"El fin justifica los medios". Bianca sabía dónde estaría su esposo aquel fin de semana, y fue con toda la intensión de concertar un "encuentre casual", coquetear y dejarlo deseando más. Si quería alcanzar su objetivo era necesario que él la deseara. Jamás se había propuesto estar con él, pero para situaciones extremas, las medidas eran desesperadas. Y ahí estaba, como Rose Lyndon-Holt, en el club más popular de Nathaniel Giordano dispuesta a seducirlo.
Nuevas deudas se acumulaban y tenía que ser rápida.
Había pagado la entrada y fue directo a la barra a pedirse una copa de vino para pasar los nervios. Era el siguiente paso en una treta. Sintió miedo de pronto, Nathaniel no estaba solo, a su lado, Giapiero, su hermano, estaba presente. —Jo... -Bebió la copa de golpe y se dispuso a salir, pero pudo más la curiosidad cuando escuchó a su cuñado hablar con su esposo sobre ella. —¿No crees que debes intentar algo con tu esposa? La pobre Bianca está sola. Nathaniel, hay cosas que debes saber. —Maneja bien la empresa. El viñedo está floreciente. Tiene una mansión a su cargo y puede hacer lo que se le da la gana. ¿Acaso a ti te gusta mi esposa que estás tan pendiente de ella? Sí te gusta yo no tengo problemas de que tú y ella lleguen a algo. De ser ese el caso, me divorcio para que estés con ella. -Bianca sintió algo de rabia. ¿Cómo podía decir eso? Pasaba totalmente de ella. —No, no hermano. No me gusta tu mujer.Iba a decir más, Gianpiero quería gritarle a su hermano: "Escucha, mamá la echó de la casa y solo trabaja. Aún así, su salario es bajo, lo que pertenecía a su familia fue embargado... Nathaniel, no seas cruel." Pero él no le dejó y lo interrumpió. —Usas el término con demasiada ligereza. Gian, Bianca nunca ha sido mi mujer. ¿Crees que pude haberme acostado con ella? Ni siquiera en la noche de bodas tuvimos relaciones. No podía hacerle eso.
—¿Y no crees que tu acto de estupidez te pase factura alguna vez? El karma, la justicia divina, como le quieras decir. –Bianca esperó la respuesta de su esposo, pero él no dijo nada. Suspiró, vio a su alrededor y con todas las luces neón y la oscuridad reinante decidió que era mejor concertar aquel encuentro en otra ocasión. Salió del club y se dispuso a esperar un taxi justo en la puerta. Volteó la mirada cuando vio salir a su cuñado por la misma puerta que ella salió, temía que la reconociera, pero en lugar de eso, solo sacó un cigarro y se puso a fumar a su lado. "Que no me reconozca...", rogó. Se alisó la falda del vestido corto que llevaba puesto y nerviosa, sacó su celular para pedir un Uber. —Buenas noches.—Buenas noches. –Contestó nerviosa y mirando a otro lugar. —Lindo lugar.—No debe ser tan lindo si saliste corriendo de adentro. Te ví salir del club. ¿Creíste que no te iba a reconocer? –Bianca tragó saliva y Gianpiero sonrió. —Sabía que estabas aquí, llamé a la mansión, no estabas, y tampoco en la fábrica. Lo último que averigüé es que habías viajado a Canadá. Sé que mi madre te echó de la casa ¿Dónde has estado? —Gian... —Bianca. –Alzó la mirada y notó los frío ojos de su cuñado, pero no se explicaba porque tenía una enigmática sonrisa. —Quiero saber que vas a hacerle a Nathaniel. ¿Vas a vengarte por haberte dejado sola?—No. Tú no lo entenderías. Ahora, no le digas quién soy. Él no sabe. Es mejor que no lo sepa. Y tampoco le digas todo lo que ha pasado en Italia. –En cuánto el Uber llegó, Bianca subió y Gianpiero la siguió subiéndose al lado de ella. —Joder. ¿Me dejas? Voy a mi hotel... quiero descansar.—Yo te invito a cenar. Así te desahogas, te explicas. Nathaniel es mi hermano, yo no dejaré que le hagas daño. —Bianca supo que no tenía opción y dejó de discutir, Gianpiero le diría a Nathaniel y su plan se iría al traste. Mejor decirle. El trayecto se le hizo largo, bajó con su cuñado y entró con él a un restaurant. Un maitrê los dirigió a su mesa y juntos se sentaron. Una copa de vino de su hacienda fue servida para cada uno y Bianca bebió un poco. Detalló el lugar, las mesas con manteles dorados, la pintura de las paredes vinotinto y el candelabro colgado desde el techo, todo un aire de lujo y confort. —Habla. Nathaniel no te habrá reconocido porque no te ve desde tu boda, pero yo te he visto más seguido, sé que eres tú. —No le digas a Nathaniel, ¿Sí? –Sabía que debía ser más astuta, más sagaz. —Vine a ver si mi matrimonio era capaz de tener una oportunidad. Vine a seducir a Nathaniel. –Gian quiso reír y la miró divertido. No le creía, suspiró y bebió más de su copa. —Quiero tener un hijo. Y quiero que sea de mi esposo. Pero para que ese bebé sea posible tengo que conocerlo, y solo puedo conocerlo fingiendo ser otra. Él a mi no me ama, no sé porque se casó conmigo, pero tal vez si me conoce encuentre que yo, Bianca, su mujer, puedo ser... no sé... Estoy cansada de estar sola. Quiero tener una familia, y Nathaniel no me dará el divorcio. Así que tengo que intentarlo al menos. –Había sido honesta y esperaba que aquello funcionara. —Gian...Tuvo que mentir. Aunque sabía que Gian intuiría el porqué se esforzaba tanto. —Okay. –Su cuñado sonrió y alzó la copa. —Te deseo éxito. Es más, te ayudaré. Creo en el karma, y si Nathaniel se enamora de ti, va a ser su karma por dejarte sola. Salud para ti. Me agrada la idea de un sobrino. Y mejor tú qué otra que solo absorben su dinero. ¿Cuál es tu plan?
—Ver en qué sitios lo puedo encontrar y coquetearle. No tengo mucho planeado, me dejé llevar por la desesperación. Desde que perdí a mi familia yo... He estado triste. Deseaba tener a alguien que me abrazara por las noches, alguien que me diera paz. Y no podía. Nathaniel me dijo que podía tener amantes. Pero hay un anillo en mi dedo. Yo me siento casada, y mi esposo es Nathaniel. —¿Él y tú lo han hecho? –Bianca negó y suspiró. —Mejor ordenemos. Yo te ayudaré. Yo mejor trazo tu plan para que sea un éxito.Bianca estaba demasiado nerviosa por haber involucrado a otra persona en su nefasto plan. Gian planeó todo para que su cuñada lograra su objetivo, pero él no sabía todo lo que ella quería lograr con aquellas ideas. Sin embargo, Gian creía firmemente que a su hermano le vendría bien algo de justicia divina por ser tan "Capullo". —Bianca... -Estaban juntos dentro del auto y ella parecía estar meditando sus posibilidades. —Tienes que relajarte, Bianca. —Aquí soy Rose Lyndon-Holt. -Bianca corrigió a Gianpiero mientras estaba con él en el auto camino a otro evento que, según su cuñado, estaría su esposo. Se había arreglado expresamente para lucir espectacular. El vestido blanco, corto, el maquillaje y aquellos labios rojos. Jugaba con sus uñas mientras sentía el estomago revuelto. —Repasemos el plan. —A Nathaniel te presentaré como mi acompañante. Tú vas a coquetearle. A mi hermano suelen gustarle las mujeres prohibidas. Si cree que estás conmigo se sentirá más atraído por ti. Es senci
Luego del partido, Bianca se fue con su cuñado. Nathaniel por su cuenta, quedó deseando más de los labios de Rose Lyndon-Holt, llamó a su hermano por teléfono para que le diera el número de Rose y su dirección. Gian se lo dió, pues así esperaba que actuara su hermano, así que lo siguiente que hizo Nathaniel fue comenzar a llenarla de atenciones. —Sabes que te debo mucho, hermano. Esto lo hago porque quiero ser feliz. Te prometo que haré las cosas bien. Voy a divorciarme de Bianca y seguiré adelante, le daré todo lo que pueda necesitar. —O tal vez no lo harás. Siempre dices que harás lo correcto, pero a la hora de la verdad, hermano, no lo haces porque siempre algo suele ser “más grande que tú”. -Las palabras de su hermano sonaba a reproche, pero sabía que era la realidad. Así era como funcionaba su vida. *** Bianca tuvo que dejar el hotel y rentar un apartamento, supuso que su plan no le tomaría más de un mes, así que fue lo único que pagó de renta en aquel piso. No llevaba ni dos
Nathaniel sabía que para tener a una mujer como Rose necesitaba más que palabras dulces y seductoras. Tenía que ser ingenioso, y eso iba a hacer. Ella había lanzado el anzuelo, quería algo físico. Él podía dárselo, pero no quería una noche.Quería varias. —Ya que prefieres las cosas más placenteras, te propongo algo. Ven a mi casa. –Bianca sonrió pues aquella era la propuesta que quería, asintió segura de sí misma y Nathaniel sonrió. —Vámonos. –No esperaron más, la tensión entre los dos era evidentemente palpable. Bianca sentía nervios, puede que aquella noche se concretara por fin su matrimonio, consumado como tal, y podría decir que ya no era una esposa virgen. Podría ser que esa noche pasara su milagro y pudiera quedar embarazada. Tenía miedo pues, ¿Y si él notaba
Fue inesperado y a la vez muy reconfortante despertar y encontrarse en los brazos de su marido. Había sido extraño que aquello pasara, pero había ido hasta Canadá para que sucediera.Pero debía ser más lista. Su marido había usado preservativo la noche anterior, debía lograr quedarse embarazada de él antes de volver a Roma. Nathaniel despertó encontrándose con los ojos de Bianca y sonrió. -¿Acaso no puedes dormir?-No, no mucho. Solo desperté y admiraba lo guapo que eres. -Se acercó besando a Nathaniel y lo abrazó. Las sábanas estaban enredadas en sus piernas y la luz entraba por la amplia ventana de su dormitorio. -¿No crees que es extraño? Apenas nos conocemos.-Pero siento que te conozco desde hace muchos años, Rose. Hay algo familiar en ti. -Bianca no quiso romper con la burbuja, pero aquellas palabras la hicieron
-El matrimonio está consumado si es lo que quieres saber. -Gianpiero fue a visitar a su cuñada en el departamento que ella se había molestado en alquilar mientras estaba de paso por el país seduciendo a su marido. Bianca servía dos vasos de coñac y le ofrecía uno al hermano de su esposo. -Anoche tuvimo -El matrimonio está consumado si es lo que quieres saber. -Gianpiero fue a visitar a su cuñada en el departamento que ella se había molestado en alquilar mientras estaba de paso por el país seduciendo a su marido. Bianca servía dos vasos de coñac y le ofrecía uno al hermano de su esposo. -Anoche tuvimos sexo por primera vez, pero necesito ayuda, él fue muy precavido y usó protección. -Tienes más problemas que el control de natalidad de Nathaniel. Te buscan en la fábrica de vinos. Hay un problema legal que no te gustará. Dic
Estaban acostados juntos y desnudos al lado de la chimenea. Bianca acariciaba el pecho de su marido y lo miraba. Había sido fuerte pero tierno. Se veía más relajado y eso le encantaba. —Gracias por venir, me hiciste mucha falta. —¿Por qué discutiste con tu esposa? Creí que apenas hablaban. —Eso hacíamos. Pero desapareció. Normalmente estoy informado de todos los movimientos que hace Bianca. Eso creí. Pero dejó el país dejando la fábrica en manos de mi hermano. No quiero culparla, tardó demasiado en hacerse de un carácter y temple más fuerte para enfrentarme. —Lo dices como si fuera algo malo. ¿Es malo? Nathaniel acariciaba el cuerpo de quién creía era Rose y la atrajo en un beso. Ella le correspondió gustosa y dejó que se acomodara sobre ella para volver a hacerle el amor. —Debo ir por un preservativo, no tardó. —No. Está bien. Tengo que confesar, me puse la inyección anticonceptiva. Por si acaso, ya que ahora soy sexualmente
La semana con Nathaniel, Bianca-Rose se la pasó entre sus brazos. Salían juntos en citas y en las noches se deshacían entre besos y caricias. Bianca estaba nerviosa, se le agotaba el tiempo y tenía un nuevo problema.Ella misma. Se sentía celosa de sí misma porque cuando su marido estaba con Rose ella no podía gritarle que era Bianca.Tenía que admitir que no esperaba sentirse tan a gusto con Nathaniel y eso era algo que la asustaba. Todavía se sentía dolida por su abandono, por usarla, pero quería creer en el fondo que todo aquello tendría una respuesta lógica. Se arregló mirándose al espejo, su cabello estaba en una coleta alta, sus orejas adornadas con aretes de diamantes y luego de maquillarse se miró por completo. Se sentía preciosa. El vestido le quedaba perfecto y combinaba con su bolso y sus zapatos. Salió y llamó a Na
Su amor tenía fecha de caducidad, Bianca lo sabía que Nathaniel no. Su última semana antes de irse y tenía que saberlo, necesitaba saber si el tiempo qu invirtió para quedar embarazada había dado resultado. Aquella mañana consultó con su médico haciéndose una prueba de embarazo. Menos de un mes de amor con Nathaniel y esperaba que la respuesta fuera un "SÍ" Esperaba con su cuñado en el consultorio cuando le hicieron la prueba de sangre y lo miró. -Sea cual sea el resultado regresaré a Italia, así que por favor no le digas a Nathaniel. ¿Okay?-Claro. Yo no diré nada, Bi. -Ambos se quedaron en silencio cuando el médico entró y Bianca sintió como el corazón se le paralizaba por saber la respuesta.-Felicidades, señorita Lyndon-Holt. Es positivo. -Bianca soltó un largo suspiro de alivio y sin darse cuenta com