Amelia.
- “Dime la verdad, Connelly, ¿Wendy y tú han preparado algo?, ¿Verdad? ¿Algo que no me va a gustar? Les aviso, sólo he venido a conocer a Hanna, únicamente, nada más, así que suelta por esa boquita, pero ya”- le dije a Connelly muy seria y decidida, mientras subíamos en el ascensor privado, al ático de lujo que tenía mi hermana en Londres.
- “No sé de lo que me estás hablando.”- me dijo la pelirroja con esa sonrisa descarada que tanto miedo me daba, confirmándome que, si habían preparado algo, que de seguro no me iba a gustar.
- “Me voy…”- dije acercándome al tablero del ascensor, para detenerlo, pero esa enana pelirroja era mucho más rápida que yo, cuando se lo proponía, la futura Top model, se colocó delante de mí, interrumpiéndome para que no pudiera llegar a mis objetivos.
- “Ni lo sueñes, ya no tienes escapatoria, ordenes de tu hermana.”- me dijo la atractiva heredera Blake.
A sus diecisiete años, Connelly Blake era un sueño pecaminoso para cualquier hombre, algo que, por otro lado, traía de cabeza tanto a su padre, como a molesto hermano. Su deseo de ser modelo estaba despegando, ya había hecho algunos trabajos para el gran estilista, amigo de mi madrina Kimberly, Gred Watson, y a pesar de la oposición de los varones Blake, pronto comenzaría a desfilar por las pasarelas de todo el mundo, para las grandes firmas de moda.
Nada más abrirse la puerta del ascensor supe que Connelly tenía razón, no había escapatoria posible, a no ser que, en un despiste, saltara desde la terraza del ático al vacío, el gran salón de lujo del ático de mi hermana estaba invadido de profesionales de diferentes especialidades en estilismo, y por el logotipo que tenían sus uniformes todos trabajaban para Gred, que, de pie junto al ascensor, ya nos estaba esperando.
- “¡Conny!¡Amely! que felicidad veros, sobre todo a ti traviesa Amely, sé que odias estas cosas, pero tu hermana fue muy clara, hoy es un día importante para la familia Miller, por fin el seco, rudo, e irritable Roy William Miller ha sido cazado, así que estoy como loca, deseando ver cómo es la mujer que ha tenido el valor de echarle el lazo a ese semental, en breve vendrá con tu hermana. Por desgracia, no podré conocerla hoy, voy de salida, ha habido un problema con una de mis clientas VIP, y no podré estar, pero tranquilas, lo superviso todo a distancia, mi personal ya sabe lo que tiene que hacer”- dijo la voz con toques afeminados de ese cotilla de Gred.
Escuchar sus palabras sobre la novia de Roy, me animó, justo por eso me había dejado convencer por la manipuladora de Connelly, estaba deseando conocer a Hanna, sabía por mi hermana y mi madre, que Hanna Müller era estudiante de medicina de últimos años, y eso era genial, porque yo estudio fisioterapia en la universidad de Boston, tener alguien que compartiera mi rama de estudios, era fantástico, un verdadero cambio entre tanto arquitecto, y economista, que hay en mi casa.
Tras irse Gred, pasaron unos minutos eternos, donde yo miraba a todos a mi alrededor, incluida Connelly, como si fueran mis mayores enemigos, pero el sonido del ascensor al abrirse hizo que me girara emocionada, y por fin pude ver, con mis propios ojos, quién era la mujer que le había robado a mi hermano su frio corazón.
Junto a mi hermana, una mujer alta, aunque no tanto como yo, muy atractiva, de cabellos castaño oscuro, con algunos destellos rojizos, y unos ojos verdes muy profundos, por no hablar de su cuerpo de sirena, llamó la atención de todos los que estábamos allí, nada más entrar. A sus veintitrés años esa atractiva alemana era toda una preciosidad, un sueño húmedo para cualquier hombre, aunque, por otro lado, no estaba segura si su forma de ser podía ser lo suficientemente fuerte, como para sobrevivir al intenso del Rey Arturo.
- “Te presento a Amelia Paola Miller, y a Connelly Blake, una es mi hermana, y al otra es como si fuera mi prima pequeña. Chicas, os presento a la super mujer que ha conseguido descubrir que mi hermano no tiene una piedra por corazón, debajo de esa armadura de acero, o por lo menos que es humano.”- dijo mi hermana presentándonosla, y tengo que decir que me gustó desde el principio, trasmitía muchas vibraciones positivas.
- “Encantada de conoceros, soy Hanna Müller, y no sé de qué habla la loca heredera, así que no le hagáis caso, ha tenido un mal día.”- le dijo Hanna dándose a conocer, y no pude evitar reírme, esa guapa alemana tenía sentido del humor.
- “Como al idiota del Rey Arturo, se le ocurra hacer algo para joder su relación con ella, le voy a hacer la vida imposible, lo prometo.”- pensé mientras miraba con admiración a Hanna.
- “Hola encantada, estoy feliz de conocerte, desde que Ailan me llamó y me dijo que el pesado de Roy había sido cazado, tenía unas ganas tremendas de conocerte, además estudias medicina, es genial, yo estudio fisioterapia me queda este año y el próximo para acabar la carrera.”- le dije agarrándome de su brazo, ya la adoraba, ella sería mi futura cuñada.
- “Dejadla que debemos prepararnos se nos va a hacer tarde, y Amelia, esta vez no te libras, hoy vas con vestido, maquillada, el equipo completo, desde que no he estado en casa para controlarte te has vuelto muy rebelde, niñata.”- dijo Ailan mirándome con esa mirad que yo conocía bien mi hermana, me estaba echando una bronca, por mi falta de feminidad, que manía tiene esa m*****a de Wendy.
- “Por fin te conocemos, los Miller y los Blake nos conocemos de toda la vida, mis padres son los padrinos de Roy y Alian, son como los tíos de los cuatro hermanos. Tío Norman, y tía Yvaine, son mis padrinos, y de ese recto, y sin gracia, de mi hermano mayor Angus, el mejor amigo de tu novio. Los dos seres más aburridos de la tierra. Perdón no quiero decir que Roy sea aburrido contigo, sino que …”- comenzó a decirle la efusiva e invasiva Connelly tune que ponerle una mano en el hombro para que se calmara, o la pobre de Hanna saldría huyendo.
- “¿Por qué? Sabes que lo odio, y con el maquillaje no puedo. Papá le encanta que vista así.”- le dije intentado reivindicar mi posición en todo esto, de forma rebelde, aunque yo ya sabía que, cuando Ailan tiene esa mirada decidida, nada se puede hacer, mi hermana se parece más a mi madre de lo que ella quiere reconocer.
- “Si fuera por papá, nos metería en una urna del tiempo a las tres, para conservarnos siempre como cuando éramos niñas, además odia a cualquier hombre que se nos acerca, si vas vestida como una adolescente eterna, eso le facilitas mucho las cosas a él y a Roy, así que, esa excusa, no te vale. Además, es una orden de mamá, me dijo que me ocupara, palabras textuales “Que tu hermana venga vestida como una digna representante de la familia Miller”, si quieres llámala para preguntarle que significa eso, estás en tu derecho”- dijo mi hermana usando el argumento definitivo, ante esto último, no había forma de luchar, estaba atrapada.
- “¡Oh cállate ya, Betty Boo!”- le dije molesta a Connelly, que no paraba de reír.
La llamé Betty Boo, porque sabía que le molestaría, hacía ya bastante tiempo, desde que cumplió quince años, que nos había amenazado a todos, pero en especial a su hermana Angus, que fue el que le puso el mote, que asesinaría con sus propias manos a cualquiera que la volviera a llamar Betty Boo, así que sólo usábamos ese nombre para cuando queríamos molestarla, justo como ahora. Pero esta vez no funciono, esa bruja pelirroja sólo sonrió más aún.
- “Es gracioso, a ti te obligan a vestirte como una mujer, y mi padre quiere ponerme un hábito de monja, ¿Qué crees prima Ailan?, no me deja ser modelo, menos mal que tengo a mi madre, y a mi abuelo de mi parte.”- Le explicó Connelly a Hanna.
Clara. Mientras mi hermana le contaba a la novia de mi hermano, quien era la pelirroja incordio, yo sólo miraba alrededor, para hacerme a la idea de lo que me esperaba. La visión de los secadores, y los miles de utensilios que comenzaba a dejar los profesionales sobre diferentes superficies, los grandes percheros que pasaban cargados de ropa, las cajas de zapatos, bolsos, joyas y demás, que se exponían como si fuera una tienda de lujo, sobre dos grandes mesas del salón, sólo me provocaban ganas de salir huyendo de allí. - “… y mi primo Angus, el hermano de Connelly, pretenden poner a las mujeres de su familia en cúpula de cristal, para que ningún hombre se acerque, por desgracia para ellos, todas nosotras, siempre rompemos el cristal de la cúpula, incluido mi madre y mi tía.”- fue lo último que oí de la explicación que mi hermana le estaba diciendo a Hanna. Pero el momento de charla duró poco, para mi desgracia, pronto me vi físicamente arrastrada, y bajo la supervisión del person
Angus. -” Pero ¿Por qué siempre nos metes en tus líos, Rod Roy?”- me quejé, aunque yo ya sabía que era como hablar con una pared, ese ególatra CEO, era incapaz de ver más allá de su nariz. Quizás justo por eso nos llevábamos también los dos, teníamos caracteres parecidos, dominantes, serios, seguros de nosotros mismos, éramos exigentes, protectores con lo nuestros, algo intensos, y definitivamente siempre sabíamos lo que queríamos, e íbamos a por ello, sin importar quien se pusiera por delante. -” No, lo entiendo, porque quieres hacerle esto a tu hermana, y con Finlay Alacintye, nada menos, ese hombre es un pez gordo, es como tú, pero con humor, y más rico.”- dijo Lean burlándose del gran CEO del Grupo Miller, algo que sólo los años de amistad, y algunos golpes, a su debido momento, había cultivado. Lean Murdock era un guaperas abogado de veintitrés años, que, junto a su padre, y otros socios, llevaba el famoso bufete de abogados de Murdock associated, en realidad llevaba muchos g
Angus. Según los infiernos que pintó Dante, hay nueves círculos de infiernos, pues yo acabo de descubrir otro, uno que me iba a tragar por entero, que haría que, en la víspera de navidad, yo supiera lo que es el miedo y la desesperanza, sin contar con la ira, y un maldito dolor de cabeza que me estalló en el mismo momento que esas cuatro peligrosas mujeres se pararon en la puerta del salón, para ser el centro de atención, en especial de cualquier hombre entre trece, y noventa y nueve años, como demostró el estúpido de Gavin, junto al amigo de Finlay, Sean, al hablar a la vez: - “¿No me digas que esa es tu mujer? Dios si esta para ponerla en un cuadro y morir contemplándola, no hay hombre en esta sala que no la desee, ahora mismo.”- dijo Sean ganándose una mirada de Finlay que claramente decía que su vida tenía los minutos contados. Yo lo entendí perfectamente, pero una mujer que lo acompañaba, que presentaron como su representante, lo arregló, ya que cogió al actor, por la oreja, m
Amelia. - “No sé cómo me he dejado convencer, heredera”- oí que decía Hanna a la loca de Wendy, esa maldita provocadora, siempre te mete en problemas. Entendía a Hanna, completamente, no sabía qué hacía yo en esta fiesta, con esta pintan de femme fatal, a la que nunca me acostumbraría, sobre todo, con todo el mundo mirándonos, en especial, eso dos controladores de Roy y Angus, que, desde lejos, ya se veía que no estaban nada contentos, hasta a mi padre, y mi tío Jason, se les veía serio e incomodos, en cambio mi madre y mi tía Kim, estaban radiantes mirándonos orgullosas. - “Para darle una lección a mi hermano, pero visto lo visto, y tras ver a quien ha invitado para mortificarme, se merece todo eso, y más. Hasta que tu salgas de esta casa, con otro hombre, abandonándolo a su suerte, maldito traidor.”- respondió la maldita manipuladora de Ailan Miller, con una sonrisa de mala de película. Quizás deba explicar esto para que lo entendáis, la relación entre los hermanos Miller es d
Angus. - “Desde luego Amely, da vergüenza que te hayas dejado convencer por la loca de Ailan, y esta niñada, ¿es que no sabes nada de la vida?, pensé que eras más sensata, me decepcionas, no sabes lo que piensan los hombres cuando te ven así, ¡Qué vergüenza!”- no sé por qué dije eso, simplemente no me pude controlar, algo que nunca me había pasado, al menos con Amelia. Tampoco es que estuviera costumbrado a esta Amelia, hacía años que no tenía ese contacto que teníamos cuando éramos adolescentes, pero reaccioné como en esa época, sin pensarlo, verla así, tan diferente, tan tentadora, tan mujer, era algo que me descolocaba. Quería que todo volviera a lo conocido, a lo tranquilo, a lo de antes, a lo controlado, pero al parecer, por como reaccionó, eso no iba a volver a pasar ya, jamás. - “¿A quién llamas niñata, gilipollas?”- dijo Connelly cerrando los puños como para golpearme, algo que yo esperaba, pero es que esa maldita diabla pelirroja, es mi maldito castigo, desde que nació. L
Amelia. -” ¡Genial! Es que no me lo creo, por fin despertaste, Amelia Earhart, pensé que toda la vida serías como los perros que mueven las cabezas asintiendo sin control, que se colocan en los salpicaderos de los coches cutre, diciendo que sí, a todo lo que mi hermano diga, o haga.”- las carcajadas de Betty Boo destacaban sobre el sonido de la fiesta, mientras nos desplazábamos hasta la barra que había al fondo de la otra sala, mientras a mí aún me hervía la sangre por dentro. -” Ahora en serio, ¿De verdad, vamos a buscar a un hombre para cabrear a mi hermano? ¿O sólo estas dejando salir la ira?”- me preguntó la pelirroja cuando llegamos a la barra para pedir dos copas, que al menos para mí, serían de lo más fuerte que tuvieran. -” ¿Por qué crees que no estoy hablando en serio?”- pregunté mientras en mi cabeza resonaban las exigencias de ese estúpido de Angus, aunque tenía que reconocer que, la rabia que me roía ahora por dentro era más contra mí misma, que contra ese maldito est
Angus. Aun no me podía creer que esa desvergonzada mujer estuviera bailando con un desconocido, nunca lo había hecho, desde que la conozco, siempre había bailado o con Roy, o conmigo, dos veces en su vida había bailado con Gavin, y una con Lean, y aunque los dos siempre la han tratado como una hermana, conociendo los antecedentes con las mujeres, de esos dos, siempre yo terminaba intercambiando mi pareja con ellos, para evitar que se le metiera ideas extrañas, con la dócil y tranquila Amelia. -” ¡Dócil y tranquila! Eso es una maldita broma.”- dije en un murmullo, mientras la ira aumentaba. -” ¿Qué haces, Angus el aniquilador? ¿Por qué no estas persiguiendo alguna desvergonzada rubia, o morena, con muchas tetas, y poco celebró, que está loca por convertirse en la futura señora Blake?”- la voz deslenguada del castigo que mis padres me dieron, en forma de hermana, me hizo desviar la vista de esa pareja que tanto me molestaba, para mirarla. Frente a mí, con claro signos de querer ase
Angus. -” ¿Qué demonios quier...?”- la voz de mi padre, igual de enfadado que yo, interrumpió mis maldiciones. -” Eso mismo quiero saber yo, Angus Blake, que me expliques ¿Por qué tu hermana ha montado una escena en la pista de baile, amenazando con matarte, y ha terminado golpeando la entrepierna a uno de los invitados, con el que, según testigos, la dejaste bailando, para luego salir del salón completamente enfurecida? ¿Tienes algo que contarme?”- me dijo mi padre haciendo que yo mirara al cielo con hastío. -” Sólo puedo decir en mi defensa, que hubiera preferido ser hijo único, o al menos haber tenido un hermano.”- dije con voz cansada. -” No me sirve, busca a tu hermana, y entérate que pasó, si ese idiota con el que bailo, insulto a mi princesa, encárgate de que lo pague. Y espero que tú no hayas tenido nada que ver con todo esto, o entras también en el castigo.”- ese fue el ultimátum del parcial Jason Blake, cuando se traba de su princesa perdía las formas. Esa noche no volv