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Capítulo 8. El despertar de una Guerrera. Parte 1.

Amelia.

- “No sé cómo me he dejado convencer, heredera”- oí que decía Hanna a la loca de Wendy, esa m*****a provocadora, siempre te mete en problemas.

Entendía a Hanna, completamente, no sabía qué hacía yo en esta fiesta, con esta pintan de femme fatal, a la que nunca me acostumbraría, sobre todo, con todo el mundo mirándonos, en especial, eso dos controladores de Roy y Angus, que, desde lejos, ya se veía que no estaban nada contentos, hasta a mi padre, y mi tío Jason, se les veía serio e incomodos, en cambio mi madre y mi tía Kim, estaban radiantes mirándonos orgullosas. 

- “Para darle una lección a mi hermano, pero visto lo visto, y tras ver a quien ha invitado para mortificarme, se merece todo eso, y más. Hasta que tu salgas de esta casa, con otro hombre, abandonándolo a su suerte, maldito traidor.”- respondió la m*****a manipuladora de Ailan Miller, con una sonrisa de mala de película.

Quizás deba explicar esto para que lo entendáis, la relación entre los hermanos Miller es de la mejor, pero algo complicada de entender, provocado por los caracteres fuertes, y bastantes especiales, por decir algo, que tenemos los cuatro. 

Desde luego que nos adoramos, estamos muy unidos, sobre todos mis dos hermanos mayores, lo gemelos, Ailan y Roy, pero por norma, tendemos a hacernos pequeñas jugadas, que, de pequeños, eran pequeñas bromas, pero ahora tendemos molestarnos como sea, no quiero ni contaros la que le he montado al enano, mi hermano Marcus, también conocido como Robin Hood, sólo por bromear, o por ejemplo cuando había batallas de géneros en casa entre los dos bandos, pero claro, como siempre, todo acaba cuando mi madre, se enteraba, lógicamente ella quedaba como clara vencedoras de cualquier conflicto que los hermanos Miller montábamos entre nosotros, nunca le ganábamos una.

Esto lo digo porque, que nosotras apareciéramos como reinas de las noches, con alfombra roja, fotógrafos y público, en la fiesta de víspera de navidad de los Miller, no sólo era por destacar, y ser el nuevo centro de atención, era más bien debido a que, esa bruja que tengo por hermana mayor quería sacar de quicio a su gemelo Roy.  

-” ¡Mierda! y encima mis padres están aquí, justo lo que ese gilipollas quería, conocer a mis padres, tengo que sacarlo de aquí como sea.”-   dijo mi hermana de pronto dejando de sonreír, y de poner esa cara de malvada de película.

Yo la miré extrañada por el cambio de actitud, y vi que ella miraba a Roy, a Angus y a un atractivo hombre muy alto, como una m*****a montaña, que era la viva imagen de gladiador romano, un auténtico regalo para la vista de cualquier mujer, y que para colmo miraba fijamente, con una intensidad increíble a una Wendy totalmente asustada en este momento, me mente se activó casi de inmediato, algo estaba pasado entre esos dos.

-” Vaya, vaya, astuta Miller, tienes algo que contar, ¿Verdad, m*****a Wendy?”- pensé sonriendo, olvidándome de la incomodidad del atuendo que llevaba, me encantaba ver que, a mi hermana, después de lo que había pasado con el maldito del Patel, que aun existirá hombres tan guapos que, aún pudiera ponerla así de nerviosa, eso era genial.

- “¿Retirada estratégica? ¿Lejos de la fiesta?, así evitamos montar un escándalo”- dijo Hana, y yo me iba a unir a esa idea, pero Wendy tenía “ganas de fiesta”, que ni Hanna, ni yo, compartíamos.

“Ni de coña, si quieren guerra que la tengan, yo nunca huyo, mejor los ignoramos, te voy a presentar a todo el mundo, si mi hermano se pone mandón y gilipollas, es fácil, acércate a mis padres, y no le queda otra que comportarse. Mi madre odia lo espectáculos, y por muy machito que será Roy William Miller, no se atreve a contrariar a mi madre, si no quiere morir a manos de mi padre.”- dijo Ailan.

-” ¡Mierda! Wendy estaba en plan General de los ejércitos, no voy a poder huir.”- pensé, y pronto se confirmó mi pensamiento. 

- “Amelia y Connelly, ahí vienen Roy y Angus, por su cara, algo me dice que están en plan hermanos dictadores, grado nueve, así que si no quieren…”- dijo Amelia, pero Connery la interrumpió, a esta pelirroja todo lo que fuera hacer rabiar a Roy y Angus, era divertido, y atrayente, yo por en cambio, no pensaba así, lo mejor era huir de los conflictos, sobre todo, si Angus estaba de por medio.

- “Entendido, lo de siempre, yo me encargo de Amelia, esta estúpida siempre obedece a Angus.”- dijo Connelly cogiéndome de la mano, y girando al lado contrario de la sala de donde iban a ir Hanna y Amelia, que además era una dirección alejada de esos tres, que nos miraba muy serios, acercándose a nosotras, yo me sentí ofendida. 

- “¡Eso no es cierto! Tú hermano no tiene nada que ver conmigo, simplemente no deseo tener que darle explicaciones”- le dije a Connelly mientras ella tiraba de mí, sin compasión, al menos tenía puesto el chal sobre mis hombros, no me sentía tan cómoda estando tan expuesta, si fuera por mi ahora estaría en un conjunto de mono fiesta, de pantalón, de Armani.

-” ¿Y esta niñata tiene diecisiete años? Quién lo diría, m*****a mandona.”- pensé, mientras me sujetaba el chal para que no se soltara con las prisas.

- “Seguro que es por eso no discutes con él, nada de lo que te diga, siempre eres la niña buena, la que es nada problemática.”- dijo Connelly riéndose de mí. 

- “No soy así, lo que pasa es que a mí no me interesa atraer la atención de los hombres, y a ustedes les encanta demasiado.”-dije intentado justificarme, mientras ponía sin darme cuenta morritos, ante una declaración que me parecía intolerable.

Estábamos tan distraídas discutiendo, que ni siquiera nos habíamos dado cuenta de que, a unos metros de nosotras, mirándonos con una mirada extraña que nunca había visto en él, estaba Angus, hasta que después de un tiempo que nos acorraló cerca de una enorme ventana, fue cuando lo vi de frente, y como siempre me pasaba, ante los enfados de Angus, me sentí nerviosa.

Esto era debido a que lejos de mirar con esa mirada severa que siempre tiene con su hermana, su mirada estaba claramente puesta en mí, era una mirada directa, intensa, y lógicamente para nada amigable, sentí como algo mis nervios crecían en mi interior aún más. Tampoco ayudaba su altura, yo era alta, pero junto él, me sentía pequeña.

- “¿Dónde creéis que vais niñatas? Ahora mismo suben y se cambian, y se ponen algo más recatado, o no volvéis a la fiesta.”- por un segundo me pareció genial esa idea, no me sentía cómoda con lo que llevaba, no estaba acostumbrada, pero que nos llamara niñata, como cuando era niña, me trajo recuerdos a mi mente que creía olvidados, además ese idiota sólo era dos años mayor que yo, y un año menor que mis hermanos gemelos.

-” ¿De qué va este estúpido?”- pensé, sin poder invitarlo.

- “Si crees que te voy a hacerte caso, Angus el aniquilador, es que te has vuelto locos, en tres meses tengo dieciocho, se acabó el despotismo por tu parte, maldito controlador. “- dijo la rebelde de Connelly, algo que ya era muy normal para mí, pero aún más para Angus, para su desgracia. 

Pensé que con eso estaba todo dicho lo que no esperé es que es estúpido gira su actitud despótica hacia mí, haciendo que los recuerdos, que ahora estaba a flor de piel, de ese encuentro cuando tenía quince años, y el despreció que me hizo en ese momento, de esa forma, salieran como lava explosiva de mi interior, alimentando esa parte de mí, que sólo conocía mi familia. Pero que ese idiota de Angus iba a conocer de una m*****a vez.

- “Desde luego Amely, da vergüenza que te hayas dejado convencer por la loca de Ailan, y esta niñada, ¿es que no sabes nada de la vida?, pensé que eras más sensata, me decepcionas, no sabes lo que piensan los hombres cuando te ven así, ¡Qué vergüenza!”- dijo mientras yo sentía crecer en mi interior la guerrera que tenía dentro, no me llaman mis hermanos Amelia Earhart por nada, ya era hora que Angus el aniquilador, conociera a mi verdadera yo.

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