Ella necesitaba un padre para su hijo, y él una esposa falsa para mostrar. Lisa es una mujer exitosa que está pasando por un momento muy difícil. Ella solo sueña con tener una familia, pero luego de que ella padeciera una enfermedad, ha descubierto que es imposible que pueda tener hijos. Con su novio, James decide comenzar un proceso adopción que depende, principalmente, de estar casados. Cuándo están a punto de casarse, ella descubre que su prometido está esperando un hijo… con otra mujer. En ese momento, aparece Oliver Wagner, un guapo y rico médico alemán, frío y arrogante, que para mejorar su imagen de hombre difícil y poder tener el puesto que siempre soñó... necesita una esposa. El matrimonio es un acuerdo legal, ¿Importa si no hay amor?
Leer másHabía tenido un viaje bastante agotador. Adoraba estar en Alemania, mi padre había insistido en que fuéramos cada cierto tiempo, y últimamente había estado arreglando varios temas de la herencia para cerciorarse de qué nuestros hijos estuvieran cubiertos. Sin embargo, ya este no era mi hogar. La señora Helga, el ama de casa de nuestra propiedad en Berlín, siempre me recibía con amor, preguntaba constantemente cuando íbamos a volver para allá. Y yo le prometía traer a mis hijos pronto, como hacía cada año. Claro que, mi visita esta vez, no era agradable. Mi misión era otra, tenía que declarar ante la justicia aquí. Flavia y Jonah habían sido extraditados a su país de origen, y finalmente cumplían una condena larga y penosa. La madre de él, Joyce, no pudo hacer nada con todo y sus influencias, especialmente cuando, por mucho tiempo, el oficial Alem, Eliot y yo reunimos pruebas de la participación de ambos en el secuestro a mi esposa, sin contar con el robo en el Instituto Pascal y su
La escena me parece tremendamente conocida. Yo estoy sentada en la sala de mi casa, viendo hacia la ventana el día soleado y muy hermoso. Me siento tan tranquila y pacífica, después de unos días complicados y tumultuosos... todo parece volver a la normalidad. A esta existencia tan maravillosa que llamo mi vida. Lejos están los problemas en el trabajo, llamadas y mensajes de un ex, reclamos y amenazas de la familia de mi esposo, ni enfermedades ni preocupaciones por adopciones. Había tenido muchísimas complicaciones, había perdido gente que amaba, me sentía incompleta y particularmente sola. Honestamente, sentía que la vida me estaba jugando una mala pasada, una extraña sensación de ahogarme y que hiciera lo que hiciera, no parecía salir a flote. Hasta que decidí enfocarme en mí y en lo que yo quería, costara lo que costara. Una vez leí que uno se arrepiente de muchas cosas en la vida, excepto de ser valiente. Y yo creo que esa es la verdad más grande que hay Yo no era una persona
—Mara... qué niña tan hermosa... Leana...— digo mientras veo a mi amiga con su pequeña. Hace ya un par de días que mi querida amiga había dado a luz y se veía contenta. Mara había sido única hija de una familia con muchos hijos varones, Así que no era de extrañar que la pequeña Leana había sido recibida con mucha emoción, sobre todo porque era la única nieta. Los padres de Mara estaban eufóricos, y honestamente la preciosa Leana era perfecta. Parecía una pequeña hadita, con el cabello de un color rojizo oscuro, un poco de su padre, pero con los rizos de la madre. Estaba ahora durmiendo en los brazos de su madre, ajena a todo el alboroto que su nacimiento había causado. Yo creo que la familia Santana iba a estar celebrando la llega de la niña por muchos días más. Mi amiga se veía realmente bien. Ella y Eliot habían comprado una casa fantástica, y ahora nos encontrábamos en la habitación de la pequeña, que tenía todo lo que se pudiera necesitar y más. Eliot había dejado a cargo de
—Oliver... ¿Qué?— pregunto mientras veo que mi esposo entrar de la nada en la regadera mientras yo me estoy bañando, preparándome para ir al hospital. Él no me responde, sino que simplemente me atrae hacia él y me besa. Está desnudo, y ahora el agua recorre su piel, y mis manos lo buscan instintivamente ¿Para qué negarme? Cuando un hombre como él se aparece, desnudo y más que dispuesto... uno simplemente tiene que agradecer a los cielos. En lo que por un momento se separan sus labios me susurra. —Acabo de dejar a Oli en el preescolar... así que tenemos la mañana para nosotros. Eso sí… no te importa llegar tarde al trabajo, a mí francamente me podría importar menos... llegar tarde al…— dice y me ve, mordiéndome los labios mientras dos manos bajan por mi espalda y aprietan mi trasero contra él. —... Instituto, por supuesto que prefiero quedarme aquí...— dice y ahora baja su boca por mi cuello, mordiendo y besando mientras mis manos van a su cintura, sus muslos y lo escucho gemir.
—Mami... ¿Podemos llevar... ?— pregunta Olivia sentada muy cómodamente en el carrito de supermercados. Se ve pequeña y adorable con sus rizos, con un suéter violeta y sujetando a su conejito. Es tan bien comportada y amable, que no nos da ni un solo dolor de cabeza a su padre y a mí. A veces pienso que se ha criado tanto en adultos que se comporta a veces como uno. Siempre con juicio, muy observadora y acatando lo que comenta papá y mamá. —¿Cereal? De chocolate supongo...— pregunto y ella se sonríe sacudiendo su cabecita. Yo me río y tomo una caja. Han pasado ya tres años desde que la adoptamos, tres años de ese tiempo en que mi vida dio un vuelco. Mi carrera creció, me casé y la tuvimos a ella. Los tres años más fabulosos de mi vida. —Bien eso es todo... esta noche tu papá y yo tenemos una reunión importante— le comento. —¿Vendrá bubu?— pregunta ella muy concentrada con la caja de cereal de chocolate en sus manos. —Sí... te quedas con el abuelo. Pero no creas que no le diré
—¿Sorprendida?— le pregunto cuando tenemos nuestro primer baile.Yo me pego a ella mientras le hago dar vueltas y vueltas, con la misma canción que sonaba en esa apresurada y si se quiere, falsa celebración que tuvimos luego de nuestro contrato y para encantar a los Pascals.Pero a diferencia de esa ocasión en dónde ella había conocido a mi padre y a mi hermanastro... aquí éramos felices. Sonreíamos y nos besábamos en todo momento. Una verdadera celebración.—No tenía la menor idea de que esto estaba entre tus planes... claro que sí te veía bastante raro, pero... esto... jamás. Gracias mi vida...— me dice mientas, me besa de nuevo. —Mara… ¿Estás segura de que estás bien?— le pregunto. Según ella, va a tener una cita especial con Eliot y quería elegir un buen vestido. Este par está viviendo su vida al máximo, viajan, salen y tienen fantásticas citas. Estoy tan feliz por ella. Pero en este momento me está desesperando, pareciera que quiere ver todas las tiendas y no se decide, y a la vez parece nerviosa. Le pregunté si iba todo bien con Eliot, pero me dijo que iba fantásticamente. Finalmente, se compra un par de vestidos muy elegantes, y nos dedicamos a tomar un café. Ella está hablando más de lo normal, como si intentara distraerme. —¿Los vestidos que me compré? ¿Te gustan?— me pregunta ella mientras vamos a mi casa. No sé qué ha sucedido, pero hay bastante tráfico y prácticamente no hay donde estacionar de la cantidad de autos en el lugar. Demonios, debe ser que uno de los vecinos tiene una reunión o algo. —Eh si... el de color rosa te queda realmente muy bien. Estoy segura de que Eliot va a caer a tus piCapítulo 122: Un día de Primavera
No sé si era por todo el tema de la herencia, de la realmente cuantiosa contribución que estamos dando al orfanato, o todos los proyectos que habían empezado a salir en el instituto Pascal, que ya estaba despuntando como uno de los mejores del país, y estamos recibiendo solicitudes a montones... pero mi esposo estaba bastante extraño. Es decir, seguía siendo el hombre cariñoso, apasionado, devoto y francamente perfecto que cualquier mujer podría desear. Pero a veces sentía que su cabeza estaba en otra parte. Llegaba tarde a casa, muchas veces se la pasaba al teléfono... y había momentos en que estaba tan ocupado que yo básicamente tenía que seducirlo. Por supuesto que en esos momentos ninguno de los dos se quejaba, y cuando él estaba en mis brazos era mío, completamente mío. Habíamos quedado en no tener secretos, así que cuando yo le preguntaba si sucedía algo él parecía tener siempre una explicación. Si no era todo lo anterior mencionado, pues me decía que estaba hablando con Wa
Había pasado sin duda alguna… las semanas más felices de mi vida. Todo había sido diferente desde que Oliver había aparecido, hace ya tiempo en la puerta del hospital, en esa reunión en la que prácticamente ni me saludó. Han sucedido tantas cosas desde ese momento, ya casi no lo reconozco, pero tampoco me reconozco a mí misma, ni a mi vida. Yo estaba por casarme con otro hombre, tenía un trabajo, una amiga soltera y solo me preocupaba por el tema de la adopción. Ahora estaba casada y feliz con mi bello doctor alemán. James estaba comprometido y aun sin casarse con Perla, la había embarazado de nuevo y yo no quería verlo ni en pintura. Yo no solo tenía un trabajo en el hospital Brown, sino también en el instituto Pascal. Mara estaba felizmente casada y tenía a mi pequeña Olivia. Si me hubiesen dicho que esto iba a suceder tiempo atrás... jamás lo hubiese creído, pero tengo fe de que la vida te da sorpresas que no esperabas y esas son las mejores. Afortunadamente, ya mi esposo no te