Amelia Paola Miller vivido bajo el influjo y la protección de su familia, pero sobre todo de sus padres, que ha marcado y a impuesto como una necesidad, justamente como les ocurrió a sus hermanos gemelos. La heredera, creció con la ilusión de ese gran amor, con apenas doce años, se enamoró del primogénito de los Blake, Angus. Durante dos años, Angus ni la miró, para él era como su hermana Connelly, por eso ella siguió ocultado su amor, hasta ese día que la heredera cumplió quince años, y se dejó aconsejar por su hermana Ailan, apareciendo en la fiesta de celebración de su cumpleaños, con un aspecto deseable, que llamó la atención de mucho de los jóvenes. Pero esto no tuvo el resultado que ella había previsto, sobre todo cuando escucho a escondidas, como Angus decía que, para él, Amelia siempre sería su hermana, que sólo jugaba a convertirse en adulta, algo machona, pero que eso no cambiaba su interior. La protagonista tras llorar, tomo una decisión, no aspirar más a ese amor, sólo serían hermanos. Angus advirtió el cambio de la heredera hacia él, más obediente, menos feliz, pero le quito importancia, luego los años, como CEO de dos grupos, los alejaron, hasta ese día, en la fiesta de víspera del día de navidad, donde Ailan se encargó en la transformación de las damas, provocando el estado de shock de Angus, ante la belleza en la que esa pequeña Amelia se había convertido, y cometió el error de exigirle. Para Amelia fue la gota que colmó el vaso, y salió la guerrera, rebelde y tentadora, fue así como Amelia, inició un camino que se convertirá en una guerra cruenta entre esos dos ¿Caerán los dos consumidos por esos sentimientos que llevan intentando aniquilar hace años?
Leer másAngus. -” Para que te des por enterado, no sólo he dormido con hombres, sino que también he experimentado con más de uno, estaba en mi época universitaria es normal experimentar, adentrarte en lo desconocido, se puede decir que ...”- mientras escuchaba a la maldita guerrera lo bien que se lo había pasado en la cama de otros, cuando estudiaba en la universidad, sentí como una ira que yo desconocía, y que sólo la había sentido hace tres años en esa fiesta de víspera de navidad de los Blake, me inundó por entero. Hasta ese momento habia tratado de usar la razón para no asustarla, no sabía los sentimientos que Amelia sentía por mí con claridad, por lo menos desconocía los sentimientos que la actual, y desconocida Amelia me profesaba, pero esa ira descontrolada, esas reacciones que tuvo al contarme, a su manera, lo que había escuchado que dije a sus quince años, me dio esperanzas para pensar que, quizás, la pequeña Amelia, sentía más de lo que demostraba sentir por mí, y que por eso, ant
Amelia. En algún momento, de esa tarde debí tomar conciencia hacia donde desembocaba todo esto, en algún momento, debimos parar eso, pero bien sea por mi maldita cabezonería, o bien sea por mi furia desmedida, o por su actitud decidida de que no darse por vencido, de un ser al que no le gustaba perder, nos dejamos llevar por sentimientos, y acciones que en esos momentos, no eran lo más adecuados para enfrentarnos entre nosotros, sin pagar un alto precio, el cual, desde luego yo, no quería pagar, y del que él se arrepentiría más tarde, seguro. Creo que todo comenzó desde el momento que el idiota de Angus, de forma tan energúmena posible, me arrojo sobre el asiento de mi adorado y mimado Bumblebee, para mí fue tan indignante, que físicamente ese hombre me hubiera anulado, como que también impusiera sus decisiones sobre las mías, añadiendo a esto, que se atrevió a subirse a mi coche para conducirlo, algo que ni el propio Rey Arturo, que fue la persona que me lo regaló, se había atrevid
Angus. -” ¿Qué demonios haces aquí, Maldito Aniquilador?”- fue la primera reacción que tuvo esa salvaje amazonas al verme. Llevaba desde hacía rato mirándola desde lejos mientras ella se dirigía a su coche, su sonrisa sincera, y de felicidad, le hacía parecer incluso más atractiva, y no importaba que fuera con esos vaqueros ajustados oscuros, esa chaqueta de beisbol americana cerrada, y el pelo recogido en una coleta alta que despejaba su cara. Su forma de caminar, su sonrisa, el brillo de sus ojos, le hacía ver como si fuera vestida con el mejor vestido, del mejor diseñador del mundo, esa mujer era de esas bellezas que nunca te cansas de mirar, hasta el punto de obsesionarte con ella. Pero claro toda esa belleza etérea, y hasta divina, acaba cuando esa mujer abría su boca, sobre todo, y últimamente, cuando me ve, para transformarse en una guerrera amazona sedienta de sangre, en una valkiria descontrolada y agresiva, cosa que, por otro lado, me hace desearla más, creo que en defini
Amelia. Esa mañana me levanté con toda la ilusión que tiene alguien que por fin va a ver sus sueños cumplidos, años de estudio, prácticas interminables, un máster a muchos kilómetros de tu familia, prácticamente al otro lado del mundo, desembocaba en lo que iba a suceder esa mañana, mi primer día oficial como fisioterapeuta, en uno de los institutos más famosos que existía en el Reino Unido. Me había costado mucho pasar las diferentes entrevistas para conseguir esta plaza, y aunque no era mi única opción, por varias razones era la que más deseaba era mi familia, siempre había considerado, que pese a la diferencia que existe entre los cuatro herederos Miller, en cuanto a carácter, y forma de ser, nuestros padres nos habían enseñado a que la familia era lo primero. Se puede decir que crecí en una familia muy unida, que, pese a nuestro fuerte caracteres, siempre estábamos ahí para lo que necesitará el otro. Con esa idea fue la que me hizo decantarme por la oferta del instituto de fi
Angus. -” Me gusta tu hermana Amelia como mujer, quiero sali...¡Ah!”- mis palabras se quedaron a medias en lo más profundo de mis pulmones. Un puño fuertemente cerrado, como el contundente ariete del enemigo golpeando los portones de una fortaleza, de forma rápida, contundente, y desde luego esperada, golpeó en mi mentón haciendo que mi cara, y hasta yo mismo, fuera desplazado hacia un lado unos centímetros. -” Desde luego Angus eso de ser sutil, y comedido con estos temas, sobre todo sabiendo como es el Rey Arturo, no es la mejor forma de abordarlo, como que aún no lo entiendes.”- oí decir a lo lejos al bocazas de Gavin, mientras la risita de Leah se dejaba oir por debajo de sus palabras. Yo sólo me agarraba la mandíbula, para volver a mirar a un serio, y definitivamente furioso Roy Williams Miller, que ahora mismo me miraba con la intención de que me recuperará lo suficiente como para, seguramente, volverme a golpear. -” Déjame algo cuñado, que yo también tengo unas palabra
Connelly. -” Déjalo ya Betty Boo, llevas quejándote todo el viaje, si al final hemos conseguido lo que siempre hemos querido desde niñas, vivir juntas una temporada, y solas a kilómetros de la Diosa Miller, y de la Reina del control, Kimberly Blake .”- me dijo Amelia mientras bajamos de la limusina que nos dejaba frente al caserón reformado por Ailan, que el cuñado de Amelia, el multimillonario y dueño de M.F.P. Global multinacional, Finlay Alacintye, le había regalado en Edimburgo, Escocia, por conseguir su título de Fisioterapeuta. Amelia había conseguido trabajo en uno de los centros de Traumatología y Fisioterapia más prestigiosos de Reino Unido, que justamente se encontraban en la capital de Escocia. Además, Ailan, la hermana de Amelia, junto con su marido, Finlay, y los cuatro revoltosos sobrinos de Amelia, los cuatrillizos, se habían trasladado a vivir una larga temporada en el castillo de los Alacintye, al parecer Ailan deseaba supervisar la decoración de las habitaciones d
Rowdy. -” ¿Así que aquí es donde te escondes, maldita Lombriz?”- oí decir a la arpía antes de levantar la cabeza, cosa que hizo que mi humor se oscureciera más aún. Al alzar la mirada puede verla de pie delante de mí con los brazos cruzados mirándome, iba vestida con un traje negro ajustado, que llegaban justo unos centímetros por encima de las rodillas, el traje estaba cubierto por un abrigo de cuero a lo Matrix, largo y abierto, del mismo color que el traje. El pelo lo tenía recogido en una especia de gorra de diseño negra Gucci de cuero, que ocultaba su cara, y finalmente tenía unas gafas negras de sol oscuras de marca, algo que es totalmente ridículo, porque estamos en interior. Tuve la impresión de que la arpía de pelo rojo estaba disfrazada de espía de cuarta en una película de serie B, una de esas donde el espía trata de pasar desapercibido, pero lo único que consigue es llamar más la atención, por las estupideces que hace, y como va vestido. -” Que yo sepa, bruja arpía, yo
Rowdy. -” Vaya Rowdy, te has hecho famoso de nuevo”- dijo Peter Creen, uno de mis amigos, y jefe de nuevos proyectos de la empresa de Silicom, donde trabamos los dos. Yo no le preste atención, seguí almorzando, y revisando en la pantalla de mi iPad las convenciones, charlas y exposiciones de proyectos que teníamos en la tarde de hoy, en dos horas teníamos que asistir a la convención de telecomunicaciones, y nuevas tecnologías, que había organizado la Universidad de la Sorbona, en Paris Además, no era la primera vez que, en las revistas de tecnología y comunicaciones, salía mi nombre, por algo era la cabeza visible, ejecutivo, e ingeniero, responsable del departamento I+D de una de las más famosas empresas en telecomunicaciones. Pero pronto mi curiosidad se despertó, ante las palabras burlonas de Navil Basak “Si, pero esta vez, no tiene nada que ver con ningún avance que hayas creado el genio de I+D.… Aunque tengo que decir que, como joven hombre soltero hetero, me gusta más estas
Angus. Tras abonar la cuenta, me alejé del café con paso lento, ignorando, como siempre, las miradas apreciativas de las damas, pensando que la próxima vez que ganara a la amazona, pensaba cobrarme mi tributo al vencedor, de laguna manera, y mi mente, pero sobre todo mi cuerpo recién despierto, ya barájame algunas opciones interesantes, que antes me tenía prohibido pensar, y que tomaría deseoso de esa amazona, cuando la venciera. Estaba tan concentrado en mis pensamientos mientras caminaba lentamente hasta el hotel para recoger mi equipaje, y pagar la cuenta, ya que en dos horas volaba a Escocia, tenía una reunión de accionista de las empresas Campbell a primera hora, que ni me di cuenta de que el teléfono me vibraba insistentemente, sólo la mirada molesta de una señora, con la que me crucé en el camino, hizo que regresara al presente, para sentir la vibración en el bolsillo de mi pantalón. Al mirar la pantalla, saltó el identificador de llamada, sin pensarlo, respiré profundament