Punto de vista Lina
Mientras siento la brisa en mi rostro y miro el río que se extiende más allá del puente, mis pensamientos se disipan, nublados por la angustia de siempre ser la burla de todos. En mi pueblo, todos murmuraban a mis espaldas, y sabía que era por mi peso, mi altura y mi rostro. No soy tan agraciada como las demás chicas. He quedado marcada por algunas cicatrices pequeñas, vestigios de un acné que nunca me ha dejado en paz. Nunca antes había intentado cambiar, pero en esta ciudad, donde todos parecen tan juiciosos, tal vez debería empezar a arreglarme. No por lo que digan los demás, sino por mi propia salud. Debo mejorar mi alimentación también... Respiro profundamente y cierro los ojos, sintiendo la calma de este pequeño respiro que tanto necesitaba después del daño que me hizo Derian en mi ser. Comienzo a caminar hacia casa. Mis ojos están hinchados de tanto llorar, pero trato de ocultarlo, frotándome los ojos para disimular. Antes de llegar, me encuentro con Laura, esperando fuera de mi casa. —¿Qué pasó? ¡Saliste corriendo y no pude alcanzarte! Exclama Laura, su mirada refleja preocupación. —Discúlpame, Laura... mi interior no podía aguantar más a Derian. —digo en voz baja, apenas audible. —¡Ese tonto! Deberíamos reportarlo... —¡No! —interrumpo a Laura—. No quiero tener más problemas con él, realmente ni siquiera lo quiero ver... —Lina... —me dice con voz preocupada, pero también comprendiendo lo que trato de transmitirle. Le dedico una sonrisa sincera, mientras trato de que me entienda. —Laura, te juro que haré todo lo posible por dejar de ser vista solo por mi físico. —digo con voz firme. Laura comienza a reír y asiente con la cabeza, mientas me mira con ojos orgullosos. —¡Esa es mi chica! —me dice mientras me abraza con fuerza. —Laura, ¿puedes ayudarme a arreglarme? —la miro con ojos suplicantes, haciendo pucheros. —¡Eh! ¿De verdad? —Laura se sorprende, ya que siempre me ha dado consejos sobre qué productos usar para el rostro y el cabello, pero nunca les presté atención. Pensaba que esas cosas solo las hacían las chicas bonitas, no alguien como yo. Pero ahora... siento que tal vez sea hora de un cambio, aunque no drástico, pero algo que se note. Asiento con la cabeza, sonriendo tímidamente. —Sí, Laura. Quiero que me ayudes a mejorar un poco... —¿Estás loca, chica? ¿Un poco? ¡Te cambiaré completamente! —responde, llena de entusiasmo. —Vamos primero con Adrián, y después a su farmacia. ¡De ahí nos vamos de compras! ¡Faldas, blusas y zapatos! Todo acorde a tu cuerpo. Está realmente emocionada, y no puedo evitar sonreír. Tal vez sí tengo a la mejor amiga del mundo, una hermana, aunque no seamos de la misma sangre. Adrián es un excelente cosmetólogo, y es amigo de la infancia de Laura y mío. Es un poco mayor que nosotras, unos siete años, pero siempre fue el único que nos defendía cuando éramos pequeñas y jugaba con nosotras. Como un hermano mayor, siempre cuidándonos. —Oye, exageras un poco, ¿no? —le digo, medio en broma. —Chica, mi lema es: "Si lo vas a hacer, hazlo bien." No dejaré que compres cualquier cosa. —su sonrisa brilla con un entusiasmo contagiante, puedo ver que esta tan desesperada por ayudarme. Sonrío ampliamente y asiento con la cabeza. —Está bien, Laura. —digo, aún un poco nerviosa, con voz baja y débil. Nos dirigimos al lugar de Adrián, quien nos recibe, un poco emocionodo y feliz, con los brazos abiertos. —¡Chicas! Bienvenidas, hace mucho que no me visitan. Qué malas. —Adrián hace pucheros, luciendo tan tierno. Tiene el cabello medio corto y blanco, sus ojos azules brillan como el mar en medio día. Su altura supera el promedio, midiendo alrededor de 1.80 cm, es un hombre muy lindo y fortschon. Su rostro, perfecto. Claro, no es de extrañar, considerando que se dedica a esto. —Disculpa, Adrián por molestarte ahora... —digo con voz baja. —No te preocupes, siempre que me necesiten, estaré aquí. —responde Adrian, sonriendo mientras nos mira. Adrián asiente y, curioso, pregunta: —Bueno, ¿y a qué se debe tan hermosa visita por aquí? —Verás, Lina necesita un cambio radical. Su piel debe estar tan suave como la de un bebé, y su cabello... ¡Haz algo con eso! —dice Laura, con tono burlón pero lleno de cariño. Adrián comienza a reír mientras nos ve con ojos llenos de amor. —¡Qué cruel eres, Laura! Pero eso déjalo en mis manos... Yo lo arreglo en un dos por tres. Me siento nerviosa, nunca había hecho algo así, pero la incertidumbre de saber cómo quedará todo me inquieta. Adrián me toma del brazo y me guía a su consultorio. —Tranquila, bebé. No te voy a cobrar nada. Todo lo haré por cuenta de la casa, eres como mi hermana. —su voz suave y gentil me transmite confianza. —Está bien, Adrián. Confío plenamente en ti. —le sonrío, sintiéndome más tranquila a medida que avanza. Comienza limpiando mi rostro y aplicándome una variedad de productos. Cada uno requiere que lo lave antes de seguir con el siguiente. Me coloca mascarillas, depila algunos vellos de mi rostro, y aunque eso me duele, aguanto en silencio. Me depila las cejas y las contornea, mientras examina mi cabello. —Vaya, bebé, hay mucha orzuela, pero no te preocupes, no cortaré mucho, solo lo que realmente lo necesita. —me dice mientras me pasa una máquina especial, y me aplica una crema en la cara. —Adrián, ¿de verdad quedaré bien? —pregunto, mirando mi reflejo en el espejo. —Bebé, quedarás fa-bu-lo-sa. —responde con seguridad mientras sonríe con amabilidad. —Ahora te pondré unas uñas preciosas. Estas son quita y pon, cuando ya no las soportes, simplemente las puedes retirar para que no te lastime. . Adrián pasa horas arreglándome. Mientras tanto, Laura me espera fuera, hojeando algunos productos que vende Adrián. Finalmente, él sale del consultorio conmigo detrás. . —¡Listo! —dice, y yo salgo, con algo de nerviosismo. Laura se queda sin palabras, y sé que su expresión refleja pura felicidad. Me siento aliviada. —¡Qué bella te ves! —exclama, sorprendida.Laura me envuelve en un abrazo lleno de ternura, mientras Adrián, apoyado en el marco de la puerta, nos observa en silencio. Me detengo frente al espejo del pasillo, y me sorprende lo que veo. ¿Realmente soy yo? Un rubor me sube al rostro, pero no puedo dejar de mirarme. Todavía me cuesta creer que Adrián haya hecho todo eso por mí. Mi cabello y mi rostro parececian un desastre, y el hizo maravillas en mi, mí interior se siente feliz. —Laura, toma. Estos son los productos que debe aplicar por la noche, al menos una o dos horas antes de dormir. Este es para su cabello, también por la noche. Ayudará a repararlo y estimulará su crecimiento. Deben regresar cada mes por estos tratamientos, y si necesitan cambiar algo, no hay problema. Dice Adrián, habla con una sonrisa satisfecha, como si estuviera realmente orgulloso del trabajo que hizo en mí. Eso me hace sentir agradecida con él. —Gracias, Adrián. No sé cómo agradecerte todo lo que has hecho por mí. Has sido tan amable. Le
Punto de vista de Derian: Después de desquitarme con ella, comencé a caminar por el pasillo. Fue una mala decisión. Al fondo, estaba Dan, platicando con una chica y sonriendo con esa expresión falsa que siempre lleva. Frunzo el ceño y trato de irme, pero escucho su irritante voz llamando mi nombre. —¡Derian! ¡Espera! Me detengo en seco. No sé por qué mi cuerpo reacciona así, tal vez porque en el fondo sé que es mejor. Mi hermano gemelo es todo lo contrario a mí, pero eso no es más que una máscara que siempre lleva puesta. Yo sé lo que hay dentro de él: es aún más malo que yo. —¿Qué carajos quieres, Dan? Respondo con voz fría y cortante, de modo que su acompañante se va. Lo miro a los ojos. —¡Vamos! No seas así conmigo. Quería presentarte a esa chica. Dice que te atraes, pero con esa voz… creo que ya no. Me lo dice con esa voz irritante, y su risa parece la de un chico bueno. Un gesto de desdén se forma en mis labios. —Que se joda, no estoy para citas ahora. —¿Estás
Punto de vista de Dan En mi familia, siempre he sido el hijo perfecto, el que mis padres presumen ante sus amigos más cercanos, el que todos creen que tiene la vida resuelta. Pero la realidad es muy distinta. Estoy harto de ser el maldito adulador que todos esperan que sea, pero no puedo hacer otra cosa más que seguir el juego. Poca gente sabe quién soy realmente. Solo aquellos que trabajan para mí en secreto conocen mi verdadera naturaleza, pero estoy empezando a sospechar que Derian sabe algo. Él y yo no somos cercanos. A pesar de que somos gemelos, nunca hemos tenido una relación cercana. Solo cuando éramos niños, en la primaria, éramos inseparables. Pero todo cambió el 3 de octubre, un día que marcó un antes y un después en nuestras vidas. Fue ese día cuando Derian cometió un desastre, una travesura que no debería considerarse como tal. Quemó el huerto de nuestro vecino, un hombre al que siempre consideré un idiota. El problema no fue el daño, sino que ese hombre no pudo distin
Punto de vista de Lina: Cuando llegué al lado de mi amiga Laura, todas las miradas estaban puestas en mí. Y cuando entré al aula, la mirada de Derian me pareció rara. Me observó y noté un leve rubor en sus mejillas. Se cubrió la boca con la mano, tratando de disimular, y volteaba hacia otro lado para que no lo vieran. Pero era en vano; todo el mundo vio que el gran Derian, el matón, se había sonrojado al verme. Eso fue muy extraño, no pensaba que él me mirara de esa forma. De repente, Dan se acercó lentamente, y mi mirada se perdió en la suya. Tal vez solo sea yo, pero esa mirada que me dio Dan no era normal. Algo pasaba, pero no sabía qué era. —Hola, Lina, qué bonita te has puesto hoy. Todos se sorprendieron al ver que Dan me hablaba y que yo era Lina, como si no se hubieran dado cuenta de quién era. Incluso Derian me miraba sorprendido. —Gracias, Dan, me halagas demasiado... Dan sonrió ampliamente y me miró curioso. —No, pequeña, eso te lo mereces, eso y más... Se ac
Punto de vista de Derian: Todo comenzó el primer día que vi a Lina. Algo en ella me llamó la atención, aunque no sabía qué era. No era la chica más bonita ni la más alta, y estaba un poco fuera de lugar entre todos esos chicos y chicas que parecían tener todo bajo control. Era bajita, un poco gordita, pero… había algo en su forma de ser que me hacía mirarla más de lo que debería. Desde entonces, no podía dejar de pensar en ella. Al principio traté de ignorarlo. Me decía a mí mismo que solo estaba siendo un idiota, como siempre, haciendo esas maldades para divertirme. Pero cuando veía su cara, con esa expresión confundida cada vez que la molestaba, no podía evitar sentir una especie de… no sé, algo que no quería reconocer. Me sentía identificado con ella, pero también quería que dejara de mirarme como si fuera un monstruo. Pero soy un idiota, no podía controlarme, era un impulso que lo hacía en automático. Dan, mi hermano gemelo, siempre me decía que dejara en paz a Lina. Él tení
Punto de vista de Dan: Ese mismo día, invité a la chica nueva. Sinceramente, se me había olvidado su nombre. Es tan insignificante que hasta eso se me olvida, pero su valor es grande, algo que ni siquiera ella parece comprender. Una Montenegro, una niña perdida, que no sabe de dónde realmente viene. Su parentesco con la Señora Carol Montenegro es tan importante que parece absurdo que aún no la hayan encontrado. La familia la busca con tanto empeño, pero ella... ¿No tiene ni idea de lo que significa su apellido? Sin pensarlo demasiado, decidí seguir mis pasos, y me propuse a enamorarla. Sé que, en el fondo, mi reputación bajará por tenerla a mi lado, pero eso no importa. El poder y la influencia que me otorgaría, la herencia de los Montenegro... todo eso vale más que mi imagen. Soy ambicioso, mucho más de lo que la gente cree, y no perderé mi oportunidad. Seré un caballero ante sus ojos, para que se enamore fácilmente. Una sonrisa aquí, una mirada allí, y seguro caerá. Es solo
Punto de vista de la Familia Montenegro: Hace mucho tiempo, decidí entregar a mi hija a una pareja enamorada que vi en un callejón, mirando las tiendas de ropa. La razón… En ese entonces me habían enviado varios mensajes amenazando con matar a mi hija si no rechazaba la propuesta de un gran trabajo exitoso, pero no podía hacer nada. Quien manejaba todo era mi esposo en ese entonces. Él no quería dejar perder ese negocio, esa oportunidad que le podría asegurar su posición en el mundo empresarial. Y lo peor de todo, fue que no me preguntó, no me consultó. Me lo dijo en voz baja, entre dientes, como si fuera lo más normal del mundo. La decisión estuvo fuera de mis manos. Cuando recibí la amenaza, mi corazón se detuvo. El miedo me hizo ceder, hacer lo que no deseaba. Aquella pareja... La vi en ese callejón, tan desesperada por un hijo, tan ansiosa por recibir la bendición de tener una familia propia, que la decisión fue toma
LinaSoy Lina, tengo 20 años y estudio Francés en una escuela privada. Mis padres tienen una economía moderada, pero se esfuerzan por ayudarme a pagar la colegiatura. Hoy es mi primer día en esta nueva escuela y estoy completamente nerviosa por lo que pueda suceder. Sin embargo, tengo el presentimiento de que todo saldrá bien… aunque eso pensaba yo.—Hija, aquí está tu almuerzo, no se te olvide.— dice mi madre mientras me lo pasa.—Ah, claro, mamá, ya lo guardo.— respondo, aunque aún con la cabeza llena de nervios.Mi madre siempre ha sido muy cariñosa conmigo. Se preocupa por mí como solo lo hacen las madres, aunque, claro, también es porque soy su hija.—Lina, no te olvides de pasar por la casa de tu tío Ronald a recoger su herramienta.— me recuerda mi padre desde la sala.—No, papá, no se me olvida.— le respondo con un suspiro mientras giro los ojos.Mi padre tiene una forma peculiar de tratarme, a veces parece que me ve como si fuera su mensajera o incluso un niño.—¡Adiós, ya me