El verano no pinta nada bien para Raúl; Su madre se empeñó en pasar esas vacaciones en su ciudad natal, rodeados de nieve, frío e infinidad de problemas. No podía haber mayor castigo para ese joven de apenas dieciséis años que perder todo un verano fuera de su casa, junto a sus amigos y el calor de la playa, sin embargo pronto cambiaría de opinión. aquella chica de largos cabellos dorados y ojos verdes, cuya sonrisa enamoraría a todos los jóvenes de aquel frío pueblo sería motivo suficiente para quedarse, y ¿por que no?; enamorarse.
Leer másLas pequeñas vacaciones habían llegado a su fin a la velocidad de un parpadeo. Cuando más estaban disfrutando del sol, de la calma, y de nuevas vivencias, se vieron obligados a regresar al frío glacial del pueblo.Habían transcurrido tres días desde que regresaron, y mary se dirigía a casa de Yadira, pensativa y sin apenas ánimos desde su regreso.La joven Mary había visitado su casa, viendo cómo iban las reparaciones, y la incomodidad que sentía al regreso, no pasó desapercibido para Raúl, que en ese momento estaba saliendo de casa para visitar a su joven enamorada, cuando vio pasar a la morena cabizbaja.—Buenos días Mary, ¿Estás bien? Te veo un poco deprimida —preguntó el joven Raúl al acercarse a ella—. ¿Acaso extrañas a tu novio?Se cubrió de los posibles golpes que la joven pudiera darle avergonzada, pero continuó andando, sin detenerse y con la mirada perdida.Raúl iba tras ella, ambos a casa
Raúl observaba a Yadira, de pie ante él, iluminada por la Luna, parecía un ángel, hermosa y pura.—Raúl, lo que voy a mostrarte, solo lo sabe mi madre y Mary. Te pido que no le digas a nadie, que no me hagas preguntas tras ello, que simplemente evites recordar que este momento existió.Su voz reflejaba incomodidad y vergüenza, por lo que el joven accedió para evitar alargar aquel momento.Estaba nervioso de saber que misterio tan bien guardado tenía la chica, no podía imaginarse la razón, tan solo debía esperar lo más pacientemente posible.Yadira comenzó a quitarse el chaleco salvavidas, y lo puso sobre la barca con cuidado. Tras eso, se puso de espaldas al joven y se quitó la camisa, dejando al descubierto su espalda, blanca y delicada.—¿Que se supone que debo mirar? —preguntó confundido Raúl—. No veo nada en tu espalda, y no creo que intentes enseñarme el amarre de tu sostén.El
Raúl se había sentado sobre una gruesa raíz de un árbol centenario. El joven pensaba en todo lo que había ocurrido con la bruja. Confiaba en Yadira, sabía que eso que le oculta no era estar en otra relación o que su amor hacia él no era sincero, pero quizás, no era tanto como para luchar por él tras el verano.La joven de cabellos dorados, llegó hacia Raúl. Le observaba desde el par de metros que les separaba, y ella misma no sabía cómo empezar a hablar, no entendía que era realmente lo que estaba mal pero a la vez, lo tenía muy claro.Todo estaba siendo confuso para ambos. Todo el humor que tuvieron durante el día desapareció a la misma velocidad que un rayo cortando el cielo.—Raúl, escúchame —Flora dió el primer paso y habló sin acercarse más—. Esa mujer dijo cosas horribles, y de alguna manera siento que nos afectó a ambos. Quiero que arreglemos esto.—Tienes razón —respondió el joven—. Dijo que tú a
- ¿Cuál es ese futuro negro del que habla? - Raúl fue el primero que se atrevió a preguntar.La misteriosa señora observaba su blanquecina esfera en la mesa, y miró hacia el joven tan bruscamente que le hizo dar un salto en la silla.- Chico, una amenaza os persigue. Una verdad saldrá a la luz, y tomar la decisión equivocada traerá la muerte.Ambos se miraban sin entender nada, pero comenzaban a asustarse de verdad por el tono que aquella señora utilizaba al hablar. Sus ojos, parecía que miraban más allá de su rostro, como si estuviera viendo a través de su alma más allá del tiempo presente.- Señora... La verdad ya empieza a asustar con ese tono tan deprimente y lo que dice. Creo que mejor nos vamos.- podrían esperar un poco más, a fin de cuentas aquí están solos. No debéis ocultar vuestra relación. Pero esa relación, no será tan eterna como piensan. - miró entonces a Yadira - tienes miedo y dudas
El destino elegido para saborear una buena comida, o al menos esa sería la intención, fue una pizzería, donde también servían hamburguesas y pasta. Quizás no fuera un menú muy extenso, pero todos estuvieron de acuerdo en que sería un buen lugar antes de continuar caminando.Estaban cansados, tras casi tres horas de caminata de aquí para allá, tenían los pies doloridos y apenas energía para dar un paso más, pero se estaban divirtiéndo. Mientras esperaban que les tomaran el pedido ojeando el menú, comentaban sobre sus visitas; un museo de cera, la tienda de regalos, una recreación exacta de una calle del imperio romano, que se exponía gratuitamente dentro de un enorme edificio circular... Tomaban foto a todo con la cámara que Martha, inteligentemente, llevó consigo, para mantener esa experiencia durante muchos años.Cada familia estaba sentada frente a la otra, estando Carlos en las piernas de su madre, Yadira y Raúl están frente a frente, evita
El grupo había bajado del bus que los había traído desde el lago. Habiendo tanta gente por ser verano, cada poco tiempo pasaban, por lo que no tendrían problemas para regresar.No serían más de las doce del mediodía, tenían tiempo para caminar un poco antes de ir a comer.Martha caminaba junto a su hija Yadira, mientras que Ana iba con Carlos y Raúl unos pasos delante de ellas.La joven miraba la espalda de su amado mientras caminaba. Deseaba correr hacia él, abrazarle y besarle. Quería que ese viaje por la ciudad fuera para ellos dos solos, como una cita.– Yadira cariño, estás muy pensativa hoy. ¿Estás bien? – preguntó su madre sacándola de sus pensamientos.– Si, solo pensaba.– ¿Sabes que puedes contarme todo verdad? Soy tu madre, y siempre querré lo mejor para tí, y apoyarte cuando lo necesites.Yadira Sonrió agradecida. Su madre siempre estuvo ahí cuida
Álex y Mary caminaban tranquilamente por la orilla del lago. Tenían ganas de ganar tras haber estado todo el día juntos. La tarde comenzaba a caer y muchas personas de dirigían al claro del bosque a continuar con sus fiestas, ni el servicio de limpieza que pasaba por allí varias veces al día le daba tiempo a limpiar todo de botellas y basura antes de que se acumulara más.No había entonces, mucha gente cerca del lago, y eso les gustaba pues estaban más tranquilos.– ¿Qué te pareció mi madre? – comentaba Álex, rascándose el cabello nervioso al sacar el tema.– Es muy divertida, y agradable. Yo no recuerdo lo que es tener una madre, ni un padre. ¿Sabes que estuve a punto de morir y aún con esas, no vino a verme? – no mostraba ningún dolor en su voz, mas si en el corazón, pero no quería admitirlo.– Eres increíble Mary. Pero no necesitas ocultar lo que realmente sientes. Todo se acumula y algún día acabará explotando.<
Yadira y Raúl caminaban tomados de la mano. Se habían acercado al bosque, dirigiéndose hacia la zona donde la noche anterior hicieron la fiesta. A esa hora, posiblemente no habría nadie y de haberlo, siempre podrían caminar entre los árboles sin alejarse mucho.Habían traído algo de comida en una pequeña mochila, donde metieron algo de pan y un tupper con algunos filetes y puré de patatas en otro, que Martha había estado preparando durante la mañana, aprovechando que su cocina de camping tenía potencia suficiente.Se habían vestido, él, un corto pantalón gris de chándal y camiseta blanca,. Yadira, traía un vestido sin mangas blanco de flores que le quedaba por encima de las rodillas.Raúl iba recordando mentalmente, el momento en que Yadira se abrió y le confesó que quería intentarlo. Sólo habían pasado horas, pero lo sentía cómo si hubiese sido una eternidad atrás.– Oye, Raúl – Yadira comenzó a h
– Hoy es el día, y no habrá absolutamente nada que me impida cumplir mi misión.Mary, con los brazos en jarra y pecho erguido, se había detenido frente a Yadira, recién despierta y casi sin enfocar quien le estaba hablando a causa del sueño.– ¿De qué estás hablando? – frotándose los ojos, la joven respondió desganada, deseando tomarse un café bien cargado antes de que alguien le dirigiera la palabra.Mary, sonriendo triunfal, proclamó estirando sus brazos exageradamente:– ¡Hoy aprenderás a nadar!Yadira continuó caminando, haciendo oídos sordos de las palabras de su amiga. No tenía ninguna intención de aceptar y pasar todo el día chapoteando, observada por cientos de personas.Ella quería otra cosa; pasar todo el día con Raúl. Tras haber tomado la decisión la noche anterior, ya no habría escusas para alejarse, para mostrar indiferencia. Iba a mostrarle todo su amor, y lucharía por él con tod