*KLAUS*
La observaba desde mi lugar junto a la barra, apoyado con el codo sobre la superficie de madera, mientras giraba lentamente mi copa entre los dedos. Úrsula tenía esa habilidad innata de hacer que todo a su alrededor pareciera más interesante, más vivo. Cada vez que probaba un vino nuevo, sus ojos se abrían un poco más, como si estuviera descubriendo un nuevo secreto del universo. Era fascinante. Podía sentir su curiosidad, su emoción, como si nunca hubiera probado algo tan simple, y a la vez tan sofisticado.
Sonreí para mis adentros, complacido. Mi plan iba exactamente como lo había imaginado. Ella buscaba algo diferente, algo que rompiera con la monotonía de su mundo, y yo estaba más que dispuesto a dárselo. No porque fuera un estratega maquiavélico, sino porque había algo en ella que despertaba mi interés, un deseo casi instintivo de mostrarle todo lo que todavía no conocía, todo lo que podía ser.
—¿Otro? —pregunté, levantando la ceja cuando terminó el último sorbo de su copa.
Úrsula me miró, con esa chispa en los ojos que solo aparece cuando alguien realmente está disfrutando de algo. Asintió con una sonrisa que intentaba ser discreta, pero yo podía ver más allá. Estaba encantada.
El camarero sirvió un nuevo vino, uno más intenso esta vez, y le expliqué brevemente su origen, las notas que debía buscar en cada sorbo. No porque ella lo hubiera pedido, sino porque sabía que ese detalle la intrigaría. Y no me equivoqué. Su expresión cambió al instante, prestando atención como si cada palabra fuera una pista en un juego que comenzaba a entender.
Mientras ella volvía a llevar la copa a sus labios, mis pensamientos se pausaron por un momento. Había algo magnético en la forma en que descubría el mundo, con una mezcla de inocencia y rebeldía que resultaba… irresistible. Era como si estuviera viendo a alguien en pleno proceso de romper sus cadenas, y yo no podía apartar la vista.
Sí, mi plan iba sobre ruedas. Pero en ese instante, mientras la veía reír suavemente después de un comentario que hice, me pregunté si, de alguna manera, esa chispa que ella empezaba a descubrir también estaba cambiándome a mí.
La miraba desde el borde de la pista mientras ella se balanceaba de un lado a otro, completamente entregada a la música. Sus movimientos eran torpes pero llenos de vida, sin ningún intento de guardar las apariencias. Había perdido el control, dejándose llevar por la euforia de la noche, por el influjo de los tragos y por la atmósfera de desenfreno. Y, sinceramente, no podía evitar sonreír. Había algo fascinante en verla así, tan ajena a las reglas y a las expectativas que siempre la habían atrapado. Era como si por fin se permitiera ser libre.
Esto era exactamente lo que había planeado. Paso a paso, cada pieza se había encajado en su lugar. Úrsula buscaba una chispa, algo que la sacase de su jaula, y yo le había dado esa chispa. Ahora estaba aquí, frente a mí, iluminando la noche con su caos encantador.
Me acerqué a ella cuando vi que tambaleaba un poco más de lo habitual; mi sonrisa no desapareció mientras la tomaba por los hombros con suavidad. —Creo que ya es hora de irnos, —dije, mi voz calmada, aunque por dentro sentía la satisfacción de que todo seguía el curso que debía.
Ella asintió, su mirada desenfocada, pero todavía con esa chispa que me había cautivado desde el principio. La conduje hacia la salida, mi mano en su espalda para asegurarme de que no tropezara. No la iba a llevar a su casa, claro que no. Sabía perfectamente que allí todo esto se desmoronaría bajo las estrictas reglas de su padre. No, yo tenía algo mejor preparado. Un lugar donde pudiera seguir sintiéndose cómo se sentía ahora, libre, viva.
Había alquilado un apartamento de lujo, discreto pero perfectamente ubicado, anticipando este momento. Quería que todo fuera perfecto, que no hubiera interrupciones ni distracciones. Mientras conducía, de vez en cuando la miraba de reojo, notando cómo sus ojos se cerraban por momentos, como si estuviera en un estado entre la vigilia y el sueño. Estaba completamente tranquila y confiada. Y eso, por alguna razón, me hizo sentir… satisfecho.
El apartamento nos esperaba, con sus luces cálidas y su ambiente cuidadosamente preparado. Era el lugar perfecto para terminar la noche, para seguir explorando este mundo que había comenzado a mostrarle. Todo iba según lo planeado, y no podía evitar sentir que esto era solo el comienzo.
La noche estaba envuelta en silencio cuando llegamos al apartamento. Úrsula estaba apenas consciente, sus ojos entreabiertos luchaban por mantenerse despiertos, pero su cuerpo ya había decidido rendirse al cansancio. La ayudé a bajar del auto, pero tan pronto como sus piernas tocaron el suelo, su equilibrio se tambaleó. Sin dudarlo, la levanté en brazos, sintiendo cómo su peso descansaba completamente en mí, como si se entregara a mi cuidado sin reservas.
Mientras la llevaba hacia la habitación, ella comenzó a balbucear. Sus palabras eran fragmentos inconexos, pero el tono en su voz estaba cargado de frustración.
—Mi padre… siempre… reglas… nunca me escucha… —murmuraba, su voz quebrándose por momentos, como si estuviera reviviendo las restricciones que tanto la atormentaban.
La miré mientras hablaba, su rostro relajado, marcado por un descontento que parecía más profundo que el cansancio de la noche. Era vulnerable, casi ingenua en ese momento; sin embargo, también había algo en ella que seguía siendo desafiante, incluso en su estado casi dormido.
—No es justo… siempre vigilándome… —continuó, con un leve suspiro que terminó en un quejido.
Sonreí ligeramente. Había algo en su espíritu rebelde que me resultaba fascinante, incluso ahora, cuando estaba tan agotada que apenas podía formar palabras coherentes. Esta era Úrsula, atrapada entre el deseo de libertad y las cadenas que todavía la ataban.
Llegué a la habitación y la coloqué con cuidado sobre la cama, asegurándome de que estuviera cómoda. Sus ojos se cerraron completamente, pero su rostro aún reflejaba esa lucha interna. La cubrí con una manta, observándola por un momento más. La noche había sido intensa, y sabía que este era solo el comienzo de algo más grande.
Mientras me alejaba, su voz, apenas audible, rompió el silencio una vez más.
—Quiero… más… quiero ser libre…
Sus palabras quedaron suspendidas en el aire, resonando en mi mente mientras cerraba la puerta con suavidad. Todo iba exactamente como había planeado, pero había algo en ella que me hacía cuestionar si este plan era realmente sobre mi satisfacción o algo mucho más profundo. Esta noche, Úrsula había comenzado a descubrir un mundo nuevo, y yo no podía evitar sentir que, de alguna manera, ella también estaba cambiándome a mí. Tontería, yo ya tengo marcado mi destino.
**ÚRSULA**El dolor en mi cabeza fue lo primero que me golpeó. Era como si miles de martillos estuvieran golpeando mi cráneo sin piedad. Solté un quejido mientras intentaba moverme, sintiendo que incluso levantarme era un esfuerzo monumental. Nunca había bebido tanto en mi vida, y mucho menos de diferentes bebidas. Cada vez que intentaba recordar lo que había sucedido, los fragmentos eran confusos y dispersos. La música, las luces, Klaus… Todo estaba envuelto en una niebla densa que no lograba despejar.Abrí los ojos lentamente, esperando ver las paredes familiares de mi dormitorio, pero lo que vi me sacudió por completo. Este lugar no era mi casa. La cama en la que estaba era enorme, con sábanas suaves y blancas que no reconocía. Alrededor, el cuarto era impecable, moderno, con muebles elegantes que parecían sacados de una revista de lujo. Mi respiración se aceleró, y el pánico empezó a instalarse en mi pecho.Me senté de golpe, ignorando el dolor que se intensificaba con cada movimi
**ÚRSULA**Klaus levantó las manos en un gesto de rendición, su sonrisa volviendo a aparecer. —Lo sabía, eres desconfiada por naturaleza, —bromeó. —Pero no hay ninguna intención oculta, Úrsula. Solo quería darte un lugar seguro para que pudieras… respirar. Estabas agotada y no quería que tuvieras que enfrentar, algo que no estabas lista para manejar.Sus palabras tenían sentido, y por más que quisiera desafiarlo, había algo en su tono y su expresión que me hacía bajar la guardia. Tal vez realmente lo único que estaba haciendo era protegerme, dándome un lugar donde podía ser yo misma sin las restricciones de siempre. Pero, aun así, no podía evitar preguntarme qué era lo que realmente estaba buscando él.—Gracias, supongo, —murmuré, aun sintiendo esa mezcla de emociones. Todavía no sabía cómo me sentía realmente, pero algo dentro de mí me decía que esta no sería la última vez que Klaus me sacudiera de esta manera.Me quedé sentada en el borde de la cama, con la vista fija en el suelo, i
**ÚRSULA**Corrí hacia la casa con el corazón acelerado, consciente de cada sonido, de cada movimiento a mi alrededor. El sol ya estaba alto, bañándose todo con una luz que hacía más difícil esconderme. La distancia entre el coche de Klaus y la puerta trasera de mi casa me pareció interminable, pero no me detuve. La adrenalina me impulsaba, y el recuerdo del abrazo que le había dado hacía que mis pasos fueran firmes a pesar de los nervios.Llegué a la puerta trasera y me detuve un momento para escuchar. Todo estaba tranquilo, solo se oían los sonidos habituales de los empleados trabajando en las tareas cotidianas. Klaus tenía razón, mi padre no estaba. Por una vez, su ausencia se sentía como una oportunidad en lugar de una amenaza. Respiré hondo y empujé la puerta con cuidado, asegurándome de que no hiciera ruido.Entré en la casa, avanzando con pasos ligeros por los pasillos. Mi habitación estaba en el segundo piso, y cada escalón que subía se sentía como un pequeño triunfo. Estaba a
**ÚRSULA**El chofer negó con la cabeza, su expresión reflejaba tanto dolor como confusión. —No, señorita. Escuché un ruido y fui a investigar. Me pareció ver la figura de una mujer salir por detrás, pero antes de que pudiera acercarme, alguien me golpeó por detrás. No supe nada más, hasta que desperté esta mañana.Mi corazón dio un vuelco. ¿Me había visto salir de casa? ¿Sería Klaus quien lo golpeó? La idea me inquietaba, pero no podía dejar que mis pensamientos me dominaran. Necesitaba mantener la calma y pensar con claridad.—Tranquilo, será mejor que vayas al hospital, —dije, intentando sonar más serena de lo que realmente me sentía.—Sí, ya le reporté a su padre, —respondió, bajando la mirada como si temiera que hubiera consecuencias por lo sucedido.Fruncí el ceño, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. Esto no era un simple accidente. Había algo más detrás de todo esto, algo que no podía ignorar. Pero ahora no era el momento de buscar respuestas. Necesitaba tiempo par
*KLAUS*Su tono era inquisitivo, pero no directamente agresivo. Sin embargo, no era necesario que lo fuera para que entendiera lo que realmente estaba preguntando. ¿Qué estás haciendo y cómo afecta esto mis intereses? Pablo siempre tenía una manera de enmarcar sus preguntas como si buscara algo más que respuestas. Buscaba control, buscaba saber si todavía lo tenía sobre mí.—Es parte del plan, —respondí, manteniendo mi tono firme pero calmado. No podía dar espacio a dudas, no con alguien como él. —Úrsula tiene… potencial. Solo estoy asegurándome de que ese potencial esté alineado con lo que buscamos.Pablo se recargó en el respaldo de la silla, evaluándome en silencio. Ese era su estilo. Te hacía hablar primero y luego decidía cómo usar tus propias palabras contra ti, si era necesario.—Espero que estés seguro de lo que haces, Klaus, —dijo finalmente, su tono aún tranquilo, pero con una advertencia implícita. —Sabes lo que está en juego. Ella puede ser valiosa, sí, pero también puede
**ÚRSULA**Pero no iba a ceder. No ahora.Mi prima no se movió del umbral, como si su mera presencia fuera suficiente para recordarme que no tenía escapatoria. Su mirada seguía fija en mí, evaluándome, buscando cualquier señal de debilidad que pudiera usar en mi contra. Sabía que no estaba aquí por casualidad. Ella siempre había sido la aliada perfecta de mi padre, su espía personal, y ahora estaba claro que había venido con una misión.—¿Qué es lo que realmente quieres? —pregunté, cruzando los brazos mientras intentaba mantener mi postura firme. No iba a dejar que me intimidara, aunque por dentro sentía cómo mi paciencia comenzaba a agotarse.—Solo quiero asegurarme de que estás bien, —respondió con una sonrisa q
**ÚRSULA**Giré en la esquina, sintiendo que mi plan estaba funcionando, cuando un grupo de estudiantes se cruzó frente a mí, bloqueando mi salida. Mordí mi labio, intentando no perder la calma. No podía detenerme ahora. Me moví entre ellos lo mejor que pude, pero justo cuando estaba a punto de seguir avanzando, escuché su voz.—¡Úrsula! —Mirella dijo mi nombre con esa dulzura ensayada que solo yo sabía interpretar como una trampa.Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Cerré los ojos por un instante, conteniendo el impulso de salir corriendo. Me obligué a respirar hondo, a girarme con calma, a mostrarle que no me afectaba, aunque por dentro quisiera hacer exactamente lo contrario.Esto apenas comenzaba.Cada día era una repetici&o
*ÚRSULA*Mi prima me ha estado vigilando sin descanso. Sé perfectamente que sigue órdenes de mi padre. No necesita decirlo en voz alta; su presencia constante, sus preguntas disfrazadas de interés, y sus miradas inquisitivas son suficiente prueba de ello. Lo hace porque entiende que no me doblegaré ante sus reglas, ya que sabe que no estoy dispuesta a ser la marioneta que todos esperan que sea.Pero entre más pasan los días, más me doy cuenta de que mi vida está atrapada en una prisión que mi padre ha construido meticulosamente para mí. Cada salida es supervisada, cada conversación es analizada, cada decisión que intento tomar parece tener consecuencias. No hay escapatoria. Y a medida que esa realidad se vuelve más evidente, el peso en mi pecho se hace insoportable.—¿Qué deseas hacer ahora? —la voz de Klaus me sacó bruscamente de mis pensamientos.Lo miré, mi mente aún atrapada en la desesperación de mi propia existencia. —¿Qué? —susurré, la sorpresa temblando en mis palabras. La pre