Nathaniel sabía que para tener a una mujer como Rose necesitaba más que palabras dulces y seductoras. Tenía que ser ingenioso, y eso iba a hacer. Ella había lanzado el anzuelo, quería algo físico. Él podía dárselo, pero no quería una noche.
Quería varias. —Ya que prefieres las cosas más placenteras, te propongo algo. Ven a mi casa. –Bianca sonrió pues aquella era la propuesta que quería, asintió segura de sí misma y Nathaniel sonrió. —Vámonos. –No esperaron más, la tensión entre los dos era evidentemente palpable. Bianca sentía nervios, puede que aquella noche se concretara por fin su matrimonio, consumado como tal, y podría decir que ya no era una esposa virgen. Podría ser que esa noche pasara su milagro y pudiera quedar embarazada. Tenía miedo pues, ¿Y si él notaba
Fue inesperado y a la vez muy reconfortante despertar y encontrarse en los brazos de su marido. Había sido extraño que aquello pasara, pero había ido hasta Canadá para que sucediera.Pero debía ser más lista. Su marido había usado preservativo la noche anterior, debía lograr quedarse embarazada de él antes de volver a Roma. Nathaniel despertó encontrándose con los ojos de Bianca y sonrió. -¿Acaso no puedes dormir?-No, no mucho. Solo desperté y admiraba lo guapo que eres. -Se acercó besando a Nathaniel y lo abrazó. Las sábanas estaban enredadas en sus piernas y la luz entraba por la amplia ventana de su dormitorio. -¿No crees que es extraño? Apenas nos conocemos.-Pero siento que te conozco desde hace muchos años, Rose. Hay algo familiar en ti. -Bianca no quiso romper con la burbuja, pero aquellas palabras la hicieron
-El matrimonio está consumado si es lo que quieres saber. -Gianpiero fue a visitar a su cuñada en el departamento que ella se había molestado en alquilar mientras estaba de paso por el país seduciendo a su marido. Bianca servía dos vasos de coñac y le ofrecía uno al hermano de su esposo. -Anoche tuvimo -El matrimonio está consumado si es lo que quieres saber. -Gianpiero fue a visitar a su cuñada en el departamento que ella se había molestado en alquilar mientras estaba de paso por el país seduciendo a su marido. Bianca servía dos vasos de coñac y le ofrecía uno al hermano de su esposo. -Anoche tuvimos sexo por primera vez, pero necesito ayuda, él fue muy precavido y usó protección. -Tienes más problemas que el control de natalidad de Nathaniel. Te buscan en la fábrica de vinos. Hay un problema legal que no te gustará. Dic
Estaban acostados juntos y desnudos al lado de la chimenea. Bianca acariciaba el pecho de su marido y lo miraba. Había sido fuerte pero tierno. Se veía más relajado y eso le encantaba. —Gracias por venir, me hiciste mucha falta. —¿Por qué discutiste con tu esposa? Creí que apenas hablaban. —Eso hacíamos. Pero desapareció. Normalmente estoy informado de todos los movimientos que hace Bianca. Eso creí. Pero dejó el país dejando la fábrica en manos de mi hermano. No quiero culparla, tardó demasiado en hacerse de un carácter y temple más fuerte para enfrentarme. —Lo dices como si fuera algo malo. ¿Es malo? Nathaniel acariciaba el cuerpo de quién creía era Rose y la atrajo en un beso. Ella le correspondió gustosa y dejó que se acomodara sobre ella para volver a hacerle el amor. —Debo ir por un preservativo, no tardó. —No. Está bien. Tengo que confesar, me puse la inyección anticonceptiva. Por si acaso, ya que ahora soy sexualmente
La semana con Nathaniel, Bianca-Rose se la pasó entre sus brazos. Salían juntos en citas y en las noches se deshacían entre besos y caricias. Bianca estaba nerviosa, se le agotaba el tiempo y tenía un nuevo problema.Ella misma. Se sentía celosa de sí misma porque cuando su marido estaba con Rose ella no podía gritarle que era Bianca.Tenía que admitir que no esperaba sentirse tan a gusto con Nathaniel y eso era algo que la asustaba. Todavía se sentía dolida por su abandono, por usarla, pero quería creer en el fondo que todo aquello tendría una respuesta lógica. Se arregló mirándose al espejo, su cabello estaba en una coleta alta, sus orejas adornadas con aretes de diamantes y luego de maquillarse se miró por completo. Se sentía preciosa. El vestido le quedaba perfecto y combinaba con su bolso y sus zapatos. Salió y llamó a Na
Su amor tenía fecha de caducidad, Bianca lo sabía que Nathaniel no. Su última semana antes de irse y tenía que saberlo, necesitaba saber si el tiempo qu invirtió para quedar embarazada había dado resultado. Aquella mañana consultó con su médico haciéndose una prueba de embarazo. Menos de un mes de amor con Nathaniel y esperaba que la respuesta fuera un "SÍ" Esperaba con su cuñado en el consultorio cuando le hicieron la prueba de sangre y lo miró. -Sea cual sea el resultado regresaré a Italia, así que por favor no le digas a Nathaniel. ¿Okay?-Claro. Yo no diré nada, Bi. -Ambos se quedaron en silencio cuando el médico entró y Bianca sintió como el corazón se le paralizaba por saber la respuesta.-Felicidades, señorita Lyndon-Holt. Es positivo. -Bianca soltó un largo suspiro de alivio y sin darse cuenta com
Nathaniel se quedó un largo rato fuera de la casa en Italia. Apenas podía creer que había vuelto. Entró. Ahí estaba su mayordomo dándole órdenes a la servidumbre y todos parecían asombrados de que él estuviera ahí. -Maximiliano. -Señor. Ya le llamaré a la señora Bianca para que lo atienda. -¿En mi propia casa esperas que me siente en esta sala y espere por mi mujer? -El hombre no respondió y asintió. -Eso creí. Yo mismo puedo subir. -Dejó su maleta a un lado para que los sirvientes la llevaran. Subió las escaleras hasta el cuarto principal y abrió la puerta. Sentada en la cama, pareciendo sufrir un ataque de pánico estaba su esposa. -Bianca. -Al ver que alzó el rostro no podía creer que fuera Rose. O bueno, si que lo creía. La rabia y la ira se apoderaron de él, pero recordando lo que le dijo su hermano, trató de controlarse. -Eras una mujer libre, con los beneficios de un matrimonio sin las cargas de tener que soportarlo. Ay que ver que eres bastante háb
Había apostado que él se iría a la semana, pero ya tenía dos meses instalado en la mansión. Sus cosas fueron llevadas la casa y Bianca, aún no se acostumbraba a verle todos los días en sus espacios.Aunque a decir verdad, eran de él.Al levantarse en las mañanas para desayunar, él estaba sentado a la mesa comiendo mientras leía el periódico. Cuando iba a nadar en la piscina, él estaba ahí tomando el sol. En la habitación, en la misma cama dormía con ella.Pero no le dirigía la palabra. Cuando llegó unos meses atrás, ella estaba lista para sentir su reclamo, los gritos, las peleas. Pero ahora tenía algo peor que su enojo, y eso era su indiferencia.Aquella mañana cuando se levantó, vió el cielo raso de la habitación, al girarse notó que él no estaba y es
Una situación que se repetía constantemente en la casa de los Giordano es que cuando llegaban de trabajar, Bianca y Nathaniel se encontraban en la habitación y hacían el amor. No hubo una disculpa de ningún lado, ni de parte de Nathaniel y menos de parte de Bianca.Tres meses luego, Bianca ya tenía cinco meses. Desde que empezó a notarse su vientre y a tener algunas complicaciones decidió quedarse en casa. -Nos vemos más tarde, cariño. -Se despidió de Nathaniel y se fue a la habitación a cambiarse de ropa. Era un bonito día para caminar. Zapatos bajos, jeans y una camisa suelta. -Teresa, acompáñame. -La sirvienta la siguió afuera de la casa. Todos los jardines estaban rebosantes de verde y amarillo, el césped estaba mojado pues había muchas lluvias para la temporada. -El otoño llegará pronto.-Sí, ¿Y c&oac