Cuando oye su voz, Declan vuelve a poner los ojos en Maylene. Siempre le gustó ese tono peculiar que roza lo almendrado. Una mirada que lo mantuvo mucho tiempo como un tonto, capaz de quemar el mundo si así se lo pedía Maylene, y vaya que varias veces quiso hacerlo, pero Maylene tan sólo lo miraba c
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