— ¡Demonios Mara! ¡Préstame atención!— le decía a mi amiga quién estaba enfurruñada de brazos cruzados frente a mi escritorio. — Aún no puedo creer que te hayas casado— dice ella y créame que lo he escuchado ya unas 50 veces, solo este día. — Di la verdad: odias que no hayas tenido la oportunidad de utilizar el fastuoso vestido que tenías para mi boda— indico ya aburrida. — ¡Era un vestido de diseñador que había comprado hace años específicamente para la ocasión! ¡Y terminé yendo con un vestido prácticamente de cóctel! — insiste ella. No sé para qué se queja, seguramente el ese vestido era mucho más caro que el mío. Honestamente, no fue el evento más memorable del mundo. Una simple firma, fotos, poses, un beso de mentira. — Dale gracias a Dios que te invité...— — ¡No te atreverías! — dice muy ofendida, pero continúa con el regaño— El punto es qué has cometido una locura y solo roguemos que todo salga bien. Ahora cuéntame ¿cómo han ido las cosas aquí en el hospital? ¿Qué
Lisa parecía extremadamente molesta por mis pedidos. No es que ella se viera mal de ningún modo, era una mujer correcta, normal y común, pero yo sabía que era lo que se necesitaba para tener éxito con los Pascals. Así como ella seguramente sabía que había que hacer para lograr la adopción. Ellos era una pareja correcta que se enfocan mucho en la familia, y yo les llevaba a una mujer que era inteligente y que tenía una carrera en el hospital. Lisa Jones no era excesivamente glamorosa ni una modelo, lo cual particularmente encajaba muy bien para ganarme la aprobación de ellos. Cuando me divorciara seguramente ellos tendrían esta lástima de mí y me acogerían aún más. Pues sí, no se sorprendan, todos mis pasos estaban fríamente calculados. Tenía que mejorar mi imagen y ahora esta estaría ligada a ella. Y para mí un contrato, es un contrato, ella lo había firmado y tenía que cumplir, se molestara o no. Tenía que reconocer, al menos para mí mismo, que ella se veía mejor aún en los vest
Me sentía completamente fuera de lugar, vivir con Oliver era como estar con un compañero de cuarto muy dictatorial. Era evidente que me hacía sentir a cada momento que esta era su casa, y que yo de alguna manera estaba importunando, como si hubiese recogido un perrito de la calle que le molesta. No era que yo esperara alguna especie de amabilidad de su parte, pero creía que si vamos a vivir juntos, por sabrá Dios cuánto tiempo, deberíamos al menos intentar llevarnos bien. Pero a él solo le importaba su objetivo y me lo repetía a cada momento. Definitivamente, el dinero no era un problema para él. En la administración del hospital no teníamos los sueldos altos de los médicos, y después de perder a mi abuela y mi enfermedad, pues el dinero no me sobraba montones, tampoco creía necesitarlo. Siempre intentaba ahorrar para darle a mi futuro hijo o hija una vida digna, y tener para vivir yo de forma cómoda, pero sin lujos. Pero al ver el derroche de las cosas que había comprado él... Me
Frente a mí está parado un hombre de cabello oscuro que luce cansado, con un jean y una camiseta, que da la impresión de que vino corriendo como si de repente se hubiese enterado de algo. Jamás lo he visto, no creo que viva aquí y mi sorpresa sin duda es aún mayor cuando él se dirige a Lisa, en un tono bastante irrespetuoso y despectivo. Está bien, no es que yo sea el señor simpatía... pero pararse en un edificio respetable, a gritarle a una mujer, que está en brazos de otro hombre... me parece el colmo de la falta de respeto. Lisa se pone inmediatamente nerviosa y yo la bajo de mis brazos, pero igual la sujeto por la cintura para que no apoye completamente el pie que tiene herido, aún no puedo creer que ella se haya maltratado así, simplemente por un estúpido zapato, que yo le compré ni más ni menos. Las cosas de mujeres son ridículas. —James... ¿Qué haces aquí?— pregunta a ella y puedo su notar que su voz tiembla. ¿James? ¿El exnovio? Mejor dicho ex prometido. El hombre que s
— Si lo sé Mara... sé que me habías dicho que tenía que solucionar las cosas con él antes de todo esto, pero... si te soy sincera, lo estaba evitando— le decía mientras íbamos en auto a mi casa ¡A mi casa! Donde él no debería estar, ¡se supone que habíamos terminado! Él había seguido con su vida y bastante rápido, ¿con qué derecho venía a criticarme y a juzgarme? —Pues sea, lo que sea, James no tenía ningún derecho de ir al departamento de Oliver a decir todas esas cosas. No es que me caiga superbién tampoco al doctor... si si reconozco que tu esposo falso es superatractivo y su amigo escocés no está nada mal. Pero no, no me convence. Aunque por lo que me dices te defendió bastante bien— —Porque a ninguno nos conviene que aparezca un hombre clamando que yo tengo una relación con él, porque James... sigue diciendo eso, que de alguna manera lo que nosotros tenemos simplemente "cambió"... ¿Puedes creerlo?— pregunto indignada. Esa noche prácticamente no pude dormir, parecía que desde
— Jamás pensé encontrarte por aquí. Cuando me dijeron que estabas en este hospital pequeño, realmente no lo podía creer... pero mucho menos cuando me enteré de que al parecer te habías casado— escucho decir a una voz que conozco muy bien. Acabo de salir de una cirugía e iba a tener una reunión con el director del hospital cuando él me aborda. — ¿Qué haces aquí, papá?— le pregunto casi sin voltearme. — ¿Así es como saludas a tu padre después de tanto tiempo?— pregunta él y yo suspiro girándome y enfrentándome a mi realidad ¿Ven por qué no quería decirle nada a mi familia, especialmente a él? Los mantengo alejados de mis decisiones, pero mucho más con todo lo que ha pasado últimamente. — Por lo que veo, tenía razón en el primero de los rumores, si estás trabajando aquí, desperdiciando tus talentos. Ahora, espero que me digas que es falso el segundo— señala viendo mis manos. No hay anillo por el momento, un pequeño detalle que nos ha faltado. Me estoy volviendo cada vez más flo
Y así, sin más, sin proponérmelo, había salido mi historial médico frente a todos. Muchos del hospital Brown sabían sobre mi enfermedad. Pero supongo que para los Pascal, y otros invitados que me escucharon, debe haber sido algo así como un shock. Ya notaba en ellos esa mirada de compasión y de lástima, no me agradaba, pero ya estaba acostumbrado a ello. Hans Wagner se había quedado callado como por arte de magia y Oliver había bajado la mirada. En estos casos incómodos siempre aparecía alguien que intentaba cambiar el ambiente y hacerlo otra vez feliz. Estábamos en una gala después de todo, una simple fiesta pero con trajes elegantes. — Creo que los que puedan deberían tomar a su pareja y dedicarnos a bailar ¿No les parece? Hay que aprovechar el momento— decía Emilia Pascal mirándonos sin duda a Oliver y a mí. Él tardó un par de segundos en captar que definitivamente él tenía una pareja, me tendió la mano casi por deber y yo me fui con él a la pista de baile. Se sentía extraño
Ahora que lo pensaba sin duda debíamos haber pensado en esto antes. Tarde o temprano iba a ocurrir. Por lo menos por ahora parecía que todo estaba en orden, realmente la llegada de mi padre había sido una catástrofe. Cuando le vi salir del baño mirándome perpleja, como tratando de entender la situación, me encontré casi balbuceando como un estúpido. No precisamente porque tenía que explicarle, a una mujer con la que tenía un contrato, que teníamos que compartir un mismo lugar de dormir... sino porque no podía dejar de verla. No entendía a veces porque ella llamaba mi atención, sin duda había conocido mujeres hermosas de todo tipo, muchas de las cuales habían intentado acercarse a mí de cualquier manera, ya fuer apor mi titulo o mi fama. Pero Lisa se paraba frente a mi, para dormir una simple camiseta extra grande, que a simple vista no le favorecían lo absoluto. Y sin embargo, se les deslizaba de un hombro suavemente, se levantaba por sus piernas cuando se movía, y me tenía hipnoti