Comenzar de nuevo, esa es la única opción. En algunas ocasiones la vida tiene preparadas cosas que bien pueden sacudirnos y volcar nuestro mundo de un momento a otro, dejarnos sin aliento, desestabilizar, ¿es la mejor manera de huir de algo?, ¿de alguien? Tres historias que se vinculan en un único suceso, la compra y venta estipulado en un contrato que garantiza una sola cosa: tu vida ha quedado atrás, a partir de ahora vives y respondes solo a tu dueño… ¿Será que ellos tenían otra opción? ¿O es que se trata de su propio destino? AVISO TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©//OBRA REGISTRADA. ••••••••••••• Esta historia está registrada y protegida por derechos de autor. Prohibida su copia total o parcial. No se aceptan adaptaciones. En caso de que se violen dichos derechos se tomarán acciones legales. Miranda A.©
Leer másLucía—¿Te ha gustado? —su ronca voz me despierta, trato de moverme debido a la sorpresa pero me detiene de inmediato con sus fuertes manos. —Sí, me ha encantado —digo con el rostro acalorado y mi voz pareciendo un balbuceo.—Supongo que no te imaginabas que tu primera vez fuera con un hombre que robo tu libertad —muerdo mi labio inferior y ahogo mis pensamientos, en realidad jamás me lo hubiese imaginado pero las mismas circunstancias me han llevado a estar en este lugar.—Creo que no habría querido nada más —digo sin estar completamente segura de mis palabras, ¿pero qué otra cosa puedo decir?, tal vez que yo hubiese estado en la escuela o buscando un empleo o… cuidando a mamá… ella me necesitaba, ella necesitaba este dinero así que yo… lo hice por ella. Su cabeza se levanta de mi pecho y toma mi mentón con sus manos.—No juegues conmigo Lucia —dice y el miedo sorpresivamente se apodera de mi, yo niego con los ojos bien abiertos. —No estoy jugando —muerdo mi labio inferior—. No qui
Él Siento su cuerpo acurrucado en mi regazo, por fin ella es mía, su mente, su cuerpo me pertenece y es que nadie más había estado con ella. Es un extraño sentimiento en mi pecho en donde puedo sentir que ella me pertenece y esa gratificación es alucinante. Recorro con mis dedos su espalda y la atraigo hacia mí, se siente tan bien, incluso puedo oler mi aroma en su piel. Me siento hasta este punto como alguien feliz, un extraño revoloteo en mi pecho, una tranquilidad que hace muchísimo tiempo no sentía y la realidad es que no se compara. La atraigo más hacia mí hasta escuchar su leve respiración, siento que puedo cerrar los ojos y sentir esas leves ganas de dormir en paz, es como si me sintiera seguro y sé que ella estará junto a mí cuando despiertes así que mi cuerpo cede. Tengo un extraño sueño, estoy en un jardín y puedo ver a Lucía de espaldas, no puedo ver su rostro pero sé que es ella. Me apresuro a llegar hasta donde está, y la abrazo por detrás pero se esfuma de inmediato
LucíaNo sé cuánto tiempo ha pasado desde que David se fue, pero no me he movido de la cama, debido a las nalgadas la única posición en la que puedo estar tranquila es boca abajo. Ha oscurecido ya, está a punto de meterse el sol, los atardeceres en este lugar son realmente hermosos, es lo único que me consuela después de este número. Han llamado a la puerta un par de veces pero no he respondido, tampoco han entrado y sé que si se tratara de David entraría sin avisar, es por ello que prefiero no contestar, no quiero que me vean así.Mi mente no me ha dejado de moler. ¿Qué hice mal?, ¿por qué David no puede confiar en lo que digo?, ¿por qué se alejó de mí?, sus palabras aún retumban en mi mente, “me has hecho perder el apetito”. La puerta se abre de golpe pero estoy de espaldas a ella. Sé que es él, pero no quiero mirarlo, no tengo los ánimos y mucho menos la fuerza física. Solo me siento culpable y estúpida. —Lucia —llama y con trabajo me giro, tardando mucho más tiempo del que de
Él De una manera casi inmediata he perdido la razón, solamente el hecho de pensar que ella pudiera estar pensando en alguien más al estar conmigo me ha hecho enfurecer y temo… de verdad temo lo que pueda hacer, así que me he alejado de ella. He optado por simplemente dejarla sola después de… haberla castigado. Siento un par de extraños pensamientos en mi inconsciente y es que de verdad me siento culpable, el remordimiento me carcome y por un instante siento arrepentimiento tras haber arremetido así contra ella. Mi mente me castiga a mi mismo, conduzco sin ningún rumbo, solamente quiero huir de ese comportamiento, de ese David que ha castigado a Lucía y le ha dicho que… mierda, no he perdido el apetito, claro que no lo he hecho. No he podido sacarla de mi mente desde hace días, claro que no he perdido el apetito sexual y el deseo por ella, lo que ha pasado es que he perdido la cabeza y solo por pensar que ella puede imaginarse con otro hombre que no sea yo… ¿en qué momento?, ella es
LucíaMe despierto con una palmada en el trasero. Y es cuando recuerdo el lugar en donde estoy. Y con quien estoy. Su erección entre mis piernas me eriza la piel y al moverme la fricción solo hace que me caliente más.—Hmmm, alguien quiere jugar —su ronca voz de nuevo—. ¿Quieres jugar Lucia?—Buenos días —digo aún adormilada mientras me enderezo aún sobre él. Pero no contesta nada, solo se limita a mirarme. Miro hacia abajo y su miembro está aprisionado por mí—. Lo siento.Trato de liberarlo pero sus manos toman mis caderas. Luego su fuerte mirada hace que me detenga. —No te levantas hasta que yo lo diga, bella —muerdo mi labio y asiento sin saber que otra cosa puedo hacer. Tengo tanto que aprender aún, lo que menos quiero es que mi comprador esté molesto con su adquisición y peor aun le parezca que ha perdido su dinero.La verdad es que no sé en que momento es que esto se ha vuelto importante para mí, fuera del hecho que quisiera conservar mi vida ahora busco o anhelo agradarle ver
LucíaEl camino de vuelta a casa es muy rápido debido a la escasez de tráfico. Salgo del auto con ayuda de la mano de David y caminamos hasta el elevador. En el transcurso puedo escuchar su respiración. No ha dicho ni una palabra desde que nos despedimos de su madre. Creo que lo he hecho bien, realmente espero que si. La puerta se abre dejando una casa iluminada tenuemente. Toma mi mano y me conduce escaleras arriba hasta llegar a la puerta de su… nuestra habitación. Apenas he escuchado que se cierra cuando su voz rompe con el silencio. —Eres buena mintiendo —me toma del mentón y con un hábil movimiento lleva mi cuerpo hasta chocar con la pared más cercana—. Te han creído todo… pero bueno, yo no. Sabes que me perteneces Lucia. —Lo sé.—Pero, ¿eso te gusta?, ¿te gusta pertenecerme? —sus ojos me miran fijamente y yo solo deseo que sus labios vuelvan a rozarse con los míos. —Si —contesto en un susurro y con un leve movimiento me inclino para alcanzarlo pero vuelve sostenerme.—¿Si q
ÉlLa cena ha ido bastante bien a pesar de que hace muy poco tiempo que nos conocemos, se ha mantenido bastante tranquila tomando en cuenta las diversas preguntas que le han hecho con respecto a su familia. Me da cierta tranquilidad aun que me parece que no puedo bajar la guardia con ella, es como si confiara hasta un punto pero después recuerdo que existe la posibilidad de que juegue conmigo, y eso no voy a permitirlo jamás. Sé que mis hermanos tienen bastantes preguntas sobre su misteriosa aparición, y es que no logro responder mis propias preguntas, ¿por qué la estoy trayendo a casa?, ¿qué mierda estoy pensando al presentarla con mi madre?, dudo mucho que ellos entiendan lo que estoy sintiendo por ella en este momento, en realidad me siento cautivado pero espero que esta relación no se vuelva caótica. A grandes rasgos, dudo que mis hermanos puedan dimensionar lo que Lucía está provocando en mí desde la primera vez que la vi. Mi bella. La miro hablar con bastante naturalidad con m
LucíaLa casa es muy lujosa y ordenada, camino con sumo cuidado pero sin dejar de mirar en dirección a David, hasta que se me ha perdido de vista. —Pero que pasa… no muerdo —niego nerviosa y aprieto mis manos. —Disculpa —alza una ceja y luego mira hacia la mesa. —Es la cena especial de mamá, deberíamos de llevarla —asiento y tomo el plato que me entrega en brazos, pero justo en ese instante llegan Orazia y Carmina. —¿Necesitan ayuda? —pregunta Orazia y Pía le entrega otro plato—. ¿Qué pasa Lucia?, ¿estás nerviosa? Me tardo un poco en comprender que la pregunta va dirigida hacia mí. Muerdo mi labio e intento parecer lo más segura.—Sí, un poco —sonrío y las tres mujeres me miran con el ceño fruncido.—Cualquiera diría que no quieres estar aquí, tendré que hablar con mi hermano… —al instante mis ojos se abren como platos. —No… no, estoy bien, estoy… no le digas a David, lo siento he sido muy grosera, lo siento —Pía deja el plato en la mesa y luego me toma de los hombros. —¿Qué te
LucíaCuando por fin he terminado de arreglarme me veo en el amplio espejo que descansa en la pared. El vestido se ve bastante bien, ajustado hasta las pantorrillas y de tirantes. Mierda para conocer a los padres no es nada discreto. Llevo unas cómodas zapatillas de pulsera del mismo color del vestido y he seleccionado un bolso de mano. Aliso de nuevo la tela y voy directo a la puerta. La abro lentamente hasta que puedo salir. Tal vez no está bien irme de este lugar sin permiso. —David —llamo pero no hay respuesta —. David, he terminado. Pero no hay nadie en la habitación. Voy directo hasta la puerta de dos hojas y la abro para volver a llamar, pero nadie responde. Camino hasta las escaleras y comienzo a bajarlas, los candelabros me dejan casi ciega, son hermosos. Llego a la planta baja pero no escucho nada. —David —digo con timidez y es cuando una puerta de madera se abre de golpe dejando ver un atractivo hombre con traje gris. —Lucia —estira su mano y trago saliva antes de da