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Capítulo 4: Derramando secretos

El Hospital Brown era relativamente importante. Tenían un buen departamento de cirugía y yo había venido aquí por interés. Era un cirujano importante, pero yo Oliver Wagner quería más. Quería tener mi propio centro de investigación, no solo ser un cirujano famoso. 

Quería mi nombre en el centro de todo, mi familia estaba plagada de buenos médicos, todo un linaje de doctores importantes y yo quería destacarme por nombre propio. El gran problema es que parte de ese posible éxito residía en las manos de una chica que se ve completamente inexperta. 

El doctor Hernández había hablado maravillas de ella, pero la realidad es que la notaba insegura, con dudas y ya en dos ocasiones la había encontrado llorando en las esquinas. Yo confiaba en las primeras impresiones y esto no parecía ser un buen presagio. Sin embargo, las cosas cambiaron un poco... al poco tiempo ya notaba que era una mujer bastante inteligente. Su plan de hecho era bastante bueno, aunque no se lo confesé. 

Era una mujer menuda, de cabello castaño... realmente nada fuera de lo común, excesivamente normal. No obstante, era bastante joven y tenía una forma de expresarse que le hacía de ver madura y... fuerte de alguna manera. Fue firme y sería cuando hablo conmigo. 

No sé por qué, pero algo en ella me sorprendió, era una mujer simple, pero con todo eso y su nerviosismo y angustia... tenía algo difícil de explicar. Me llamaba la atención y francamente no sabía explicar por qué. 

No tuve más opción, sino considerar en que tenía que trabajar con ella y rezaba porque todo saliera bien. Pensé en que iba a poner la prueba por lo menos por un tiempo, darle el beneficio de la duda. No era algo que hacía comúnmente, pero algo a mí me decía que debía hacerlo. 

¿Qué mejor manera de que ella me demuestre de qué está hecha que en esta reunión? El Instituto de Investigación Pascal era de increíble renombre y muy importante. Yo había llegado especialmente para esta reunión para agradarles, y que ellos se dieran cuenta de que tenía el apoyo completo del Hospital Brown.

Este Instituto de investigación era importante, peor también bastante familiar. Es decir, le importaban tus logros, pero también las relaciones, y no admitían a cualquiera. Y francamente colocaba todo el peso de mi decisión en el futuro de quedarme o no en el hospital, basándome en el resultado de esta reunión. 

—Lisa... — le dije cuando la vi en la entrada del instituto. Consideré que lo mejor era que entremos juntos. Ella tiene un traje formal, pero muy arreglada, se ve profesional y como una ejecutiva. 

—Doctor...— 

—Oliver— le decía yo firmemente y le hacía un gesto para que entráramos juntos al instituto. 

Conocía los directores del instituto, nos habíamos visto un par de veces, así como también a los representantes de la familia Pascal: Emilia y Jason, una pareja de 60 y tantos muy amables y conservadores. 

Mi objetivo era ganármelos a ellos si podía convencerlos de que era lo que yo quería hacer, de mis planes y que me dieran un espacio. Si lo lograba todo el esfuerzo de toda mi carera se vendería justificado. 

Por un par de horas la reunión fue bastante bien, Lisa, para mi sorpresa, había hecho una increíble presentación mostrando todo sobre sus planes, enfocándose en los pacientes. Y lo que es más raro aún... ella hablaba del hospital casi de manera personal. Cuando se para de hablar enfrente de estos señores... Lisa se destacaba. Atrás quedaba esa impresión de mujer sollozando, casi desesperada. O quizás Solamente era que había trabajado mucho en ello. Cuando terminamos los Pascal se acercan a mí. 

— Pero si no es el gran doctor Wagner... debo decir que ha sido toda una sorpresa, verte aquí— dice él con algo de incredulidad. 

—Señor Pascal... todos saben lo importante es que es para mí el tema de la investigación, especialmente el cáncer y de enfermedades raras, uno de los principales del instituto— 

—Oh sii de eso estoy totalmente seguro... es solo que habías tenido fama de ser un hombre muy concentrado en el dinero y el éxito… y el hospital... aunque es un buen lugar no es tan extremadamente famoso, más bien es conocido por tener un gran enfoque en las personas y también en temas caritativos— dice él aun mirándome con sospecha. Es un nombre inteligente, sin duda. 

—Pues justamente por eso hice el cambio al Hospital Brown… creo que es una institución que se acerca mucho a mis valores— manifiesto. No es del todo equivocado, pero la realidad es otra. 

Siempre he sido conocido como el hombre arrogante y casi cruel. Me gusta trabajar lo más solo posible y quiero que el éxito sea por mis méritos, por lo que yo hago con mi conocimiento y con mis manos. 

Pero inclusive en esta área de la medicina... es muy importante las apariencias y las conexiones que hagas, lo cual es algo que realmente me molesta. Y el gran problema es que tuve años haciendo eso bastante evidente. 

Colegas se quejaron de mí, directores de instituciones dijeron que yo era difícil de trabajar, y muchos me catalogaron de frío, insensible y soberbio. Algunos de mis colegas más cercanos y profesores me recomendaron que tenía que limpiar mi imagen para obtener lo que quería. 

Y lamentablemente para los Pascal este tipo de cosas era muy importante. Si yo quería tener una asociación con ellos y que ellos financiaran mis proyectos... tenía que cambiar totalmente mi imagen. Si no fuera por eso… jamás hubiese venido al Hospital Brown, un lugar sencillo, pero muy cercano a los Pascal.

—Debo decir entonces qué hiciste una muy buena elección. Especialmente luego de ver la presentación de la señorita Jones... Es realmente magnífica, una mujer sensible, inteligente y muy profesional. Debo reconocer que se ve joven, pero me ha dejado sorprendido— dice él y yo tengo que fingir una sonrisa. Yo soy el hombre importante aquí y ella viene a robarse toda la atención, al menos en esta ocasión es para mi ventaja. 

Ellos nos invitan a cenar en el restaurante de un hotel y se proponen al parecer enseñarnos toda la impresionante colección de vinos que tiene el restaurante, recomendando con un buen gusto un vino tras otro. Puedo ver que Lisa no debe estar acostumbrado a tomar, se ve algo mareada pero está callada. 

Es tarde y ella y yo nos despedimos de los Pascal que se quedaron tomando postre. Pero de repente me devuelvo para comentarle al mesero que coloque la cuenta a mi cargo cuando, sin querer, escucho la conversación de la pareja. 

— Sabes que me agrada mucho Oliver querida... Pero todavía veo en él ese hombre amargado, altivo, orgulloso y presuntuoso que conocí una vez—decía Jason Pascal y yo me quedé como congelado. No debería estar escuchando esto… pero igual lo hice. 

—Mi amor... ¿No estarás exagerando?— decía su esposa Emilia. 

—No querida... no hay nada peor que un doctor que no tenga humanidad. Para tratar a otros hay que ser sensible. Sé que al decirle que no le vamos a estar aceptando en el instituto… va a destruir su carrera. Soy plenamente consciente que todo lo que ha hecho hasta el momento ha sido para llegar a ser investigador en nuestro instituto. Por lo que vi hoy debo decir que no tengo pruebas contundentes de que él ha cambiado— dice él y ella suspira.

—Creo que ahora te entiendo, sé que los rumores dicen que no se relaciona mucho con su familia, tampoco ha formalizado su vida, sin gente en que apoyarse, los colegas se quejan de él...— dice ella. 

—¿Sabes lo que él realmente necesita para ser un buen hombre? Te lo digo desde mi experiencia, amor... él necesita una mujer en su vida, una buena esposa. Y eso lo veo casi imposible. Ese hombre es conocido por ser detestable— dice él. 

Cuando empiezan a hablar de otros temas yo simplemente regreso a donde dejé a Lisa completamente irritado

¿Es que acaso no importan mis logros y las vidas que he salvado? ¿Por qué les tiene que importar mi vida privada? Si yo no me he casado o no tengo relaciones con mi familia es mi problema. Pero lo que más me molestaba era que la solución no estaba en mis manos, no es que iba a salir a la calle y empezar a preguntar a la señorita si querían casarse conmigo. Honestamente, no quería casarme con nadie, nunca. Esto era caótico. Estaba tan molesto que me gustaría gritar y golpear cosas. Simplemente, tengo que salir de aquí y luego... Luego veré. 

Lisa está ahí tranquila esperándome cuando veo que se sobresalta, literalmente parece que está aterrada y quiere salir corriendo, o en su defecto, esconderse. No sé muy bien qué sucede, pero me acerco a ella, y está pálida. 

—¿Qué sucede?— le pregunto. Ella se ve aún nerviosa ¿Qué le sucede a esta mujer? La lleva uno de los sofás de la entrada y ella comienza a hablar, creo que más por el alcohol que por otra cosa. — ¿Me puedes explicar que demonios sucede?— ella suspira y me ve firmemente.

—Esas personas que pasaron eran los padres de mi prometido. Bueno... mejor dicho, que es ex prometido. Él era mi única oportunidad de tener una familia— dice ella y cuando no entiendo suspira y comienza a contarme su historia, como si estuviera derramándose secretos, más por el alcohol que porque me tenga confianza.

 — Yo me enteré de que no podía tener hijos... y él se quedó conmigo. Pensé que íbamos a estar juntos para adoptar un niño— confiesa ella 

— Y finalmente hace un par de días me enteré de que... James había embarazado otra chica. Me había engañado...—  luego suelta una risa triste—  Pero... en el proceso de adopción pierdo probabilidades, si no estoy casada, era mi única chance de ser madre ...— 

— Por eso estabas llorando estos días… necesitas estar casada para mejorar tus probabilidades—  completo. 

—Así es... los papeles tienen que ser entregados para dentro de un par de semanas y no tengo nada— dice intentando mantener la compostura, me cuenta una humillación, pero se ve erguida.

Puedo ver que sufre muchísimo con esto. Sin duda alguna lo que ella está pasando no es nada normal y no tendría por qué haber sucedido y, sin embargo, mi mente fría ve esto como una oportunidad. No puede ser Oliver… es una idea tremendamente loca pero… podría ser. ¡Bingo! Si el matrimonio es rápido… mantendría mis oportunidades. Me acerco a ella poco a poco para que me vea de cerca. 

—Lisa... Tú dijiste que ibas a hacer todo lo posible para ayudarme — le digo y ella me ve perdida. 

—Si, yo dije eso pero…—

—Escúchame: creo que yo también puedo ayudarte con tu problema—

—¿Cómo?— 

—Yo...tengo altas posibilidades de ser rechazado del instituto. Pero sé de buena fuente que… mejoraría mis probabilidades si estoy casado... y tú necesitas tener un esposo para tu solicitud. Podremos casarnos. Ambos podríamos ayudarnos—

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