Punto de vista de Lina: Cuando llegué al lado de mi amiga Laura, todas las miradas estaban puestas en mí. Y cuando entré al aula, la mirada de Derian me pareció rara. Me observó y noté un leve rubor en sus mejillas. Se cubrió la boca con la mano, tratando de disimular, y volteaba hacia otro lado para que no lo vieran. Pero era en vano; todo el mundo vio que el gran Derian, el matón, se había sonrojado al verme. Eso fue muy extraño, no pensaba que él me mirara de esa forma. De repente, Dan se acercó lentamente, y mi mirada se perdió en la suya. Tal vez solo sea yo, pero esa mirada que me dio Dan no era normal. Algo pasaba, pero no sabía qué era. —Hola, Lina, qué bonita te has puesto hoy. Todos se sorprendieron al ver que Dan me hablaba y que yo era Lina, como si no se hubieran dado cuenta de quién era. Incluso Derian me miraba sorprendido. —Gracias, Dan, me halagas demasiado... Dan sonrió ampliamente y me miró curioso. —No, pequeña, eso te lo mereces, eso y más... Se ac
Punto de vista de Derian: Todo comenzó el primer día que vi a Lina. Algo en ella me llamó la atención, aunque no sabía qué era. No era la chica más bonita ni la más alta, y estaba un poco fuera de lugar entre todos esos chicos y chicas que parecían tener todo bajo control. Era bajita, un poco gordita, pero… había algo en su forma de ser que me hacía mirarla más de lo que debería. Desde entonces, no podía dejar de pensar en ella. Al principio traté de ignorarlo. Me decía a mí mismo que solo estaba siendo un idiota, como siempre, haciendo esas maldades para divertirme. Pero cuando veía su cara, con esa expresión confundida cada vez que la molestaba, no podía evitar sentir una especie de… no sé, algo que no quería reconocer. Me sentía identificado con ella, pero también quería que dejara de mirarme como si fuera un monstruo. Pero soy un idiota, no podía controlarme, era un impulso que lo hacía en automático. Dan, mi hermano gemelo, siempre me decía que dejara en paz a Lina. Él tení
Punto de vista de Dan: Ese mismo día, invité a la chica nueva. Sinceramente, se me había olvidado su nombre. Es tan insignificante que hasta eso se me olvida, pero su valor es grande, algo que ni siquiera ella parece comprender. Una Montenegro, una niña perdida, que no sabe de dónde realmente viene. Su parentesco con la Señora Carol Montenegro es tan importante que parece absurdo que aún no la hayan encontrado. La familia la busca con tanto empeño, pero ella... ¿No tiene ni idea de lo que significa su apellido? Sin pensarlo demasiado, decidí seguir mis pasos, y me propuse a enamorarla. Sé que, en el fondo, mi reputación bajará por tenerla a mi lado, pero eso no importa. El poder y la influencia que me otorgaría, la herencia de los Montenegro... todo eso vale más que mi imagen. Soy ambicioso, mucho más de lo que la gente cree, y no perderé mi oportunidad. Seré un caballero ante sus ojos, para que se enamore fácilmente. Una sonrisa aquí, una mirada allí, y seguro caerá. Es solo
Punto de vista de la Familia Montenegro: Hace mucho tiempo, decidí entregar a mi hija a una pareja enamorada que vi en un callejón, mirando las tiendas de ropa. La razón… En ese entonces me habían enviado varios mensajes amenazando con matar a mi hija si no rechazaba la propuesta de un gran trabajo exitoso, pero no podía hacer nada. Quien manejaba todo era mi esposo en ese entonces. Él no quería dejar perder ese negocio, esa oportunidad que le podría asegurar su posición en el mundo empresarial. Y lo peor de todo, fue que no me preguntó, no me consultó. Me lo dijo en voz baja, entre dientes, como si fuera lo más normal del mundo. La decisión estuvo fuera de mis manos. Cuando recibí la amenaza, mi corazón se detuvo. El miedo me hizo ceder, hacer lo que no deseaba. Aquella pareja... La vi en ese callejón, tan desesperada por un hijo, tan ansiosa por recibir la bendición de tener una familia propia, que la decisión fue toma
LinaSoy Lina, tengo 20 años y estudio Francés en una escuela privada. Mis padres tienen una economía moderada, pero se esfuerzan por ayudarme a pagar la colegiatura. Hoy es mi primer día en esta nueva escuela y estoy completamente nerviosa por lo que pueda suceder. Sin embargo, tengo el presentimiento de que todo saldrá bien… aunque eso pensaba yo.—Hija, aquí está tu almuerzo, no se te olvide.— dice mi madre mientras me lo pasa.—Ah, claro, mamá, ya lo guardo.— respondo, aunque aún con la cabeza llena de nervios.Mi madre siempre ha sido muy cariñosa conmigo. Se preocupa por mí como solo lo hacen las madres, aunque, claro, también es porque soy su hija.—Lina, no te olvides de pasar por la casa de tu tío Ronald a recoger su herramienta.— me recuerda mi padre desde la sala.—No, papá, no se me olvida.— le respondo con un suspiro mientras giro los ojos.Mi padre tiene una forma peculiar de tratarme, a veces parece que me ve como si fuera su mensajera o incluso un niño.—¡Adiós, ya me
Cuando mis cosas caen al suelo, rápidamente tomo mi mochila y corro a recoger lo que he dejado tirado, mientras las risas de mis compañeros resuenan a mis espaldas. Cada carcajada es como una aguja que me atraviesa. Salgo de la escuela y, aunque intento caminar con la cabeza en alto, el dolor de cabeza comienza a apoderarse de mí. ¿Cómo es posible que me traten así? No me conocen, ni siquiera saben quién soy, y ya me están hiriendo de esta manera. Antes de llegar a casa, paso por la casa de mi tío Ronald y toco el timbre. Después de unos segundos, la puerta se abre. Mi tío aparece, como siempre, completamente borracho. —Ah, eres tú, Lina…— dice, con la voz arrastrada, y me extiende una caja. —Toma, esta es la herramienta que me pidió tu padre. La herramienta es pesada, pero logro sostenerla sin que se me caiga. —Sí, gracias, tío. Mañana se la traigo…— intento decir, pero antes de que termine la frase, él ya ha cerrado la puerta con un portazo. No parece estar de humor. Con un su
Mientras corría por el pasillo de la escuela, tratando de que nadie notara mis lágrimas, me tropecé torpemente con un chico. Para mi sorpresa e infortunio, era nada más y nada menos que Dan. Sí, Dan, ¡el hermano de Derian! —Oye, ten cuidado —me dice con una voz fuerte, pero se detiene de inmediato—. Oh, eres la nueva, perdón, he sido brusco contigo... ¿Por qué lloras? Su voz, que antes había sonado con un tono duro y puede que hasta un poco grosero pero al verme se vuelve un poco cálida, completamente diferente a la de su hermano, Derian. —No es nada —respondo rápidamente—. Solo fue por la caída. Me mira con ojos incrédulos, pero aun así me ayuda a levantarme y recoge mis cosas. —Sé que de nuevo mi hermano te ha molestado —dice con una voz suave, lo que me hace sentir un poco avergonzada. —No... —trato de fingir que todo está bien, pero él me sonríe. —No necesitas defenderlo —me dice con una sonrisa que me pone los pelos de punta—. Sé cómo es ese idiota, pero no te sient
Punto de vista de Derian Hoy es otro día de clases de francés. Ni siquiera sé por qué mis padres insisten en que siga en primero cuando ya estoy más avanzado. Tal vez solo quieren que me quede atrás, que siga siendo un niño inmaduro, mientras ellos observan desde sus altas torres de cristal, ajenos a lo que realmente me pasa. Pero no importa. Siempre he hecho las cosas a mi manera. Llego a la escuela, los pasillos están llenos de murmullos. Las chicas me miran, algunas con una mezcla de admiración y deseo, pero otras con desdén. Y no las culpo. He aprendido a lidiar con las miradas, los comentarios, las expectativas. Cada paso que doy es una medida en la que me comparan con mi hermano Dan. Siempre superior, siempre perfecto. Pero yo quiero más. No quiero ser el segundo, no quiero quedarme atrás. No voy a ser el hermano de Dan, voy a ser Derian, y eso debería ser suficiente. Pero, ¿lo es? -Hola, guapo... La voz me arranca de mis pensamientos. Me giro y la veo. Helen. La típica