CAPÍTULO 2

Desperté por la alarma que ya tenía programada. Agarro mi celular y noto que no tengo ningún mensaje de mi novio Enrique.

Frunzo las cejas y le vuelvo a mandar un mensaje.

— Buenos días mi amor, espero hayas amanecido bien❤️

No espero respuesta y me encaminó a darme un baño para bajar.

Cuando salgo del baño ya lista vuelvo a tomar mi celular y noto un mensaje de mi novio.

— Buenos días amor, en una hora estaré en tu casa.

Me sale una sonrisa y le contesto.

— Aquí te espero mi vida🥰

Bloqueo el celular y bajo a la cocina.

— Buenos días mamá.- llegó a donde

ella y le doy un beso en la Mejia.

— Buenos días mi niña, siéntate ya te sirvo el desayuno.- la veo que se acerca a la estufa con un plato para comenzar a servirme.

— Gracias mamá.- le sonrió cuando me coloca el plato frente mío. Veo que ella también se sirve y se posiciona frente mío.

— ¿Vendrá Enrique?.- levantó la vista de mi plato hacía mi mamá.

— Si, me dijo que vendrá, no debe tardar en llegar.- le sonrió y ella hace una mueca, nunca le ha agradado Enrique.

— Espero si venga, hoy te vas y no creo que no se toque el corazón de dejar un rato su “trabajo” y venir a verte cuando estarán sin verse por un buen rato.- hace un gesto de comillas con las manos y se lleva un bocado a la boca.

Suspiró pensando porque mi mamá nunca le ha agrado Enrique.

— Ya sabes mamá, se satura mucho de trabajo no es culpa suya.

— No, pero para todo hay tiempos.- se levanta del pequeño comedor y se lleva su plato al lavado.

Vuelvo a suspirar y mejor termino mi desayuno para así llevarlo al lavado igual. Cuando termino de lavar los platos escucho el timbre de la puerta.

Mientras voy caminando voy secando mis manos con los pantalones para así abrir la puerta y encontrarme a mi novio y sonrió como una boba.

—Hola, mi amor —le digo, acercándome para darle un beso que él me regresa con ternura.

—Hola, amor —responde, entrando a la casa y dirigiéndose directamente a la sala.

Lo sigo y me siento a su lado, recargando mi cabeza en su hombro. Mientras lo observo contestar mensajes en su celular, una mezcla de curiosidad y ansiedad me invade.

—¿Con quién hablas, amor? —pregunto, girando la cabeza para mirarlo.

—Con clientes, amor —responde, notando mi interés. Bloquea su celular y lo deja a un lado, como si quisiera darme su atención.

Antes de que pueda formular otra pregunta, él habla de nuevo.

—¿A qué hora sale tu vuelo?

Me sorprendo por su pregunta y miro el reloj en la sala.

—Dentro de tres horas, así que en una hora tengo que estar en el aeropuerto para hacer las revisiones y todo ese asunto que me da dolor de cabeza —le digo, haciendo un puchero, intentando ocultar mi frustración.

—Entonces tenemos tiempo —dice, tomando mi cara entre sus manos y acercándose para darme un beso. Le devuelvo el beso, pero lo aparto un poco, sintiendo que hay algo más que deberíamos discutir. Él me mira con ojos acusadores.

—Pensé que hablaríamos sobre nuestra relación —comenta, volviendo a besarme.

—No te preocupes por eso, primero quítame estas ganas que tengo y después hablamos —le respondo, sintiendo cómo la tensión entre nosotros se intensifica.

Sin más, me levanta y me jala escaleras arriba hacia mi habitación. Una vez allí, comienza a besarme con desesperación, como si el tiempo se estuviera acabando. Me siento a horcajadas sobre él, frotándome suavemente, y un pequeño gemido escapa de mis labios.

—Eso, mi amor, frótate contra mí que eso me prende —susurra, mientras sus besos descienden hacia mi cuello y sus manos se aferran a mis nalgas.

Muevo la cabeza, dándole más acceso, pero de repente me quita de encima y me empuja suavemente hacia la cama

— No aguanto más.— dice él, mientras comienza a quitarse la camisa, dejando al descubierto su torso. Me muerdo el labio inferior, observando cómo se desviste frente a mí. No es un hombre muy musculoso, pero su cuerpo está marcado por el trabajo y se nota que le gusta cuidarse.

Se sube encima de mí y comienza a besarme con pasión.

—Tienes mucha ropa todavía, amor,—murmura, mientras sus manos se deslizan bajo mi blusa.

— Eso lo podemos arreglar— le respondo, incorporándome un poco para quitarme la blusa. Él me ayuda a deshacerme del short, quedando solo en ropa interior.

Vuelve a besarme, y siento cómo me desabrocha el brasier, quitándolo con delicadeza. Suelto un gemido cuando se lleva un pecho a la boca, mientras su otra mano explora el otro. Regresa a mis labios, y en un instante, me quita la única prenda que me queda, dejándome desnuda frente a él.

Se separa un momento para ponerse el preservativo y vuelve a acercarse, besándome intensamente. Siento cómo entra en mí de manera brusca, y suelto un quejido más que un gemido. Él comienza a moverse con fuerza, y mis gemidos se mezclan con los suyos.

De repente, se sale de mí y me voltea hacia la cama, indicándome que me ponga de perrito. Vuelve a penetrarme, y no puedo evitar soltar un suspiro de placer.

— Sí, así, amor. Qué rica estás— dice, mientras continúa su movimiento. Acelera el ritmo, y en un momento escucho un gemido de él antes de que se retire.

— Eso, mi amor, estuvo muy bien, ¿no?— me dice, dándome un beso en la espalda mientras comienza a vestirse. Sin embargo, me siento un poco molesta y frustrada. No terminé, de nuevo.

—Deberías arreglarte para llevarte al aeropuerto— comenta, acomodándose en la cama. Lo miro y, sintiendo una mezcla de emociones. Me encaminó agarrar un conjunto del closet y me dirijo a bañarme.

Salgo ya bañada y cambiada, él sigue acostado mensajeando.

— Ya estoy lista.- le digo mientras me acerco a la cama.

— Vamos amor, te llevo al aeropuerto.- se levanta de mi cama y agarra mi mano mientras salimos de mi habitación.

Bajamos y miro a mi mamá entrando a la casa. Nos mira y me da una mirada triste.

— Ya me voy mamá.- le hago un puchero mientras me acerco a ella abrazarla.

— Te voy a extrañar mucho mi niña, ve con cuidado tu papá me marcó y me dijo que no iba a poder venir que tiene reunión en la oficina pero cuando pudiera se iba a comunicar contigo.- termina de decir y hago una mueca.

— Está bien mamá, también te voy a extrañar demasiado. Me tengo que ir si no perderé el vuelvo.- vuelvo abrazarla

— Está bien hija, ve con cuidado cualquier cosa estaré al pendiente al celular.- me acomoda el cabello mientras me da una sonrisa triste.

— Claro mamá, te estaré notificando todo.- siento una presencia atrás mío y volteo para ver a mi novio atrás mío.

— Amor tenemos que irnos.- mi mamá voltea a ver Enrique y hace una mueca.

— Vayan hija, te deseo lo mejor. Te amo.- me da un beso en la Mejía y se hace aún lado para que pasemos.

— Gracias mamá, te amo.- salgo de casa atrás de Enrique y me subo a su automóvil.

Y comienza a manejar directo al aeropuerto, volteo a ver mi casa hasta que se me pierde de vista, suelto un suspiro y dirijo mi vista hacia la carretera.

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