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Capítulo 7. Un error que provoca un despertar.

Angus.

Según los infiernos que pintó Dante, hay nueves círculos de infiernos, pues yo acabo de descubrir otro, uno que me iba a tragar por entero, que haría que, en la víspera de navidad, yo supiera lo que es el miedo y la desesperanza, sin contar con la ira, y un maldito dolor de cabeza que me estalló en el mismo momento que esas cuatro peligrosas mujeres se pararon en la puerta del salón, para ser el centro de atención, en especial de cualquier hombre entre trece, y noventa y nueve años, como demostró el estúpido de Gavin, junto al amigo de Finlay, Sean, al hablar a la vez:

- “¿No me digas que esa es tu mujer? Dios si esta para ponerla en un cuadro y morir contemplándola, no hay hombre en esta sala que no la desee, ahora mismo.”- dijo Sean ganándose una mirada de Finlay que claramente decía que su vida tenía los minutos contados.

Yo lo entendí perfectamente, pero una mujer que lo acompañaba, que presentaron como su representante, lo arregló, ya que cogió al actor, por la oreja, mientras él se quejaba, y gemía de dolor, para finalmente llevárselo lejos del campo de batalla, los otros dos amigos que había venido Alacintye, los siguieron, muertos de risa.

-” ¿Esa no es tu hermana, Angus?”- dijo con un gemido masculino de algo más que admiración, si añadimos lo mujeriego que es, a la ecuación, es normal que, no sólo yo planificara, en mi mente, su muerte inmediata, Roy que consideraba, también, que ese castigo problemático, que mis padres me dejaron por hermana, también le clavó su homicida mirada. Esto provocó que, el condenado a muerte, corrigiera en segundos - “¡No he dicho nada!”-

Mi mente intentaba comprender, inútilmente, porque Connelly me hacía esto, hasta que mi vista se dirigió a la exótica mujer que había a su lado, me costó reconocer en esa preciosa morena, a la tranquila, y nada problemática, Amelia, esa escultural mujer que aún no se había deshecho de su abrigo, era inquiétate, y perturbadora, y desde luego, una m*****a tentación, sobre todo cuando, yo, durante toda mi vida, me había obligado a verla como mi hermana pequeña, y ahora la veía así de deseable, ¿Qué no verían el resto de los hombres de la sala?

-” No esto, no puede ser. Tengo que hacer entrar en razón a esa dos niñatas, por lo menos a Amelia, ella siempre ha sido muy sensata, con Connelly eso no funciona, pero siempre puedo encerrarla hasta que cumpla los treinta años o se casé”- pensé, aunque ese pensamiento me valió de muy poco, después. Pero mi idea fue animada cuando, una de esas cuatro m*****as bellezas, se quitó el abrigo, y como no tenía que ser esa m*****a descarada de Connelly Blake, esa niñata adornaba provocarme, años de crueldad femenina me esperaban.

Aunque eso no quitó que, mi mente no quitara ni un ojo de la hermosa mujer que estaba a su lado, que delante mí, estuviera la misma reina de los mares, con un vestido azul eléctrico ajustado a su cuerpo, que deja entre ver a través de esa pequeña gasa, o lo que fuera aquello vaporoso que cubría sus hombros y su escote, dejaba ver que esa nueva Amelia Miller, no tenía nada que ver con la niña que yo conocía. Desde luego que esas curvas que ni sabía de donde habían salido podían hacer que más de una tropa de piratas expertos y fornidos en mil batallas, se arrojarán a las profundas aguas de lo desconocido, sólo por estar cerca de ella. 

Traté de que mi mente razonara, y entendiera, que esa mujer que alteraba mi sangre era la pequeña Amelia, pero fracasé estrepitosamente.

-” ¿Se pude saber por qué Amely va como si saliera de una noche de estreno en Hollywood?, Roy tu hermana pequeña te va a dar problemas, incluso se le ven las piernas hasta los muslos.”- sé que está siendo un estúpido machista, y que mis razonamientos iban de lo estúpido a lo ridículo, pero mi cabeza, en ese momento, no coordinaba con mi boca.

Ni siquiera me di cuenta de que Roy y Finlay me miraron fijamente, pero yo por mucho que quería, no podía apartar la mirada de esa reina gloriosa y sensual, mientras unas enormes ganas de cubrirla por entera, con lo que fuera, algo amplio y voluminoso, que provocara que ningún hombre la mirara, me ahogaban.

-” Ocúpate de tu hermana, que sólo tiene diecisiete años, la mía tiene veintidós al menos.”- dijo Roy en manera de advertencia, pero claro en ese momento Ailan, y Hanna, se quitaron los abrigos, también, y esos dos serios CEOs, me acompañaron al infierno de manera directa.

-” ¡Maldita descarada Guerrera vikinga!”- pude oir como gruñía Alacintye, pero Roy estaba tan impactado que no le dio tiempo de decir nada, mientras veía a su mujer vestida como si fuera la diosa de los infiernos, la amante de satanás, hasta que el idiota de Leah abrió su impertinente boca.

-” ¡Dios! ¿Quién es esa diosa de fuego?”- 

 -” No lo sé, pero si es una diablesa, le entrego mi alma ahora mismo.”- dijo el bocazas de Gary.

En décimas de segundo un gruñido intimidante y peligroso, salió de la boca de un más que oscuro Roy Miller, el primogénito no estaba nada contento, más bien estaba furioso. Haciendo que esos dos se encogieran, y se pusieran algo pálidos, al mirar a su amigo.

-” ¡Simplemente, sois gilipollas!”- solté sin poder evitarlo.

-” ¿No me digas que esa diosa del inframundo, es nuestra cuñada?”- me dijo Lean con precaución.

-” Sí, esa bruja endiablada es tu cuñada, y yo el pobre estúpido que está pasando por un infierno desde que la conocí. Disculpen tengo que sacar de esta fiesta a la Reina de las hechiceras, antes que acabe sacándole los ojos a cualquier hombre que la mire, aunque esos sean mis hermanos, y mejores amigos. Por cierto, Angus encárgate de tu hermana, y ustedes dos, vigilen a Amelia, como...”- tuve que interrumpir a Roy, cuando en su planificación, esos dos malditos lobos salidos, tenía que caerse a esa Amelia.

Jamás dejaría que ellos, o ni ningún hombre se acercara a esa Reina de los mares, imposible, porque seguramente, como yo, caerían hechizados en sus profundidades, y Amelia es demasiado inocente, e inexperta, como para no ver las malas intenciones. 

” Ni loco dejo yo a estos dos salidos a cargo de tu hermana, yo me ocupo.”-dije ya furioso.

” ¡Ehhh!”- dijo Gary

-” ¡Oye!”- dijo Lean al mismo tiempo. 

Roy, Alacintye, y yo, literalmente, los ignoramos, bastante teníamos encima, tras mirarnos todo quedó acordado, aunque por desgracia para mí, iba a crear más problemas que soluciones, la vida tranquila que llevaba ahora, había terminado, y mi infierno personal, se haría cada vez más grande.

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