Hola! Esta historia se termina esta semana ¡Nos quedan pocos capítulos! Espero que les haya gustado y, voy leyendo sus comentarios poco a poco. Bso Kika
—¿Sorprendida?— le pregunto cuando tenemos nuestro primer baile.Yo me pego a ella mientras le hago dar vueltas y vueltas, con la misma canción que sonaba en esa apresurada y si se quiere, falsa celebración que tuvimos luego de nuestro contrato y para encantar a los Pascals.Pero a diferencia de esa ocasión en dónde ella había conocido a mi padre y a mi hermanastro... aquí éramos felices. Sonreíamos y nos besábamos en todo momento. Una verdadera celebración.—No tenía la menor idea de que esto estaba entre tus planes... claro que sí te veía bastante raro, pero... esto... jamás. Gracias mi vida...— me dice mientas, me besa de nuevo. —Mami... ¿Podemos llevar... ?— pregunta Olivia sentada muy cómodamente en el carrito de supermercados. Se ve pequeña y adorable con sus rizos, con un suéter violeta y sujetando a su conejito. Es tan bien comportada y amable, que no nos da ni un solo dolor de cabeza a su padre y a mí. A veces pienso que se ha criado tanto en adultos que se comporta a veces como uno. Siempre con juicio, muy observadora y acatando lo que comenta papá y mamá. —¿Cereal? De chocolate supongo...— pregunto y ella se sonríe sacudiendo su cabecita. Yo me río y tomo una caja. Han pasado ya tres años desde que la adoptamos, tres años de ese tiempo en que mi vida dio un vuelco. Mi carrera creció, me casé y la tuvimos a ella. Los tres años más fabulosos de mi vida. —Bien eso es todo... esta noche tu papá y yo tenemos una reunión importante— le comento. —¿Vendrá bubu?— pregunta ella muy concentrada con la caja de cereal de chocolate en sus manos. —Sí... te quedas con el abuelo. Pero no creas que no le diré Capítulo 124: Mujeres ejemplares
—Oliver... ¿Qué?— pregunto mientras veo que mi esposo entrar de la nada en la regadera mientras yo me estoy bañando, preparándome para ir al hospital. Él no me responde, sino que simplemente me atrae hacia él y me besa. Está desnudo, y ahora el agua recorre su piel, y mis manos lo buscan instintivamente ¿Para qué negarme? Cuando un hombre como él se aparece, desnudo y más que dispuesto... uno simplemente tiene que agradecer a los cielos. En lo que por un momento se separan sus labios me susurra. —Acabo de dejar a Oli en el preescolar... así que tenemos la mañana para nosotros. Eso sí… no te importa llegar tarde al trabajo, a mí francamente me podría importar menos... llegar tarde al…— dice y me ve, mordiéndome los labios mientras dos manos bajan por mi espalda y aprietan mi trasero contra él. —... Instituto, por supuesto que prefiero quedarme aquí...— dice y ahora baja su boca por mi cuello, mordiendo y besando mientras mis manos van a su cintura, sus muslos y lo escucho gemir.
—Mara... qué niña tan hermosa... Leana...— digo mientras veo a mi amiga con su pequeña. Hace ya un par de días que mi querida amiga había dado a luz y se veía contenta. Mara había sido única hija de una familia con muchos hijos varones, Así que no era de extrañar que la pequeña Leana había sido recibida con mucha emoción, sobre todo porque era la única nieta. Los padres de Mara estaban eufóricos, y honestamente la preciosa Leana era perfecta. Parecía una pequeña hadita, con el cabello de un color rojizo oscuro, un poco de su padre, pero con los rizos de la madre. Estaba ahora durmiendo en los brazos de su madre, ajena a todo el alboroto que su nacimiento había causado. Yo creo que la familia Santana iba a estar celebrando la llega de la niña por muchos días más. Mi amiga se veía realmente bien. Ella y Eliot habían comprado una casa fantástica, y ahora nos encontrábamos en la habitación de la pequeña, que tenía todo lo que se pudiera necesitar y más. Eliot había dejado a cargo de
La escena me parece tremendamente conocida. Yo estoy sentada en la sala de mi casa, viendo hacia la ventana el día soleado y muy hermoso. Me siento tan tranquila y pacífica, después de unos días complicados y tumultuosos... todo parece volver a la normalidad. A esta existencia tan maravillosa que llamo mi vida. Lejos están los problemas en el trabajo, llamadas y mensajes de un ex, reclamos y amenazas de la familia de mi esposo, ni enfermedades ni preocupaciones por adopciones. Había tenido muchísimas complicaciones, había perdido gente que amaba, me sentía incompleta y particularmente sola. Honestamente, sentía que la vida me estaba jugando una mala pasada, una extraña sensación de ahogarme y que hiciera lo que hiciera, no parecía salir a flote. Hasta que decidí enfocarme en mí y en lo que yo quería, costara lo que costara. Una vez leí que uno se arrepiente de muchas cosas en la vida, excepto de ser valiente. Y yo creo que esa es la verdad más grande que hay Yo no era una persona
Había tenido un viaje bastante agotador. Adoraba estar en Alemania, mi padre había insistido en que fuéramos cada cierto tiempo, y últimamente había estado arreglando varios temas de la herencia para cerciorarse de qué nuestros hijos estuvieran cubiertos. Sin embargo, ya este no era mi hogar. La señora Helga, el ama de casa de nuestra propiedad en Berlín, siempre me recibía con amor, preguntaba constantemente cuando íbamos a volver para allá. Y yo le prometía traer a mis hijos pronto, como hacía cada año. Claro que, mi visita esta vez, no era agradable. Mi misión era otra, tenía que declarar ante la justicia aquí. Flavia y Jonah habían sido extraditados a su país de origen, y finalmente cumplían una condena larga y penosa. La madre de él, Joyce, no pudo hacer nada con todo y sus influencias, especialmente cuando, por mucho tiempo, el oficial Alem, Eliot y yo reunimos pruebas de la participación de ambos en el secuestro a mi esposa, sin contar con el robo en el Instituto Pascal y su
—¿Crees que es suficiente? ¿No me pedirán otra cosa… algún otro documento? — pregunto.Mara me mira con resignación. Sabe que me gusta tener todo en orden y que a veces… dudo mucho de las cosas. —Con el acta de matrimonio ya estaríamos listos… y luego esperar ¿Ok? Posiblemente, la parte más difícil— dice ella guardando los documentos en su cartera. Mara es mi mejor amiga y también mi abogada, una muy exitosa. —¿Crees que tengamos una buena oportunidad…. que nos den un bebé, que podamos adoptar? — pregunto. —Tú y James son jóvenes, tienen buenos trabajos, especialmente tú ¡Recién nombrada Directora de cuidados en el Hospital Brown! … así que creo que son candidatos ideales, igualmente mi experto en este tipo de trámites me dará más información en cuanto le entregue esto— dice ella contenta.—Es realmente una gerencia administrativa pero…— comienzo a decir, pero ella me interrumpe mirándome seria, parada con las manos en la cadera. — Escúchame bien Lisa… eres una gran mujer que en
—Ohhh es usted... Señorita... — dice él mirándome con sorpresa. Francamente, tiene que ser el peor día de mi vida. Yo respondo intentando dejar de llorar, pero no puedo. Estoy tan desesperada, y ahora para remate tengo enfrente a la persona que menos me tiene que ver así. —¿Está bien? ¿Está cerca de casa?— me pregunta y yo niego con la cabeza. Ya no sé ni dónde es mi casa — ¿La llevo alguna parte?— dice serio, aun tratándome con frialdad. Pero lamentablemente me doy cuenta de que es mi mejor opción, salir de aquí, así que cómo puedo le indico la dirección de casa de mi amiga Mara. No subimos en su gran camioneta y puedo ver que es muy lujosa, él parece un rey detrás del volante, firme y elegante. Me ve de reojo y estamos en silencio en el auto, me acerco un pañuelo amablemente el cual yo tomo y aprieto entre mis manos. Con todo y mi situación no puedo dejar de pensar que estoy creando una muy mala impresión con él. Cuando me tranquilizo empiezo a hablar.— Doctor Wagner... Lamento