Bianca estaba estable. Nathaniel entró a verla. Tenía un raspón en la frente y algunos moretones. Ella sonrió al verle y él le tomó la mano. —Lamento haberte dejado sola hoy.
—Ay, no seas melodramático, Nath. ¿Qué te dijeron del bebé? –Su voz sonaba preocupada con aquella pregunta. —¿Está bien? –Nathaniel asintió y su esposa sonrió. –Luces desaliñado.
—No he dormido en dos días. Esperando respuestas de ti y nuestro bebé. Estuviste en observación todo este tiempo. Están a salvo, pero debes guardar absoluto reposo. –Bianca suspiró y le acarició la mano a su esposo. —Te llevaré a casa cuando puedas salir de aquí. Me quedaré contigo. Gian puede hacerse cargo de la fábrica.
—Teresa me ayudó. Quiero agradecerle.
—Mi mamá la despidió. –Bianca rodó lo
¡DRAMA, DRAMA, DRAMA! Disfruten el capítulo
En la familia de Bianca habían cinco integrantes. Su padre Jabino, su madre Rose, y sus dos hermanas, Julia y Estela. Los Rizzo eran viejos amigos de los Giordano, por lo que Bianca conocía a Nathaniel desde su niñez. Recordaba a sus hermanas siempre buscando agradarle al mayor de los Giordano...Llegó un punto de su vida en dónde su padre dejó de tratarla con cariño. Recordaba que todo sucedió un día en el que los Giordano visitaron la casa de los Rizzo.Despertó un poco adolorida y miró a Nathaniel a su lado. Apenas lograba comprender el giro de los acontecimientos que la llevaron a ser su esposa. Lo removió un poco y vió como despertó. —¿Me traes agua, por favor?—Sí. Tranquila. Quieta. –Nathaniel se levantó y fue por lo que pidió su esposa. Bianca recordaba el sueño que había tenido. Hubo un
Fue un mes muy tenso para Nathaniel. Sentía que en cualquier momento algo podia pasarle a su esposa quien ya alcanzaba los seis meses de embarazo. Su madre no había vuelto a hablar con él y evitaba verlos incluso en el desayuno, por lo cuál era extraño que aquella mañana estuviera a la mesa con él y con Bianca. -Luces radiante, niña. ¿Y ya sabes si tendré un nieto o una nieta? -Es una niña. -Dijo Nathaniel. Había estado presente en cada ecografía de su mujer y fue él quien preguntó el sexo de su bebé en la última. -Estamos pensando en nombres. -Podría llamarse Mercedes. -Dijo la mujer mientras bebía de su taza de café. Bianca había pensando en Olivia. -Gracias por la sugerencia, señora Mercedes. La vamos a pensar, aún no decidimos nombres. -Al terminar de comer, Bianca decidió salir a tomar algo de sol en el jardín de la mansión. Le sorprendió ver a su suegra tomar asiento al lado de ella mientras le ofrecía un vaso de cristal. -¿Todo bien? Usted
Entró a ver a Bianca con cierto pesar. Las horas en el hospital habían sido largas y pesadas. Aún no sabía como aquella baja de la presión había afectado a su bebé, pero ahí estaba su esposa, dormida en la camilla. -Voy a saber la verdad de lo que pasó, te lo juro, preciosa. -Dejó el cuarto de su esposa y salió para ir a su casa. Tenía que enterarse porque su madre quería hacerle daño a su mujer, porque, joder, estaba seguro de que fue su madre quien había hecho todo aquello. Nunca le había caído bien su esposa, así que para él, era lógico. Al llegar a su casa fue al estudio donde solía trabajar y comenzó a buscar algún indicio. Revisó desde los contratos viejos de su padre, hasta las claúsulas del acuerdo prenupcial que Bianca tuvo que firmar. Para él, el problema estaba en ese punto que obligó a
Los últimos meses de su embarazo, Bianca los tuvo que pasar en absoluto reposo. No podía siquiera hacer el más mínimo esfuerzo por el riesgo de aborto que tenía como una sombra sobre ella. Nathaniel contrató una enfermera que la ayudara en todo y estuviera pendiente de sus medicinas, y, cumplidos los nueve meses, llegó el momento que estaba esperando.Sucedió en la noche. La lluvia caía al igual que los rayos y los gritos de Bianca retumbaban en el pasillo. El trabajo de parto había comenzado hacía cuatro horas antes pero su cuerpo no estaba listo para dar a luz todavía. -Tranquila, mi amor. Todo irá bien. Todo irá bien... Lo prometo. Lo prometo. -Le tomaba la mano mientras ella sudaba y estaba adolorida. Lucía muy mal. Las ojeras en su rostro, su cabello despeinado, su cuerpo temblando mientras la matrona estaba guiándola en el parto.-Respire pr
Los Giordano estaban en un momento de paz. Nathaniel estaba encantado con su esposa y su pequeña.Por tres meses disfrutó de su mujer y su niña y le hacía feliz estar con Bianca y Livie. Bianca ya estaba más que recuperada y también estaba feliz de que su embarazo hubiera llegado a feliz termino y estuviera con su hija. Aunque algo le preocupaba.Nathaniel jamás había querido hablar de que pasó con su madre para que tuviera que dejar la mansión, siempre daba vueltas y negativas y aquello le daba un mal presentimiento. Estaban en el auto yendo camino a la fábrica de vinos mientras Bianca tenía cargada a Olivia. Nathaniel conducía y ella lo miraba. —¿No crees que debemos hablar?—Si es sobre Mercedes, no. No es lo mejor hablar de ella. Agradece que la alejé de nosotros. A fin de cuentas es la mejor decisión, créeme.
Sabía que el estrés de su esposo era provocado por su suegra desaparecida. Nathaniel estaba constantemente en alerta y por lo que supo de Gianpiero, Nathaniel fue quien echó a su madre de la casa. -¿Me vas a decir que pasó con tu mamá? -Lo encontró con Livie en su cuarto de bebé y se cruzó de brazos. -Nathaniel, merezco saber que pasó. -Lo sé, Bianca. -Dejó a Olivia dormida en la cuna y miró a su esposa. -Pero no te lo puedo decir, es así de simple. Mi mamá causó tus accidentes y por su culpa casi perdemos a nuestra hija. ¿Puedes aceptar mis decisiones?-Nathaniel, pasamos de ser unos extraños que están casados a ser unos esposos que se respetan y quieren, pero necesito que confíes en mí. -Nathaniel miró a su esposa, decidida, fuerte. Estuvo a punto de contarle los motivos por los cuales su madre la odiaba, pero no fue suficiente. -Nath. Por favor. -Solo trato de ser el esposo que necesitas, uno que te proteja. Tardé diez años en poder estar contigo. Y joder, ya... Es lo que intento
Sabía que el estrés de su esposo era provocado por su suegra desaparecida. Nathaniel estaba constantemente en alerta y por lo que supo de Gianpiero, Nathaniel fue quien echó a su madre de la casa. -¿Me vas a decir que pasó con tu mamá? -Lo encontró con Livie en su cuarto de bebé y se cruzó de brazos. -Nathaniel, merezco saber que pasó. -Lo sé, Bianca. -Dejó a Olivia dormida en la cuna y miró a su esposa. -Pero no te lo puedo decir, es así de simple. Mi mamá causó tus accidentes y por su culpa casi perdemos a nuestra hija. ¿Puedes aceptar mis decisiones?-Nathaniel, pasamos de ser unos extraños que están casados a ser unos esposos que se respetan y quieren, pero necesito que confíes en mí. -Nathaniel miró a su esposa, decidida, fuerte. Estuvo a punto de contarle los motivos por los cuales su madre la odiaba, pero no fue suficiente. -Nath. Por favor. -Solo trato de ser el esposo que necesitas, uno que te proteja. Tardé diez años en poder estar contigo. Y joder, ya... Es lo que intento
Nathaniel estaba más que preocupado por su mujer. Si algo le pasaba a Bianca, él sería el único culpable de su ruina. Él conocía a su madre y la obsesión que tenía con la madre de su esposa, sabía que odiaba a la familia de Bianca. Sabía que a sus ojos ella no era digna de ser una Giordano como él. Tenía un arma en la mano e iba con gran rapidez hasta las casetas del bosque que colindaban con su casa. Podía suponer que ahí estaba su esposa, y tenía sentido pues nadie usaba aquellas chozas de verano que eran solo para pasar el rato y una que otra vacación. Casi todo el año estaban solas, vacías y bajo llaves. —Dios quiera que estés bien, Bianca. –Al acercarse vio que no había nadie, pero claro, eso podía ser engañoso, conocía a su madre y sabía que era capaz de torcer la situación hasta volverla a su favor. Con sigilo se movió viendo por los cristales sucios de las ventanas. No había rastro de forcejeo y menos de que alguien hubiera entrado. Todo parecía tan normal. Y aquello le estab