Angus.
Según los infiernos que pintó Dante, hay nueves círculos de infiernos, pues yo acabo de descubrir otro, uno que me iba a tragar por entero, que haría que, en la víspera de navidad, yo supiera lo que es el miedo y la desesperanza, sin contar con la ira, y un maldito dolor de cabeza que me estalló en el mismo momento que esas cuatro peligrosas mujeres se pararon en la puerta del salón, para ser el centro de atención, en especial de cualquier hombre entre trece, y noventa y nueve años, como demostró el estúpido de Gavin, junto al amigo de Finlay, Sean, al hablar a la vez:
- “¿No me digas que esa es tu mujer? Dios si esta para ponerla en un cuadro y morir contemplándola, no hay hombre en esta sala que no la desee, ahora mismo.”- dijo Sean ganándose una mirada de Finlay que claramente decía que su vida tenía los minutos contados.
Yo lo entendí perfectamente, pero una mujer que lo acompañaba, que presentaron como su representante, lo arregló, ya que cogió al actor, por la oreja, mientras él se quejaba, y gemía de dolor, para finalmente llevárselo lejos del campo de batalla, los otros dos amigos que había venido Alacintye, los siguieron, muertos de risa.
-” ¿Esa no es tu hermana, Angus?”- dijo con un gemido masculino de algo más que admiración, si añadimos lo mujeriego que es, a la ecuación, es normal que, no sólo yo planificara, en mi mente, su muerte inmediata, Roy que consideraba, también, que ese castigo problemático, que mis padres me dejaron por hermana, también le clavó su homicida mirada. Esto provocó que, el condenado a muerte, corrigiera en segundos - “¡No he dicho nada!”-
Mi mente intentaba comprender, inútilmente, porque Connelly me hacía esto, hasta que mi vista se dirigió a la exótica mujer que había a su lado, me costó reconocer en esa preciosa morena, a la tranquila, y nada problemática, Amelia, esa escultural mujer que aún no se había deshecho de su abrigo, era inquiétate, y perturbadora, y desde luego, una m*****a tentación, sobre todo cuando, yo, durante toda mi vida, me había obligado a verla como mi hermana pequeña, y ahora la veía así de deseable, ¿Qué no verían el resto de los hombres de la sala?
-” No esto, no puede ser. Tengo que hacer entrar en razón a esa dos niñatas, por lo menos a Amelia, ella siempre ha sido muy sensata, con Connelly eso no funciona, pero siempre puedo encerrarla hasta que cumpla los treinta años o se casé”- pensé, aunque ese pensamiento me valió de muy poco, después. Pero mi idea fue animada cuando, una de esas cuatro m*****as bellezas, se quitó el abrigo, y como no tenía que ser esa m*****a descarada de Connelly Blake, esa niñata adornaba provocarme, años de crueldad femenina me esperaban.
Aunque eso no quitó que, mi mente no quitara ni un ojo de la hermosa mujer que estaba a su lado, que delante mí, estuviera la misma reina de los mares, con un vestido azul eléctrico ajustado a su cuerpo, que deja entre ver a través de esa pequeña gasa, o lo que fuera aquello vaporoso que cubría sus hombros y su escote, dejaba ver que esa nueva Amelia Miller, no tenía nada que ver con la niña que yo conocía. Desde luego que esas curvas que ni sabía de donde habían salido podían hacer que más de una tropa de piratas expertos y fornidos en mil batallas, se arrojarán a las profundas aguas de lo desconocido, sólo por estar cerca de ella.
Traté de que mi mente razonara, y entendiera, que esa mujer que alteraba mi sangre era la pequeña Amelia, pero fracasé estrepitosamente.
-” ¿Se pude saber por qué Amely va como si saliera de una noche de estreno en Hollywood?, Roy tu hermana pequeña te va a dar problemas, incluso se le ven las piernas hasta los muslos.”- sé que está siendo un estúpido machista, y que mis razonamientos iban de lo estúpido a lo ridículo, pero mi cabeza, en ese momento, no coordinaba con mi boca.
Ni siquiera me di cuenta de que Roy y Finlay me miraron fijamente, pero yo por mucho que quería, no podía apartar la mirada de esa reina gloriosa y sensual, mientras unas enormes ganas de cubrirla por entera, con lo que fuera, algo amplio y voluminoso, que provocara que ningún hombre la mirara, me ahogaban.
-” Ocúpate de tu hermana, que sólo tiene diecisiete años, la mía tiene veintidós al menos.”- dijo Roy en manera de advertencia, pero claro en ese momento Ailan, y Hanna, se quitaron los abrigos, también, y esos dos serios CEOs, me acompañaron al infierno de manera directa.
-” ¡Maldita descarada Guerrera vikinga!”- pude oir como gruñía Alacintye, pero Roy estaba tan impactado que no le dio tiempo de decir nada, mientras veía a su mujer vestida como si fuera la diosa de los infiernos, la amante de satanás, hasta que el idiota de Leah abrió su impertinente boca.
-” ¡Dios! ¿Quién es esa diosa de fuego?”-
-” No lo sé, pero si es una diablesa, le entrego mi alma ahora mismo.”- dijo el bocazas de Gary.
En décimas de segundo un gruñido intimidante y peligroso, salió de la boca de un más que oscuro Roy Miller, el primogénito no estaba nada contento, más bien estaba furioso. Haciendo que esos dos se encogieran, y se pusieran algo pálidos, al mirar a su amigo.
-” ¡Simplemente, sois gilipollas!”- solté sin poder evitarlo.
-” ¿No me digas que esa diosa del inframundo, es nuestra cuñada?”- me dijo Lean con precaución.
-” Sí, esa bruja endiablada es tu cuñada, y yo el pobre estúpido que está pasando por un infierno desde que la conocí. Disculpen tengo que sacar de esta fiesta a la Reina de las hechiceras, antes que acabe sacándole los ojos a cualquier hombre que la mire, aunque esos sean mis hermanos, y mejores amigos. Por cierto, Angus encárgate de tu hermana, y ustedes dos, vigilen a Amelia, como...”- tuve que interrumpir a Roy, cuando en su planificación, esos dos malditos lobos salidos, tenía que caerse a esa Amelia.
Jamás dejaría que ellos, o ni ningún hombre se acercara a esa Reina de los mares, imposible, porque seguramente, como yo, caerían hechizados en sus profundidades, y Amelia es demasiado inocente, e inexperta, como para no ver las malas intenciones.
” Ni loco dejo yo a estos dos salidos a cargo de tu hermana, yo me ocupo.”-dije ya furioso.
” ¡Ehhh!”- dijo Gary
-” ¡Oye!”- dijo Lean al mismo tiempo.
Roy, Alacintye, y yo, literalmente, los ignoramos, bastante teníamos encima, tras mirarnos todo quedó acordado, aunque por desgracia para mí, iba a crear más problemas que soluciones, la vida tranquila que llevaba ahora, había terminado, y mi infierno personal, se haría cada vez más grande.
Amelia. - “No sé cómo me he dejado convencer, heredera”- oí que decía Hanna a la loca de Wendy, esa maldita provocadora, siempre te mete en problemas. Entendía a Hanna, completamente, no sabía qué hacía yo en esta fiesta, con esta pintan de femme fatal, a la que nunca me acostumbraría, sobre todo, con todo el mundo mirándonos, en especial, eso dos controladores de Roy y Angus, que, desde lejos, ya se veía que no estaban nada contentos, hasta a mi padre, y mi tío Jason, se les veía serio e incomodos, en cambio mi madre y mi tía Kim, estaban radiantes mirándonos orgullosas. - “Para darle una lección a mi hermano, pero visto lo visto, y tras ver a quien ha invitado para mortificarme, se merece todo eso, y más. Hasta que tu salgas de esta casa, con otro hombre, abandonándolo a su suerte, maldito traidor.”- respondió la maldita manipuladora de Ailan Miller, con una sonrisa de mala de película. Quizás deba explicar esto para que lo entendáis, la relación entre los hermanos Miller es d
Angus. - “Desde luego Amely, da vergüenza que te hayas dejado convencer por la loca de Ailan, y esta niñada, ¿es que no sabes nada de la vida?, pensé que eras más sensata, me decepcionas, no sabes lo que piensan los hombres cuando te ven así, ¡Qué vergüenza!”- no sé por qué dije eso, simplemente no me pude controlar, algo que nunca me había pasado, al menos con Amelia. Tampoco es que estuviera costumbrado a esta Amelia, hacía años que no tenía ese contacto que teníamos cuando éramos adolescentes, pero reaccioné como en esa época, sin pensarlo, verla así, tan diferente, tan tentadora, tan mujer, era algo que me descolocaba. Quería que todo volviera a lo conocido, a lo tranquilo, a lo de antes, a lo controlado, pero al parecer, por como reaccionó, eso no iba a volver a pasar ya, jamás. - “¿A quién llamas niñata, gilipollas?”- dijo Connelly cerrando los puños como para golpearme, algo que yo esperaba, pero es que esa maldita diabla pelirroja, es mi maldito castigo, desde que nació. L
Amelia. -” ¡Genial! Es que no me lo creo, por fin despertaste, Amelia Earhart, pensé que toda la vida serías como los perros que mueven las cabezas asintiendo sin control, que se colocan en los salpicaderos de los coches cutre, diciendo que sí, a todo lo que mi hermano diga, o haga.”- las carcajadas de Betty Boo destacaban sobre el sonido de la fiesta, mientras nos desplazábamos hasta la barra que había al fondo de la otra sala, mientras a mí aún me hervía la sangre por dentro. -” Ahora en serio, ¿De verdad, vamos a buscar a un hombre para cabrear a mi hermano? ¿O sólo estas dejando salir la ira?”- me preguntó la pelirroja cuando llegamos a la barra para pedir dos copas, que al menos para mí, serían de lo más fuerte que tuvieran. -” ¿Por qué crees que no estoy hablando en serio?”- pregunté mientras en mi cabeza resonaban las exigencias de ese estúpido de Angus, aunque tenía que reconocer que, la rabia que me roía ahora por dentro era más contra mí misma, que contra ese maldito est
Angus. Aun no me podía creer que esa desvergonzada mujer estuviera bailando con un desconocido, nunca lo había hecho, desde que la conozco, siempre había bailado o con Roy, o conmigo, dos veces en su vida había bailado con Gavin, y una con Lean, y aunque los dos siempre la han tratado como una hermana, conociendo los antecedentes con las mujeres, de esos dos, siempre yo terminaba intercambiando mi pareja con ellos, para evitar que se le metiera ideas extrañas, con la dócil y tranquila Amelia. -” ¡Dócil y tranquila! Eso es una maldita broma.”- dije en un murmullo, mientras la ira aumentaba. -” ¿Qué haces, Angus el aniquilador? ¿Por qué no estas persiguiendo alguna desvergonzada rubia, o morena, con muchas tetas, y poco celebró, que está loca por convertirse en la futura señora Blake?”- la voz deslenguada del castigo que mis padres me dieron, en forma de hermana, me hizo desviar la vista de esa pareja que tanto me molestaba, para mirarla. Frente a mí, con claro signos de querer ase
Angus. -” ¿Qué demonios quier...?”- la voz de mi padre, igual de enfadado que yo, interrumpió mis maldiciones. -” Eso mismo quiero saber yo, Angus Blake, que me expliques ¿Por qué tu hermana ha montado una escena en la pista de baile, amenazando con matarte, y ha terminado golpeando la entrepierna a uno de los invitados, con el que, según testigos, la dejaste bailando, para luego salir del salón completamente enfurecida? ¿Tienes algo que contarme?”- me dijo mi padre haciendo que yo mirara al cielo con hastío. -” Sólo puedo decir en mi defensa, que hubiera preferido ser hijo único, o al menos haber tenido un hermano.”- dije con voz cansada. -” No me sirve, busca a tu hermana, y entérate que pasó, si ese idiota con el que bailo, insulto a mi princesa, encárgate de que lo pague. Y espero que tú no hayas tenido nada que ver con todo esto, o entras también en el castigo.”- ese fue el ultimátum del parcial Jason Blake, cuando se traba de su princesa perdía las formas. Esa noche no volv
Amelia. -” ¿Qué hacéis vosotras aquí? ¿Dónde está Hanna?”- un rugido aniquilador, y muy típico del rey Arturo, resonó en el amplio salón del ático. El brinco que pegamos, tras ser despertadas bruscamente, tanto la futura top Model, como yo, fácilmente puedo asegurar, como futura fisioterapeuta que soy, que podía haber provocado una contractura, o una luxación grave en cualquiera de los discos cervicales del cuello o la espalda, desembocando sin lugar a duda en alguna lesión severa, por no hablar del cambio brusco de nuestro ritmo cardiaco, que el estúpido de mi hermano mayor provocó en las dos, y que estuvo muy cerca del paro cardiaco. -” Pero a ti, ¿qué te pasa, Rey Arturo? ¿Eres idiota? casi nos matas del susto.”- le dije con un gruñido, mientras aún sostenía mi mano sobre mi pecho, para comprobar si mi corazón, aún estaba allí. -” ¡Joder, primo Roy! ¡Eres un jodido psicópata! ¿No puedes ser ...?”- un nuevo rugido tipo león del Rey Arturo interrumpió nuestras quejas. -” ¿Dónde
Amelia. -” ¡Por fin! Pensé que ni siquiera vendrías en el día más importante de mi vida, comprendo que la gran fisioterapeuta esté tan ocupada, que sólo has aparecido para el nacimiento de sus sobrinos, o para tratar, en los primeros años de rehabilitación, a la preciosa Mía, durante estos tres años, claramente eres la peor amiga del mundo...”- las quejas interminables de esa enana, comenzaron, como era costumbre, a partir de ese momento, y yo no pude evitar sonreír ante la crítica telefónicas que la exigente Connelly me dirigía, mientras yo, como siempre, dejaba mi mente vagar en mis recuerdos. La verdad es que, desde hace tres años, mi vida has ido un sin número de viajes, cursos, y másteres, en los mejores institutos de fisioterapia, de América, Europa y Asía, que se intensifico tras acabar mi año de carrera. Incluso asistí medio año al centro especializado en traumatología, al que asistió Mía en Alemania, exactamente en Berlín, para poder volver a caminar. Estos años me han se
Angus. -” ¡Déjame en paz!, ¡vale Leah!, me da igual lo que mi madre te haya dicho, ya tengo bastante con las dos multinacionales que dirijo, las locuras de mi madre, y mi hermana, para buscarme más líos con esas mujeres, que no conozco, y que sólo tú conoces. Lo que me da que pensar que debo tener cuidado, a saber, de dónde las has sacado.”- le dije con una mirada seria, y directa, a ese abogaducho pesado. -” A mí no me culpes, tu madre esta por mandar a tu padre desheredarte si no te casas, y le das un nieto pronto, está muy celosa de que tu madrina, la señora Miller, en menos de dos años, se haya llenado de nietos, seis en total, siete si contamos con la pequeña Mia, y tú con veintiséis, aún no sales con una mujer, en serio.”- dijo el entrometido abogado cogiendo el vaso de whisky que estaba sobre la barra. -” Ni en serio, ni en broma, Angus el aniquilador, se ha convertido en un maldito eunuco.”- dijo muerto de risa Gavin, el muy idiota era un director y actor genial, pero como