Él
No puedo dejar de ver sus fotos… ella es perfecta, justo como la he imaginado, y lo mejor de todo es que será mía. No podrá huir, no podrán quitármela, no podrá rechazarme. Ella vivirá para mí y conmigo por el resto de sus días.
No es enfermedad, es el deseo de tener el control… el control de su vida, el control de ella… puede que mis pensamientos no sean del todo normales, pero ese soy yo.
Tecleo el número del hombre de Boston y timbra dos veces, empujo mi vaso de whisky y doy un trago para tratar de parecer ansioso, no tengo otra manera de controlarme ahora, solo bebiendo y esa no es la mejor opción para mí.
Cada vez que pienso en esta mañana lo mejor que he podido hacer es haber solicitado ese catálogo, en realidad fue algo turbio, es un tema que no se maneja normalmente a la luz del día pero es que ahora estaba tan desesperado que no he podido saciarme. Ese hombre recolecta mujeres, ellas están conscientes de su destino, enfermos como yo pueden solo comprarlas y hacer con ellas lo que deseen, al final ellas han decidido por ese destino.
—Que gusto que haya decidido pronto Rocco, no quiero que pierda a su favorita…
—Sí, la tengo, es la número 244 —escucho como repite el número.
—Muy bien, el dinero…
—Ya… se lo envío en unos minutos, ¿es la cuenta que está en el catálogo?
—Así es Rocco, me alegra haber podido servirte… cuando necesites a otra mujer, no dudes en llamar —carraspeo, no necesitaré a otra, ella claramente va a satisfacerme, ella está como hecha a mis más oscuros deseos y mis más sucias intenciones. Ella es perfecta para mí y no he podido dejar de pensar en ella durante todo el día, ni siquiera durante esa estúpida reunión con esos hijos de puta.
—Bien… la espero mañana —contesta afirmativamente y termino con la llamada.
Miro el reloj y aún falta bastante tiempo para tenerla conmigo… m****a, eso me hace sentir ansiedad, es como si mi cordura estuviera perdida. No sé porque es que me comporto así hace días, y la cereza del pastel fue la alianza forzada que tuvimos que hacer hoy con esos idiotas. Los inversionistas pidieron más abastecimiento y ahora tuvimos que firmar alianza con una familia Italiana que no me agrada para nada, incluso les hice ver que podíamos correr peligro al tenerlos tan cerca de nosotros, pero no me escucharon. Por ahora yo ya tome mis acciones al respecto y retiré mi dinero de los bancos nacionales, es un método de protección contra esas sanguijuelas, porque eso es lo que son, solo buscan más dinero y no están preparados para esta carga de trabajo, pero bueno, nadie parece estar demasiado preocupado por ello.
Estoy tranquilo porque he protegido mis propios intereses y al final esto se va a seguir manteniendo, se equivoque o no está gente. Vuelvo a dar un trago al whisky y siento como es que cala mi garganta, me pongo de pie y siento bastante ansiedad, si tuviera a alguien enfrente probablemente ya me hubiera ido hasta los golpes.
Me siento desesperado, tomo mi móvil de nuevo y miro sus fotografías, miro a mi alrededor y veo los varios paquetes que han llegado hoy, es su ropa, me he pasado parte de la tarde buscando ropa para ella, de acuerdo a su talla, de acuerdo a lo que a mi me gustaría verle usando.
Aprieto mis manos, me encantaría tenerla aquí, me encantaría poderla tocar, necesito quemar este tiempo… pero en mi mente solo hay una cosa, ella y la sensación de desearla en este momento… esos bellos ojos.
Miro de nuevo las fotografías que hay en el catálogo, tiene una boca dulce, puedo sentirla, puedo incluso sentir como es que sus besos saben, tiene hermosas piernas y una silueta perfecta.
Cierro el catálogo y froto mis ojos, tengo que intentar dormir, por lo menos un par de horas, cuando ella esté aquí todo irá mejor, estoy seguro, cuando la tenga en mis brazos ella me va a pertenecer en cuerpo, mente y… alma, ella si tiene alma. Ella es un ángel y se encontró con un demonio, ¿ella podrá convertir algo en mí?, dudo que tenga un remedio pero… lo intentaré, esta vez parece diferente, esta vez ni siquiera deseo otra cosa que ella y su presencia.
Voy directo hacia mi habitación y sin encender la luz me deshago de mi ropa, luego me meto en la cama y tomo el suspiro más grande que puedo. Te necesito ya… Lucía, ¿pero cómo puedes necesitar a alguien que solo has visto en fotografías?, debo parecer un loco, pero lo estoy.
No sé cuánto tiempo pasa pero sigo con los ojos cerrados y sin poder conciliar el sueño, pienso en Lucs, ¿qué pensaría de mí en este estado?, él me confesó que se enamoró una vez. Ella fue el amor de su vida y este negocio se la arrebató, es por eso que me advirtió, que me alejara de ese sentimiento, que yo jamás podría sentir amor, porque en ese momento me perdería.
Pero esto no es amor, yo no tengo idea de como es que eso se siente, yo siento ansias de tenerla para mí, siento bastantes ganas de abrazarla y oler su piel, tengo ansias de besar sus labios y… hacerla mía, pero de eso a sentir amor… estoy lejos, muy lejos.
Tal vez solo es el calor del momento, aunque dudo que me aburra de ella, no sé como decirlo, simplemente lo siento, es como si fuera para mí.
Incapaz de conciliar el sueño me pongo de pie y voy directo a donde están los paquetes que han llegado, enciendo la luz y comienzo a abrir una de las bolsas, es una marca reconocida de ropa interior, he comprado bastante de esto, quiero verla con todos los colores, con toda clase de prendas, sé que pudiera verla ir y venir con diferentes atuendos y jamás me cansaría… tomo una gran bocanada de aire. Estoy alucinando. Alzó la mirada y es como si la tuviera enfrente.
—Lucía —llamo pero no hay nada, la necesito ahora. No en un par de horas.
LucíaEs un poco tarde para arrepentirme de haber tomado esta decisión… Venderme. Y es que no soy una mala mujer, en realidad soy solo una mujer desesperada por ayudar a su familia, a mi madre y a mi hermana, no soy una mujer interesada que busca una mejor vida, esto es un… sacrificio y uno real. Me repito eso en interminables ocasiones. Miro a mi alrededor y el rostro del resto de las mujeres en la sala es igual al mío, sienten miedo, sienten preocupación y pánico. Cierro los ojos y trato de tomar la mayor cantidad de aire que se me permite y entonces mis pensamientos me taladran de nuevo, esa es la peor parte de esta situación, no caer en los pensamientos negativos que me susurran que tal vez alguien me compre para dañarme, para torturarme y después matarme. Al final, es el dinero, la razón por la que estoy aquí… solo dinero. Solía vivir en un barrio en los suburbios de Boston, las cuentas y deudas de mi familia se acumularon hasta asfixiarnos, el hospital de mi madre, sus medicin
LucíaEl hombre pincha el botón del elevador y este se abre, me indica que pase y vuelve a pinchar el botón de lo que parece ser el último piso. Cierro los ojos y puedo oler la costosa loción que usa el hombre calvo. Al abrir los ojos lo miro atento en el móvil, parece una persona normal… una persona normal que se dedica al tráfico de mujeres y que las conduce hasta el lugar donde les indican los compradores. Mis plegarias van hacia no sé donde, no sé si quiero morir rápido o bien que alguien no tan mala persona me haya comprado. Pero al instante entiendo lo estupido de mi pensar. Como cada día recuerdo a mi mamá, espero que el plan haya funcionado. Espero que mi hermana haya cumplido su palabra. Espero haya podido convencerla de que he desaparecido. Muerdo mis labios, tienes que ser fuerte… pero aún puedo sentir sus brazos abrazándome. La puerta del elevador se abre y el calvo indica que camine. Al alzar la mirada me encuentro con un par de camionetas negras polarizadas. Camina
LucíaMis ojos apenas pueden creer lo que están viendo. De unos 35 años, o mayor, cejas y barba poblada, entradas bastante notorias, pero con el cabello perfectamente peinado hacia atrás, sus ojos azules me dejan sin palabras. Mis ojos vagan por su nariz afilada y un poco inclinada hacia un lado, y por último una fina línea por labios. Difícilmente se puede ser más masculino. Su imponente altura y cuerpo ejercitado cubierto por esa camisola azul y pantalón de vestir es… Miro como se acerca hasta donde estoy y mi corazón se pone como loco. ¿De verdad este hombre me compró?, puede tener a quien sea a sus pies… —Eres realmente bella —su acento es… excitante y su voz ronca solo hace que sea más difícil calmarme. Está frente a mí, sus ojos tan… directos me hacen olvidar respirar—. Bella. Alza su mano hasta mi rostro y al sentir lo áspero de su tacto mi piel se eriza al instante.Pasa sus dedos desde mi lóbulo hasta mi barbilla y luego a los labios, mi cabeza da vueltas y me avergüenza
LucíaCuando por fin he terminado de arreglarme me veo en el amplio espejo que descansa en la pared. El vestido se ve bastante bien, ajustado hasta las pantorrillas y de tirantes. Mierda para conocer a los padres no es nada discreto. Llevo unas cómodas zapatillas de pulsera del mismo color del vestido y he seleccionado un bolso de mano. Aliso de nuevo la tela y voy directo a la puerta. La abro lentamente hasta que puedo salir. Tal vez no está bien irme de este lugar sin permiso. —David —llamo pero no hay respuesta —. David, he terminado. Pero no hay nadie en la habitación. Voy directo hasta la puerta de dos hojas y la abro para volver a llamar, pero nadie responde. Camino hasta las escaleras y comienzo a bajarlas, los candelabros me dejan casi ciega, son hermosos. Llego a la planta baja pero no escucho nada. —David —digo con timidez y es cuando una puerta de madera se abre de golpe dejando ver un atractivo hombre con traje gris. —Lucia —estira su mano y trago saliva antes de da
LucíaLa casa es muy lujosa y ordenada, camino con sumo cuidado pero sin dejar de mirar en dirección a David, hasta que se me ha perdido de vista. —Pero que pasa… no muerdo —niego nerviosa y aprieto mis manos. —Disculpa —alza una ceja y luego mira hacia la mesa. —Es la cena especial de mamá, deberíamos de llevarla —asiento y tomo el plato que me entrega en brazos, pero justo en ese instante llegan Orazia y Carmina. —¿Necesitan ayuda? —pregunta Orazia y Pía le entrega otro plato—. ¿Qué pasa Lucia?, ¿estás nerviosa? Me tardo un poco en comprender que la pregunta va dirigida hacia mí. Muerdo mi labio e intento parecer lo más segura.—Sí, un poco —sonrío y las tres mujeres me miran con el ceño fruncido.—Cualquiera diría que no quieres estar aquí, tendré que hablar con mi hermano… —al instante mis ojos se abren como platos. —No… no, estoy bien, estoy… no le digas a David, lo siento he sido muy grosera, lo siento —Pía deja el plato en la mesa y luego me toma de los hombros. —¿Qué te
ÉlLa cena ha ido bastante bien a pesar de que hace muy poco tiempo que nos conocemos, se ha mantenido bastante tranquila tomando en cuenta las diversas preguntas que le han hecho con respecto a su familia. Me da cierta tranquilidad aun que me parece que no puedo bajar la guardia con ella, es como si confiara hasta un punto pero después recuerdo que existe la posibilidad de que juegue conmigo, y eso no voy a permitirlo jamás. Sé que mis hermanos tienen bastantes preguntas sobre su misteriosa aparición, y es que no logro responder mis propias preguntas, ¿por qué la estoy trayendo a casa?, ¿qué mierda estoy pensando al presentarla con mi madre?, dudo mucho que ellos entiendan lo que estoy sintiendo por ella en este momento, en realidad me siento cautivado pero espero que esta relación no se vuelva caótica. A grandes rasgos, dudo que mis hermanos puedan dimensionar lo que Lucía está provocando en mí desde la primera vez que la vi. Mi bella. La miro hablar con bastante naturalidad con m
LucíaEl camino de vuelta a casa es muy rápido debido a la escasez de tráfico. Salgo del auto con ayuda de la mano de David y caminamos hasta el elevador. En el transcurso puedo escuchar su respiración. No ha dicho ni una palabra desde que nos despedimos de su madre. Creo que lo he hecho bien, realmente espero que si. La puerta se abre dejando una casa iluminada tenuemente. Toma mi mano y me conduce escaleras arriba hasta llegar a la puerta de su… nuestra habitación. Apenas he escuchado que se cierra cuando su voz rompe con el silencio. —Eres buena mintiendo —me toma del mentón y con un hábil movimiento lleva mi cuerpo hasta chocar con la pared más cercana—. Te han creído todo… pero bueno, yo no. Sabes que me perteneces Lucia. —Lo sé.—Pero, ¿eso te gusta?, ¿te gusta pertenecerme? —sus ojos me miran fijamente y yo solo deseo que sus labios vuelvan a rozarse con los míos. —Si —contesto en un susurro y con un leve movimiento me inclino para alcanzarlo pero vuelve sostenerme.—¿Si q
LucíaMe despierto con una palmada en el trasero. Y es cuando recuerdo el lugar en donde estoy. Y con quien estoy. Su erección entre mis piernas me eriza la piel y al moverme la fricción solo hace que me caliente más.—Hmmm, alguien quiere jugar —su ronca voz de nuevo—. ¿Quieres jugar Lucia?—Buenos días —digo aún adormilada mientras me enderezo aún sobre él. Pero no contesta nada, solo se limita a mirarme. Miro hacia abajo y su miembro está aprisionado por mí—. Lo siento.Trato de liberarlo pero sus manos toman mis caderas. Luego su fuerte mirada hace que me detenga. —No te levantas hasta que yo lo diga, bella —muerdo mi labio y asiento sin saber que otra cosa puedo hacer. Tengo tanto que aprender aún, lo que menos quiero es que mi comprador esté molesto con su adquisición y peor aun le parezca que ha perdido su dinero.La verdad es que no sé en que momento es que esto se ha vuelto importante para mí, fuera del hecho que quisiera conservar mi vida ahora busco o anhelo agradarle ver