fuerte. Estuvo a punto de contarle los motivos por los cuales su madre la odiaba, pero no fue suficiente. -Nath. Por favor. -Solo trato de ser el esposo que necesitas, uno que te proteja. Tardé diez años en poder estar contigo. Y joder, ya... Es lo que intento
Sabía que el estrés de su esposo era provocado por su suegra desaparecida. Nathaniel estaba constantemente en alerta y por lo que supo de Gianpiero, Nathaniel fue quien echó a su madre de la casa. -¿Me vas a decir que pasó con tu mamá? -Lo encontró con Livie en su cuarto de bebé y se cruzó de brazos. -Nathaniel, merezco saber que pasó. -Lo sé, Bianca. -Dejó a Olivia dormida en la cuna y miró a su esposa. -Pero no te lo puedo decir, es así de simple. Mi mamá causó tus accidentes y por su culpa casi perdemos a nuestra hija. ¿Puedes aceptar mis decisiones?-Nathaniel, pasamos de ser unos extraños que están casados a ser unos esposos que se respetan y quieren, pero necesito que confíes en mí. -Nathaniel miró a su esposa, decidida, fuerte. Estuvo a punto de contarle los motivos por los cuales su madre la odiaba, pero no fue suficiente. -Nath. Por favor. -Solo trato de ser el esposo que necesitas, uno que te proteja. Tardé diez años en poder estar contigo. Y joder, ya... Es lo que intento
Los Giordano estaban en un momento de paz. Nathaniel estaba encantado con su esposa y su pequeña.Por tres meses disfrutó de su mujer y su niña y le hacía feliz estar con Bianca y Livie. Bianca ya estaba más que recuperada y también estaba feliz de que su embarazo hubiera llegado a feliz termino y estuviera con su hija. Aunque algo le preocupaba.Nathaniel jamás había querido hablar de que pasó con su madre para que tuviera que dejar la mansión, siempre daba vueltas y negativas y aquello le daba un mal presentimiento. Estaban en el auto yendo camino a la fábrica de vinos mientras Bianca tenía cargada a Olivia. Nathaniel conducía y ella lo miraba. —¿No crees que debemos hablar?—Si es sobre Mercedes, no. No es lo mejor hablar de ella. Agradece que la alejé de nosotros. A fin de cuentas es la mejor decisión, créeme.
Los últimos meses de su embarazo, Bianca los tuvo que pasar en absoluto reposo. No podía siquiera hacer el más mínimo esfuerzo por el riesgo de aborto que tenía como una sombra sobre ella. Nathaniel contrató una enfermera que la ayudara en todo y estuviera pendiente de sus medicinas, y, cumplidos los nueve meses, llegó el momento que estaba esperando.Sucedió en la noche. La lluvia caía al igual que los rayos y los gritos de Bianca retumbaban en el pasillo. El trabajo de parto había comenzado hacía cuatro horas antes pero su cuerpo no estaba listo para dar a luz todavía. -Tranquila, mi amor. Todo irá bien. Todo irá bien... Lo prometo. Lo prometo. -Le tomaba la mano mientras ella sudaba y estaba adolorida. Lucía muy mal. Las ojeras en su rostro, su cabello despeinado, su cuerpo temblando mientras la matrona estaba guiándola en el parto.-Respire pr