Emily es una madre soltera que lucha por sacar adelante a su hijo. La vida fue muy dura con ella y a temprana edad, le demostró qué tan cruel y solitaria puede ser. Pero a pesar de todo, está dispuesta a hacer lo que sea por salvar la vida de su hijo Noah, que desde su nacimiento padece una enfermedad terrible e injusta. Ethan, el cabecilla de uno de los cárteles más poderosos y temibles, se enamora de ella apenas la ve bailar. Y le ofrecerá la única oportunidad de salvar a su pequeño tesoro. Pero en medio del caos y la destrucción aparece Ryan Floyd para poner en jaque su vida. El amor puede aparecer en el lugar menos esperado. Y Ryan hará cualquier cosa por mantenerla a salvo, incluso poner en riesgo su propia vida. Engaños, mentiras, poder, desesperación… Una mezcla de emociones que te tendrán al límite. ¿Qué estarías dispuesta a hacer por salvar a quien amas? ¿El fin justifica los medios? El amor puede ser tu salvación y también tu perdición.
Leer más—¡Ryan! Se hace tarde —mi paciencia se estaba yendo al tacho.—¡Ya voy! No es tarde, llegaremos bien.—Es tarde, siempre tardas un montón.—Mira quien habla, el que se pasa más horas en el baño que en el resto de la casa.—Eso es porque algunos cuidamos nuestra apariencia —respondí golpeando su hombro amistosamente.—Y otros somos naturalmente apuestos mocoso… ¿qué puedo hacer?—Ya cierra la boca y apúrate, quiero llegar temprano al recital de mi hermanita.—¿Tu madre dijo que debíamos llevar algo?—No, al menos no a mí.—Bien, vamos. Eres insoportable.Subimos a la camioneta y me puse el cinturón, me encantaba pasar tiempo con Ryan, desde que él y mamá se casaron, luego de la muerte de mi padre, todo se había vuelto perfecto. &
—Abre los ojos mi amor —la voz de Ryan, inconfundible. Abrí los ojos lentamente, temerosa, sin saber si era una especie de sueño.—¿Ryan? ¿Estamos…?—Estás bien, ya todo pasó. Ambos estaremos bien, morocha.—¿Ethan?—Ahí está, muerto… se terminó —giré en la dirección que él me mostraba con sus hermosos ojos azules. El cuerpo de mi esposo estaba tirado en el suelo en medio de un charco de sangre. Un hoyo entre medio de sus ojos. Involuntariamente me acerqué a él, zafándome de los brazos protectores de mi súper héroe personal. Gateé hasta su cuerpo sin vida y puse una mano sobre su pecho, él no se movió. Miré sus ojos, no eran los mismo de siempre, estaban apagados, en paz…—Lo siento Ethan… a pesar de todo… a pesar d
Ese primer mes en la selva colombiana fue una pesadilla. Pero Ethan no estaba dispuesto a correr riesgos, por lo que seguiríamos allí, hasta que Ryan apareciera, vivo o muerto. Esta última opción me congelaba la sangre. Pero no había vuelto a tener noticias suyas. Hablaba cada dos días con Noah, el pequeño era muy inteligente y sabía que algo estaba pasando. Finalmente, Ethan decidió decirle una verdad a medias. Le dijo que no era seguro que estuviera con nosotros, y que los "malos" estaban buscándonos, por eso no podíamos volver a casa. Pero eso solo consiguió preocuparlo más. Pero como siempre, nadie le decía qué hacer a Ethan Guerrero, ni siquiera su esposa.Un ruido me despertó súbitamente en la madrugada, estaba todo oscuro y generalmente solo se escuchaba la naturaleza a nuestro alrededor, así que era fácil saber cuándo algo no anda
Isaac apareció un día después de nuestra llegada a ese lugar. Estábamos metidos en una especie de sótano apestoso. Escaleras arriba, no era el Ritz, pero estaba habitable.Una cabaña en medio de la Selva Amazónica Colombiana… pequeña y con lo justo y necesario para sobrevivir por bastante más tiempo del que yo estaba dispuesta a aguantar. Dos habitaciones, una ocupábamos Ethan y yo. La otra era para Isaac o Owen, ya que se turnaban para montar guardia en la entrada veinticuatro horas al día. Un comedor-cocina y un baño. Eso era todo. Las alacenas y el sótano atestado de conservas, agua embotellada, algo de congelados y mucho, mucho armamento y dinero.Para poder tomar un baño había que calentar agua en una olla y luego echarla en la bañera. No había electricidad, ni gas, ni nada… todo a leña y con faroles. Como la maldita era medie
—Mantén la cabeza abajo —ordenó entre gritos.Subimos a un helicóptero y una vez dentro comencé a temblar fuertemente. Todo mi cuerpo se estremecía y no podía calmarme.—Por favor, tranquilízate, ya estás a salvo. No dejaré que nada te pase. Debes calmarte —al fin su voz se volvió clara, levanté la cabeza de entre mis piernas para mirarlo a los ojos. Su mirada estaba al rojo vivo, jamás lo había visto así. Y nunca me pareció más peligroso y real que en ese momento. Su entrecejo estaba fruncido y su mandíbula se apretaba con fuerza.—Maldito hijo de perra lo mataré con mis propias manos. Lo haré sufrir como la inmunda rata que es.—¡¿Qué?! Yo… qué… —no conseguía que mi cerebro juntara dos palabras con sentido.—Cálmat
No pude pegar un ojo en toda la noche. Luego de que Ethan se durmiera después de satisfacer su sed de mí, di cientos de vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. Preguntándome si era éste el momento que Ryan había estado esperando. El negocio con el Senador estaba en marcha, y sería un buen momento para agarrarlos a todos juntos. Pero no tenía idea de cuáles eran los próximos movimientos de mi súper hombre… solo podía seguir confiando en él y esperar que todo acabara lo antes posible.Luego del desayuno, Ethan y Peter se fueron a dar un paseo por la propiedad. Me senté en la banca de afuera, envuelta en un grueso saco de lana y con un café caliente en la mano.—¿Puedo acompañarte? —preguntó Linda sentándose a mi lado sin esperar respuesta.—Por supuesto. ¿Eres la esposa de Peter? —pregun
Los días que Ryan pasó lejos me tenían en alerta constante. No sabía cómo estaba. Y eso me perturbaba. El miedo a perderlo me paralizaba.Ethan comenzó a comportarse más extraño que de costumbre, como si estuviera planeando algo y su mirada me producía una sensación de horror total.Mi mente comenzó a barajar la posibilidad de que hubiera descubierto la tapadera de Pink. El asunto del FBI, y ese dato que le habían hecho llegar, sumado al viaje a Colombia… de solo pensarlo el corazón se me detenía. Si Ethan sabía quién era realmente Ryan, su vida estaba terminada y la mía también. Perderlo no era una opción, al menos no una con la que pudiera vivir. Mi vida sin él carecía de sentido. Y Noah y yo estaríamos condenados.La única esperanza que albergaba era el amor de mi esposo por mi hijo. Tení
Los días que pasamos los tres solos en Miami, fueron sin duda, los mejores de mi vida. Durante el día disfrutaba de mi hijo, Bea y mis amigas. Que se la pasaban más en casa que en cualquier otro lado. Y por las noches, me entregaba por completo al placer que Ryan me regalaba.Una de las cálidas tardes que disfrutábamos de la piscina, Noah insistió en que quería el tiburón inflable que su tía le había regalado. Fastidiada me salí de la alberca y me dirigí al cuarto de cacharros donde guardábamos las cosas que rara vez se usaban. Busqué el dichoso animal por todos lados y en eso di con una caja de metal muy bien escondida entre las maderas flojas del pequeño cuarto. La abrí y ahí estaba el libro que tanto habíamos buscado. Presa de la curiosidad le eché el ojo. Claramente estaba muy bien cubierto en códigos que yo no entendía. Lo met
Por la noche llegamos a casa, Ryan cargó a Noah hasta su habitación, el pequeño no aguantó más el sueño y se durmió en el auto. Amber se fue a su casa y yo bajé a buscar una copa y disfrutar de la tranquilidad que sentía al estar lejos de Ethan y sus incansables amenazas.Me serví una copa de vino y salí a la terraza de mi dormitorio para disfrutar del cálido aire y el cielo estrellado.—No puedo evitar imaginar que así debería ser nuestra vida —la voz de Ryan me sobresaltó, estaba apoyado en el marco de la puerta de la terraza con sus grandes brazos cruzados sobre su pecho, la tela de su camisa parecía estar por saltar en mil pedazos.—Lo sé… si tan solo todo fuera distinto…—Pronto lo será. Debes confiar en mí.—Confío ciegamente en ti, mi súper hombre —respond&i