Maya creció en una familia que la adoptó tras la muerte de su padre, ya que su madre la abandonó con 5 años. Siempre se sintió una pieza ajena. Aunque fue acogida con afecto por Elena, la madre de la familia, y tolerada por Carlos, el patriarca, siempre supo que su lugar allí era frágil. Pero lo que realmente marcó su vida fue Liam, el hijo mayor de la familia, dominante, carismático y frío, cuya relación con Maya siempre osciló entre la protección y un control asfixiante. Cuando Carlos se enferma, recibe el encargo de traer a Liam de vuelta, para que se reconcilie con su padre antes de que muera. Pero convencerlo tiene un precio. Él impone condiciones que rompen todas las barreras morales, llevándola a un acuerdo que la sumerge en una red de deseo, control y secretos. A medida que ella se adapta, descubre que el precio de su trato con su hermano adoptivo, no solo afecta su cuerpo, sino también su corazón. Y mientras intenta mantener su independencia y dignidad, Liam marca su territorio, ya sea comprándole un apartamento para mantenerla cerca o alejándola de cualquier hombre. En medio de la tensión, los secretos familiares salen a la luz, incluyendo el motivo que llevó a Liam a alejarse años atrás. Maya tendrá que enfrentarse no solo a la verdad sobre lo que significó para Liam desde el principio, sino también a su propio corazón, que parece traicionarla cada vez que él se le acerca. ¿Es esta relación un juego de poder o un amor maldito que ninguno de los dos puede aceptar? En un mundo donde los límites entre el odio y el deseo, así como la moralidad, se desdibujan, Maya y Liam deberán decidir hasta dónde están dispuestos a llegar por lo que realmente quieren.
Leer másCapítulo 42 —Límites de EstrategiaNarrador:El aroma a café recién hecho llenaba el apartamento cuando Liam apareció en la cocina, con el cabello todavía algo desordenado y una camiseta gris que se ceñía perfectamente a su torso. Maya estaba de pie junto a la encimera, revolviendo el contenido de una taza mientras hojeaba un pequeño cuaderno de notas.—Buenos días —murmuró ella sin levantar la vista, claramente aún sumida en sus pensamientos.Liam se apoyó contra el marco de la puerta, observándola en silencio por un momento antes de dar un paso adelante.—Maya —dijo finalmente, su tono más bajo de lo habitual —Quiero pedirte perdón por cómo me comporté anoche.Ella se detuvo, dejando la cuchara a un lado, y lo miró con una mezcla de sorpresa y cautela.—No tienes que hacerlo —respondió, aunque su tono no era exactamente frío —Sé que fue por… tus celos.—No, sí tengo que hacerlo —insistió Liam, acercándose un poco más —Fui un idiota. Te pedí que jugaras este papel para el plan, y lue
Capítulo 41 —La Oferta TentadoraNarrador:Maya estaba revisando algunos informes en la oficina principal de la ONG cuando una voz familiar la sacó de sus pensamientos.—¿Interrumpo algo importante?Levantó la mirada, encontrándose con Tomás en el umbral de la puerta, con su característico porte relajado pero seguro. Llevaba un traje impecable, como siempre, pero su expresión era cálida, casi desarmante. Maya, aún sorprendida por la visita de Tomás, dejó los papeles en el escritorio y lo invitó a sentarse frente a ella. La carpeta que había traído despertó su curiosidad, pero trató de mantener una expresión profesional.—Tomás, no esperaba verte por aquí. ¿Qué te trae a la ONG? —preguntó con cortesía.—Quería hablarte sobre un proyecto que creo podría complementarse con el trabajo que están haciendo —dijo, dejando la carpeta sobre la mesa —Es una idea en la que he estado trabajando desde que me contaste sobre las viviendas que construirá la empresa de Kane.Maya arqueó una ceja, intri
Capítulo 40 —Contra la paredNarrador:Maya abrió la puerta de su apartamento y, como había anticipado, encontró a Liam allí, esperándola. Estaba sentado en el sofá, en penumbra, con las piernas ligeramente separadas y un vaso de whisky en la mano. La luz tenue del lugar apenas iluminaba sus facciones tensas, pero su postura hablaba por sí sola: estaba furioso. Maya sintió una punzada de incomodidad, aunque se obligó a actuar con naturalidad.—¿De verdad no tienes casa a dónde ir? —bromeó mientras cerraba la puerta detrás de ella y dejaba las llaves sobre la mesa. Su tono era ligero, pero el nerviosismo se colaba en las esquinas de su voz.Liam levantó la mirada hacia ella, y en ese instante, Maya sintió como si el aire se volviera más pesado. Sus ojos oscuros estaban cargados de celos y algo más, algo más profundo que no podía descifrar. No respondió de inmediato, pero el silencio era casi ensordecedor. Finalmente, dejó el vaso sobre la mesa con un movimiento lento y controlado, pero
Capítulo 39 —Vínculos CompartidosNarrador:Tomás levantó la copa de vino y la giró ligeramente, observando cómo el líquido rojo profundo se adhería a las paredes del cristal. Su mirada se desvió brevemente hacia la esquina del restaurante, donde Liam estaba sentado con su acompañante, aparentemente sumido en una conversación.—Es curioso, ¿no crees? —comentó con una sonrisa casi imperceptible, señalando discretamente en dirección a Liam —Que justo él esté aquí.Maya sintió un nudo en el estómago, pero se obligó a sonreír con calma.—Una coincidencia desafortunada —dijo, tratando de sonar indiferente mientras llevaba su copa a los labios —Pero con Liam nunca se sabe. Puede estar en cualquier parte cuando menos lo esperas.Tomás soltó una leve risa y apoyó los codos en la mesa, inclinándose un poco hacia ella.—¿Coincidencia? No estoy tan seguro. Parece un poco... ¿cómo decirlo? Premeditado.Maya levantó una ceja, fingiendo desinterés mientras miraba a Tomás.—Si piensas eso, entonces
Capítulo 38 —Confesiones entre sombrasNarrador:Liam entró al apartamento de Maya cerca de la medianoche, con los hombros tensos y el rostro oscuro. Cerró la puerta detrás de él con cuidado, pero su entrada fue lo suficientemente ruidosa como para alertarla. Maya salió de la habitación, envuelta en una bata ligera que apenas cubría su delicada figura.—¿Cómo te fue? —preguntó con cautela, su voz un susurro cargado de inquietud.Liam dejó caer las llaves sobre la mesa y soltó un suspiro pesado antes de girarse hacia ella. Sus ojos se encontraron, y Maya sintió el peso de su mirada, una mezcla de emociones contenidas que no podía descifrar.—¿Cómo crees que me fue? —respondió Liam, con un tono seco que la hizo dar un paso atrás —Estuve toda la noche escuchando a Fernanda hablar de superficialidades, mientras intentaba sacarle información sobre Tomás. ¿Y tú? ¿Te divertiste imaginándome con otra mujer?Maya frunció el ceño, sintiendo cómo su pecho se comprimía ante sus palabras. Su inseg
Capítulo 37 —La Cena de las AparienciasNarrador:Liam llegó al restaurante con quince minutos de retraso, algo completamente inusual para él, pues su reputación de puntal lo precedía. Mientras entregaba las llaves de su coche al valet, ajustó los puños de su camisa con un movimiento automático. Su cabello estaba perfectamente peinado, su porte impecable, pero su mente estaba enredada en recuerdos recientes que lo hacían sonreír como un idiota; Maya. Su cuerpo aún ardía al recordar cómo ella lo había montado antes de que saliera, obligándolo a "descargar" antes de enfrentarse a la insoportable velada que le esperaba con Fernanda Colmenares. La mujer, aunque hermosa, era para él un trámite necesario, una pieza en su estrategia. Pero la forma en que Maya había exigido su cuerpo, con un deseo tan intenso y sin restricciones, lo tenía completamente desquiciado. Al entrar en el restaurante, el maître lo recibió con una sonrisa cortés y lo acompañó hasta la mesa donde Fernanda ya lo esperab
Capítulo 36 —Eres un mal*dito problemaNarrador:Liam estaba sentado en el sofá, con el teléfono apoyado en su oído y una mano descansando en el brazo del sillón. Su tono era relajado, casi encantador, y la ligera sonrisa en su rostro hizo que Maya sintiera un nudo de celos formarse en su estómago.—Fernanda, qué bueno que me devolviste la llamda... —dijo, su voz cargada de una amabilidad que Maya no podía soportar. —Ella permaneció de pie al principio, escuchando cómo él seguía la conversación. Pero cuando lo escuchó reír suavemente, algo en su interior se encendió. Caminó hacia él, sus pasos lentos pero decididos, hasta que estuvo frente al sofá. —Claro, me parece una excelente idea. Podemos cenar mañana… —continuó Liam, sin notar de inmediato que Maya estaba ahí. Sin decir una palabra, Maya se inclinó y deslizó sus manos por el pecho de Liam, empezando a desabotonar su camisa con una lentitud calculada. Él la miró sorprendido, pero no dejó de hablar. —Un momento, Fernanda —dijo, cu
Capítulo 35 —La Estrategia Narrador:La luz del sol entraba tímidamente por las ventanas del apartamento de Maya, iluminando el espacio con un brillo cálido. Liam estaba sentado a la mesa del comedor, con una taza de café humeante entre las manos. Su postura relajada contrastaba con la seriedad de su mirada, fija en Maya, quien, aún en pijama, revisaba algunos papeles de la ONG.—Necesitamos un plan —dijo él de repente, rompiendo el silencio matutino.Maya levantó la mirada, sorprendida.—¿Plan? ¿Para qué?Liam dejó la taza sobre la mesa con un movimiento decidido y se inclinó hacia adelante, sus codos apoyados en las rodillas.—Para manejar esto. A Tomás, a mi madre, a todo lo que nos rodea. Si no somos estratégicos, vamos a cometer errores.Maya ladeó la cabeza, intrigada pero también ligeramente desconfiada.—¿"Esto" incluye nuestra relación? —preguntó, con un tono que mezclaba curiosidad y reproche.Liam le sostuvo la mirada, y una leve sonrisa apareció en sus labios.—Especialme
Capítulo 34 —La Gala de las AparienciasNarrador:Maya se acomodó el vestido verde frente al espejo de la habitación en casa de Elena. Las luces suaves resaltaban el diseño que abrazaba su figura de forma impecable. Sus manos temblaban ligeramente mientras ajustaba los pendientes, tratando de calmar la tormenta interna que llevaba desde que salió del apartamento esa mañana.—Estás hermosa, cariño —dijo Elena desde la puerta, observándola con una sonrisa satisfecha.Maya giró para mirarla y le devolvió una sonrisa tímida.—Gracias, mamá.—Esta noche será importante. Haz lo mejor que puedas por disfrutarla. —Elena se acercó y le colocó una mano en el hombro, un gesto que pretendía ser reconfortante, aunque Maya sabía que detrás de esas palabras había un peso más grande: la presión de aparentar.Minutos después, un coche las esperaba en la entrada. Durante el trayecto, Elena hablaba sobre los asistentes importantes que estarían presentes, las oportunidades de conexión que podían surgir.