4. Decepción
El desespero, el dolor, la sorpresa sobrepasan los límites en el rostro de Maylene cuando Amy es quien apaga el televisor de golpe. Son sus manos las que tiemblan sin parar, el horror que vuelve aún peor todas las emociones restringidas solamente en su mente, sin escapatoria de su cabeza que se ha quedado en blanco. Paralizada, Maylene observa la pantalla en negro sin lograr moverse en aquel sitio, totalmente ajena a lo que tiene que procesar para lograr dar siquiera un único paso hacia atrás.—¡Maylene! —el grito de Amy llena los escombros de éste salón, saliendo hacia ella para tomarla entre sus brazos porque Maylene ha pérdido las fuerzas cayendo al suelo—, ¡Maylene! Escúchame, Maylene.—Papá —lo que pronuncia Maylene es un jadeo de una voz rota, con ojos abiertos apenas entendiendo lo que significa oír algo como eso—, papá…—¡Maylene, tienes que salir de aquí! Estoy segura que Shanoon te buscará por todo Londres para hacerte la vida imposible, necesitas irte. ¡Dios, jamás creí qu
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