**ÚRSULA**
Mire el vino o lo que sea, algo extraño. Lo llevé a mis labios, un poco insegura, y dejé que el líquido dulce y refrescante me sorprendiera. Había algo de picante al final, pero era sutil, solo lo suficiente para despertar mis sentidos. Sentí una chispa de emoción al pensar que estaba probando algo nuevo, algo que nunca habría imaginado en mi vida cotidiana.
—¿Qué te dije? —preguntó Klaus, con una sonrisa de satisfacción al ver mi reacción.
—No está mal —respondí, intentando sonar indiferente, pero la sonrisa en mi rostro me delataba.
El tiempo parecía diluirse en el ambiente del club. Bailamos, al ritmo de la música y seguimos probando más tragos cuyos nombres ni siquiera intenté recordar. Cada uno tenía un sabor distinto, una experiencia nueva que me hacía sentir más viva. A veces, sentía la mirada de Klaus sobre mí, y cada vez que lo hacía, mi corazón latía un poco más rápido.
Había algo en sus ojos, en su expresión de complacencia, que me hacía sentir como si esa noche no solo fuera especial para mí, sino también para él.
Mientras la música seguía, me di cuenta de lo lejos que estaba, de mi yo habitual, de la Úrsula que siempre cuestionaba todo y se sentía atrapada en su propia vida. Esa noche, en ese momento, simplemente era. No había dudas, no había miedo. Solo libertad.
La música retumbaba en el aire, y las luces danzaban sobre la multitud, creando un espectáculo que parecía paralelo a mi estado interno. Estaba allí, en medio de todo, pero sentía como si el resto del mundo se hubiera desvanecido lentamente, dejándome dentro de una burbuja donde solo existíamos Klaus y yo. Era extraño, desconcertante, pero también emocionante.
Lo miré de reojo mientras hablaba con alguien en la barra. Su perfil, marcado por esa mezcla irresistible de confianza y misterio, parecía destacar incluso entre las luces intermitentes. ¿Qué era lo que me atraía tanto? ¿Era la sensación efervescente de los tragos en mi sistema, nublando mi juicio? ¿O acaso era algo más profundo, algo en mí que estaba cambiando sin que me diera cuenta?
Cada vez que volvía su atención hacia mí, una mezcla de nervios y emoción se apoderaba de mi interior. Nunca había sido el tipo de persona que se quedaba sin palabras, y, sin embargo, con Klaus, a veces simplemente no sabía qué decir. Su presencia tenía un peso, una intensidad que hacía que mi habitual audacia pareciera diminuta. Pero no era solo eso. Era su sonrisa, esa curva despreocupada en sus labios que parecía diseñada para desarmar cualquier duda. Era su mirada, que podía pasar de juguetona a intensa en un instante, dejándome sin aliento.
Por un momento, me pregunté si él podía sentirlo también. Este magnetismo que parecía envolvernos, esta energía que hacía que mi corazón latiera más rápido cuando estábamos cerca. Pero lo deseché casi de inmediato; Klaus tenía un aura que parecía imperturbable, como si nada pudiera realmente tocarlo. Y, sin embargo, aquí estaba yo, atrapada entre la euforia de la noche y una atracción que no sabía si era real o fruto del calor del momento.
“¿Estás bien?” Su voz me sacó de mi ensimismamiento. Me di cuenta de que estaba de pie frente a mí, con esa sonrisa que siempre parecía burlarse del mundo. Asentí rápidamente, aunque sabía que mi mirada lo delataba.
“Solo estaba pensando”, respondí, intentando sonar casual, pero sintiendo el leve rubor en mis mejillas.
Él no dijo nada más, pero su mirada se quedó en mí por un segundo más de lo necesario, como si intentara descifrar algo. Y por un instante, solo por un instante, sentí como si él también estuviera dentro de esta burbuja, como si hubiera algo en el aire que nos mantenía conectados.
Mientras la noche continuaba, no pude evitar preguntarme si este sentimiento era pasajero o si realmente algo estaba cambiando dentro de mí. Pero, por ahora, decidí no pensar demasiado en ello. Quería disfrutar del momento, de la libertad y de esta extraña, no obstante, embriagadora cercanía con Klaus que hacía que todo se sintiera posible.
La música cambió, y con ella, el ambiente del club pareció transformarse. Las luces se volvieron más suaves, más íntimas, y el ritmo de la canción que comenzó a sonar era lento, envolvente, como si invitara a todos a acercarse un poco más. Klaus me miró, y en su sonrisa había algo diferente, algo que me hizo sentir un nudo en el estómago.
—¿Bailamos? —preguntó, extendiendo su mano hacia mí.
No respondí con palabras; simplemente tomé su mano, sintiendo cómo mi piel se estremecía con el contacto. Me guio hacia la pista, donde las parejas ya comenzaban a moverse al compás de la música, sus cuerpos casi unidos. Mi corazón latía con fuerza, y no estaba segura de si era por la música, por los tragos o por la cercanía de Klaus. Quizá era todo a la vez.
Cuando me colocó una mano en la cintura y tomó mi otra mano con la suya, sentí que el mundo se desvanecía. Sus ojos, esos ojos que siempre parecían saber más de lo que decían, deslumbraban mi visión. No podía apartar la mirada, aunque me sentía vulnerable bajo su intensidad. Era como si pudiera ver cada pensamiento, cada emoción que intentaba ocultar.
Nos movimos lentamente, siguiendo el ritmo de la música. Su cercanía era abrumadora, pero no quería apartarme. Al contrario, quería quedarme ahí, en ese momento, donde todo parecía perfecto. Mi respiración se volvió más lenta, más profunda, mientras trataba de calmar el torbellino de emociones que sentía dentro de mí.
Y entonces, sucedió. Fue tan natural, tan inevitable, que apenas me di cuenta de lo que estaba pasando hasta que sus labios rozaron los míos. Cerré los ojos, dejando que el mundo desapareciera por completo. Solo existíamos él y yo, y ese beso que parecía sellar algo que no podía poner en palabras. Sentí mil cosas dentro de mí: emoción, nervios, euforia, y algo más profundo, algo que no entendía del todo, pero que sabía que era real.
Cuando nos separamos, apenas unos centímetros, abrí los ojos y lo miré. Su sonrisa seguía ahí, pero esta vez era más suave, más íntima. No dijo nada, y yo tampoco. No hacía falta. La música seguía sonando, y nosotros seguimos bailando, como si ese momento fuera nuestro pequeño universo, lejos de todo lo demás.
*KLAUS*La observaba desde mi lugar junto a la barra, apoyado con el codo sobre la superficie de madera, mientras giraba lentamente mi copa entre los dedos. Úrsula tenía esa habilidad innata de hacer que todo a su alrededor pareciera más interesante, más vivo. Cada vez que probaba un vino nuevo, sus ojos se abrían un poco más, como si estuviera descubriendo un nuevo secreto del universo. Era fascinante. Podía sentir su curiosidad, su emoción, como si nunca hubiera probado algo tan simple, y a la vez tan sofisticado.Sonreí para mis adentros, complacido. Mi plan iba exactamente como lo había imaginado. Ella buscaba algo diferente, algo que rompiera con la monotonía de su mundo, y yo estaba más que dispuesto a dárselo. No porque fuera un estratega maquiavélico, sino porque había algo en ella que despertaba mi interés, un deseo casi instintivo de mostrarle todo lo que todavía no conocía, todo lo que podía ser.—¿Otro? —pregunté, levantando la ceja cuando terminó el último sorbo de su cop
**ÚRSULA**El dolor en mi cabeza fue lo primero que me golpeó. Era como si miles de martillos estuvieran golpeando mi cráneo sin piedad. Solté un quejido mientras intentaba moverme, sintiendo que incluso levantarme era un esfuerzo monumental. Nunca había bebido tanto en mi vida, y mucho menos de diferentes bebidas. Cada vez que intentaba recordar lo que había sucedido, los fragmentos eran confusos y dispersos. La música, las luces, Klaus… Todo estaba envuelto en una niebla densa que no lograba despejar.Abrí los ojos lentamente, esperando ver las paredes familiares de mi dormitorio, pero lo que vi me sacudió por completo. Este lugar no era mi casa. La cama en la que estaba era enorme, con sábanas suaves y blancas que no reconocía. Alrededor, el cuarto era impecable, moderno, con muebles elegantes que parecían sacados de una revista de lujo. Mi respiración se aceleró, y el pánico empezó a instalarse en mi pecho.Me senté de golpe, ignorando el dolor que se intensificaba con cada movimi
**ÚRSULA**Klaus levantó las manos en un gesto de rendición, su sonrisa volviendo a aparecer. —Lo sabía, eres desconfiada por naturaleza, —bromeó. —Pero no hay ninguna intención oculta, Úrsula. Solo quería darte un lugar seguro para que pudieras… respirar. Estabas agotada y no quería que tuvieras que enfrentar, algo que no estabas lista para manejar.Sus palabras tenían sentido, y por más que quisiera desafiarlo, había algo en su tono y su expresión que me hacía bajar la guardia. Tal vez realmente lo único que estaba haciendo era protegerme, dándome un lugar donde podía ser yo misma sin las restricciones de siempre. Pero, aun así, no podía evitar preguntarme qué era lo que realmente estaba buscando él.—Gracias, supongo, —murmuré, aun sintiendo esa mezcla de emociones. Todavía no sabía cómo me sentía realmente, pero algo dentro de mí me decía que esta no sería la última vez que Klaus me sacudiera de esta manera.Me quedé sentada en el borde de la cama, con la vista fija en el suelo, i
**ÚRSULA**Corrí hacia la casa con el corazón acelerado, consciente de cada sonido, de cada movimiento a mi alrededor. El sol ya estaba alto, bañándose todo con una luz que hacía más difícil esconderme. La distancia entre el coche de Klaus y la puerta trasera de mi casa me pareció interminable, pero no me detuve. La adrenalina me impulsaba, y el recuerdo del abrazo que le había dado hacía que mis pasos fueran firmes a pesar de los nervios.Llegué a la puerta trasera y me detuve un momento para escuchar. Todo estaba tranquilo, solo se oían los sonidos habituales de los empleados trabajando en las tareas cotidianas. Klaus tenía razón, mi padre no estaba. Por una vez, su ausencia se sentía como una oportunidad en lugar de una amenaza. Respiré hondo y empujé la puerta con cuidado, asegurándome de que no hiciera ruido.Entré en la casa, avanzando con pasos ligeros por los pasillos. Mi habitación estaba en el segundo piso, y cada escalón que subía se sentía como un pequeño triunfo. Estaba a
**ÚRSULA**El chofer negó con la cabeza, su expresión reflejaba tanto dolor como confusión. —No, señorita. Escuché un ruido y fui a investigar. Me pareció ver la figura de una mujer salir por detrás, pero antes de que pudiera acercarme, alguien me golpeó por detrás. No supe nada más, hasta que desperté esta mañana.Mi corazón dio un vuelco. ¿Me había visto salir de casa? ¿Sería Klaus quien lo golpeó? La idea me inquietaba, pero no podía dejar que mis pensamientos me dominaran. Necesitaba mantener la calma y pensar con claridad.—Tranquilo, será mejor que vayas al hospital, —dije, intentando sonar más serena de lo que realmente me sentía.—Sí, ya le reporté a su padre, —respondió, bajando la mirada como si temiera que hubiera consecuencias por lo sucedido.Fruncí el ceño, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. Esto no era un simple accidente. Había algo más detrás de todo esto, algo que no podía ignorar. Pero ahora no era el momento de buscar respuestas. Necesitaba tiempo par
*KLAUS*Su tono era inquisitivo, pero no directamente agresivo. Sin embargo, no era necesario que lo fuera para que entendiera lo que realmente estaba preguntando. ¿Qué estás haciendo y cómo afecta esto mis intereses? Pablo siempre tenía una manera de enmarcar sus preguntas como si buscara algo más que respuestas. Buscaba control, buscaba saber si todavía lo tenía sobre mí.—Es parte del plan, —respondí, manteniendo mi tono firme pero calmado. No podía dar espacio a dudas, no con alguien como él. —Úrsula tiene… potencial. Solo estoy asegurándome de que ese potencial esté alineado con lo que buscamos.Pablo se recargó en el respaldo de la silla, evaluándome en silencio. Ese era su estilo. Te hacía hablar primero y luego decidía cómo usar tus propias palabras contra ti, si era necesario.—Espero que estés seguro de lo que haces, Klaus, —dijo finalmente, su tono aún tranquilo, pero con una advertencia implícita. —Sabes lo que está en juego. Ella puede ser valiosa, sí, pero también puede
**ÚRSULA**Pero no iba a ceder. No ahora.Mi prima no se movió del umbral, como si su mera presencia fuera suficiente para recordarme que no tenía escapatoria. Su mirada seguía fija en mí, evaluándome, buscando cualquier señal de debilidad que pudiera usar en mi contra. Sabía que no estaba aquí por casualidad. Ella siempre había sido la aliada perfecta de mi padre, su espía personal, y ahora estaba claro que había venido con una misión.—¿Qué es lo que realmente quieres? —pregunté, cruzando los brazos mientras intentaba mantener mi postura firme. No iba a dejar que me intimidara, aunque por dentro sentía cómo mi paciencia comenzaba a agotarse.—Solo quiero asegurarme de que estás bien, —respondió con una sonrisa q
**ÚRSULA**Giré en la esquina, sintiendo que mi plan estaba funcionando, cuando un grupo de estudiantes se cruzó frente a mí, bloqueando mi salida. Mordí mi labio, intentando no perder la calma. No podía detenerme ahora. Me moví entre ellos lo mejor que pude, pero justo cuando estaba a punto de seguir avanzando, escuché su voz.—¡Úrsula! —Mirella dijo mi nombre con esa dulzura ensayada que solo yo sabía interpretar como una trampa.Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Cerré los ojos por un instante, conteniendo el impulso de salir corriendo. Me obligué a respirar hondo, a girarme con calma, a mostrarle que no me afectaba, aunque por dentro quisiera hacer exactamente lo contrario.Esto apenas comenzaba.Cada día era una repetici&o