Estaban acostados juntos y desnudos al lado de la chimenea. Bianca acariciaba el pecho de su marido y lo miraba. Había sido fuerte pero tierno. Se veía más relajado y eso le encantaba. —Gracias por venir, me hiciste mucha falta.
—¿Por qué discutiste con tu esposa? Creí que apenas hablaban.
—Eso hacíamos. Pero desapareció. Normalmente estoy informado de todos los movimientos que hace Bianca. Eso creí. Pero dejó el país dejando la fábrica en manos de mi hermano. No quiero culparla, tardó demasiado en hacerse de un carácter y temple más fuerte para enfrentarme.
—Lo dices como si fuera algo malo. ¿Es malo?
Nathaniel acariciaba el cuerpo de quién creía era Rose y la atrajo en un beso. Ella le correspondió gustosa y dejó que se acomodara sobre ella para volver a hacerle el amor. —Debo ir por un preservativo, no tardó.
—No. Está bien. Tengo que confesar, me puse la inyección anticonceptiva. Por si acaso, ya que ahora soy sexualmente
La semana con Nathaniel, Bianca-Rose se la pasó entre sus brazos. Salían juntos en citas y en las noches se deshacían entre besos y caricias. Bianca estaba nerviosa, se le agotaba el tiempo y tenía un nuevo problema.Ella misma. Se sentía celosa de sí misma porque cuando su marido estaba con Rose ella no podía gritarle que era Bianca.Tenía que admitir que no esperaba sentirse tan a gusto con Nathaniel y eso era algo que la asustaba. Todavía se sentía dolida por su abandono, por usarla, pero quería creer en el fondo que todo aquello tendría una respuesta lógica. Se arregló mirándose al espejo, su cabello estaba en una coleta alta, sus orejas adornadas con aretes de diamantes y luego de maquillarse se miró por completo. Se sentía preciosa. El vestido le quedaba perfecto y combinaba con su bolso y sus zapatos. Salió y llamó a Na
Su amor tenía fecha de caducidad, Bianca lo sabía que Nathaniel no. Su última semana antes de irse y tenía que saberlo, necesitaba saber si el tiempo qu invirtió para quedar embarazada había dado resultado. Aquella mañana consultó con su médico haciéndose una prueba de embarazo. Menos de un mes de amor con Nathaniel y esperaba que la respuesta fuera un "SÍ" Esperaba con su cuñado en el consultorio cuando le hicieron la prueba de sangre y lo miró. -Sea cual sea el resultado regresaré a Italia, así que por favor no le digas a Nathaniel. ¿Okay?-Claro. Yo no diré nada, Bi. -Ambos se quedaron en silencio cuando el médico entró y Bianca sintió como el corazón se le paralizaba por saber la respuesta.-Felicidades, señorita Lyndon-Holt. Es positivo. -Bianca soltó un largo suspiro de alivio y sin darse cuenta com
Nathaniel se quedó un largo rato fuera de la casa en Italia. Apenas podía creer que había vuelto. Entró. Ahí estaba su mayordomo dándole órdenes a la servidumbre y todos parecían asombrados de que él estuviera ahí. -Maximiliano. -Señor. Ya le llamaré a la señora Bianca para que lo atienda. -¿En mi propia casa esperas que me siente en esta sala y espere por mi mujer? -El hombre no respondió y asintió. -Eso creí. Yo mismo puedo subir. -Dejó su maleta a un lado para que los sirvientes la llevaran. Subió las escaleras hasta el cuarto principal y abrió la puerta. Sentada en la cama, pareciendo sufrir un ataque de pánico estaba su esposa. -Bianca. -Al ver que alzó el rostro no podía creer que fuera Rose. O bueno, si que lo creía. La rabia y la ira se apoderaron de él, pero recordando lo que le dijo su hermano, trató de controlarse. -Eras una mujer libre, con los beneficios de un matrimonio sin las cargas de tener que soportarlo. Ay que ver que eres bastante háb
Había apostado que él se iría a la semana, pero ya tenía dos meses instalado en la mansión. Sus cosas fueron llevadas la casa y Bianca, aún no se acostumbraba a verle todos los días en sus espacios.Aunque a decir verdad, eran de él.Al levantarse en las mañanas para desayunar, él estaba sentado a la mesa comiendo mientras leía el periódico. Cuando iba a nadar en la piscina, él estaba ahí tomando el sol. En la habitación, en la misma cama dormía con ella.Pero no le dirigía la palabra. Cuando llegó unos meses atrás, ella estaba lista para sentir su reclamo, los gritos, las peleas. Pero ahora tenía algo peor que su enojo, y eso era su indiferencia.Aquella mañana cuando se levantó, vió el cielo raso de la habitación, al girarse notó que él no estaba y es
Una situación que se repetía constantemente en la casa de los Giordano es que cuando llegaban de trabajar, Bianca y Nathaniel se encontraban en la habitación y hacían el amor. No hubo una disculpa de ningún lado, ni de parte de Nathaniel y menos de parte de Bianca.Tres meses luego, Bianca ya tenía cinco meses. Desde que empezó a notarse su vientre y a tener algunas complicaciones decidió quedarse en casa. -Nos vemos más tarde, cariño. -Se despidió de Nathaniel y se fue a la habitación a cambiarse de ropa. Era un bonito día para caminar. Zapatos bajos, jeans y una camisa suelta. -Teresa, acompáñame. -La sirvienta la siguió afuera de la casa. Todos los jardines estaban rebosantes de verde y amarillo, el césped estaba mojado pues había muchas lluvias para la temporada. -El otoño llegará pronto.-Sí, ¿Y c&oac
Bianca estaba estable. Nathaniel entró a verla. Tenía un raspón en la frente y algunos moretones. Ella sonrió al verle y él le tomó la mano. —Lamento haberte dejado sola hoy. —Ay, no seas melodramático, Nath. ¿Qué te dijeron del bebé? –Su voz sonaba preocupada con aquella pregunta. —¿Está bien? –Nathaniel asintió y su esposa sonrió. –Luces desaliñado. —No he dormido en dos días. Esperando respuestas de ti y nuestro bebé. Estuviste en observación todo este tiempo. Están a salvo, pero debes guardar absoluto reposo. –Bianca suspiró y le acarició la mano a su esposo. —Te llevaré a casa cuando puedas salir de aquí. Me quedaré contigo. Gian puede hacerse cargo de la fábrica. —Teresa me ayudó. Quiero agradecerle. —Mi mamá la despidió. –Bianca rodó lo
En la familia de Bianca habían cinco integrantes. Su padre Jabino, su madre Rose, y sus dos hermanas, Julia y Estela. Los Rizzo eran viejos amigos de los Giordano, por lo que Bianca conocía a Nathaniel desde su niñez. Recordaba a sus hermanas siempre buscando agradarle al mayor de los Giordano...Llegó un punto de su vida en dónde su padre dejó de tratarla con cariño. Recordaba que todo sucedió un día en el que los Giordano visitaron la casa de los Rizzo.Despertó un poco adolorida y miró a Nathaniel a su lado. Apenas lograba comprender el giro de los acontecimientos que la llevaron a ser su esposa. Lo removió un poco y vió como despertó. —¿Me traes agua, por favor?—Sí. Tranquila. Quieta. –Nathaniel se levantó y fue por lo que pidió su esposa. Bianca recordaba el sueño que había tenido. Hubo un
Fue un mes muy tenso para Nathaniel. Sentía que en cualquier momento algo podia pasarle a su esposa quien ya alcanzaba los seis meses de embarazo. Su madre no había vuelto a hablar con él y evitaba verlos incluso en el desayuno, por lo cuál era extraño que aquella mañana estuviera a la mesa con él y con Bianca. -Luces radiante, niña. ¿Y ya sabes si tendré un nieto o una nieta? -Es una niña. -Dijo Nathaniel. Había estado presente en cada ecografía de su mujer y fue él quien preguntó el sexo de su bebé en la última. -Estamos pensando en nombres. -Podría llamarse Mercedes. -Dijo la mujer mientras bebía de su taza de café. Bianca había pensando en Olivia. -Gracias por la sugerencia, señora Mercedes. La vamos a pensar, aún no decidimos nombres. -Al terminar de comer, Bianca decidió salir a tomar algo de sol en el jardín de la mansión. Le sorprendió ver a su suegra tomar asiento al lado de ella mientras le ofrecía un vaso de cristal. -¿Todo bien? Usted