A veces, el amor surge donde menos lo esperamos. Lina siempre se ha sentido invisible. Alta, con sobrepeso y una sonrisa tímida, ha sido el blanco de las burlas durante años. Pero cuando el chico más guapo y popular del instituto, Derian, comienza a mostrarle una atención inesperada, Lina no puede evitar dudar de sus intenciones. Después de todo, él siempre fue su enemigo, alguien que la ridiculizaba sin piedad. Pero el destino tiene otros planes. Tras un giro inesperado, los dos se ven obligados a pasar más tiempo juntos, y lo que comienza como una amistad, termina en una relación marcada.
Leer másLas copas seguían en la mesa, pero ya no importaban. Ni el mantel perfecto ni los cubiertos de plata. La señora Montenegro se acomodó su abrigo de cachemira con elegancia, mientras los ojos de Lina seguían fijos en la carpeta que yacía cerrada frente a ella, como si fuera una bomba de tiempo. —Gracias por confiar en mí. Dijo la mujer con suavidad, tomando la carpeta y guardándola en su bolso. —Sé que esto es mucho para asimilar. Pero confía en lo que sientes. La sangre no siempre necesita pruebas para reconocerse. Yo asintí, aún con el pecho apretado. Las palabras "soy una Montenegro" no dejaban de retumbarle en la mente. —¿Y ahora? Pregunté a ella, casi en un susurro. —Ahora confía en mí Dijo la señora Montenegro, mirando hacia la entrada del restaurante con atención. — Dan ya debe estar buscándote… pero no puede verte aquí conmigo... La miré desconcertada, pero había algo de razón en sus palabras. —Voy a ayudarte a llegar con Derian. Dijo la mujer, en voz baj
PUNTO DE VISTA DE DAN: Al pedirle noviazgo a Lina, una llamada repentina llego a mi teléfono móvil, era un número de teléfono desconocido, lo que me hizo dudar en contestar, pero a la vez pensé que pudiera ser algo importante. Así que con una sonrisa pedí a Lina permiso de contestar la llamada, pero me aleje lentamente de ella, todo esto para evitar que pudiera escuchar la llamada. Al contestar pude notar una voz masculina contestando. -Hola Dan... Comenzó a reírse esa voz. Me giré y caminé de regreso hacia donde había dejado a Lina, pero al llegar… ella ya no estaba. Mi ceño se frunció de inmediato. Busqué con la mirada, pero no había rastro de ella en los alrededores. —Señor Dan… —la voz de uno de mis secuaces, Samuel, me sacó de mis pensamientos. —¿Dónde está Lina? —pregunté con dureza. Samuel bajó un poco la mirada antes de responder. —Se fue con la señora Montenegro. Ella la invitó a comer y Lina aceptó. Apreté la mandíbula. La señora Montenegro. Esto no estaba en
PUNTO DE VISTA DE SRA MONTENEGRO: El aroma del café recién hecho seguía llenando el aire, pero esta vez el silencio entre nosotras era distinto. Lina tenía la mirada fija en los documentos sobre la mesa, su respiración aún agitada por la revelación. Sus manos temblaban ligeramente cuando las llevó a su regazo, como si intentara procesar todo lo que acababa de descubrir. —Mamá… —su voz sonó frágil, pero luego se fortaleció con determinación—. Necesito contarte algo. Mis ojos se enfocaron en ella, notando la seriedad con la que pronunciaba esas palabras pero me hacían sentir feliz —Que repentino el que me llames así, pero he de decir que me encanta.... Así que..... Dime, hija. Respondí con suavidad, pero con el corazón palpitante. Lina respiró hondo y entrelazó los dedos sobre la mesa. —Desde hace un tiempo, Derian y yo estamos trabajando juntos en algo… —hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas—. En un plan para desenmascarar a Dan. El aire pareció detenerse a mi alre
PUNTO DE VISTA DE SRA MONTENEGRO:El aroma del café recién hecho llenaba el aire, pero esta vez no era el mismo placer de siempre. La taza temblaba apenas entre mis manos, y aunque mi rostro permanecía sereno, mi interior estaba lleno de emociones que apenas podía contener.Frente a mí, Lina sostenía los documentos con manos temblorosas. Sus ojos recorrían cada línea con urgencia, con un temor que yo misma había sentido tantas veces antes. Sabía lo que estaba a punto de descubrir. Sabía que su vida estaba a punto de cambiar para siempre.Respiré hondo, intentando calmar el nudo en mi garganta. La había buscado toda mi vida, y ahora que la tenía frente a mí, el miedo me invadía. ¿Me rechazaría? ¿Podría perdonarme por todo lo que pasó?—Lina… —dije con suavidad, dejando mi taza en el platillo con un leve tintineo.Ella apenas levantó la mirada, pero vi el conflicto en sus ojos. Sabía que tenía que ser cuidadosa.—Quiero preguntarte algo… ¿Estás interesada en saber sobre tu pasado?Su re
PUNTO DE VISTA DE LINA: El aroma del café recién hecho llenaba el aire, envolviendo el silencio entre nosotras. La señora Montenegro sostenía su taza con elegancia, moviendo la cuchara con lentitud antes de llevarla a sus labios. Sus ojos, serenos pero analíticos, no se apartaban de mí. Frente a mí, los documentos seguían sobre la mesa. Eran solo papeles, tinta y datos escritos en ellos, pero los sentía como un peso imposible de ignorar. —Lina.. Dijo con suavidad, dejando la taza con un leve tintineo sobre el platillo. —Quiero preguntarte algo… ¿Estás interesada en saber sobre tu pasado? Mi estómago se encogió. ¿Por qué preguntaba eso? Mi pasado… era algo que nunca había cuestionado demasiado. Siempre supe que mi vida había sido difícil, que nunca tuve un hogar real, que siempre fui una extraña en todas partes. Pero nunca imaginé que pudiera haber algo más. Tragué saliva y respiré hondo, intentando calmar el temblor en mis manos. —No entiendo… Murmuré, con la voz
PUNTO DE VISTA DE LINA: Sus manos sujetaban las mías con suavidad, pero yo podía sentir el control en su tacto. Dan no hacía nada sin un propósito. —Yo… Murmuró, con la voz cargada de una ternura falsa, de una dulzura ensayada. Apreté los labios y dejé que el silencio se extendiera un poco más, como si estuviera conteniendo la respiración, esperando con ansias el resto de su confesión. —Quiero que seas mi novia, Lina. Te quiero. Las palabras cayeron como fichas en el tablero. Todo iba conforme al plan. Abrí los ojos con sorpresa y, antes de que él pudiera analizar demasiado mi reacción, entreabrí los labios, como si no supiera qué responder. Titubeé un segundo, lo justo para que pensara que estaba procesando la magnitud de sus palabras. —¿De verdad…? Mi voz sonó débil, casi frágil. Dan asintió, con la paciencia de un depredador que sabe que su presa no escapará. —Por supuesto Dijo, con esa seguridad que siempre llevaba como un traje a medida. —Siempre te
PUNTO DE VISTA DE DAN: Verlos irse fue un alivio. Mi madre me abrazó con demasiada fuerza antes de partir, susurrándome que cuidara de mi hermano y que no olvidara cuánto nos amaba. Mi padre, por otro lado, fue más práctico: me entregó las llaves de la casa con una simple indicación: "Encárgate de todo hasta que regresemos". Encargarme de todo… No podía haberme dejado una tarea mejor. Me quedé de pie en la habitación, dándole la espalda a Derian mientras observaba la puerta del hospital cerrarse tras mis padres. Respiré hondo, disfrutando por un instante la sensación de control. Tenía el poder absoluto en mis manos, y Derian… bueno, él estaba donde debía estar: débil, vulnerable, dependiendo de mí. Era el momento perfecto para ponerlo a prueba. Pero entonces recordé que Lina estaba afuera, esperando. No podía permitirme un error ahora. No cuando ella aún me miraba con esa mezcla de duda y esperanza. No cuando todavía podía aferrarme a la imagen del hombre comprensivo y amabl
PUNTO DE VISTA DE DERIAN: El sonido constante del monitor cardíaco era una molestia con la que había aprendido a lidiar. El hospital tenía un olor a desinfectante que me resultaba insoportable, pero al menos me daba tiempo para pensar. Pensar en Lina. En lo que estábamos haciendo. En Dan. No sabía qué era peor: el dolor físico o el tener que fingir frente a él. Cada vez que lo veía, quería mirarlo a los ojos y hacerle pagar. Pero no podía. No todavía. El plan seguía en marcha. Escuché murmullos afuera de la habitación. Presté atención. —Lina, vamos, entra conmigo. Es..... ¿Dan? —No, Dan… Prefiero esperar afuera. No quiero que Derian se altere. Respondió Lina con voz suave, aunque sabía que era parte del plan. —No se va a alterar. Vamos juntos. —No. Su negativa fue firme, pero controlada. Dan suspiró. —Bien. Espérame aquí. Segundos después, la puerta se abrió. Dan entró primero, pero no estaba solo. Detrás de él, nuestros padres. —Derian… La voz de mi
PUNTO DE VISTA LINA Al llegar a mi casa, antes de bajar del automóvil de Dan, lo miré por intuición. Sus ojos aceitunados se clavaron en los míos, intensos, analíticos. Sonreí levemente, como si estuviera nerviosa, insegura. —Gracias por traerme a casa, Dan. Me hiciste un gran favor de nuevo. Dejé que mi voz sonara dulce, con una leve vacilación, y luego me incliné hacia él, acariciando su mejilla suavemente antes de darle un beso tierno. Lo sentí tensarse al principio; en su rostro apareció un destello de sorpresa… y preocupación. —Di… discúlpame, Dan… Yo… yo solo… Bajé la mirada, fingiendo que estaba avergonzada, que ese beso había sido un impulso torpe. Quería que creyera que estaba perdida, que lo necesitaba. Dan me miró en silencio por un segundo eterno. Luego suspiró y dejó de estar tenso. Sus manos fuertes se posaron en mis hombros y, antes de que pudiera reaccionar, me besó. Pero esta vez no fue un beso tierno. Fue desesperado, hambriento, como si temiera perderme. Sen